La reunión de contenidos del programa El Transistor, de Onda Cero, del 25 de marzo de 2021 no fue como otra cualquiera. Los allí presentes escuchaban con atención lo que les tenía que decir su primer espada, José Ramón de la Morena. La noticia era esperada por la mayoría, pero no por ello el silencio del momento fue menos sepulcral. El director y conductor del espacio anticipaba una información que esa misma noche daría a conocer en antena a sus oyentes: a final de temporada dejaba la radio. ¡Atiza!
Desde ese mismo día, todos los que participaron en aquella reunión son parte de la historia de la radio de este país. Como hizo Jordan con los Bulls en los 90’, desde entonces hasta el 30 de junio en aquella redacción iban a vivir el último baile de un icono de las ondas, que marcó a toda una generación del deporte y, también, a una de periodistas.
José Ramón de la Morena nació en Brunete, un 21 de junio de 1956. Siempre ha sido un enamorado de su localidad. Durante años fue presentador de El Larguero en la Cadena Ser (1989-2016), un programa al que le dio personalidad en tiempos donde José María García era el líder inigualable de la radio. Desbancó al jefazo García finalmente, tras una ardua batalla de la que ya se han reconciliado, con un estilo más plural, más dicharachero y un equipo envidiable. Llevando por bandera como banda sonora el Ra, Ra, Ra de Benito Moreno.
Tu afición es sentimiento
y tiene mucho alimento,
di que tú eres el mejor,
hincha, tú eres el mejor
escuchando el transistor.
En 2016, De la Morena firmó por cinco años con Onda Cero para hacer El Transistor. Mantuvo el mismo estilo, aunque los índices de audiencia no volvieron a ser iguales. El contrato llegaba a su fin y De la Morena dio el mismo discurso a sus allegados que a sus oyentes. Porque todos, de alguna manera, formaban parte de su equipo. "Esta tarde he contestado a Onda Cero que finalizada la temporada no voy a seguir haciendo esta función de radio. No puedo seguir llegando a casa a las tres de la madrugada, domingos y festivos…”.
El motivo no era otro que el nacimiento de su cuarto hijo, el primero junto a su pareja Laura Vázquez. De la Morena no quería repetir los errores cometidos en el pasado y, siendo ya un maestro, ha decidido dedicarse a otros menesteres.
Durante todos estos años, Joserra –como le conocen los allegados– ha estado acompañado por muchos compañeros de profesión, pero también amigos. Uno de los que trabajó con él hasta el final es Carlos Bustillo, que preveía su retirada a final del año.
“Cuando me enteré de que iba a tener un hijo en febrero, esperaba ya que este fuese su último año. Se lo había escuchado en alguna ocasión antes de que dijera que iba a tener un niño. Él quería aprovechar el tiempo perdido anteriormente, se acercaba la edad de jubilación y cada vez le costaba llevas más la rutina de llegar a casa a las 3 de la mañana”, comenta en conversación con EL ESPAÑOL.
De la Morena se desfondó hasta el final. Su último programa lo hizo desde el Wanda Metropolitano, como buen colchonero. Disfrutó igual que un crío lo hace al lado de su ídolo, entrevistando a José Eulogio Gárate. "Por ti me hice del Atleti", le confiesa el periodista en un tramo de la entrevista. Tanto disfrutó el de Brunete ese día que acabó por pillarle el toro de la emoción en el último capotazo.
En este último baile, todo sonaba a despedida. Como cuando el 29 de junio se iba de los estudios de Onda Cero y Aitor Gómez, su sustituto viernes y sábados, le recordó que debía disfrutar, también, del último camino a casa desde el programa.
Un canal de Twitch
José Ramón de la Morena fue la apuesta de Alfredo Relaño para dirigir, en 1989, el programa deportivo nocturno de la Cadena SER. Era el sustituto de La Ventana al Deporte y, desde el principio, estaba claro que tenía fuerza y ganas para imponer su propio criterio: iba a ser rompedor.
Lo primero que propuso el nuevo conductor del programa era el nombre. Pero con lo que no se iba a bajar del burro en ningún momento era con la sintonía. O lo tomas o lo dejas, como si fueran tres acordes secos: ra, ra, ra. Menos mal que le hicieron caso.
Hace tiempo que De la Morena contó que escuchó esta canción en una playa murciana, aquel año de 1989. Estaba en La Manga, donde su hermana había alquilado un piso, y daba paseos para saber cómo encarar el miura que venía a empitonarle. Entonces escuchó la sátira de Benito, llamó a la emisora para saber cuál era esa canción y la puso como condición sine qua non para hacer su programa.
Ha llovido desde entonces. Como dicen los cánticos de los aficionados al fútbol, De la Morena no ha cumplido años en todo este tiempo, cumplió temporadas.
Su buen amigo Carlos Bustillo cree que echará de menos estar detrás de la sintonía. “Lógicamente, sí se le va a echar de menos. Y, por su parte, cuando llegue septiembre lo echará de menos. Ahora mismo, en julio, está como en un año normal. Cuando llegue septiembre echará de menos la radio”.
Hay toreros que cuando lo dejan se dan cuenta de que no pueden vivir sin torear. Por eso vuelven una y otra vez mientras tienen fuerzas. Pero, por muy taurino que sea, no parece que este vaya a ser el caso de De la Morena. Al menos, sus hasta ahora compañeros no le ven haciéndolo.
“Creo que para un programa como lo que ha estado haciendo no”, comenta Bustillo. “Ahora, que si tiene alguna idea de hacer una cosa semanal… Pues si ya no le cuesta tanto esfuerzo, si es sobre algo que le guste, un programa que estuviese menos ligado a la actualidad... Eso no lo descartaría”.
Aitor Gómez lo ha tenido de jefe durante 15 años y tampoco lo descarta. “Yo le veo haciendo algo. Lo que no le veo es encerrado en su casa. Ahora porque estamos en verano, pero en septiembre tendrá la necesidad. A él siempre le han gustado mucho las historias, charlar, escuchar... Sin la presión del día a día y tal… Unas charlas tranquilas, no sé si le apetecerá”.
¡Atiza! José Ramón de la Morena conviertiéndose en una suerte de Jesús Quintero en ‘Ratones Coloraos’.
Pero su vuelta sólo sería en las ondas. Al menos, en un formato tradicional. Un tipo que cambió la forma de hacer radio en España no está en sintonía con las nuevas tecnologías. Por eso descartan sus íntimos que De la Morena acabe por abrirse un canal de Twitch para hablar con Ibai Llanos –otro hombre que ha cambiado la forma de comunicar en España– o un Podcast.
“No, no ha ligado muy bien con las tecnologías. No es nada amante de nada de eso. La suya fue otro tipo de ruptura, por la forma de hacer el programa. Pero, vamos, que no. No lo veo abriéndose un canal de Twitch”, apunta Bustillo.
“De la Morena conseguido hacer historia en la radio. Hay que reconocer que la etapa en la que él empezó y consiguió derrotar en su momento a García, creó un nuevo estilo de programa deportivo. Son más de 20 años de número uno de la noche. Tiene mucho mérito todo lo que ha hecho”, esgrime Bustillo.
La radio sin De la Morena
“Un muchachuelo desconocido totalmente en esta profesión, un jovencito imberbe, cómo comienza el programa del Imperio Prisa”. Estas palabras las pronunció José María García en referencia a un recién iniciado José Ramón De la Morena. Tuvieron una dura pelea durante años ya conocida por todos, pero años más tarde llegó la reconciliación.
No fue el único con el que se las tuvo el de Brunete a lo largo de su carrera. Jesús Gil, presidente del Atlético de Madrid por entonces y alcalde de Marbella, le buscó en una ocasión al grito de "¿dónde está el hijo de puta de De la Morena?". Lejos de echarse atrás, De la Morena le plantó cara, aunque no llegó la sangre al río.
Con quien no se reconcilió De la Morena fue con Javier Clemente. El ínclito exseleccionador –que diría García– nunca perdonó al periodista de La Ser que le cortara en una ocasión. Siempre le ha calificado de "enemigo".
También hubo encontronazos con compañeros. Uno de los más famosos se produjo en plena Eurocopa de 2008, de la que saldría campeona España. Juan Antonio Alcalá le vendía una exclusiva y él le dijo que era un rumor. Ambos se enzarzaron en una discusión que vista con el tiempo parece hasta cómica. Todo acabó en ver quién había sido mejor en la asignatura de Teoría de la Información de la licenciatura de Periodismo.
En parte, todo esto es algo normal tras tanto tiempo en las ondas. Desde que comenzara en 1989 y hasta 2021, fueron pocas las veces que De la Morena no estuvo ante el micrófono por la noche. Concretamente, sólo le apartaron en una ocasión, después de entrar a matar –coloquialmente, claro– a José María García.
Pinchó en hueso y no mató al toro. De la Morena dijo: “Cuando a un periodista en este país le pagan mil millones, no le están pagando; le están comprando”. Fue apartado un año de El Larguero por sus palabras.
Su regreso se produce en septiembre de 1991 y, desde entonces, en la SER y Onda Cero no ha cambiado sus hábitos. Tampoco en el último año, donde ha echado el resto en su propio 'The last Dance'.
“En hábitos y costumbres no ha cambiado nada”, cuenta Bustillo. “Nosotros seguíamos estableciendo contacto por la mañana y, luego, él llegaba a la radio sobre las 6 de la tarde y hacíamos la reunión de contenidos. Lo que más han cambiado han sido las circunstancias del año, que no hemos hecho ningún programa fuera”, esgrime.
A las estrellas, sean del ámbito que sean, les suele pasar que se aferran en quedarse en el puesto. Hasta que llega el día en el que los echan. De la Morena, sin embargo, decidió irse él. Que quería descansar; que ya no era momento de seguir batallando. En el último año, marcado por la crisis del coronavirus, “no ha hecho ningún programa desde casa”, cuenta Carlos Bustillo.
El amigo y fiel compañero de De la Morena en sus programas alaba la decisión. “Lo mejor que ha hecho ha sido elegir su momento. Creo que es el momento de dejarlo. Es mejor tomar tú la decisión a que no la tomen otros. Él cree que ha llegado el momento de dar un paso al lado y no se ve con fuerzas para dejar a su niño todos los días por la tarde en casa mientras él va a trabajar”.
Es cierto, el periodismo es un oficio que suele tender a romantizarse desde fuera –y desde dentro–. Hay quien piensa que sólo es hablar por la tele o la radio o sentarse a escribir. Y ojalá fuese cierto, pero no lo es. La capacidad de trabajo que exige ese nivel es comparable a pocas cosas: entre otros motivos, la presión ejerce un desgaste a veces inaguantable.
Precisamente eso es lo que destaca Aitor Gómez de su ya exjefe. “Tendrá sus aficionados y sus detractores, como todo, pero él mismo pidió perdón y perdono. Habrá hecho programas mejores y peores, pero después de haberlo visto desde fuera y trabajado dentro con él, me gustaría que la gente valorara todo lo que ha contado Joserra. El sacrificio personal que supone para alguien hacer lo que ha hecho él. Me parece que es digno de destacar. De cara al público parece que es hablar y ya está. Ha dejado atrás muchas cosas por un trabajo que también le ha dado muchas otras”.
A partir de septiembre, cuando los oyentes cambien de emisora echarán de menos los chascarrillos de De la Morena. Sus “¡atiza!” para hacerse el sorprendido con algo que ya sabía o su peculiar forma de preguntar por algo que de sobra conocía.
No volverá a la carretera diariamente a las 3 de la mañana. Ahora se dedicará a su Fundación José Ramón de la Morena, a través de la que se inmiscuye en distintos proyectos sociales –siendo el más conocido el Torneo de Brunete–, y a su empresa del sector inmobiliario Global Semichi.
Hizo historia con sus oyentes. Y por ello será recordado.
Como jefe, según Aitor Gómez, “tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Incluso en las broncas tenía su gracia. Y los chascarrillos tenían también su gracia. Yo voy a echar de menos sus tópicos. Un giro que de repente que me sacaba una sonrisa. Eso lo voy a echar de menos. A su manera, siempre nos ha cuidado mucho. Al final era el paraguas bajo el que estábamos para lo bueno y para lo malo”.
Como amigo y como compañero, le añorará Bustillo. Ya lo dijo: “Echarle de menos sí, pues lógicamente sí se le va a echar de menos. Y, por su parte, cuando llegue septiembre lo echará de menos. Está como un año normal. Cuando llegue septiembre echará de menos la radio”.
Y es que la radio ha perdido con la marcha de José Ramón de la Morena una parte fundamental de sí misma, una voz y un estilo sin parangón. Como también perdieron las ondas cuando se fue José María García. Como el toreo pierde cada vez que José Tomás anuncia su retirada. Como lo hizo el Atleti cuando se retiró Gárate. No obstante, su legado permanece. Si no, prueben a cantar la siguiente canción a ver qué voz esperan escuchar luego: El lobito está perdiendo tralala…