Jorge Salcedo (IES Norba Caesarina, Cáceres), María Fernández (Colegio Sagrada Familia, Badajoz), José René Ropero (Estudiante de la Compañía de María, Almería) y María Cuadrado (IES Vega de Mijas, Málaga) son cuatro de los siete estudiantes españoles que han logrado sacar un 14, la máxima nota posible, en la Selectividad para el Acceso a la Universidad (o EBAU) de este año.
Para conseguir tan brillante calificación, no obstante, sus métodos de estudio o la forma de organizarse a la hora de preparar los exámenes han sido muy distintos. Jorge, por ejemplo, calculó con horas y minutos el tiempo que tardaba en estudiarse un folio de teoría; y en base a eso organizó su planning. José René, en cambio, fue mucho más flexible y decidió dejar para el fin de semana, cuando estaba más concentrado, las asignaturas que más le costaban. Y María Cuadrado, directamente, fue improvisando con las materias y el tiempo que tenía conforme se iba acercando la fecha de los exámenes.
Diferentes métodos, pero idéntico resultado, un sobresaliente que les abre las puertas de cualquier universidad española o extranjera. Así que, aprovechando que esta semana ha empezado en algunas comunidades la convocatoria extraordinaria de la EBAU y que muchos alumnos, por otro lado, ya estarán pensando en cómo lo harán el próximo año, hemos pedido a estos cuatro estudiantes que desvelen a EL ESPAÑOL cuáles han sido sus trucos para haber arrasado en la selectividad.
Jorge Salcedo
Dice Jorge Salado, uno de los tres 14 de la EBAU en Extremadura en 2021, que la clave para superar con buena nota la prueba preuniversitaria es "conocerse a sí mismo" y saber cuánto tiempo necesitas para estudiar un determinado contenido. "Yo estudiaba un folio, es decir, dos carillas de teoría, en una hora. Así que a partir de ahí, sabía cuánto tenía que dedicar a cada asignatura. Si tenía un examen de 10 folios, pues estudiaba dos días y utilizaba uno para repasar", cuenta este estudiante extremeño.
Otra de sus claves era no estudiar cada día materias teóricas, pero sí prácticas. Tampoco hacer esquemas, un método, cuenta, que solo le hacía perder tiempo y sobre todo información. "Me gustaba llevar todas las asignaturas prácticas como matemáticas al día porque si no, te quedabas atrás", apunta.
Este fue el método que empleó para los dos cursos de Bachillerato y también para preparar la EBAU. "Calculé cuanto tiempo necesitaba para cada asignatura y diseñé un planning de estudio. Por ejemplo, Historia eran 40 folios, pues yo me di seis días y dos de repaso". Esa era la tónica que el alumno siguió durante las tres semanas que tuvo para preparar la prueba: dividirse escrupulosamente el tiempo (estudiaba cinco horas diarias, con descansos cada 45 minutos) y dejar 24 o 48 horas para repasar los contenidos a examinar.
No obstante, es cierto que dos días antes de que empiecen los exámenes de la Selectividad, resulta difícil repasar al pie de la letra todas las asignaturas. No hay tiempo, básicamente. Así que lo hacía este alumno, cuenta, era señalar las palabras principales de cada tema cuando estudiaba y a partir de ellas, con sus propias palabras, desarrollaba verbalmente el contenido. "Yo me sabía las ideas de todos los contenidos, no podía perder el tiempo memorizando todo. Nunca he sido de saberme las cosas tal y como lo pone en los libros", concluye Jorge, que estudiará el doble grado de Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE) en la Universidad de Cáceres el próximo año.
José René
José René, el primer almeriense que consigue sacar la nota más alta de la EBAU en Andalucía, en cambio, no siguió un régimen tan estricto con el tiempo. Eso sí, la constancia en el estudio durante el Bachillerato fue la clave para que, después, preparar la Selectividad solo fuese un repaso.
"Elaboré un plan de estudio y dediqué el mayor tiempo a las asignaturas de hincar codos como Historia o Biología, aunque las más prácticas también las llevaba al día", cuenta este estudiante. De este modo, durante las dos primeras semanas de preparación de la prueba, estudió por la mañana Biología, la materia más extensa, y por las tardes hacía exámenes de cualquier otra asignatura. Después, el fin de semana, lo dedicaba a preparar Historia y Literatura, pues era cuando, según dice, "estaba más fresco y concentrado".
Aun así, admite que no se agobiaba demasiado. "Yo soy muy flexible, no me cronometraba el tiempo ni nada de eso. Si veía que me cundía, seguía; si veía que no, aprovechaba para despejar la mente y salir un rato con mis amigos", señala este alumno, que estudiará la carrera de Farmacia.
María Fernández
A María Fernández, que en unos meses comenzará a estudiar Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, lo de los planes diarios de estudio no le funcionó para preparar la Selectividad. "Hacer eso no sirve de nada porque hay días que rindes más y otros que rindes menos".
El truco, según ella, era combinar cada día dos asignaturas teóricas y después alguna práctica. "Yo creo que el secreto está en mezclar las dos, y cuando las materias son de memorizar, intentar sacar asociaciones, es decir, entenderlo y después explicarlo con tus propias palabras", alecciona.
En las tres semanas que tuvo para estudiar la EBAU, María comenzó, durante la primera, a mirar y hacer resúmenes de las distintas materias. Y después, en las dos siguientes, evitó salir para no contagiarse y se dedicó a estudiar cada día desde las 09:00 horas hasta las 20:00. Eso sí, haciendo descansos y saliendo a hacer deporte cuando no se concentraba. ¿Resultado? Sobresaliente.
María Cuadrado
De todos los estudiantes que han logrado sacar la máxima nota, María Cuadrado, de Mijas (Málaga), es probablemente la que más ha ido improvisando con el estudio. O eso es al menos lo que cuenta a este periódico.
Durante el primer curso de Bachillerato, dice, estuvo "un poco en la parra" porque siempre había querido ser médico, y de pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación era ser escritora. De hecho, a sus 18 años, ya ha publicado su primer libro.
Así que no fue hasta segundo cuando aclaró sus ideas y poco a poco fue poniendo toda la maquinaria en funcionamiento. "Me costó bastante empezar a estudiar puesto que en el confinamiento no habíamos tenido exámenes". De este modo, María empezó dedicando tres horas al estudio, después cinco, seis... hasta terminar hincando codos desde las 08:00 hasta las 23:00 horas para superar el Bachillerato.
En Selectividad, el caos fue aún mayor. "Me hice un planning para esas dos semanas, pero por un problema familiar, al segundo día, ya no lo cumplí. Lo intenté volver a hacer y no funcionó. Así que fui priorizando lo que peor llevaba hasta el punto de dejar asignaturas sin tocar hasta tres días; no podía hacer muchos descansos y muchas veces me quedaba dormida", confiesa malagueña, que estudiará Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga. En cualquier caso, ese esfuerzo agónico le valió la pena. Y, al igual que sus compañeros, no solo logró ser la nota más alta de Andalucía, sino una de las mejores en España.