Hay tres maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta y la mía. Esta frase de Sam Rothstein —personaje interpretado por Robert de Niro en la cinta Casino— se podría poner fácilmente en boca del productor televisivo José Luis Moreno. El paralelismo viene al pelo: ambos personajes son muy perfeccionistas, ricos y mafiosos (en el caso de Moreno, añadiremos un presunto delante, por rigor).
Trabajar con Moreno no es fácil. A su conocida morosidad se une que el productor siempre quiere las cosas de una determinada manera. Y quien no le baile el agua, puerta. Sin miramientos. “A mí siempre me trató muy bien, pero sí que he visto que con algunos compañeros ha tenido comportamientos muy inapropiados y comentarios fuera de lugar”, relata a EL ESPAÑOL una persona que ha trabajado mano a mano con Moreno en Glow and darkness, su última gran producción, y que prefiere mantenerse en el anonimato. “Por ejemplo, despidió a un maquillador, un señor muy mayor que lleva toda la vida en la industria, porque iba con gorra en el set. O gente que no estaba rodando y que de repente se reía o sonreía un poco, los echaba”.
“También a una bailarina le dijo que se fuera porque estaba gorda. Y además ni la pagó ese día de rodaje. Que son dos horas que la chica ha trabajado y tiempo que se ha estado preparando sin poder hacer otros trabajos”. Es el otro historial de Moreno, que se une a su fama de moroso y a su reciente imputación penal.
El pasado martes, la Policía Nacional ejecutó la operación Titella, por la que Moreno y otras 52 personas fueron detenidas por estafar más de 50 millones de euros a través de un entramado empresarial compuesto por más de 700 compañías en varios países. Moreno está acusado de estafa, blanqueo de capitales, organización criminal y alzamiento de bienes. Este jueves salió en libertad bajo una fianza de tres millones de euros.
En los registros practicados en su mansión de Boadilla del Monte y varias sedes empresariales del productor, los agentes hallaron 200.000 euros en billetes, pagarés de entidades por valor de 400.000 euros, 9 vehículos de alta gama, máquinas de contar dinero e incluso talonarios. Es tal la cantidad de dinero defraudado que los investigadores creen que pretendía abrir un banco en Malta diseñado para el crimen económico. Y parece mentira, pero hasta él mismo dijo que esto pasaría, eso sí, en clave de humor y a través de su famoso cuervo Rockefeller.
La lista de famosos a los que Moreno ha tocado la moral es muy larga. “Conozco a miles de personas a quienes no les ha pagado. Es un modus operandi de él”, asegura a este periódico la actriz y cómica Yolanda Ramos, a quien todavía le debe 25.000 pesetas por su trabajo en Hablé con ellas. Ramos no ha querido hacer mucho ruido con este tema, pero confiesa su alegría por la detención del productor: “Estoy contenta por la gente que se ha visto perjudicada por él”.
De los muchos episodios en los que Moreno ha quedado en entredicho hay uno que apenas ha trascendido y que supuso que el productor se ganara sus primeras críticas públicas. Fue cuando quiso “relanzar” la carrera de Isabel Pantoja, contratándola para cantar en el Teatro Calderón, del que era socio.
La periodista Lydia Lozano lo relata al otro lado del teléfono: “Por aquel entonces, Encarna Sánchez llevaba los contratos de la Pantoja. Ahí sé que se lió gorda, gorda. El contrato en un principio era verbal, habían acordado repartirse las ganancias a un 60-40 [para la cantante y Moreno, respectivamente]. Pues un día Moreno se levantó y dijo que no. Que él ponía el teatro y la otra solo la voz. Bueno, ahí hubo unos gritos… Pedía un 40-60. Encarna Sánchez puso el grito en el cielo”.
La cosa fue a más: “Además, Encarna se enteró de que él se iba a llevar todo el beneficio del merchandising. Claro, ella dijo que ni de coña. Se retrasó mucho el estreno porque Encarna no quería que se produjera el espectáculo. Al final quedaron en un 50-50. Cuando terminó el espectáculo Encarna dijo en la radio que era un golfo, que solo quería sacar dinero a las mujeres. Eso fue maravilloso porque era la primera persona que hablaba mal de José Luis Moreno”. La primer de muchas.
Lozano y Moreno se conocían de años atrás. Habían coincidido en Radio Nacional, donde ambos eran colaboradores del programa de Nieves Herrero. Entre ambos surgió una íntima amistad. Lozano fue una de las 500 personas invitadas al sexuagésimo cumpleaños del productor y ventrílocuo. Recuerda muy bien esa noche.
“No te puedes imaginar lo que fue aquella fiesta. Había 500 personas. Todas sentadas en mesas. Primero sirvió caviar y luego nécoras, cigalas… de todo”, recuerda la periodista. “Había una mezcla de gente que no te imaginas. Estaban desde Concha Piquer y su marido hasta alguno de Mecano. Había de todo, de todo”. No duda en describir aquella velada —y aquella casa— como “un despropósito de ostentación”. “Su chalé es como el de Lo que el viento se llevó”.
Quienes han estado dentro cuentan que las habitaciones son grandes y luminosas, gracias a amplios ventanales. Hay varios pianos —hay quien los cifra en ocho—, ya que Moreno es un gran pianista y apasionado de la música clásica. Tal es el nivel de lujo que cuenta con una pista de tenis de tierra batida con gradas. En esa misma mansión la Policía ha encontrado una caja fuerte en una habitación secreta descubierta gracias a perros que huelen el dinero.
La relación de Moreno y Lozano se torció cuando el productor no le quiso pagar por su participación en la serie Esposados. “Yo nunca he querido ser actriz, pero bueno, me divertía la idea así que lo hice. Lo que te vende la gente que trabaja con él es como: ‘Fíjate, fíjate. ¡Está super emocionado! Hoy ha venido a dirigir él’. Pues eso lo hacía con todo el mundo. Pero claro, él te daba la imagen de importancia. Entonces te venías arriba”.
La periodista grabó el primer capítulo y entonces empezaron los problemas. Moreno se negaba a pagar. “Tuve que inistirle a su sobrina Natalia [mano derecha de Moreno, como veremos]. Le decía: ‘págame, págame, págame’. Moreno tenía un pastizal y no me pagaba una birria de dinero. No me acuerdo de la cantidad, pero a lo mejor eran 1.000 euros”. Finalmente, Lydia Lozano vio su dinero gracias a la sobrina de Moreno. Pues ya tuvo más suerte que muchos otros.
Médico y cantante
Moreno es madrileño de nacimiento. Hace 74 años que vino al mundo en el seno de una familia de artistas. Su madre era pianista y su padre constructor de muñecos y director del Teatro Nacional de Marionetas instalado en el Retiro en los años 70. Seis de los 17 hermanos de su madre eran ventrílocuos. Fue su tío Wenceslao quien le enseñó el oficio. Durante su infancia pasó por varios colegios, tanto públicos como privados.
A los 16 años se sacó la carrera de piano y empezó la de violonchelo. También en esos años empezó a cantar uno de los géneros que más le emocionan: la ópera. Llegó a tener cierta notoriedad en el mundillo, hasta que lo abandonó a los 20 años tras un desengaño amoroso.
La vida artística de Moreno vivió un impasse de varios años en los que dio un giro radical: se metió a estudiar Medicina. Se especializó en neurocirugía y llegó a trabajar en la clínica madrileña La Milagrosa junto al reputado doctor Guillén. Hay quien dice que nunca se llegó a graduar, sin embargo, este periódico solo ha podido constatar especulaciones al respecto.
En algún momento, Moreno decidió retomar su carrera de ventrílocuo y saltó a los escenarios junto a sus famosos personajes Monchito, Macario y Rockefeller, el cuervo cínico arriba presentado que llegó a ser un verdadero fenómeno en Italia. Poco a poco, su popularidad fue descendiendo conforme cambiaban los gustos del mercado. Se pasó entonces a cajas o bambalinas para centrarse en su trabajo de productor, donde ha sido uno de los grandes exponentes en televisión y teatro en España.
En todo este tiempo, Moreno siempre se ha rodeado de los suyos. Cuentan que, para él, los lazos de sangre son lo primero. Viendo su trayectoria, no es de extrañar. Hace dos décadas, cuando dirigía el exitoso programa Noche de fiesta, su hermana Marisa era su mano derecha. Al otro lado tenía a su sobrina Natalia, quien se encargaba de transmitir sus órdenes. El jefe de regidores era su sobrino Raúl. Pero la lealtad tiene un precio y, cuando ha llegado la hora más oscura del productor, muchos otros han caído con él.
“Lo único que me da pena es que mucha gente buena se ha visto envuelta en sus asuntos por ser familia suya. Si hubiesen sido de otra familia, nunca habrían hecho nada delictivo”, lamenta la fuente anónima que trabajó en Glow and darkness.
Sobre las demás personas detenidas apenas han trascendido datos, pero sí se sabe que entre ellas están su abogado, su notario y su citada sobrina, Natalia Rodríguez Moreno, quien era su mano izquierda años atrás y que poco a poco ha ido ocupando el otro lado.
Pese a la devoción por su familia, Moreno también ha tenido problemas —más allá de sus tres divorcios— con algunos de su sangre. Es el caso, por ejemplo, de su sobrino Alberto Caballero que esta semana ha revelado que lleva años sin hablarse con su tío desde que, de nuevo, hubiera problemas con unos pagos a su productora. Su sobrino llegó a denunciarle.
La lista sigue: Risto Mejide, Serafín Zubiri, Miguel Poveda, Sandra Barneda —a quien amenazó de muerte—, Miguel Lago, Loles León… Todas estas personas han dicho públicamente haber tenido problemas con Moreno, sobre todo, de dinero. Al tiempo que “hay mucha gente que está muerta de miedo porque le relacionen con él”, asegura Lozano.
El caso de Loles León fue sonado. Moreno la despidió cuando esta pidió cobrar más por su aparición en la serie Aquí no hay quien viva, una de las producciones más exitosas y famosas de Moreno, y no exenta de problemas.
Durante la grabación de la sitcom Moreno despedía a los guionistas cuando le presentaban ideas que no le encajaban. Sin más. Sin un vuelve a intentarlo. El temor era tal que los guionistas de la serie se aliaron para firmar con seudónimos y que Moreno no supiera qué guion era de quién, según recuerda una fuente cercana a la serie. Pues así con todo.
Estuvo imputado en el caso Palma Arena ya que supuestamente entregó 250.000 euros a Jaume Matas a cambio de adjudicaciones de programas en la televisión pública balear. Y hasta apareció en los papeles de Bárcenas. El extesorero del PP le acusó de haber entregado comisiones de hasta de 60.000 euros para engrosar la contabilidad B del partido.
La polémica vida de José Luis Moreno es inabarcable en estas líneas. Da para una biografía en la que aparecerían los nombres de todo el que ha sido alguien en la farándula española en los últimos 40 años. Y muchos de ellos, como enemigos suyos.