Murcia

Oliver se mudó a Murcia para estar más cerca de su hija. Pero desde el viernes 17 de septiembre jamás volverán a hacer planes juntos, ni sonreirán con complicidad, ni se abrazarán... Y todo porque Abdellah, al volante de un Golf, decidió atropellar a los clientes de los restaurantes Honey's Bar y Gateway to India de Roldán donde Oliver disfrutaba de una comida con Kaisa, su pareja. "Para él lo más importante era su hija", enfatiza Kaisa, que accede a hablar en exclusiva con EL ESPAÑOL para rendir un homenaje a la figura de su pareja tras serle arrebatada su vida tan injustamente.

"Tenía muchos planes todavía", lamenta Kaisa con sus bonitos ojos claros inyectados en un mar de lágrimas que le cuesta contener porque ella estaba aquel viernes, sentada con Oliver, en la misma mesa del restaurante Gateway to India. Aquella mesa la convirtió Abdellah en una diabólica ruleta rusa: ella estaba sentada a un lado, sobrevivió, y su pareja, que estaba sentado al otro lado, murió. 

Oliver había nacido para comerse el mundo hace 47 años en Valencia: una ciudad conocida como La Capital Industrial de Venezuela. En un humilde barrio se crió alternando los estudios y el trabajo, para ayudar a sacar adelante la economía de una familia numerosa. Tales dificultades no le impidieron soñar con viajar más que el mismísimo Willy Fog. Y así lo hizo.

"Estaba orgulloso de ser venezolano: Oliver siempre decía que él era inmigrante". El cruel azar puso su vida en la diana de otro inmigrante, Abdellah Gmara, un marroquí, nacionalizado español, al que la Audiencia Nacional investiga para esclarecer porqué el 17 de septiembre provocó un atropello múltiple en los citados restaurantes de Roldán. Allí le arrebató la vida a Oliver y le causó lesiones a otros cuatro clientes.

La Guardia Civil baraja dos hipótesis. La primera: Abdellah era un perturbado que ese día solo buscó suicidarse por un trauma fruto de su estancia en un centro de menas de Valencia. La segunda: Abdellah era un 'lobo solitario' que actuó inspirado por el Estado Islámico. 

La investigación determinará si la comunidad murciana ha sido escenario del primer atentado terrorista registrado en España desde 2017, cuando los ataques yidahistas perpetrados en Cataluña se cobraron 16 vidas. También esclarecerá si Oliver se ha convertido en una nueva víctima de la sinrazón del terrorismo. "Me he quedado sola en Murcia: no sé lo que voy a hacer ahora", reflexiona Kaisa en su entrevista con EL ESPAÑOL, en la terraza del resort donde se instaló con su pareja, y en la que se acumulan varias coronas fúnebres.

El Volkswagen Golf que conducía Abdellah se empotró contra la columna de una casa tras arrasar las terrazas de dos restaurantes en Roldán. Silvia Pérez

"En noviembre de 2020 nos fuimos de Tenerife porque nos gustó la idea de instalarnos en Murcia: Oliver estaría más cerca de su hija y este resort tenía un buen precio en relación a la calidad de vida y la seguridad que ofrecía". Ahora la palabra seguridad tiene una connotación macabra, a la vista del trágico final que tuvo este venezolano: un trotamundos, de 47 años, cuya vida jalonó de intensas experiencias personales y profesionales en sus viajes por Rusia, Finlandia, Alemania... 

Montó un negocio en Rusia

"Era un emprendedor", resalta su pareja sobre la personalidad arrolladora de su amado Oliver. De hecho, en los noventa, no se lo pensó dos veces para cambiar el clima tropical de Venezuela por la gélidas estepas rusas: "Él soñaba con estudiar una carrera en una universidad de Estados Unidos y estuvo aprendiendo inglés, al final no le concedieron una beca, pero en Rusia le ofrecieron una para hacer una licenciatura de Marketing, así que se fue allí solo, y sin conocer nada del idioma".

Eso no fue obstáculo para Oliver: aprendió ruso, finalizó sus estudios, incluso montó un negocio en Rusia que le permitió enviar dinero a su madre y a sus cuatro hermanas para que nos les faltase de nada en Venezuela. "Era una persona que nunca dejó de ayudar a su familia, a pesar de que Oliver no paró de viajar porque quería conocer otras culturas, hacer amigos y extraer lo mejor de cada una de esas experiencias".

La mejor prueba de que siempre estaba dispuesto a hacer la maleta tuvo lugar en Rusia, cuando conoció a una joven finlandesa, y no dudó en mudarse con ella a su país para emprender una nueva aventura.

Escuela de salsa en Finlandia

Oliver se instaló en Finlandia, tuvo una hija y montó una escuela de baile donde enseñó salsa: otra de las pasiones de su vida, junto a viajar y hacer deporte. Durante diez años ayudó a decenas de alumnos a mejorar su destreza en la pista y a que viviesen cada instante con la pasión que tiene cada nota musical, contribuyó a que más de un solterón encontrase pareja en sus clases y se empapó tanto de la cultura del país que se sacó la nacionalidad de Finlandia. También volvió a enamorarse de una bella alumna: una periodista finlandesa, rubia, de ojos claros, llamada Kaisa.

"Montó un grupo de baile, hizo shows y asistió a congresos internacionales", relata emocionada. Por culpa de Abdellah, a esta finlandesa solo le quedan los recuerdos de aquel hombre, criado en un barrio humilde de Venezuela, que trabajó en el aeropuerto de su país, y que en su juventud fantaseaba con ser uno de los turistas que se subían a los aviones que veía despegar. "No desaprovechó ni una oportunidad para viajar: estuvo en Alemania, donde conoció el Muro de Berlín, en Estados Unidos, donde disfrutó de un partido de fútbol americano de los Miami Dolphins...". 

Oliver, en uno de sus muchos viajes de juventud, en el Muro de Berlín. Cedida

Todos esos viajes le permitieron afinar su oído con los idiomas hasta el punto de convertirse en políglota: Oliver hablaba inglés, ruso, finlandés e italiano. "Sabía que la única manera de triunfar en la vida era estudiar. Luchó siempre por seguir creciendo personal y profesionalmente". Tanto es así que Oliver y Kaisa decidieron marcharse de Finlandia para montar un hostal en Tenerife. Una aventura profesional que este profesor de baile simultaneó con un empleo en una inmobiliaria. 

- ¿Cómo definiría a Oliver?

- Kaisa: Era todo mi mundo. Un hombre dulce y bueno. Mucha gente amaba a mi pareja. Oliver tenía tanta alegría, tanta vida, y tantos amigos, que su muerte ha afectado a mucha gente que le conoció y que ahora se siente muy desconcertada. Era muy querido por muchas personas por todo lo que vivió, por todo lo que había visto en cada uno de sus viajes y por todo lo que hizo por los demás.

- ¿Podría ponerme algún ejemplo?

- Kaisa: A su madre se la trajo a España y a dos de sus cuatros hermanas que seguían viviendo en Venezuela todavía les enviaba dinero por la difícil situación que atraviesa el país. A Oliver le encantaba el deporte: le gustaba el béisbol, las motos y el baloncesto. Cuando regresaba a Venezuela se llevaba pelotas de basket para regalárselas a los niños de su barrio. Era una persona solidaria y nunca dejaba de pelear para mejorarlo todo a su alrededor.

La fatídica comida del viernes

Ni siquiera la pandemia de coronavirus le hizo bajar los brazos. La crisis económica que ha causado 'el bicho', cebándose especialmente con sectores como el del turismo, hizo inviable el hostal que tenía con su pareja en Tenerife y en noviembre de 2020 se mudaron a Murcia. Otra vez a empezar de cero, pero con dos alicientes: estar más cerca de su hija y difrutar junto a Kaisa de un espectacular resort, con piscina y campo de golf, instalándose en un piso con una terraza amplia, con vistas al jardín.

"Oliver había vuelto al sector inmobiliario: trabajaba mucho para que su hija tuviese todo lo que él no tuvo de pequeño y para que las cosas fuesen más fáciles para ella en la vida", resalta esta finlandesa, mientras una lágrima recorre su pómulo porque todo se truncó el maldito viernes 17 de septiembre, pasadas las dos y cuarto de la tarde.

Aquel día, la pareja se fue al Gateway to India de Roldán para disfrutar en su terraza de una comida romántica. "Habíamos estado un par de veces en ese restaurante porque a él le gustaba la comida hindú". En la mesa, Kaisa se sentó en el lado próximo a la fachada del local, y Oliver, en la silla que estaba pegada a la céntrica avenida de Murcia. Comieron, charlaron y rieron hasta que Abdellah Gmara arrasó la terraza embistiéndola con un Volkswagen Golf -a cien kilómetros por hora-.

Imágenes del atropello en la terraza del restaurante de Roldán.

"Fue macabro"

El atropello múltiple resultó mortal para Oliver: su cuerpo voló varios metros a causa del violento impacto del coche. Abdellah también arrastró con el Golf a cuatro clientes más: uno de ellos un británico al que le rompió la pelvis. El turismo detuvo su marcha cuando se estrelló contra la columna de una casa, dejando tras de sí un panorama dantesco en las terrazas del Honey's Bar y Gateway to India.

Hasta Roldán se desplazaron varias ambulancias, patrullas de Policía Local y Guardia Civil, cuyos miembros no pudieron salvar ni al conductor del Golf ni al comensal. Abdellah estaba en parada cardiorrespiratoria, tras haberse autoinfligido una puñalada entre la axila y el pezón. Oliver también agonizaba tendido en el suelo de la terraza.  Este diario ha tenido acceso a un vídeo donde un policía de Torre Pacheco se deja la vida tratando de reanimar a Oliver, mientras Kaisa no se separa de su lado y le acaricia el brazo con la esperanza de que su pareja recupere el aliento.

"No quiero hablar de lo que ocurrió porque sigo funcionando gracias a que no pienso en ese día", zanja Kaisa, al tiempo que resume el atropello con una frase lapidaria: "Todo fue rápido y macabro, el coche vino y listo".

El error de Abascal

Esta ciudadana finlandesa no quiere valorar las declaraciones que ha hecho el líder de Vox, Santiago Abascal, tras la muerte de su pareja. A pesar de que no ha concluído la investigación de la Audiencia, en su cuenta de Twitter, Abascal dictó sentencia: "Es un verdadero escándalo el silencio político y mediático ante el atentado yihadista de Murcia". Tales palabras descartan una de las dos hipótesis que maneja la Guardia Civil: el atropello pudo ser obra de un demente, en vez de un 'lobo solitario'.

El político de ultraderecha cargó de forma velada contra las políticas migratorias del Gobierno, con otro comentario en redes sociales donde no sopesó el dolor que podían causar sus palabras en la familia de la víctima porque era un inmigrante, nacido en Venezuela. Pese a ello, Abascal afirmó lo siguiente: "Están dispuestos a utilizar cualquier patraña con tal de esconder que lo que llevamos años advirtiendo ocurre a diario: el efecto llamada solo trae inseguridad". 

Kaisa solo espera que la investigación de la Guardia Civil le aclare si Oliver murió a manos de un loco, que quería suicidarse porque no superó los traumas de su paso por un centro de menas de Valencia. O, si por el contario, el amor de su vida se lo arrebató un terrorista yihadista que en la carta de despedida que dejó en el Golf afirmaba que el único dios es Alá. "Estas cosas pasan y le pueden pasar a cualquiera: es horrible, injusto, y no le debería pasar a nadie, pero es la realidad".

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