Domingo, 25 de julio, antes del medio día. Juan Alfredo López detiene su coche en la M-30 de Madrid por una retención. Unos kilómetros por detrás, dos coches compiten en una carrera que sólo existía en las cabezas de los conductores. Van a toda velocidad. Son un BMW y un Fiat. Chocan las chapas, saltan las chispas y pierden el control.
Corren por el tunel de la arteria de la capital, esquivando otros coches y persiguiéndose. Llega un punto en el que uno de los conductores se estrella contra Juan Alfredo, que muere tras los intentos de los sanitarios de salvarle la vida.
Juan Alfredo, médico de urgencias de profesión, trabajaba en el Hospital Fundación Jiménez Díaz. Esa mañana estaba saliente de su lugar de trabajo. Los dos violentos conductores, que dieron positivo en cocaína y cannabis según El Confidencial, se llevaron por delante la vida de un padre de familia, con una pareja ginecóloga que trabaja en el mismo hospital y que en ese momento esperaba a otra criatura.
Los compañeros y los familiares de López no se han visto con fuerzas para participar en este reportaje. Se graduó en la Universidad de Santiago, en la promoción de 2010, pero no terminó ahí su formación. En 2014 aprobó un máster en Medicina Tropical y Salud Internacional en la Universidad Autónoma de Madrid, y gracias a realizó prácticas en el Hospital Gambo, en Etiopía.
La especialidad de residente la realizó en Medicina Interna y sus intereses clínicos eran las enfermedades autoinmunes y sistémicas y las enfermedades infecciosas (especialmente enfermedades tropicales, como denotan el máster en la Autónoma y su paso por Etiopía).
Al volver se matriculó en otro máster, esta vez en la Francisco de Vitoria, sobre Urgencias y Emergencias, que es a lo que se dedicaba antes de su muerte. Trabajaba para Quirónsalud, que es la empresa que gestiona la Jiménez Díaz. Pero antes de todo eso pasó por el Hospital San Cecilio, en Granada, en la Unidad de Enfermedades Sistémicas durante tres meses. Hablaba cuatro idiomas: español, francés, gallego e inglés.
Durante su último año de vida, López se dedicó en cuerpo y alma a lo mismo que todos sus colegas: a luchar contra la pandemia de la Covid-19. En su perfil de Twitter todavía se puede ver un vídeo del 21 de marzo de 2020, en la primera semana del confinamiento, en la que agradecía el compromiso ciudadano de las personas que se quedaron en sus casas sin salir. Él salía a la puerta de su hospital a aplaudirles.
Dos semanas antes del trágico accidente, se alegraba por la eficacia que estaban teniendo las vacunas para el coronavirus, pero se le caía el alma al suelo cuando, en mitad de la noche, le llegaba “un chaval de 26 años sano y delgado con neumonía bilateral”. Para todo el mundo tenía un mensaje claro: “¡Aquí seguiremos 24/7 pero por favor concienciad a la gente de que esto no se ha acabado!”.
Llamada y fuga
Los ocupantes del resto de coches que circulaban por la M-30 inmediatamente llamaron al servicio de Emergencias. El del BMW se dio a la fuga, mientras que el otro pidió ayuda sin que nadie le hiciese caso. El fugado, dos horas más tarde, también realiza una llamada a los servicios sanitarios.
El Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid es el responsable de llevar el caso. Este jueves, más de tres meses después, se ha celebrado la comparecencia de los dos conductores. Uno de los dos investigados ha declarado, mientras que el segundo se ha acogido a su derecho constitucional a no hacerlo.
Ambos están siendo investigados por la supuesta comisión de un delito contra la seguridad vial, aunque esta imputación es inicial y podría cambiar cuando se realicen las correspondientes diligencias de investigación en el marco de la instrucción judicial.
Según el bufete Guzmán & Cubero en un hilo de Twitter en el que explica la situación judicial, "la familia del fallecido tratará de que sea considerado un homicidio cometido por dolo eventual, ya que, cuando se conduce bajo los efectos de las drogas y a gran velocidad, es muy probable provocar un accidente en el que alguna persona resulte fallecida".
Tras escucharlos, el juez ha decidido dejarlos en libertad sin ninguna medida cautelar, ya que ni la Fiscalía ni ninguna de las dos acusaciones particulares personadas en el procedimiento lo han solicitado.
Además de los dos investigados, el magistrado también ha tomado declaración a los dos agentes de la Policía Municipal de Madrid que participaron en el operativo tras el accidente mortal.