La noche de Ayuso en Times Square con un chulapo en el bolsillo: su agenda no contada
Más de 12.000 kilómetros, 130 horas, 13 reuniones y 17 entrevistas. La intrahistoria de la gira política más sonada del año.
2 octubre, 2021 03:12Noticias relacionadas
Domingo noche en Times Square, Nueva York. Una mujer levanta el brazo y esgrime un teléfono móvil, pone la cámara trasera y enmarca un selfie de grupo. En el centro está la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, escudada por su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez. Él ríe a la luz de la Gran Manzana. Ella se agacha, sonríe y agarra algo en el bolsillo de su chaqueta. Ahí lleva el arma secreta de su gira por Estados Unidos: un pendrive con forma de chulapo.
La última vez que visitó Nueva York fue antes de la pandemia, en noviembre de 2019. Una escapada a Central Park, una visita al SoHo, un paseo nocturno por Times Square y la única compañía de Jairo, su novio de entonces. Placer, neones, risas y anonimato: el viaje esperado para una desconocida que no tiene que preocuparse de flashes improvisados ni preguntas difíciles. A ojos del calendario han pasado sólo dos años, pero desde la lupa de la política se ha vivido una eternidad.
Ahora, en 2021, el viaje de ocio se ha convertido en una gira institucional, las visitas de placer, en reuniones de trabajo, a los paseos nocturnos los han sustituido las ruedas de prensa y el caminar como una desconocida ha dado paso a las cámaras, los micrófonos y las libretas. También cambia la compañía, y a Jairo lo sustituye un equipo de cuatro personas: jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez; directora de medios, Sandra Fernández; jefe de prensa, José Luis Carreras; y un traductor ocasional, Alejandro Morales. El cómputo global son más de 12.000 kilómetros, 130 horas, 13 reuniones y 17 entrevistas y ruedas de prensa, la mitad en Nueva York, donde desembarcó el pasado sábado al filo de las nueve de la noche, hora local.
El epílogo ha sido este mismo viernes tras varios días de idas, venidas, comidas, reuniones y poco sueño para asistir a contrarreloj al cierre de la convención nacional del PP, celebrada a lo largo de la semana y que finaliza este domingo. De Madrid a Nueva York, de Nueva York a Washington y de Washington a Valencia. Porque sí. Porque así hace las cosas ella: a su manera, como Sinatra. New York, New York…
Cumbres y Little Spain
Un aterrizaje a las ocho, un par de maletas ligeras, un taxi en el aeropuerto, un hotel en Midtown Manhattan, un poco de agua en la cara para disimular el jet lag y una maquinaria que empieza a funcionar. Nada más soltar el equipaje, la primera cita: una entrevista con NPN24, un canal de televisión colombiano que se emite en toda América. Ni un quitaipón de zapatos, ni una cerveza de bienvenida.
Así fueron las primeras horas de Isabel Díaz Ayuso en la Gran Manzana: del taxi al Uber, del Uber al plató y del plató a la cama. No hubo excesos ni fiebre del sábado noche. A las 9.00 horas del domingo ya estaba de nuevo en pie, con la mano pidiendo otro taxi y rumbo a su primera rueda de prensa con los corresponsales españoles. Sin tiempo para terminar el sándwich, le sale un acto que no aparecía en la agenda oficial: una hora con el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta.
En realidad, para lo que supone una gira en Estados Unidos, el encuentro tiene más de simbólico que de práctico. Agendado a última hora por petición del argentino, es un cara a cara que podría ser premonitorio de muchos otros.
Rodríguez Larreta es, además del jefe de Gobierno de Buenos Aires, el hombre fuerte de la derecha argentina que está llamado a suceder al expresidente Mauricio Macri. De centro liberal, católico, aspirante a liderar un partido desde la capital, con una gestión del Covid opuesta a la de su Gobierno central y posible candidato a las siguientes elecciones generales de 2023. Para el más malpensado, un espejo de la presidenta madrileña.
Al igual que Isabel Díaz Ayuso, el alcalde de Buenos Aires ha llenado portadas de periódicos por contravenir los cierres decretados en Argentina y convertirse en el máximo opositor del kirchnerismo, distinguiéndose dentro y fuera del partido como el futuro de la derecha nacional. Cumbre precipitada, dicen algunos. Y otro Uber.
Empezaba así la única noche “libre” del equipo. Pasearon por el High Line, una vía ferroviaria sin usar que a día de hoy recuerda más a Central Park que al tren fantasma Madrid-Algodor. Al final del camino: Little Spain, el mercado neoyorquino del famoso chef José Andrés donde se bebe Mahou, se desayunan churros y se comen pinchos de tortilla. De sobremesa, Times Square y un selfie para el recuerdo.
Invertir en chulapos
El lunes fue el día. Empezó español, con una reunión a las 11.00 en la Hispanic Society, una de las mayores bibliotecas de investigación para el estudio de las artes y la cultura en España, Portugal, Iberoamérica y Filipinas. El objetivo: “Defender la Hispanidad” y poner en marcha su propia semana en Madrid, un evento con espectáculos, conciertos y gastronomía en la región en torno a la fiesta del 12 de Octubre. Taxi al centro. Terminó internacional.
Había quedado en MidTown, en un conocido restaurante de la zona que, esta vez, se encuentra flanqueado por tipos muy altos con gafas de sol y traje negro. Dentro, un reservado con una mesa redonda para 15 comensales. Una es ella. Los otros, 14 responsables de los fondos de inversión más importantes de Estados Unidos. Uno por uno, pasa la lista: Blackrock, Compass Group, EMSO Asset Management, Greylock, Van Eck, Safra Bank NYC, Hanover Asset Mgt, Carval Investors, A Plus Capital, Auriana Capital Mgt, Global Americans, Deloitte & Touche y Torino Capital.
Es, quizás, la reunión más importante de toda la gira norteamericana. Durante el año 2020, Madrid concentró el 75% de la inversión extranjera en España y se convirtió en la puerta de entrada de las empresas al mercado europeo, pero ella quiere más. Ellos también, y se interesan por el potencial económico de la región, su sistema financiero y su política fiscal. Tras más de dos horas de reunión, todo está en orden para sacar el arma secreta.
Se trata de 14 pendrives disfrazados de chulapo, uno para cada comensal, cada uno con un vídeo en su interior. Es el Bienvenido Mr. Marshall de Díaz Ayuso, una lista con las ventajas que ofrece la región, el destino de sus políticas y, a fin de cuentas, una invitación de su administración como feudo de la libertad económica de sus empresas. Vendió, en resumen, un proyecto “para el futuro y el presente”, con facilidades para que, por decirlo llanamente, se dejen el dinero y se quede más en Madrid que Mecano. Cualquier proyecto es bienvenido, venga de quien venga. También para los que no se sentaron a la mesa.
Si el domingo se sentó con su homólogo en Buenos Aires, el lunes fue el turno de su (casi) equivalente en Nueva York: Michael Bloomberg, regidor de la ciudad hasta 2013 y, en la actualidad, CEO y presidente de la asesoría financiera que lleva su nombre. La cita, reservada a las 16.30 en la sede de la compañía, versó también sobre el potencial de Madrid y su política económica y medioambiental. Lo mismo con Paul Gigot, jefe de opinión de The Wall Street Journal, que la entrevistó para un perfil político. Cierran las rotativas y Uber a Penn Station.
Ayuso en la capital
"No hubo tiempo para más". Es la frase que se repite cuando se pregunta al equipo de Ayuso precisamente por esto, el tiempo. Tres horas y media de tren hasta la estación Washington DC, taxi al centro, cena en 'Milano' y paseo por Georgetown. Es lunes por la noche y las manijas del reloj ya aprietan más de lo debido. Queda un último respiro a la mañana siguiente, el tiempo justo para salir a correr, acicalarse y preparar el colofón del viaje. Ayuso is coming to town.
De desayuno, reunión con Susan Segal, presidenta ejecutiva del Consejo de las Américas, y Global Americans, un think tank sobre la defensa de los derechos humanos, la democracia y la inclusión social. Entre sus filas se encuentra Julissa Reynoso, próxima embajadora de Estados Unidos en España, a quien volverá a encontrarse esa misma noche durante los Premios Liderazgo para las Américas. Antes de irse, deja su perla madrileña: "La región que paga menos tributos y a partir de enero no tendrá impuestos propios".
También otra más polémica, contra el Papa Francisco, sorprendida porque "un católico que habla español hable así de un legado como el nuestro, que fue llevar precisamente el español, y a través de las misiones, el catolicismo y, por tanto, la civilización y la libertad al continente americano".
El venablo, propulsado desde la capital estadounidense directo al Vaticano, nació en respuesta a una carta enviada a México por Francisco en la que, coincidiendo con el bicentenario de su independencia, pedía perdón por los "pecados" cometidos por la Iglesia Católica durante la Conquista en ese país. El resto es Historia.
Uber a la sede de la OEA, la Organización de los Estados Americanos, y cita con su máximo representante, el diplomático uruguayo Luis Almagro. Uno de los suyos, azote de los gobiernos bolivarianos y reconocido en 2018 con el Premio de la Libertad de la Fundación FAES. Otras tres entrevistas. Otro sándwich entre horas. Otro taxi. Otra reunión. Otra noche de sueño escaso.
Y otro día de locos. Uber. Primero, visita a la sede de Council on Foreign Relations, organización dedicada a investigación y análisis de la política exterior de Estados Unidos; luego, encuentro con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone. En medio, taxi, rueda de prensa y sándwich. Y reunión con Carlos Vecchio, Embajador de Venezuela en EEUU. A marchas forzadas, entrevista con Telecinco y Uber de vuelta al hotel.
El Capitolio
Si un encuentro era más importante que el de los fondos de inversión, por lo menos más lustroso dentro de la gira, ese sería la reunión del jueves con el caucus hispano en el Capitolio. Algo descafeinada al no coincidir con la diputada Alexandria Ocasio-Cortez, como estaba previsto, pero igualmente dispuesta a trasladar a los congresistas demócratas su preocupación por la revisión que se está haciendo de la historia de España en América. Su tesis: "El indigenismo como el nuevo comunismo".
En sus declaraciones a la prensa tras el encuentro, de menos de media hora, Ayuso aseguró haber trasladado "sobre todo preguntas" a los congresistas sobre su conocimiento de Madrid, pero también les "lanzó" el "debate" sobre por qué los españoles se tienen que cuestionar ahora su legado en el continente americano.
Algunos de los congresistas de este caucus representan a tribus indígenas, pero la presidenta insistió en aclarar que "del mismo modo que social y socialismo no es lo mismo y popular y populismo no es lo mismo, tampoco lo es indígena e indigenismo". Esa fue la última parada, el último punto del viaje estadounidense de Ayuso, que partió este jueves de vuelta a Madrid tras seis días entre la capital estadounidense y Nueva York.
En realidad, hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas. No sabemos si esta ha sido una de esas, aunque habrá quien diga que para este viaje no hacían falta tantas alforjas. La historia da muchas vueltas, pero no siempre a la misma velocidad. A ojos del calendario, sólo han sido 130 horas. Desde la lupa de la política, todavía queda mucho por contar.