La revolución de Edu García en su vuelta a Onda Cero: "Ibai charla, los periodistas entrevistamos"
El periodista vuelve a la que fue su casa 21 años después para dirigir Radioestadio, el carrusel deportivo del fin de semana. Dará el protagonismo a las narraciones
29 agosto, 2021 01:25Noticias relacionadas
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Las oficinas de Atresmedia son enormes. Una inmensa nave llena de pasillos y salas te recibe tras el arco de seguridad. Harían falta meses para hacerse un croquis mental de lo que hay aquí. Los novatos se pierden y los no tan novatos también. "Yo nunca había estado aquí", dice Edu García (Madrid, 1974), nuevo conductor de Radioestadio, cuando baja a recoger a los reporteros que deben entrevistarle. En realidad, es normal, él acaba de volver a Onda Cero 21 años después de su marcha.
Llano, sencillo, García no levita, a priori. No va de 'estrellita', aunque podría por su reciente fichaje y su trayectoria. Al menos, no levanta los pies del suelo delante de los dos periodistas que vienen a verle para charlar sobre su vida, su amor por la literatura, sus viajes, su nuevo programa, el periodismo deportivo, las polémicas de Ibai Llanos con la vieja escuela peridística –"Ibai charla y los periodistas hacemos entrevistas"–, el deporte y el mercado de fichajes, Mbappé y Messi en particular.
El paseo por los pasillos es laberíntico. A Edu García le para un compañero de El Chiringuito. Le da un abrazo para recibir a alguien que no parece haberse ido. Hay buen ambiente. El periodista pensaba que 21 años fuera de Onda Cero significarían "cierto olvido", pero ha sido "al revés". 20 años no es nada, cantaba Gardel.
"Es como si me hubiese metido en una burbuja del tiempo. He aparecido en una redacción que conocía, 20 años después, con compañeros que me marcaron porque era muy jovencito cuando entré aquí. Ha sido un aterrizaje diría que dulce, plácido y efectivo. Estoy muy contento, muy feliz y no sé disimularlo", apunta García.
Es cierto, no lo puede disimular. Se le ve como pez en el agua en la cadena en la que ya estuvo desde 1994 hasta el 2000.
Primero hacemos las fotos y ya luego charlamos. El estudio al que entrará en menos de una hora para contar el sorteo de la Champions –es jueves por la tarde cuando se hace la entrevista– está preparado para que Edu y los suyos entren en acción. Para no molestar, las preguntas las haremos en una sala de reuniones. La misma que usted se imagina cuando piensa en una redacción de deportes: sin excesivos decoros, con trofeos, una zona de cajón de sastre, una mesa central rodeada por una decena de sillas y, sí, la típica pequeña canasta sobre la puerta.
Delante del micro, Edu García cuenta cómo ha cambiado todo desde que él se fue en el 2000 hasta ahora. Las cámaras dentro de los estudios de radio, por ejemplo, que imposibilitan a veces algunos gestos que hacen los que allí trabajan y que el espectador no imagina. Si hay ojos dentro se pierde un poco de la magia de la radio, de esa de la que Edu se enamoró cuando tenía 12 años en el salón de su casa. De todas formas, en Onda Cero sólo se encienden las cámaras si hay una entrevista de alcance, nos dicen.
Pero no sólo la radio ha cambiado. Edu García también, no puede negarlo. "Imagino que como todo, vas echándole años a la mochila. Me siento más maduro y más experto. Cuando estuve aquí por primera vez tenía más principios, menos certezas y más dudas".
"La madurez nos tiene que dar a los profesionales más capacidad para dudar de lo que sabemos, ponerlo en cuarentena y tener mayor capacidad reflexiva para satisfacer a los oyentes y a la profesión a la que rindes pleitesía", reflexiona.
Nacido en el madrileño barrio de San Blas-Canillejas, el periodismo siempre fue su vocación. "Yo descubrí en el salón de mi casa la radio del fin de semana, que para mí era mágica. No había televisión, por lo que nos encerrábamos los domingos con un magnífico equipo que tenía mi padre. Me acuerdo que me ponía en un sofá con las piernas hacia arriba, escuchando e imaginando lo que hacían".
"Esa radio de gol, de locura, de ritmo, de vértigo, de estar en campo a campo. Me cautivó la radio deportiva, que no el fútbol", narra Edu García con fluidez, como el que se dedica a ello.
Precisamente ese es su cometido en Onda Cero ahora, hacer de Radioestadio un programa vibrante, que se centre en la narración de los partidos más que en un espectáculo de 'pecera'.
García se licenció en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, pero en este oficio la influencia de otros periodistas es fundamental. "Escuchaba primero el Tiempo de Juego de Joaquín Prats, del Carrusel Deportivo de Antonio Martín Valbuena, luego de Paco. E incluso me enamoré mucho de la radio con dos compañeros de Onda Madrid a los que admiro mucho que se llaman José María del Toro y José Manuel Díaz".
Pero si le dan a elegir, aunque reconoce que trabajando ha aprendido de muchos compañeros como "Brotons y Azuara", se queda con Valentín Martín Martín. "Es mi socio, es mi compañero, es el subdirector de Radioestadio, trabajo con él desde 1995 y es el periodista al que más admiro y del que más aprendo. Es mi oremus. Me sabe orientar, sacar de las dudas y es la persona que mayor influencia tiene en mí".
Es un hombre de radio, no lo puede negar. Ha pasado por Onda Madrid, Onda Cero, Cope, Radio Marca –siendo incluso director en los últimos cinco años– y ahora de vuelta a la cadena de Atresmedia. No pensó en otros formatos. "Siempre he sido más de radio. Me gustaba la transmisión. Si te engancha la radio, el periodismo deportivo, te engancha la narración. Yo ensayaba con los videojuegos".
Sin embargo, por mucho que ensayara, no imaginaba su futuro. Reconoce que nunca ha sido ambicioso, aunque agradece el lugar hasta el que ha llegado. "No soy un forjador de grandes sueños". "Si hubiera tenido ensoñación con el artisteo me habría puesto mi segundo apellido, Susarte, que es muy de mi madre, muy reconocible, y ni lo pensé, porque no sabía si me ganaría la vida con esto".
Literatura, viajes y el Rayo Vallecano
Edu García nunca ha sido muy futbolero. De pequeño no jugó al fútbol y sólo fue a ver a un equipo en su adolescencia: el Rayo Vallecano. No se reconoce rayista, aunque sí le tiene un cariño especial al club, porque iba con su padrino a Vallecas. "Sí soy un fanático de la Selección. La mayor parte de los programas donde hay clubes los vivo sin esa pasión que pueda tener un futbolero, pero si juega la Selección sí".
Fuera del estudio, García se reconoce como una persona corriente. "Soy una persona normal, muy familiar y de aficiones muy normales. Soy muy amante del deporte, de salir con los amigos, de la lectura, de las series, del cine… Vulgar diría, en el sentido más bonito de la palabra, soy una persona vulgar".
— ¿Cómo es Edu García?
—Soy de un barrio obrero, he tenido una familia obrera, he estudiado con becas, en colegios públicos, universidades públicas, vivo en Vallecas, que es un barrio de clase media. Soy una persona muy apegada a la realidad, a la que le preocupan los problemas de su país, de su ciudad, de su barrio. Soy una persona comprometida, que, además se lo confesé a los oyentes de Onda Cero, se esfuerza por ser buena gente cada día que amanezco y buscar la risa, la carcajada, el sentido del humor. Es una medicina natural y gratuita que está al alcance de todos.
—Será familiar, pero tiene un trabajo que es un fastidio para la conciliación…
—Compenso. Tengo pasión por mis padres, por mis peques, por mis amigos… Es verdad que a veces no llegas a todo, pero soy una persona social, desinhibida, extrovertida… Me encanta socializar, me encanta tomarme el aperitivo, salir a cenar, me gusta practicar deporte… Tengo vida social cuando el tiempo de mis exigencias laborales me lo permite, intento aprovecharlo al máximo, claro.
Además, se reconoce como un viajero empedernido. Antes de incorporarse a su nuevo trabajo ha pasado por Andalucía. También ha estado en Alicante. "Normalmente hago viajes largos, pero me he tenido que cortar por la pandemia. He estado en África, en Japón… Me gusta mucho viajar porque si te lo puedes permitir es una cura de humildad conocer mundo y ver otras caras y otras costumbres".
Otra de sus pasiones es la literatura. "Devoro libros, sobre todo en verano", afirma antes de profundizar. Los Diez Escalones, de Fernando J. Muñez, ha sido uno de los ejemplares que le ha cautivado. También ha pasado por sus manos Juego del Alma, de Javier Castillo, y ahora está enfrascado con Trigo Limpio, de Juan Manuel Gil.
"Leo mucho. A veces voy también a lo clásico, la literatura medieval... También me gusta lo comercial, aunque te digo que me gusta coger a Ramón Gómez de la Serna, leerme alguna greguería; me gusta mucho Pío Baroja... Me gusta la literatura, vaya".
En lo que a contenido audiovisual se refiere, Edu García se declara "serieadicto" y le gustan las comedias.
Y ahora vayamos a las voces, porque un hombre de radio debe tener algún programa o pódcast preferido. "Estoy en la casa de los pódcast con don Carlos Alsina y me gusta mucho el último que ha hecho, que lo recomiendo a los lectores de EL ESPAÑOL, que es magistral".
Se deshace en elogios hacia el presentador del programa matutino de Onda Cero. "Carlos Alsina tiene el privilegio de ser el abanderado de la radio televisada y que una palabra en radio tenga la oportunidad de ofrecer mil imágenes. Eso Alsina lo borda. Entonces, cualquier pódcast que hace Alsina lo devoro".
—Cuando hablamos de radio televisada no hablamos de radio en la que te apuntan con una camarita en el estudio para emitirlo en streaming, ¿no? —risas.
—No. Hablamos de esa radio que, a través de esa herramienta fantástica que es el lenguaje castellano, es capaz de evocar olores, recuerdos, sensaciones, erizar el vello del brazo… Todo eso lo puede hacer la palabra. Soy un enfermo del sonido y creo que son dos instrumentos al alcance del ser humano, que los tiene que seguir utilizando bien y cada vez más.
—¿Pierde magia la radio con 'camarita'?
—Sí, la evocación del sonido y la palabra están por encima de la imagen. No niego que de vez en cuando haya cosas que se deben emitir, pero sí pierde un poco la magia.
Ibai Llanos vs. Periodismo deportivo
Al final las cabras tiran al monte y conversar sobre periodismo es inevitable. Pase por donde pase la conversación. De hecho, cuando Edu García se reconocía sin equipo, se viró al periodismo también.
—¿Se puede ser periodista deportivo sin ser de un equipo actualmente?
—Seguramente se pueda no ser de un equipo de fútbol. No hace falta habitar con Colón o con Napoleón para saber cómo fueron sus aventuras. A mí no me hace falta haber jugado al fútbol, ni creo que me haga falta ser de un equipo para saber lo que siente un aficionado al fútbol.
—Bueno...
—Creo que es lícito siempre que el periodista lleve la camiseta puesta, pero no en los ojos. La diferencia de hace unos años hacia acá, cuando éramos más estrictos, de forma casi maniquea a la hora de esconder los colores de cada uno, no había ese nivel de forofismo donde el profesional a veces para rayar el personaje se pone la bufanda en los ojos y no en el cuello. Yo creo que cuando te la pones alrededor de los ojos y no en el cuello. Si no ocurre esto, tienes un problema.
—Lo decía porque el aficionado ahora sólo parece creerse a los periodistas que son de su equipo.
—Eso habría que cambiarlo. Cuando empecé los oyentes eran oyentes y no partidarios. Los lectores eran lectores y no forofos. Yo creo que ese nivel de teoría trincherista de que o estás en un sitio o en otro o no lo vives, no es justo. Yo quiero que la gente sea auténtica. Si somos auténticos y el periodista de Radioestadio defiende sus colores dentro de un argumentario sensato, sin ofender a nadie, con posiciones de equilibrio, puede hacer lo que quiera. Si un profesional se vuelve loco, se vuelve ciego de forma voluntaria, pierde los razonamientos, los argumentarios y defiende unos colores de una forma irracional no es válido para una profesión. Es mejor que esa pasión, y así se lo diría a los oyentes, que esa pasión tenga un mínimo de razonamiento o posición argumental. El aficionado es aficionado y el profesional es profesional.
Este camino no es el que parecen haber tomado en las cadenas generalistas durante los programas deportivos en los últimos tiempos. El 'show' ha sustituido en innumerables ocasiones al fútbol y los aspavientos, las mayúsculas y los gritos sustituyen en multitud de ocasiones a la rigurosidad y el trabajo sosegado.
El objetivo de Edu García al frente de Radio Estadio es el de prestar mucha atención a la narración de los partidos, dejando en un segundo plano lo que ocurre dentro del estudio. "Siempre que he presentado un programa multicancha he querido que el protagonismo lo tenga el balón. Los del estudio somos azafatos que tenemos que nutrir al balón cuando no tiene mucha vida. El reinado es del balón y de los narradores", apunta.
Parece que nada a contracorriente García. Todo el mundo va hacia lo contrario, quizás porque a veces el balón se hace soporífero. "No es mi fórmula. Lo respeto, pero la mía es que la pasión, el vértigo, la emoción del fútbol sean el plato principal. Que nosotros seamos un aderezo que no lo distorsione, que no lo desvirtúe y que no le reste importancia".
Y si la narración del fútbol ha pasado en los programas multicancha del fin de semana a un segundo plano, pueden imaginarse lo que le ha ocurrido a otros deportes. Uno de los grandes baluartes precisamente de Edu García cuando estuvo al frente de Radio Marca fue la presencia que entregó a todo aquello que se alejaba del supuesto deporte rey.
"A mí me gustaría que todo volviera a como era antes. Antes el baloncesto tenía mayores cuotas, otros deportes… Hoy el aficionado sólo quiere fútbol. Pero vamos a intentar en la medida de lo posible darle oxígeno a todos los que son artífices de lo que pasa en España, que tenemos capacidad para ser campeones en cualquier disciplina", explica García.
"Todos se merecen una parte. Si en programas que ocupan 10 y 11 horas cada fin de semana sábado no tienen un pequeño hueco es que estamos haciendo algo mal. A mí me gustaría que tuvieran más minutos", esgrime.
—Bueno, es una pescadilla que se muerde la cola. El oyente quiere fútbol y se le da fútbol, por lo tanto, sólo conoce y quiere fútbol y volvemos a empezar.
—Sí, pero la debemos romper nosotros. Nos tenemos que acostumbrar a que cuando hay una carrera de MotoGP hay que trufarla con el fútbol. Ahora en la Vuelta Ciclista no pasa nada por quitarle cuota de poder al fútbol para darle protagonismo a la ascensión a una montaña sin problemas, cuando nos toque hacer F1 con el fútbol, lo mismo que cuando volvamos a tener un pedazo de tenista disputando una final de Grand Slam y se tenga que comer al fútbol. No tengamos reparo en hacerlo. La radio del fin de semana tiene el don de la simultaneidad, de contarle al oyente todo lo que está pasando en un recinto, en un estadio, en un pabellón, etcétera, etcétera.
El problema de esa puja puede ser el pinchazo en la audiencia a corto plazo, mientras se gana la guerra. Radioestadio (400.000 fieles, según el EGM) tiene registros por debajo de su competencia, Carrusel Deportivo (1,3 millones de media) de la Ser y el líder Tiempo de Juego (1,5 millones de oyentes) en la Cope.
—¿Ve como un reto alcanzar la audiencia del resto?
—Te diría que no, pero no por ir de sobrado o descarado. Es que no me lo han planteado. Te negaría que el objetivo de cualquier periodista es ser el más seguido, pero no es así. Me encantaría que Radioestadio fuera el líder del universo mundial con seis millones de oyentes, pero conozco la realidad, la verdad y el contexto. Mi objetivo es hacer un programa de calidad, en el que se integren todos los que forman parte de esta gran familia y hacer un programa donde todos los equipos tengan acomodo y que sea confortable. Que luego eso tenga la capacidad de sumar gente, encantado. Pero quiero hacer un programa agradable, de calidad, que guste y sea reconocible.
Edu García se reconoce como una persona social. Tiene a sus espaldas un programa de radio deportiva en el que hace unas 30 horas semanales de retransmisión. Sin embargo, lo que no tiene el periodista madrileño es cuenta personal en redes sociales.
"Creo que son unas herramientas maravillosas, pero es que a mí no me hacen falta", comenta. "No tengo Twitter porque tengo un programa de radio de casi 30 horas semanales por si quiero comunicar algo tengo un micrófono y una red social mucho más amplificadora que Twitter. Entiendo que haya gente que lo necesite para compartir un plato de comida o una opinión, pero yo cuando quiero compartir algo con quienes no son mis amigos, pues ahí lo tengo", explica. "Nunca me ha hecho falta esa válvula de escape".
—Si hago una regla de tres, ¿la radio no necesita de Twitter actualmente?
—Sí, sí, la radio la tiene. Es más, ya digo, creo que la radio es el medio más inteligente porque las nuevas herramientas que van surgiendo las incorpora y las hace suyas. La radio utiliza Twitter, Instagram, Twitch… La radio no ve las redes como enemigas, sino que las utiliza, las nutre… No hay que demonizar las redes, hay que demonizar el mal uso. El zumo de naranja es bueno, pero si te tomas 16 litros acabas con cirrosis. Todo en la vida con abuso pues es malo. Si haces un mal uso y un abuso, pues puedes demonizarlas. Pero si haces buen uso, son positivas.
—Hablando de ello. Twitch contra el periodismo, Ibai Llanos contra los periodistas. ¿Qué le ha parecido el debate?
—No he profundizado mucho, pero creo que a Juanma Castaño le hemos interpretado mal o le hemos entendido mal. Creo que no demoniza Twitch ni a Ibai. Lo que reivindica él es el papel normal y preponderante de los medios tradicionales. ¿Por qué? Porque Ibai puede charlar con quien quiera, puede cubrir lo que quiera, puede hacer lo que quiera, tiene todo el derecho del mundo y me parece muy, muy bien. Lo que pasa es que hay ciertos registros que sólo están para profesionales y lo tienen que saber los seguidores. Ibai charla y los periodistas hacemos entrevistas. ¿Por qué? Porque tenemos un cometido, una preparación, un código deontológico que las personas que no son profesionales no lo tienen. Que Ibai puede charlar con Piqué, con Messi o con quien quiera. Pero Ibai no hace entrevistas, las entrevistas las hacen los profesionales. Eso hay que recalcarlo sin tener que demonizar la labor de cada uno.
—Se diferencia mucho lo que hace un periodista de lo que hace Ibai, entonces…
—No sé si mucho, pero hay diferencias. La diferencia es que un periodista intenta buscar una preparación, tiene unos objetivos, tiene unas condiciones laborales propias de su formación que le permiten hacer una entrevista. Una charla es una charla. Puede tener un objetivo de cariño, puede tener un objetivo de negocio, pero las entrevistas las hacen los profesionales. Esto es de perogrullo. Otra cosa es que se critique o que los medios tengan o le den cobertura o no…
—Pero Messi debuta con el París Saint Germain y lo emiten Ibai Llanos en Twitch y Telecinco. ¿Cuál es la diferencia?
—Hombre, yo creo que en Telecinco habrá unos profesionales que darán cobertura a un evento futbolístico en un medio e Ibai es un señor que tiene una capacidad de comunicación inmensa y universal y dará a sus telespectadores o seguidores un producto que se ha comprado, que no le ha caído del cielo. Hay una empresa detrás, unos derechos televisivos, e imagino que los que están detrás de la Liga Francesa, entre ellos Gerard Piqué, no buscan la gratuidad y universalidad, sino un negocio.
—Entonces, se queda con el periodismo, ¿no?
—Sí, pero no porque yo esté dentro de él. A mí no me importaría escuchar a Ibai, si tiene locuacidad y lo hace bien... Yo no lo he escuchado mucho. No es una cuestión de priorizar. Yo no voy a decir si lo mío es mejor o peor. Yo le cuento a los oyentes, le cuento al receptor cuál es mi hoja de ruta, mi formación, mi estructura y mi planteamiento, que me lo dan mi profesión y mi experiencia. Luego que cada uno elija lo que quiera. Yo no voy a decir esta es mi profesión, es lo verdadero, es lo que hay que hacer. No, no, que cada uno haga lo que quiera, Dios me libre.
Mbappé, Messi y la dictadura del clic
Edu García ha llegado a Onda Cero en el momento justo en el que ha dicho adiós un mito de la radio deportiva como José Ramón de la Morena. El Transistor no ha despegado casi como programa deportivo de la noche en la cadena radiofónica de Atresmedia y sus niveles de audiencia son bajos para lo que se esperaba. ¿Le habría gustado a García dirigir el programa de la noche en vez del carrusel?
Edu García sabe que los dos programas se deben compenetrar. "Esas cosas son naturales. "Ellos son la zona mixta o el vestuario del graderío que forma parte de un programa de transmisiones". Unos cuentan lo que pasa y los otros lo analizan. Una simbiosis.
—¿Hubiera sustituido a De la Morena?
—No me lo he planteado. Alguna vez he tenido alguna ensoñación con hacer un programa de noche, pero sabes qué pasa, que cuando era joven pensaba. Joder, cómo vas a tener casi 50 años y cantando trenes y goles y estando todos los fines de semana… Y no me canso. Cada vez que se enciende la luz roja sigo teniendo la misma ilusión desde el primer día. No tengo capacidad para pensar en otras cosas. No he tenido la propuesta, también te digo —se ríe el conductor de Radioestadio.
Al final, los programas de radio deportiva acaban siendo copados en su mayoría por problemáticas futbolísticas. Los cambios de equipo de Messi o Ramos, los fichajes de Ronaldo y Mbappé y un largo etcétera de ejemplos que se pueden ver.
El delantero francés lleva una semana en todos los noticiarios. Da igual dónde se mire. Mbappé, Mbappé, Mbappé, Mbappé. El fichaje lleva fraguándose tanto tiempo que cualquier gesto del atacante galo era motivo para hacer un especial
—¿Qué le parece la cobertura mediática en el fichaje de Mbappé?
El Real Madrid tiene mucha repercusión, mucho alcance y creo que la merece. Yo creo que va a vestirse de blanco y va a superar el nivel de expectación y cobertura de Cristiano, Zidane, Beckham, Figo o Kaká. Se lleva tanto tiempo hablando de la demanda de este futbolista y tanto madridista sediento por que vista la camiseta del Madrid que creo que el nivel de cobertura será máximo. Justo, dimensionado, nunca lo podremos saber. A veces le damos más pábulo a esto que a otras cosas que en la vida se han demostrado en el último año, son más importantes.
En un momento en el que la prensa deportiva está en tela de juicio, es complicado no pensar que el bombo dado al fichaje de un único jugador es excesivo, por mucho que domine el fútbol en la próxima década. "Seguramente tengamos que hacer autocrítica. Yo soy muy crítico con el gremio. Soy corporativo porque creo que hay muy buenos profesionales, pero creo que a veces tenemos la sensación de que tenemos que estar dando exclusivas, 'scoop' y machadas cuando no es necesario", dice García.
"Los periodistas tenemos una tendencia moderna de dar esa exclusiva, de ser categóricos, que no está pagada. No te obligan a ser categóricos. No hay ningún jefe que te obligue, sino al revés. Yo que soy medio jefe, a mis compañeros siempre les pido cautela. No vas a crecer en audiencia, no vas a crecer en credibilidad por ir viviendo de machada en machada y de exclusiva en exclusiva. Lo que te permite una larga vida es la calidad, el trabajo, la constancia y la buena praxis".
La mayoría del periodismo deportivo en España es muy bueno. El problema es que a veces la atención se centra en aquellos que no son paradigma de nada. García parece que quiere manejar su barco lejos de esos aspavientos. "No lo veo de otra manera. Yo exclusivas conozco muy pocas".
—¿Cuál es el pecado de la profesión entonces?
—La grandilocuencia, ¿no? La necesidad de diferenciarse, el ruido, el seguimiento, el retuit. Todo eso te lleva a 10 exclusivas y ¿cuántas se han cumplido? ¿7, 8? ¿Ninguna? Yo esas cosas no las haría nunca. No merece la pena. ¿Defraudarte a ti mismo?
—Pero ahora parece imprescindible llamar la atención.
—No siempre ha sido así. Los oyentes, los lectores, los telespectadores hace 25 o 30 años querían igual a Madrid, Rayo y Barça, pero no han tenido esa necesidad de que fueran tan categóricos cuando no tienen argumentos para ello. No es un retroceso, es una recolocación, una forma de ver la perspectiva. También es cierto que hay muchos oyentes que cuando ven la grandilocuencia profesional la ponen en cautela. Yo tengo muy clara mi postura al respecto.
—Por cierto, se me ha olvidado preguntarle por Lionel Messi.
—Yo creo que le han obligado a irse de Barcelona. Es verdad que ha encontrado la felicidad en París, pero le enseñaron de una forma bastante cutre la puerta de salida porque le fueron engañando hasta el final. Si a Messi le hubiesen dicho es muy difícil, es muy difícil, es muy difícil, se hubiese buscado las habichuelas. Y fue al contrario. Está hecho, está hecho, no tengas prisa, está hecho… Hasta que le tuvieron que decir no está hecho, es imposible. Yo creo que no se merecía eso Leo Messi. Es muy buen tío, muy buen deportista y si conocieran el perfil solidario de Leo le admirarían más de lo que le admiran.
—La culpa es de Laporta, de Tebas…
—Mira que tengo muchas diferencias con el señor Tebas, pero aquí ha aplicado la ley. No se le puede decir a un legislador que sea más laxo dependiendo de los goles que uno meta. Aquí era la política económica nefasta del señor Bartomeu y que Laporta no ha sido lo suficientemente valiente con la valentía que exigía la situación caótica empresarial que tienen.
Edu García mira el reloj. La charla se ha alargado más de la cuenta y casi toca el momento de que empiece su programa. Es jueves y hay sorteo de Champions. Mbappé cada vez está más cerca, pero su futuro aún está por decidir. En ese momento ni siquiera se sospechaba que Cristiano Ronaldo volvería al Manchester United, estaba más cerca del City. Pero, dados a pronosticar, ¿Qué futuro le espera a Edu García?
—Pues tengo un compromiso para estar tres años en esta casa, que algún jefe mío o algún exjefe le dije que yo a los sitios donde voy me gusta echar raíces y en mi anterior proyecto estuve 15. Me veo trabajando. No te digo que voy partido a partido o temporada a temporada, porque siempre tienes ensoñaciones de seguir haciendo cosas, pero lo que me planteo ahora es concentrar todo el esfuerzo, toda la energía y toda la ilusión para hacer un programa que a la gente le mole, que crezca, que influencie cada vez más y que la gente lo utilice para divertirse. Y, como digo en el claim, para que la gente tenga el orgullo del deporte.