El Juzgado de Instrucción número 52 de Madrid ha citado a declarar el próximo 17 de diciembre al joven que denunció haber sufrido una agresión homófoba con lesiones en el barrio madrileño de Malasaña y luego se desdijo, admitiendo que su relato era falso.
Como investigado, el veinteañero deberá acudir ante el juez por la supuesta comisión de un delito de simulación de delito, castigado en el Código Penal con una multa de seis a doce meses.
La falsa víctima denunció, el pasado septiembre, haber sido agredido por ocho personas encapuchadas, en plena tarde, que lo arrinconaron en su portal, le insultaron y le lesionaron.
Según su primera versión, que narró a los policías de la comisaría del Distrito Centro de la capital, habrían escrito la palabra maricón con un cúter en uno de sus glúteos.
Sin embargo, un par de días más tarde, el denunciante reculó y confesó que su relato era ficticio. Las heridas, dijo, habían sido consentidas, fruto de una práctica sexual extrema que había tenido lugar días antes.
Tal y como declararon fuentes policiales a este diario, dos hombres contrataron los servicios sexuales del joven a través de una página de contactos para varones homosexuales. Fue durante ese encuentro cuando se produjeron los cortes. El chico ejercía eventualmente la prostitución.
Sin pruebas
Ninguna de las abundantes cámaras que hay en el barrio de Malasaña había grabado al grupo de encapuchados.
La falta de imágenes de los supuestos autores —además de que, según la declaración inicial, la agresión había ocurrido en plena tarde de un domingo, en una zona concurrida y no había testigos de ella— hizo sospechar a los agentes ya desde el inicio de la investigación.
No obstante, varios políticos —incluido el ministro Fernando Grande-Marlaska— asumieron la veracidad del primer relato, que luego se demostraría ficticio, y arremetieron contra Vox, al considerar que el partido había generado "un caldo de cultivo preocupante" para la homofobia, según manifestó el titular de Interior.
En los días posteriores a la denuncia se celebró una manifestación —convocada tras este caso concreto, aunque antes que se conociera la falsedad del relato— para protestar contra las agresiones contra personas LGTB, que reunió a unas 5.000 personas en el centro de la capital.