A las 3.00 de la mañana, Samuel y Lina salieron de El Andén, un pub nocturno en el Paseo Marítimo de A Coruña, y empezaron una videollamada. Al otro lado estaba Vanesa, novia de Lina, que no había podido acompañarlos esa noche. En un momento de la conversación, la pareja de amigos giró el móvil y dos desconocidos, hombre y mujer, D. y K., pensaron que les estaban grabando.
Ambos venían de la misma discoteca, de la que D. había sido expulsado horas antes, habían bebido y eran violentos. Pensó que le estaban grabando, se acercó a Samuel y le increpó: “O paras de grabar o te mato, maricón”. A Samuel no le dio tiempo más que a contestar: “Maricón de qué”, y recibir un puñetazo en la cara. Luego otro, y cayó al suelo, hasta que un tercer joven que pasaba por allí logró intervenir y parar el asalto.
Tras un par de minutos, el agresor empezó a perseguirlo por el Paseo Marítimo, acompañado de un grupo de entre 7 y 10 amigos y conocidos. Samuel huyó, y corrió durante 150 metros, entre golpes constantes, hasta el inicio de la Avenida de Buenos Aires. Allí cayó al suelo. Una vez tendido, la camarilla le pateó la cabeza y el cuerpo durante varios minutos hasta dejarlo moribundo.
De momento la Policía ha logrado identificar y detener a seis presuntos implicados, dos de ellos menores de edad, investigados por un delito de homicidio o asesinato, pendiente de definir en el transcurso de la instrucción. En pocas horas, el lío de nombres que se arremolinan en torno al presunto asesinato no ha dejado de incrementarse. Estos son los protagonistas.
Samuel Luiz Muñiz
La víctima. Nació en Brasil en 1996, aunque se fue a vivir a Meicende (A Coruña) con sus padres a los 14 meses. Auxiliar de enfermería y miembro de una congregación evangélica, no hablaba con su familia de su homosexualidad, que sus amigas confirman. De hecho, su padre ha pedido que no se le convierta en un símbolo ni político ni LGTBI.
La noche del 3 de julio, Samuel salió con Diego, Lina y Andrea a El Andén, un club nocturno del paseo marítimo. Tras el equívoco de la videollamada, una persecución de 150 metros y la brutal paliza de 15 minutos, murió esa madrugada fruto de las lesiones en el cráneo.
La hipótesis principal con la que trabaja la Policía Nacional es que este crimen, a pesar de tener tintes homófobos, no fue motivado por la orientación sexual del joven.
Lina Suárez
Compañera de trabajo y amiga de Samuel. Ella fue quien le acompañó fuera de la discoteca a hacer una videollamada. También es la que escuchó cómo su agresor le llamaba "maricón" antes de propinarle el primer puñetazo.
Volvió al club instantes después de la primera agresión y, eb ese lapso de tiempo, Samuel huyó de la jauría humana. Para cuando Lina volvió a salir, se lo encontró ya tirado en el suelo en la Avenida de Buenos Aires. No fue testigo de la segunda paliza.
Vanesa González
La novia de Lina. La llamaron de madrugada para hablar con ella y convencerla de salir la noche del sábado siguiente, por lo que le enseñaron el ambiente a través de FaceTime. Ella, desde el otro lado de la videollamada, fue testigo de la primera agresión.
Lo escuchó todo y, aunque no pudo identificar a los presuntos asesinos, sí oyó fragmentos de la conversación con su cabecilla, entre ellos los presuntos insultos homófobos. Su testimonio, en este sentido, sirve para ratificar las palabras de Lina y confirmar la naturaleza de la videollamada. En ningún momento estuvo presente en el suceso.
D., 'el violento'
El principal agresor, el más violento del grupo y el primero en atizar a Samuel. Esa noche había sido expulsado de El Andén tras una violenta discusión con su novia, pero le dejaron volver a entrar. No coincidió con la víctima hasta el final de la noche, cuando le increpó falsamente por grabarle con el móvil. Dirigió a sus amigos hacia la paliza multitudinaria, por lo que se encuentra detenido y, desde este viernes, en prisión.
A ojos de la investigación, la implicación de D. en el caso es la más trascendental del grupo. Según fuentes próximas al caso, este "principal agresor" habría sido el autor tanto del primero como del último golpe a Samuel, clave para el traumatismo craneoencefálico que le causó la muerte.
K., 'la instigadora'
La novia de D. Considerada una de las presuntas implicadas en el crimen, aunque no como parte directa. En la investigación aparece únicamente como instigadora, ya que incitó a sus conocidos, entre ellos a D. a las dos palizas que acabaron con Samuel.
Fue detenida el pasado martes junto a su novio y un tercer implicado en el asalto. De los cuatro primeros detenidos, es la única que no ha pasado a prisión.
Ibrahima y Magatte
Ibrahima, Ibra, es un senegalés que vive sin papeles en A Coruña desde 2018 junto a su amigo Magatte, de la misma nacionalidad. Fueron los únicos en intervenir en la pelea para ayudar a Samuel cuando le atacaron, uno interponiéndose en medio de los golpes y el otro auxiliando a sus amigas ante los agresores.
Desde que el caso ha tomado relevancia, son varios los grupos que abogan por regularizar su situación irregular como 'pago' por sus buenas acciones. El Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Migraciones, ha decidido dar el visto bueno a concederles el permiso de residencia y trabajo.
Marco y Pablo
Después de la segunda paliza, Marco fue el primero en encontrarse el cuerpo moribundo de Samuel en la calle, de madrugada. Acompañado de Pablo Barrón, auxilió durante los minutos siguientes a la paliza, le practicó primeros auxilios e intentó reanimarle hasta que llegaron las ambulancias.
K., 'el ladrón'
El cuarto detenido, actualmente en prisión. Natural de Brasil, como Samuel, su caso es diferente al de los demás ya que, además del pendiente delito de asesinato u homicidio, se le acusa de otro de apropiación indebida, ya que se llevó el móvil de Samuel tras la primera golpiza.
También su defensa es diferente a la de sus compañeros agresores. Su abogado es José Ramón Sierra, el primer letrado que defendió -y más tarde abandonó- al asesino confeso de Diana Quer, José Ignacio Abuín, alias El Chicle.
Los menores
Aunque la mayoría del grupo de agresores tiene entre 20 y 25 años, dos de ellos son menores de edad, uno de ellos con antecedentes penales. Aunque no se sabe si compartieron espacio con Samuel y sus amigas, sí se sabe que conocían al grupo de agresores y que se unieron a ellos durante la persecución y la segunda paliza. Ambos están detenidos desde el viernes y pendientes de pasar por el Juzgado de Menores.