Pachi Almeida durante el juicio que le condenó a 30 años de cárcel, de los que cumplió 20.

Pachi Almeida durante el juicio que le condenó a 30 años de cárcel, de los que cumplió 20. La Rioja/Hemeroteca

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Crimen de la inmobiliaria: lo que Interior ya sabía del asesino al que concedió el tercer grado

Almeida actuó con alevosía en sus dos primeros crímenes. Ni siquiera sus letrados estaban seguros de que estuviera preparado para salir del penal.

31 octubre, 2021 06:59

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La calle Vélez de Guevara de Logroño ha cambiado en las últimas dos décadas. Unos han ido y otros han llegado. Algunos comercios han cerrado en este tiempo y otros tantos han abierto sin saber lo que ocurrió en el número 37 en 1998. Sin embargo, el presunto asesinato del pequeño Alex a manos de Francisco Javier Almeida hizo recordar a muchos: aquí fue donde 'Mortadelo' mató por primera vez en el conocido como 'Crimen de la Inmobiliaria'.

Algunos en el barrio se enteraban esta misma semana de lo ocurrido. Otros desbloqueaban los recuerdos escondidos años atrás. “Fue en el 5º C izquierda, sí”, dice el vecino del cuarto piso, a quien su hijo recordó que el asesino del ‘Crimen de la Inmobiliaria’ era el mismo que habían detenido por la muerte de un menor en Lardero. “Yo aquel día estaba en la fábrica trabajando, pero mi mujer sí recuerda los ruidos en el pasillo, la ambulancia…”.

La retina de los testigos aún guarda el dolor causado por entonces por Pachi, como también se conoce Almeida, por la brutalidad de lo acaecido. La Secretaria General de Instituciones Penitenciarias le concedió la progresión al tercer grado y, gracias a eso, el juez de vigilancia penitenciaria le dio la libertad condicional en 2020 tras haber cumplido tres cuartas partes de la pena. Aunque la Junta de Tratamiento se lo había negado con anterioridad y el reo terminaba de cumplir su pena en 2023.

El terror infundado por Almeida en la Zona Oeste de Logroño será difícil de olvidar. En el barrio aún vive la primera mujer a la que agredió sexualmente (cuando era una niña) y, casualmente, el colegio de Alex está a 600 metros de donde se perpetró el crimen de la inmobiliaria.

El crimen de la inmobiliaria

La calle Pérez Galdós ya no está ocupada por la inmobiliaria San Martín. Era allí donde en 1998 trabajaba María del Carmen López, mujer de 26 años, y donde Pachi entró días antes de cometer su primer asesinato.

Almeida quedó a las 17.30 horas del 17 de agosto de 1998 con Carmen para que ella le enseñara el piso. Este fue el primer encuentro entre víctima y agresor, pero no sería el único aquel día.

Al salir del piso de la calle Vélez de Guevara, 37, Almeida se puso de nuevo en contacto con la joven. Le dijo que necesitaba ir a medir de nuevo algunas zonas del piso. Y quedaron a las 19.30 horas para volver al lugar.

Carmen llegó tarde. Pachi le esperó casi una hora. Los primeros 30 minutos a la interperie, a pesar de que estaba lloviendo. Luego accedió al Bar Katy -ningún bar en la zona tiene hoy ese nombre-.

El portal número 37 de la calle  Vélez de Guevara.

El portal número 37 de la calle Vélez de Guevara. DD

A las 20 horas, subieron al inmueble. Ella dejó sus pertenencias en la entrada y accedió a las habitaciones del fondo derecha, que constaba de dos camas según la sentencia.

Fue entonces cuando Almeida, “súbita e inesperadamente, empujó por la espalda a la víctima que cayó sobre la cama en posición de bocabajo”. Él se puso encima y la inmovilizó rápidamente. Sacó un cuchillo y le hizo hasta 17 cortes, la mayoría sin apenas profundidad. Pero una de las puñaladas fue directamente al cuello. “Un corte que le seccionó las glándulas tiroideas y la tráquea, suficiente para causarle la muerte por shock hemorrágico de no haber recibido asistencia médica”, dice la sentencia.

Con la víctima a su merced, el asesino giró el cuerpo de la mujer y le hizo nuevos cortes, esta vez en el mentón y en los pechos. También le mordió los labios. En ese momento, la mujer seguía “herida y con grave padecimiento”.

A continuación, la sentencia detalla: “La despojó de sus bragas, se sacó el pene del pantalón y procedió a manipular los órganos genitales de la víctima, causándole una pequeña herida en los labios inferiores, así como unos hematomas en los muslos, hasta que excitado por el placer que le producía tal hecho logró eyacular, sin que conste que penetrase vaginal o analmente a la víctima”.

Almeida acabó con la vida de Carmen entonces. El asesino le asestó una puñalada en el corazón.

Los abogados de Almeida

Florian Gómez Soria era el abogado de Francisco Javier Almeida cuando este estaba acusado por el 'Crimen de la Inmobiliaria'. Gómez, destapó La Rioja, tenía claro que su representado no era un delincuente, pero vaticinó que mataría de nuevo: "Este señor volverá a hacer lo que ha hecho".

Entendía el malogrado letrado que no se trataba a su cliente como "un enfermo, para poder curarlo", sino como "un delincuente, sabiendo que volverá a matar". Y predijo lo que desgraciadamente ha terminado ocurriendo: "La muerte anunciada de otra persona, aunque aplazada".

No fue el único que lo advirtió en sala. Antonio Pérez Andrés representó legalmente a Almeida en el año 2000. El por entonces aún presunto asesino se encontraba en prisión provisional y el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja debía prorrogar o no su situación privativa de libertad condicionada.

Pachi Almeida durante el juicio que le condenó a 30 años de cárcel, de los que cumplió 20.

Pachi Almeida durante el juicio que le condenó a 30 años de cárcel, de los que cumplió 20. La Rioja/Hemeroteca

Pérez Andrés no se opuso a su continuación en el penal; no estaba en contra de los argumentos de la acusación. El propio Almeida se consideraba entonces un peligro para la sociedad y aseguraba ser un peligro para sí mismo y para terceros. La argumentación se basaba, nuevamente, en que estaba enfermo y debía recibir tratamiento para sus patologías antes de volver a gozar de libertad.

En la sentencia de este tribunal también se habla del estudio de personalidad que se le realizó a Almeida. "[El perito psiquiatra interviniente y los médicos forenses] excluyen terminantemente que sufra cualquier alteración psíquica que limite su capacidad volitiva y de discernimiento, descartándose que ofrezca cualquier parafilia".

La violación

Todo eso constaba no sólo en la hemeroteca, sino también en los archivos judiciales. Pero hasta los que no tenían acceso a estos papeles recuerdan a Pachi. Los que lo vivieron saben que cosas así no se pueden olvidar. “No recuerdo el piso exacto, pero sí sé que fue aquí”, dice un vecino en la misma calle donde se perpetró el crimen.

El piso donde se llevó a cabo el crimen quedó vendido menos de un año después de lo ocurrido. “Supongo que sabrán lo que ocurrió, lo que no sé es si los que viven ahora fueron los mismos que compraron el piso entonces”, señala uno de los vecinos a EL ESPAÑOL.

Muchos de los que regentan los comercios en esta calle son personas que no alcanzan más de una década en el barrio. No obstante, en lugares como la Farmacia sí saben lo que hizo Francisco Javier Almeida unos metros más abajo. “Lo que no me explico es cómo estaba en la libertad”, comentan en la esquina con la calle Huesca.

Cuentan aquí que el primer crimen de Almeida también fue en el barrio. El presunto asesino de Alex pisó por primera vez un centro penitenciario por la violación a una menor en 1989. En dicho caso, engatusó a una joven, de apenas 12 años, diciéndole que su madre estaba enferma. El modus operandi fue similar al utilizado en esta ocasión.

Cuando logró llevarla hasta su piso, la ató en una silla y la asfixió hasta que perdió el conocimiento, detalló el periódioco La Rioja. El agresor tenía un surco mojado en el pantalón y la bragueta bajada. Luego, la desató y la dejo ir, presentando ella la denuncia. El tribunal entendió que la menor no presentaba lesiones genitales por lo que Pachi habría abusado de ella manteniendo sexo oral.

Nunca se arrepintió, cuentan los trabajadores de distintas prisiones, de nada de lo que hizo en los años 90.

El caso de Alex

En la Zona Oeste de Logroño, los vecinos consultados por este periódico no conocen al niño al que atacó Almeida esta vez. Lo que sí saben es que estudiaba en los Jesuitas, un colegio situado a 600 metros del lugar donde este varón mató por primera vez.

Presuntamente, Almeida le raptó y acabó con su vida en la tarde del pasado jueves, mientras se encontraba en libertad condicional, cuando el pequeño jugaba con unos amigos en Lardero. Atacó a Alex porque iba disfrazado de la niña del exorcista y lo confundió con una niña.

El colegio de los Jesuitas se sitúa a apenas 600 metros de donde Pachi mató a Carmen.

El colegio de los Jesuitas se sitúa a apenas 600 metros de donde Pachi mató a Carmen.

Ya lo había intentado otras veces en el barrio de Villa Patro de Lardero (La Rioja), denuncian los vecinos. Los propios niños tenían perfectamente controlado al hombre que les invitaba a ver unos pajaritos a su casa. No conocían, eso sí, su pasado.

De 2013 a 2020 se le autorizaron 39 permisos desde el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria. No se produjeron registros de incidencia alguna durante los mismos. El interno cumplió en 2017 las tres cuartas partes de su condena. Aun así, el tercer grado no se le concede hasta el 6 de febrero de 2020. El 8 de abril de 2020 sale en libertad condicional. Ahora, Almeida se encuentra a la espera de pasar a disposición judicial para volver a un penal, enfrentándose esta vez muy posiblemente a la Prisión Permanente Revisable.