El pasado 3 de julio una brutal paliza le arrebató la vida a Samuel Luiz, un auxiliar de enfermería de A Coruña de 24 años que fue agredido por una "jauría humana" a la salida de una discoteca al grito de "maricón". Un mes después se ha levantado el secreto de sumario y han trascendido los primeros detalles oficiales de la investigación, que pese a no cerrar ninguna línea, apunta a un malentendido con una videollamada como el origen.
El comisario jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de la Jefatura Superior, Pedro Agudo, ha incidido en que "a fecha de hoy no está comprobado" que la motivación del crimen fuese la orientación sexual de Samuel y, si bien "no están cerradas esas líneas", la investigación no es tajante al respecto.
"Será la jueza la que dictamine si existe ese delito de odio", ha apostillado el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, quien ha insistido en que "la calificación jurídica no es la mision de la Policía, sino el aporte probatorio"
Hasta ahora, los seis detenidos -cuatro mayores de edad y dos menores- están siendo investigados únicamente como presuntos autores de un delito de homicidio o asesinato, con la excepción de uno de ellos, a quien también se le atribuye un delito de apropiación indebida.
Tras un mes trabajando en el caso, la Policía Nacional cuenta con 41 declaraciones testificales y ha practicado todo tipo de pruebas, desde reconocimientos fotográficos hasta el visionado de cámaras, pasando por el análisis del cuerpo y la ropa de Samuel o el registro del domicilio de los detenidos.
En base a las imágenes de las cámaras de seguridad y el relato de los presentes y con una colaboración "nula" por parte de los detenidos, los agentes han recogido en su informe que la agresión "comenzó cuando la víctima se encontraba con una amiga relizando una videollamada".
"Entonces, fue increpada por uno de los detenidos, que estaba en las inmediaciones con una chica, al tiempo que le repitió que dejara de grabarles, amenazándoles y añadiendo simultáneamente el insulto de 'maricón'; acto seguido se dirigió hacia él y le agarró fuertemente por el cuello en varias ocasiones, empujándole y llegando a tirarle al suelo, momento en el que comenzó a pegarle puñetazos en la cara", prosigue el relato.
A continuación, "un joven de raza negra que pasaba por el lugar", el senegalés Ibrahima Daick, "los separó y defendió a Samuel para que no le siguieran pegando", dejando el agresor de golpearle. Instantes después "la agresión continuó", siendo Samuel agredido "por varios jóvenes hasta que fue auxiliado por diversas personas que pasaban por allí, que requirieron a los servicios de emergencia".
"Por la investigación se ha podido establecer la participación de numerosas personas que forman parte de un mismo grupo de conocidos o amigos y que se encontraban en el lugar de los hechos, algunos de los cuales participaron activamente en la agresión; asimismo, varios testigos refieren que una persona portaba en su mano una navaja que sacó del bolsillo del pantalón y que daba patadas a la víctima mientras estaba en el suelo", concluye la Policía.
Principales novedades
La novedad fundamental trasladada este lunes por la Delegación del Gobierno pasa por el reconocimiento por ADN de dos de los seis detenidos tras analizar el cuerpo y la ropa de Samuel, así como un botella de cristal encontrada en el domicilio de uno de ellos y que presuntamente habría sido utilizada para golpear al joven.
Los dos detenidos menores de edad se encuentran internados en un centro, mientras que los tres chicos mayores de edad están en prisión preventiva y la chica, investigada como "encubridora", está en libertad con comparecencias regulares en el juzgado.
A todos ellos se les investiga por un delito de homicidio o asesinato consumado, pero la investigación ha permitido añadir también otro en grado de tentativa por la agresión contra Ibrahima Dayck, el senegalés que se interpuso entre los agresores y Samuel y que recientemente ha recibido un permiso de residencia y una carta de trabajo, "lo menos que la sociedad española podía hacer" por él y por Magatte, el otro joven que intentó ayudar.
"(Ibrahima) cubrió con su cuerpo a Samuel y recibió golpes que pudieron acabar con su vida", detalló el delegado del Gobierno, incidiendo en que la brutal paliza "podría haber tenido una segunda víctima".
Diferencia de penas
A día de hoy son dos las principales dudas con respecto a la tipificación penal de los hechos: si los agresores serán condenados por asesinato o por homicidio y si hubo o no delito de odio.
La primera disyuntiva es la más importante: las penas por homicidio oscilan entre los 10 y los 15 años de cárcel, mientras que por asesinato irían de 15 a 25. Es evidente que las acciones de los agresores llevaron a la muerte de Samuel, de modo que serán las motivaciones las que determinen el tipo penal.
La jueza deberá valorar si existía alevosía o ensañamiento, condiciones que podrían elevar el delito a asesinato. Lo cierto es que, de acuerdo con la investigación, Samuel murió tras haber recibido una amenaza del primer agresor y después de haber sido perseguido y recibido golpes durante seis fatales minutos.
Una vez aclarado este extremo, la otra duda se centra en la existencia o no de un delito de odio, lo que podría suponer penas adicionales de entre uno y cuatro años de prisión. En todo caso, la investigación se limitará a transmitir las pruebas recabadas y será la jueza la que tenga que dictaminar si existe o no dicho delito.
En este sentido, desde la Policía Judicial han incidido en que siguen trabajando "con exquisitez" para determinar las motivaciones y si había "un posible conocimiento previo entre la víctima y los autores", una cuestión clave "para esclarecer ese elemento".