Suele decirse que Podemos nació en Vallecas, el barrio de Pablo Iglesias, o en Lavapiés, donde tuvo su presentación oficial el 17 de enero de 2014. Algo de verdad hay en todo esto, claro, pero tampoco sería desacertado poner la fecha un par de años antes, en 2012, en un chalet del barrio de Fuente del Berro, distrito de Salamanca. A la sombra de la Torre España, en la planta baja se reúnen los profesores Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias y Jorge Verstrynge, dueño de la casa. Arriba está su hija, escuchando atentamente.
Se llama Lilith, pero en casa la conocen como Lilu. A sus 18 años ha trabajado brevemente como actriz y no ha sido hasta allí, en plena efervescencia del 15M, entre cafés de los tres profesores, que acaba de descubrirse a sí misma como activista de izquierdas. Diez años más tarde se convertirá en una de sus líderes.
Lilith Verstrynge (Madrid, 1993) acaba de ser nombrada secretaria de Organización de Podemos en la última Asamblea Ciudadana de la formación, realizada el pasado domingo. De la noche a la mañana, esta joven politóloga ha pasado de ocupar un discreto número 14 en las listas de Podemos para las elecciones de la Comunidad de Madrid a convertirse, al menos de iure, en la segunda persona con más poder en el partido. Sólo por detrás de Ione Belarra.
Es el suyo un tándem curioso para liderar la izquierda a la izquierda del PSOE. Sin militancias políticas previas a Podemos, sin pertenecer al núcleo fundacional del partido, sin desgaste acumulado y con todo el futuro por delante, el dúo Belarra-Verstrynge para liderar a los morados sobre el papel rompe todos los estereotipos, desde el hiperliderazgo de Él, Iglesias, hasta el supuesto control del “clan de Galapagar”. Para Ione es la oportunidad de emanciparse de Irene Montero. Para Lilith, de empezar su etapa en la primera línea. Al final, lo lleva en la sangre.
La tercera hija
Con el 15M de telón de fondo y la influencia de Monedero e Iglesias a sólo unas escaleras de distancia, Lilith lo tuvo más claro que sus padres a su edad. Es la primera hija de Mercedes Revuelta de las Heras, integrante de la PAH, y Jorge Verstrynge, histórico dirigente de Alianza Popular (AP) tras varios vaivenes acabó convirtiéndose en uno de los ideólogos de Podemos. De su unión nació Lilith, en 1993.
Era la primera hija de la pareja y la tercera de Jorge, que ya tenía a dos adolescentes de su anterior matrimonio con María Vidaurreta. Ambos, que nacieron en la etapa de su padre en AP, eligieron las finanzas antes de la política, y les va bien. Sigfrido, de 43 años, fue banquero en el grupo financiero Mirabaud y actualmente dirige un banco en Luxemburgo, mientras que Eric, de 42, ostenta un cargo directivo en Société Générale, una empresa europea de servicios financieros.
Lilith, en cambio, llegó al mundo el mismo año en que Jorge Verstrynge ingresó en el PSOE, y la hizo distinta. Al contrario que sus hermanos mayores, su trayectoria profesional es, sobre todo, variopinta, y puede presumir de haber ejercido de modelo, política, analista, periodista y actriz. Esta última faceta, precisamente, la llevó a aparecer en la pequeña pantalla con sólo 10 años.
Su pasado como actriz
Lilith formó parte de El Inquilino, una serie de Antena 3 protagonizada por Jorge Sanz y Pilar Bardem y guionizada por Paco Arango. En la ficción, que emitió una única temporada en el año 2004, la joven interpretó en varias escenas a la versión infantil de Mar, protagonista a la que daba vida Marián Aguilera, durante un flashback.
En su cameo, el personaje de Lilith le dice a su prima que no sabe comportarse como una señorita y que nunca va a encontrar un novio, mientras que Jorge, el niño que le gusta, la desprecia por su forma de vestir y la llama "Barbie", haciendo que su prima salga en su defensa.
A pesar del desparpajo que mostraba frente a las cámaras siendo una niña, Lilith no continuó explorando el mundo de la interpretación y llevó sus estudios y su carrera profesional por otros derroteros.
Antes de ello, todavía se dio una oportunidad en los programas de televisión; concretamente, en los presentados por Fernando Sánchez Dragó. El escritor, gran amigo de Jorge Verstrynge, dio así a Lilith su primer micrófono en directo a través de sus Noches Blancas (Telemadrid) y Negro sobre Blanco (TVE), dos de los espacios que presentaba a principios de los 2000. “Era listísima y muy culta, aunque ahora seamos opuestos ideológicamente. Guardo un gran recuerdo de ella. Incluso veraneó con nosotros alguna vez”, comparte el autor con EL ESPAÑOL.
Políglota y académica
A partir de entonces, la deriva cambió. Llegó la adolescencia, el 15M y el despertar político, y se centró en los estudios, la parte más destacada de su currículum antes de entrar en Podemos. Con 17 se graduó del Liceo Francés, en Madrid, y se puso a recorrer el mundo a través de sus universidades.
A sus 28 años es titulada en Historia por la Universidad Denis Diderot (París), en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense (Madrid) y en Relaciones Internacionales por la Universidad Sorbonne Nouvelle, donde también hizo un máster con Erasmus en la Universidad Ludwig-Maximilians de Munich (Alemania). Entretanto, posó como modelo para la revista Ruby Star en una sesión de su amiga Chloé Wallace. También encontró su hueco como jefa de política en la revista francesa Le Vent Se Léve.
Además, según cuenta en su biografía oficial de Podemos, se formó durante dos años en el Instituto Republicano del Servicio Público, una especie de escuela de élite para políticos y alto funcionariado, y el año pasado fue seleccionada para formar parte de la promoción Social Demain, en la que participan 50 jóvenes que trabajan en ámbitos sociales de toda Francia.
Con esta trayectoria se explica, también, su dominio de los idiomas. Políglota, utiliza indistintamente el español, inglés, italiano, francés, portugués y hasta puede defenderse en árabe. Una herencia internacional que ha heredado de su padre, nacido en Tánger, de padre belga, educación francesa y carrera política en España. De esa rama de la familia también ha cogido prestado su nombre en redes sociales, Lilith Mazel, en referencia al comunista francés René Mazel, padrastro de Jorge.
La becaria de Podemos
Para cuando volvió a España el terreno ya estaba sembrado. Podemos ya estaba en las instituciones, el futuro era halagüeño y el asalto a los cielos estaba al alcance de la mano. Su padre era el profesor favorito de Iglesias -de hecho, es uno de sus mayores influencias- y su madre mantenía una gran relación con Ada Colau, la alcaldesa de Barcelona; Lilith, en cambio, no conocía a nadie de primera mano.
Su primer contacto con el partido, al margen de aquellas reuniones de salón de 2012, fue en el Círculo de París, donde terminó por afiliarse en 2016, y en Múnich, a donde se mudó poco después para terminar el máster. En marzo ya era becaria en la delegación de Podemos en Bruselas.
Durante seis meses se encargó de llevar el Comité de Empleo y Asuntos Sociales, la Comisión de Transportes y Turismo y la delegación para las relaciones con los países de la Comunidad Andina, a razón de unos 1.500 euros mensuales. En septiembre la contrataron como asistente parlamentaria de Tania González, una de las eurodiputadas de la lista “original” de Podemos en 2014.
Con ella como mentora participó en las comisiones de Empleo, Transportes y Asuntos Sociales, además de en la delegación para las relaciones con los países de la Comunidad Andina. En esa época, los diputados tenían a su disposición 21.000 euros brutos mensuales para pagar a sus asistentes, por lo que es probable que el contrato mejorase las condiciones de Lilith.
Pasó a formar parte de los equipos de Estefanía Torres e Idoia Villanueva, y a trabajar en las comisiones de Asuntos Exteriores, Medioambiente, Agricultura, Comisión Mixta UE y América Latina, México, África Caribe y Pacífico e India. Fue su último destino hasta que, en abril de 2020, recibió la llamada de Pablo Iglesias, ya vicepresidente del Gobierno, para traerla a Madrid como asesora. Así duró hasta marzo de este año, cuando abandonó el ministerio para embarcarse en la aventura madrileña. Esta última no le salió tan bien.
Vuelta a Madrid
Lilith fue una de las integrantes de la lista de Iglesias para la Comunidad de Madrid (14), pero no logró el escaño. Tras ellas, el exvicepresidente dimitió de todos sus cargos y abandonó la política, dejando a Lilith a merced de los mentideros madrileños y una Ejecutiva en descomposición, o eso parecía. En realidad, sirvió para marcarle el camino y juntarse con la que sería la heredera de Iglesias como líder del partido, Ione Belarra.
La nueva secretaria general incluyó a Lilith, de escasa proyección nacional y nula experiencia como diputada, en las listas del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos (13), aunque la votación final le hizo escalar hasta el 11. Iba por encima de otros nombre de más peso y trayectoria, como el presidente del grupo confederal, Jaume Asens (14), la candidata de En Comú Podem a la Generalitat, Jessica Albiach (17), el coordinador general de Podemos en la Comunidad de Madrid, Jesús Santos (22), o el exJemad Julio Rodríguez (26).
También tuvo un papel destacado en la propia Asamblea Ciudadana, en la que fue la encargada, junto al secretario general autonómico de Podemos Castilla y León, Pablo Fernández, de presentar el documento político de la candidatura frente al resto de proyectos. Tras las últimas primarias, ya está en el Consejo Ciudadano (la Ejecutiva) y es Secretaria de Organización, lo que significa que, al menos sobre el papel, va a mandar más que Irene Montero. Además, es responsable en funciones de Transición Ecológica del partido.
Los desafíos de Lilith
Como mano derecha de Belarra y policía orgánica del partido, la nueva etapa de Podemos promete, como poco, revolucionar a la formación. Los retos de la dupla, acompañada por la siempre omnipresente Irene Montero, no son pocos. Ni a nivel electoral ni organizativo.
La marcha de Iglesias tras siete años de hiperliderazgo y centralización ha dejado un vacío político en el seno del partido, una herida que duele un poco más tras el pobre resultado en las elecciones madrileñas. Ahora toca mirar al futuro, y el futuro en Podemos significa, al menos a ojos vista, una dirección más coral, más joven, más feminizada y menos madrileña. Para Lilith, los problemas son mayores.
Si todo sigue según lo planeado, sobre ella recaerá la tarea de revitalizar la organización desde dentro, impulsar la implantación territorial y lidiar con las posibles críticas internas que puedan surgir hacia el proyecto de Belarra. En el pasado, ya se sabe, los tres secretarios de Organización que la precedieron resolvieron el dilema de Iglesias mediante las purgas, pero la creciente amenaza de Más Madrid como espacio en alza a la izquierda del PSOE indica que quizás no sea la vía más adecuada.
No obstante, aunque parezca que el partido ya ha sufrido suficientes quimioterapias internas, el reto se vuelve todavía más importante en los momentos actuales, en que el plan de Podemos pasa por implantar una bicefalia entre el liderazgo orgánico (Belarra) y el institucional (Yolanda Díaz). Este modelo, parecido al que mantienen el PNV, Bildu o el propio Podemos en Euskadi, requiere de una máquina bien engrasada, un partido unido, una estructura firme y un liderazgo fuerte.
En resumen, el reto de Podemos es decidir qué quiere ser. Un poco como Verstrynge, Jorge, en una deriva política que se alarga ya por tantos años. Es irónico que sea su hija, Lilith, de la que penda el peso identitario de la nueva izquierda. Sólo el tiempo dirá si está a la altura.