Zaragoza ha vuelto a ser este fin de semana un foco de agresiones contra la policía, tanto local como nacional. La madrugada del sábado al domingo se ha saldado con cinco agentes agredidos en dos intervenciones. Por lo menos dos agentes están de baja, según informan fuentes policiales a este periódico.
Estas violentas intervenciones giran en torno a la sala Garden, una discoteca ubicada en la zona universitaria de la capital maña. En total, en la noche del sábado al domingo, hubo tres intervenciones policiales en torno a la sala y dos de ellas acabaron violentamente.
La primera llamada a la Policía Local sucedió en torno a las 12:30 cuando un cliente de la discoteca alertó de que un individuo le había amenazado con un arma blanca. Para cuando llegaron los agentes, dicho individuo no estaba ya en el local y no hubo detenciones.
En la segunda intervención, acabó detenido el mismo cliente que había llamado a las 12.30, paradójicamente. “La patrulla estaba haciendo servicio en una calle próxima y entonces fue alertada por unos viandantes de que en la puerta de la discoteca estaba habiendo una agresión. Las compañeras se fueron allí, pidieron apoyo al resto de unidades. Cuando llegaron ahí se encontraron con un chaval de 19 años que estaba muy violento. Se volvió contra ellas”, relata una fuente de la Policía Local maña.
Eran las 2:30 de la madrugada cuando la patrulla llegó a las puertas de la Garden. Empezó entonces un violento forcejeo entre las dos agentes de Policía Local y el joven, que se mostraba totalmente fuera de sí. “Él trató de zafarse de ellas. En el proceso de acompañamiento hasta que lo meten al vehículo, él golpea a otro policía que sale despedido. En el tumulto, una de las compañeras nota cómo le intenta extraer el arma de la funda. Lo que pasa es que tenemos fundas con un sistema de retención que evitó que pudiera hacerse con el arma”.
Ahora las dos agentes están de baja, “porque tienen magulladuras”. “Acabaron rodando por el suelo y demás”. El tercer compañero agredido, en cambio, ya ha vuelto al servicio. El detenido, por su parte, siguió con su actitud violenta incluso en el hospital. Fue llevado al Provincial zaragozano para que le curaran sus heridas.
“El hombre estaba muy agresivo. Se le trasladó a curar, donde siguió con su actitud. Se le pusieron sistemas de cinchamiento de tobillos porque era imposible controlarlo. Hasta en el hospital hubo que hacer una custodia superior al protocolo habitual”, explica esta fuente.
La zona conflictiva
Pero la noche no acabó ahí. En torno a la 6 de la madrugada, otros dos agentes (estos, de la Policía Nacional) fueron agredidos en las inmediaciones de la nombrada discoteca. “Fueron a identificar a una persona que se estaba liando un porro. Se negó a identificarse y se abalanzó sobre el policía. Le agarró del cuello y le tiró al suelo”, explica una fuente del cuerpo armado.
Uno de los agentes terminó con magulladuras y rozaduras en el cuello por el agarrón. El otro, sufre un esguince en un dedo. El balance son cinco agentes (tres de Local y dos de Nacional) agredidos en una misma noche, en la misma ciudad, en torno a la misma discoteca.
“Es una zona de ocio nocturno, de ambiente latino. Esta sala la tenían antes en otra calle, fue clausurada por urbanismo. Han cogido una sala donde tienen un aforo de hasta 600 personas. Es un foco permanente de conflictividad. La Policía Nacional ha cogido armas blancas en alguna requisa. Hay que acudir todas las noches en repetidas ocasiones”. Pese al ambiente latino de la sala, todos los agresores son españoles.
“Es un sitio donde permanentemente hay conflictividad. Los vecinos tienen que soportar violencia, agresividad, consumo de alcohol, suciedad, porque la gente orina y defeca por los portales. Hay una conflictividad impresionante”, se quejan estas fuentes. “Y es un aforo de 600 personas. Esas 600 personas, cuando abandonan el local, son una marabunta. Es un riesgo para la zona. Nos vemos sobrepasados por la situación”.
Ambos cuerpos policiales están peleando por disponer de “medios coercitivos intermedios” entre la porra (o goma) y la pistola. En otras palabras, quieren disponer de pistolas táser que permitan inmovilizar a una persona sin herirla gravemente y sin tener situaciones de peligro como las vividas este fin de semana. “No podemos disponer de medios intermedios. Ahora mismo estamos negociando”.
Los policías de Zaragoza se sienten desbordados por la falta de medios y la tensión que se vive actualmente en las calles. “No podemos dar seguridad. Nos frustra que no podemos dar satisfacción a los vecinos. No es un problema de actitud, es un problema de medios, tanto materiales como humanos”. Es por eso que este martes hay convocada una manifestación de agentes frente a la Jefatura de la Policía Local de Zaragoza.
La semana pasada también hubo dos agresiones graves a miembros de la policía en Zaragoza. La primera, tuvo lugar en un autobús, cuando un inspector le pidió amablemente a un hombre que se subiera la mascarilla. El hombre, un marroquí que está en España de forma irregular, reaccionó de forma violenta, retándole a que se bajara con él del autobús “si tenía cojones”.
El agredido no entró en su juego y mantuvo una actitud calmada, respetuosa y pacífica. El hombre, al ver que no había respuesta por parte del policía, se abalanzó sobre él, propinándole puñetazos y patadas. A raíz de la agresión, el inspector sufre una lesión en el ojo que podría ser un desprendimiento de retina. El agresor ha sido detenido este mismo lunes en Alicante.
La otra agresión que hubo la semana pasada en Zaragoza es la de José Luis R., un subinspector que recibió numerosos golpes por parte de un viandante al que pidió amablemente que se subiera a la acera y le dejara libre el hueco para aparcar en la calle. Me soltó una patada en toda la cara”, declaró el policía agredido a EL ESPAÑOL. “Tengo rotos el pómulo y los dos huesos de arriba de la nariz”. Finalmente, este lunes, José Luis ha pasado por el quirófano a causa de la agresión.