La cinta de la Policía Nacional que impedía el paso en la Isla de los Monos (Badajoz) está rota. El camino de tierra ahora está ocupado por senderistas. No son muchos: de vez en cuando pasa una bici; otras, una pareja; hay una mujer que pasea a su perro, como hace una semana lo hacía el Guardia Civil que encontró aquí el móvil de Pablo Sierra, del que nada se sabe desde entonces.
Este lugar copa una de las tres certezas que se tienen sobre el caso. Las otras dos están lejos de aquí, a tres y siete kilómetros respectivamente. La primera es el último lugar en el que se vio al joven de 21 años, moreno, 1,75 metros de estatura: la calle Zurbarán. La segunda es el sitio al que se dirigía: la residencia universitaria Rucab.
Una semana después, el resto de hipótesis sobre lo ocurrido están llenas de incógnitas. Las últimas horas han sido duras para la familia de Pablo Sierra. A la espera se suman cada vez más conjeturas.
La madrugada del sábado, un hombre de 39 años aparecía muerto en Badajoz. Tenía una herida causada por arma de fuego. Se llegó a publicar que el cuerpo encontrado era del estudiante, algo que alcanzó a la familia casi al instante. A pesar del susto, no era él.
Además, la investigación continúa su curso en silencio, pero los rumores afloran. Lo primero fue el móvil encontrado con sangre. Joaquín Amills, portavoz de la familia, apunta que no saben si esos restos biológicos pertenecen a Pablo o no.
Asimismo, hace hincapié en diferenciar entre los conceptos estar manchado de sangre y que se encontrara sangre en el terminal. En conversación con EL ESPAÑOL, incidió que la sangre encontrada era casi imperceptible.
También en las últimas horas se habla de una pelea o un rifirrafe entre Pablo y otro joven. “El chico prestó declaración al día siguiente. No fue nada. Es como si sales de la discoteca, le das a alguien en el hombro, se le cae el móvil y te ofreces a correr con los gastos de la reparación. Hasta ahí”, comentó el también portavoz de la asociación SOS Desaparecidos.
El último lugar en el que se vio a Pablo fue en la calle Zurbarán. No hay más dudas al respecto. Amills apunta que estuvo en la calle Arco Agüero, paralela a Zurbarán, horas antes, en un bar de copas llamado Botanic, y no al revés, como también se había especulado.
Continúan todas las líneas de investigación abiertas. La Policía Nacional y la familia conocían todos los detalles que se han ido desgranando desde la pasada semana. Con el caso bajo secreto de sumario, la instrucción continúa con tres certezas: el sitio donde se le vio por última vez, el destino pretendido y el lugar donde estaba el móvil.
La Isla de los Monos
La ribera del Guadiana está llena de domingueros este sábado. El sol corona un día espléndido que muchos aprovechan para hacer deporte, caminar o pescar. Y es que poco más se puede hacer en un lugar al que se accede con relativa facilidad por caminos de tierra desde la avenida Manuel Rojas Torres.
La zona de Las Crispitas es un territorio prácticamente yermo. Los caminos de tierra han sido formados para poder circular por la ribera del río. El teléfono móvil de Pablo está cercano a la zona de El Pico. ¿Por qué?
Ahí se encuentra la denominada Isla de los Monos. Un camino de tierra rodea el lugar que acordonó la policía hace escasos días. Un Guardia Civil encontró el terminal de Pablo el pasado viernes en uno de los montículos que aquí se forman. Sus hermanos lo llamaban, se iluminó y el hombre respondió. Desde entonces, es la clave del caso.
Por eso se realizaron aquí las primeras labores de búsqueda y las primeras batidas. En las primeras horas, las hipótesis más claras apuntaban al Guadiana.
Protección Civil, bomberos, policía local y voluntarios buscaron a Pablo sin suerte. Se unieron a la búsqueda incluso personas de Zorita, el pueblo natal de Pablo. No encontraron nada que pudiera ayudar a conocer el paradero el joven estudiante de Matemáticas. Tras peinar el río por tierra, agua y aire, se abandonó el lugar.
La Policía se encarga del caso desde entonces. Rastrea las cámaras de la ciudad. Una de las claves podría estar en las que se encuentran en la Plaza de España. ¿Salió desde la radial hacia aquí, llegó hasta la Ronda del Pilar, cambió su rumbo en la Plaza San Atón?
Calle Zurbarán
La calle Zurbarán en Badajoz es céntrica y larga. Va desde la Ronda del Pilar hasta la Plaza de España. En uno de estos locales se vio por última vez a Pablo. Aquí se le perdió la pista.
La madrugada del sábado, los locales de esta zona están animados. Los porteros abren las puertas y los grupos de jóvenes se agolpan en distintas zonas. Algunos bromean antes de que comience la juerga. De lo ocurrido hace una semana, no queda más rastro que un cartel con la cara de Pablo y algún comentario de soslayo.
Esta es la calle donde un amigo despidió a Pablo. Salió junto a él del local y luego tomaron caminos diferenciados. Sierra se iba para la residencia y su compañero volvió a la fiesta.
El objetivo de la investigación estos días era saber cómo se fue a casa: ¿cogió el autobús, se fue en taxi, se montó en otro vehículo o se fue a pie? Si iba en autobús, debía coger la línea 9. Los taxistas de la ciudad que trabajaron esa noche, al parecer, no han podido identificar a ningún usuario con las características del joven desaparecido.
Las zonas colindantes con la calle Zurbarán, y esta misma vía, son las que más carteles albergan con la cara de Pablo en Badajoz. En todas ellas consta la descripción del estudiante.
Residencia Rucab
La Residencia Rucab fue el primer lugar donde se comenzó la búsqueda de Pablo. Aquí vivía el estudiante de Matemáticas y también su hermano gemelo. Hasta aquí vino a buscarlos el tercer hermano en discordia para partir hacia Zorita, donde pasarían el puente de la Inmaculada.
Pero Pablo no aparecía. Nadie le había visto. Cuando sus hermanos le llamaron, al otro lado de la línea apareció un Guardia Civil, que se había encontrado el teléfono en la Isla de los Monos.
El resto de universitarios comenzaron a buscarle. Incluso, el rector de la Universidad de Extremadura envió un mensaje a los alumnos. El objetivo: cualquiera que supiera algo sobre el paradero del joven debía comunicarlo.
Este es un lugar tranquilo, una urbanización universitaria que se encuentra lejos del centro de Badajoz. Es un lugar relativamente nuevo, se sitúa junto a un Decathlon y una zona que se está urbanizando. También está al lado de un gran terreno silvestre.
No se conoce si Pablo pudo llegar hasta este lugar. Esa es otra de las incógnitas. ¿Cómo llegó su móvil hasta un lugar a 7 kilómetros de aquí si era este su destino? ¿Qué hacía el móvil en un lugar donde sólo hay campo y río? ¿Había quedado Pablo con otra persona y no se lo dijo a nadie? Y así se podría seguir. Nada parece saberse más que las tres certezas ya contadas. El resto, incógnitas que la investigación tendrá que resolver. Todas las hipótesis continúan abiertas.