Cada vez es mayor la tendencia en España de comer productos de origen ecológico. Estos, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, son “alimentos provenientes de la agricultura o ganadería ecológica, es decir, de actividades en donde no se usan sustancias químicas de síntesis, pesticidas, fertilizantes o medicamentos. Además, se obtienen respetando el ritmo de crecimiento de plantas y animales y son productos a los que no se le añaden sustancias artificiales como aditivos, colorantes, saborizantes y aromas”.
Atendiendo a esta definición, parece que estos alimentos sólo tienen virtudes, pero el consumidor no debe vivir engañado, ya que, estos productos no son mejores que los convencionales a nivel nutricional, además de ser entre un 77 y un 216% más caros. “Por ejemplo, hay ya varios estudios que indican que no hay diferencias nutricionales entre un huevo producido por una gallina en libertad y de manera ecológica que uno procedente de una gallina de jaula. Es cierto que el bienestar animal marca la diferencia, pero si nos centramos estrictamente en el aspecto nutricional, aportarían a nuestro cuerpo los mismos nutrientes”, explica a EL ESPAÑOL el nutricionista Alejandro Carrasco (Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1994).
En otras palabras, este profesional de la nutrición explica que un alimento ecológico y un alimento convencional homólogos aportarían la misma cantidad de nutrientes a nuestro organismo. No obstante, la creciente concienciación de la sociedad en consumir alimentos de origen ecológico tiene que ver más con que los españoles, cada vez más, apuestan por el bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental y no tanto por buscar un mayor beneficio nutricional.
Este objetivo, de hecho, está estrechamente relacionado con uno de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), marcados en la Agenda 2030. El número 12 persigue “aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenible” acompasado con frenar “la degradación medioambiental”. El problema para los consumidores en España, critica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es que, de media, los productos ecológicos son un “77% más caros respecto a la marca líder” y un “216% más caros respecto en comparación con los de la marca blanca”. Por ejemplo, la OCU ha hecho una compra con los mismos productos homólogos —ecológicos y convencionales— y ha pagado 25 euros en la primera y 15,66 euros en la segunda.
“Esto, evidentemente, desincentiva al consumidor a la hora de adquirir un producto ecológico aunque quiera. Según una encuesta que hemos hecho, un 58% de los consumidores dice que el precio es una barrera muy grande para comprar productos ecológicos”, explica a este diario Enrique García, portavoz de la OCU. Y es que esta organización de consumidores busca que “no tengan que pagar un precio más caro por los productos ecológicos si es lo que quieren”. Las razones, ya dichas, tienen que ver más con la sostenibilidad medioambiental que realmente con el aporte nutricional.
¿Y los químicos?
Pese a ello, este medio se ha preguntado acerca de las posibles sustancias químicas de síntesis, pesticidas, fertilizantes o medicamentos se le pueden echar a, por ejemplo, las plantas de un cultivo intensivo. ¿Éstas podrían traspasarse a nuestro cuerpo y a nuestra salud? “No tiene por qué. Hoy en día eso está regulado y nutricionalmente un tomate ecológico aportaría lo mismo que uno convencional si lo analizáramos en un laboratorio”, esgrime el nutricionista Carrasco.
“Lo que es evidente es que entre ambos tomates sí varían sus características organolépticas. Es decir, la apariencia, el sabor, la jugosidad, la propia carne. Un tomate ecológico suele estar más rico, claro, pero seguiría conteniendo los mismos nutrientes que uno convencional. La diferencia es que al industrial se le añaden sustancias para acelerar su crecimiento, algo que no valoro, pero nutricionalmente contendrían lo mismo”, añade el experto.
Producto de alimentación | Precio medio del ecológico (€) | Precio medio de la marca líder (€) | Precio medio de la marca blanca (€) |
Litro de leche de vaca UHT | 1,5 | 0,81 | 0,64 |
Tomate frito de 350 gramos | 2,08 | 1,47 | 0,99 |
Tarro de verduras con carne de 235 gramos | 2,13 | 1 | 0,89 |
Tableta de chocolate negro de 100 gramos | 2,36 | 1,8 | 0,96 |
Garbanzos cocidos de 400 gramos | 2,36 | 1,13 | 0,67 |
Yogur natural (4 x 125 gramos) | 2,44 | 1,17 | 0,49 |
Atún claro en aceite de 80 gramos | 2,7 | 2,41 | 1,12 |
250 gramos de café molido | 3,38 | 2,3 | 1,14 |
Kilo de arroz redondo | 3,41 | 1,49 | 0,8 |
750 mililitros de aceite AOVE | 6,4 | 4,6 | 3,6 |
Fuente de tabla: OCU
Otro de los motivos que persiguen los consumidores a la hora de comprar un producto ecológico frente a uno convencional, de esta manera, es su sabor. Y no tanto el aspecto nutritivo. En este sentido, un amante de la leche puede que prefiera una ecológica a una industrial. El problema que evita que en España se consuma más, insiste la OCU, son sus altos precios. Según un estudio realizado, un litro de leche de vaca ecológica costaría 1,50 euros frente a los 0,81 euros, precio de la marca líder, o los 0,64 euros, precio medio de la marca blanca. Es decir, el cliente pagaría un 85% más o incluso un 164% si quiere beber su leche ecológica.
Esta diferencia, si cabe, puede llegar a ser aún más alarmante en otros productos de la dieta básica como el arroz. En este sentido, la OCU explica que un kilo de arroz redondo de la marca líder en el sector cuesta un 129% más que el kilo de uno ecológico. Esta diferencia se acrecienta si compramos un kilo de arroz redondo de marca blanca. Con él, pagaríamos un 326% menos respecto al ecológico. O lo que es lo mismo: el arroz redondo ecológico es más de tres veces más caro que el arroz redondo de marca blanca.
Causas de las diferencias de precios
“Hay varios motivos por los que los precios de los productos ecológicos son mucho superiores a los de sus homólogos convencionales: el primero es que tienen mayores costes de producción. La producción ecológica es más cara porque los productos que deben utilizar para su producción son más caros. Por ejemplo, los fertilizantes para cultivos o los alimentos para animales cuestan más y eso provoca que se encarezca el producto final”, explica Enrique García.
Así, la OCU, la organización en la que trabaja, ha explicado en su estudio que “en la agricultura ecológica la productividad es menor por la necesidad de más mano de obra, la rotación de cultivos para mantener la fertilidad del suelo y la ausencia de plaguicidas químicos y fertilizantes artificiales sintéticos, que influyen en un rendimiento más escaso de los cultivos”.
“En la ganadería, el tiempo de cría de algunas especies es más largo, hace falta más terreno o reducir el número de animales en la misma superficie y la alimentación de pasto y cereales produce menos rendimiento que la de piensos y forraje”, añade este mismo estudio de Consumo. Y no hay que olvidar los costes para certificar los productos como “ecológicos”, algo que también encarece el producto final.
En todo caso, aunque a nivel nutricional un alimento ecológico no sea mejor que uno convencional, sí que hay otras características por las que los consumidores pueden decantarse por ellos, que son el sabor, la búsqueda del bienestar animal y medioambiental y la sostenibilidad, algo que la OCU defiende a capa y espada.
—Enrique, a su juicio, ¿qué deberían hacer las administraciones para incentivar el consumo de productos ecológicos?
—Para empezar, para abaratar su precio final, se les debería aplicar el IVA reducido de 4%. También, las administraciones podrían apoyar la producción ecológica, lo que abarataría el coste final del producto, con el fin de favorecer la sostenibilidad. Y, por último, que los supermercados vendan más productos, pues si hay más oferta de ecológicos, sus precios también bajarían algo.
También te puede interesar...
-El imperio de El Cantero de Letur con sus yogures eco: 12 millones al año y Rozalén de 'madrina'
-Probamos la hamburguesa que Dabiz Muñoz vende por 15 euros en un food truck de la Castellana