La falta de stock de algunos licores ya deja notar las primeras consecuencias en España. Por ahora, las distribuidoras son las que más lo están sufriendo. Algunas llevan casi tres semanas sin recibir ciertas marcas. Las botellas que se han convertido en un rara avis son las de Seagram’s, Absolut, Jameson o Beefeater.
La empresa responsable de traer esas marcas en España es Pernod Ricard. Es la número uno del sector, lo que explica que sea la más afectada en estos momentos: “Con marcas locales no tenemos problemas. Se ha juntado la reapertura de todos los mercados, la falta de materias primas como vidrio, tapones o aluminio o la crisis del transporte a nivel mundial”, explican desde la empresa.
El desabastecimiento de materias primas está siendo generalizado en todo el mundo en estos momentos. Pero la industria del alcohol se enfrenta a una dura situación a pocos meses de la Navidad. Y además después de venir de casi dos años duros, con la pandemia de la Covid-19 de por medio y os bares cerrados.
La problemática es que falta “vidrio, tapones de corcho y etiquetas” para poder embotellar. “No tengo nada”, resume Villar, a lo que añade que “ha sido todo de repente, sin previo aviso”.
Ese “de repente” es una de las causas de esta “crisis mundial”. Durante la pandemia de la Covid-19 las fábricas rebajaron su nivel de producción, cuando no la pararon. La gente no podía salir de sus casas, los bares estaban cerrados, la vida nocturna de clubes y garitos dejó de existir. Ahora, con el levantamiento de las restricciones, la demanda se ha disparado.
Por ahora no se atreven a vaticinar cuándo acabará el problema, aunque fuentes del sector explicaron a este periódico que “con suerte durará hasta febrero”. Es tal la dimensión del asunto que la empresa ha decidido prescindir de algunos trabajadores de manera temporal.
Se trata de aquellos responsables de montar ‘stands’ para promocionar las marcas en los bares. Trabajan de jueves a sábado y su misión es repartir regalos a cambio de tickets donde se vea que en la consumición aparece el nombre de la marca anunciada. “Nos lo han dicho este lunes, y creen que estaremos fuera hasta diciembre o enero”, explica a EL ESPAÑOL un afectado.
La empresa prevé no contar con estos empleados, que están a tiempo parcial y se les conoce como “extras” hasta después de las navidades, fecha fuerte para el sector, lo que permite imaginar el alcance de la situación a la que se enfrentan. Desde Pernod Ricard no han respondido a esta cuestión en concreto, ni a cuántos empleados tienen pensado despedir, aunque la decisión es de alcance nacional.
“Este era un buen momento de reapertura después de tanto tiempo. También afecta a los hosteleros”, explica la compañía. La situación de desabastecimiento es tal que algunos proveedores tienen que desplazarse a otras capitales de provincia a por las botellas que van a necesitar el fin de semana.
Los dueños de bares ya se preparan para unas semanas complicadas. Están convencidos de que las marcas les subirán los precios y eso, claro, repercutirá en los clientes. “Ya hemos tenido que subirlos, pero por el IPC o la factura de la luz”, explican en la Taberna de la Ardosa, en la madrileña calle de Santa Engracia, al lado de la zona de marcha pija de la ciudad.
Los bares no quieren hablar abiertamente de subidas de precios. No quieren asustar a sus clientes, pero ya se puede ver algunas pizarras con los precios nuevos, con un borrón de los antiguos de fondo.
Consumo masivo
Las fuentes consultadas desmienten que la falta de stock se deba a un “aumento exponencial” del consumo de copas. España no se ha convertido en un país ávido de grados alcohólicos de la noche a la mañana.
La Federación Española de Espirituosos ha emitido un comunicado explicando este extremo, algo que confirman todas las fuentes consultadas. “Aún queda mucho camino para recuperar los niveles de consumo pre-Covid, algo que en ningún caso se vislumbra alcanzar hasta 2023”, reza el comunicado de la patronal.
Tras pasar lo peor de la pandemia, la recuperación del sector se está viendo ahora lastrada por una "enorme inestabilidad" en los mercados, una crisis mundial en el transporte que afecta a las importaciones y exportaciones, y también al aprovisionamiento de materias primas.
El alcohol que más preocupa es el champán. “Ese stock está roto. No se va a poder regalar, a excepción de algunos clientes que tengan algún contrato ya. Pero es que no hay”, explicaba hace unos días a este periódico Víctor Manuel Aragonés, de Reyes Grupo, una de las mayores distribuidoras de Madrid.
¿Se debe a una falta de producción también? “No, el problema es que la producción destinada a nosotros se ha vendido en el mercado norteamericano y en el asiático porque nosotros hemos tardado más en abrir”. Cuando España entera ve el final de la Covid-19 y sus consecuencias directas para la vida normal, la hostelería sigue pagando la pandemia.