El pasado jueves, los vecinos del número seis de la Avenida de la Constitución de Azuqueca de Henares (Guadalajara) detectaron movimientos extraños en el patio interior que da a los bajos del edificio. El antiguo local de la Casa Regional de Andalucía llevaba abandonado cuatro años, pero el jueves alguien rompió la vieja cadena que bloqueaba la puerta y puso en su lugar un candado nuevo. Los residentes vieron entrar y salir a un "chaval joven" y llamaron a la policía. La Guardia Civil se presentó en el lugar pero respondió a los denunciantes que no podían entrar ni "hacer nada".
Lo que parecía una denuncia sin importancia, derivó, apenas tres días después, en una tragedia: la muerte de Marina G. D., una chica de 15 años, que participó en una fiesta de Halloween en el interior del local. "Se podría haber evitado", dice a EL ESPAÑOL uno de los vecinos que el jueves llamó a la policía, con aparente preocupación.
Los hechos sucedieron pasadas las 12 de la noche del domingo, en la víspera de Todos los Santos. Hacía tan solo 72 horas que a alguien se le ocurrió, de forma inocente, que el antigua Casa Regional de Andalucía de la localidad guadalajareña era el lugar indicado para reunirse. Un lugar clandestino donde él y sus amigos pudieran hacer lo que quisieran sin que nadie les molestara. Al estar abandonado, necesitaron corriente eléctrica para la luz y la música, y habrían traído su propio generador. La emisión de monóxido de carbono del grupo electrógeno en el recinto cerrado y mal ventilado provocó el fatal desenlace.
El gas comenzó a cargar el ambiente del local, de unos 40 metros cuadrados. Los participantes de la fiesta empezaron a encontrarse mal. Luego, se desplomaron, uno detrás de otro. El monóxido de carbono se acumula en la sangre de tal forma que el cuerpo reemplaza el oxígeno en los glóbulos rojos con el gas, lo cual puede generar daños graves en el tejido, o incluso la muerte.
Al parecer, uno de los jóvenes pudo dar la voz de alarma, antes de caer también. Evitó una tragedia mayor. Los familiares acudieron entonces a la Guardia Civil. Gracias a la localización de uno de los teléfonos de los jóvenes, los servicios de emergencia se presentaron en el lugar cerca de la una de la madrugada. Algunos padres les acompañaron.
En el interior del local encontraron los cuerpos de siete menores tendidos en el suelo. Uno de ellos era el de Marina, que ya se encontraba sin vida. Otros cinco fueron trasladados de urgencia al Hospital Universitario de Guadalajara, mientras que una, menor de 15 años, fue derivada a la UCI del Hospital Niño Jesús de Madrid. Dos agentes de la Guardia Civil, de los primeros que entraron en los bajos, también tuvieron que ser ingresados. Ambos policías fueron dados de alta a las 17:00 del lunes.
Una joven "muy alegre"
Según ha podido saber este periódico de fuentes del entorno de la joven, Marina era una chica "muy alegre", aplicada en los estudios, que el tiempo que no dedicaba a los libros lo empleaba para estar con sus amigos. Era residente de Meco, a 15 minutos en coche de Azuqueca, al igual que otros participantes en la fiesta. Algunos eran alumnos del IES Gaspar Sanz de Meco, donde también estudiaba Marina.
"Era una chica muy extrovertida, caía muy bien en el instituto. Tenía muchos amigos y solía salir por Meco. No bajaba a Azuqueca a menudo", relata uno de sus amigos del instituto, en conversación con EL ESPAÑOL. Él la conoció hace años a través de otra amiga, aunque en los últimos meses había perdido el contacto. El joven se levantó sobresaltado en la mañana del lunes con una llamada que le informaba de lo sucedido. "Todavía estoy en 'shock'", asegura.
El chico desconocía de la existencia de la fiesta. Sí se enteró, de forma indirecta, que por grupos de WhatsApp se comentaba que iba a haber una reunión por Halloween en Azuqueca de la que no se dieron muchos detalles. "No sabía nada de este local", relata el joven, en referencia al antiguo centro andaluz. Su versión coincide con la de los vecinos: nadie sabía de su existencia porque nadie había entrado en los últimos cuatro años, hasta el jueves pasado.
Los vecinos suelen bajar al patio donde se encuentra el local a usar una bomba de agua y fue entonces cuando advirtieron el nuevo candado. También detectaron un movimiento inusual en los días posteriores. "Un chaval entró y salió varias veces", relata uno de los residentes.
El lunes, ya dentro del precinto de la Guardia Civil, podía verse el mismo candado, de grandes dimensiones y aspecto nuevo, colgando de la puerta. Esta no presentaba signos de haber sido forzada y, aunque los cristales de las ventanas estaban rotos, tenían rejas. Así, solo se podía acceder con la llave de ese candado. Se desconoce quién lo puso, pero fuentes cercanas a la investigación sospechan de que se trate de uno de los menores que organizó la fiesta.
El ruido y la música tampoco sobresaltaron a los vecinos. Estos solo se enteraron de que algo sucedía cuando llegaron los vehículos de emergencias. "Estaba viendo la televisión, medio dormido, y de pronto comencé a ver luces de bomberos y de policía", explica Eduardo, uno de los residentes del bloque. Posteriormente, se asomó, y presenció cómo los sanitarios sacaron a varios cuerpos intubados y en camillas. Grabó varios vídeos, sin saber aún qué estaba sucediendo.
Con los servicios de emergencias llegaron también los padres de algunos de los menores. Eduardo fue testigo de escenas de desesperación y escuchó los gritos de los progenitores ante el escenario que se encontraron. "Los padres querían entrar, gritaban desesperados en la puerta", asegura el vecino.
Local abandonado
El local fue, en su día, un bar y, después, un centro andaluz en el que había clases de baile y otras actividades culturales. Sin embargo, incluso antes de su abandono, ya se encontraba en mal estado. Varios tubos de andamio apuntalan todavía el techo y una mujer que acudía a clases de danza hace años, cuando aún estaba abierto, dejó de ir porque "se caía el techo".
Estaba alquilado y, después de estos años, se encontraba en venta, tal y como advertía un cartel de una inmobiliaria colgado en la reja de una de las ventanas. "Esta zona está llena de locales como este, abandonados, sin ningún tipo de licencia para nada", lamenta otro de los vecinos.
La familia no ha reaccionado aún a lo sucedido y, a través de uno de los amigos de la joven, ha expresado que está "destrozada". El cuerpo de la menor fue velado durante la tarde del lunes en el Tanatorio de Guadalajara, donde este martes tiene lugar el funeral. Los menores que estaban ingresados se recuperaron paulatinamente a lo largo del lunes. Dos de ellos se encontraban en la UCI, habiendo sido uno de ellos trasladado al Hospital Doce de Octubre de Madrid. La investigación continúa abierta.