Las próximas 48 horas serán cruciales para la vida de Sara Gómez: la bellísima agente inmobiliaria de Alcantarilla, que el 2 de diciembre ingresó de urgencia en la UCI del Hospital Santa Lucía de Cartagena, tras sufrir supuestamente varias perforaciones en el intestino durante una lipoesculta practicada por un cirujano cardiovascular de una clínica murciana. Esta madre de dos hijos ha tenido que ser sometida a una traqueotomía: una abertura en frente del cuello para generarle una vía respiratoria porque no respira por sí misma.
"Está muy crítica: este miércoles nos comunicaron que las posibilidades de que salga con vida son muy, muy escasas", tal y como remarca Ezequiel, portavoz de la familia. La voz del hombre que hasta ahora había sido irreductible al desaliento, no suena ya igual: tiene un nudo en la garganta de proporciones bíblicas. "Se le han vuelto a soltar los puntos y tiene tres bolsas para suplir las funciones básicas de la bilis, el intestino delgado y el estómago", enumera con preocupación.
La familia no celebrará la Nochebuena porque estará en la sala de espera del hospital, con el alma en un puño, pendiente de que los partes médicos diarios dejen de mostrar que el pronóstico de Sara continua en caída libre. "Es la peor pesadilla de nuestras vidas", sentencia Ezequiel. Los padres de Sara y sus hermanos, Nora y Rubén, son un mar de lágrimas. El hijo pequeño, Izan, de 10 años, no piensa en los regalos de Navidad, y la hija mayor, Sara, de 18 años, no tiene ganas de hacer planes con su pandilla. "Los médicos dicen que las siguientes 48 horas son fundamentales".
Ezequiel sigue al pie del cañón después de 21 días viendo cómo Sara se debate entre la vida y la muerte en la UCI del Hospital Santa Lucía, tras desembolsar 5.700 euros a una clínica de Murcia, que se publicita como un referente de prestigio internacional en alta cirugía plástica, medicina estética y tratamientos antienvejecimiento. "Su estado ha entrado en una cuesta abajo porque está destrozada por dentro: es una carnicería lo que le han hecho", resume el portavoz de la familia a EL ESPAÑOL, sobre las secuelas que le ha causado la lipoescultura al aparato digestivo de Sara.
"El miércoles fue un día muy duro cuando entré a ver a Sara después de que le hiciesen una traqueotomía: mentalmente estamos jodidos porque es terrible ver cómo está ahora mismo", concluye Ezequiel. El dolor de esta familia lo comparten los 42.345 vecinos de Alcantarilla: la localidad donde reside Sara, junto a sus hijos, y que sigue en vilo la preocupante evolución de esta mujer, de 39 años, aficionada al deporte, al senderismo, a viajar, y a la que conocen cariñosamente como 'La Pingüina' por su pasión por esta ave que nidifica en la Antártida.
Función renal dañada
"Al principio había optimismo porque se trata de una paciente joven, pero lo que está ocurriendo con el paso de los días no es bueno", tal y como corrobora Ignacio Martínez, abogado de la Asociación del Defensor del Paciente, y que representa a la familia de Sara en las acciones legales que han emprendido contra el cirujano que le practicó la lipoescultura.
"La función renal la tiene afectada y se le han soltado los puntos de sutura, generando un hueco de un centímetro: su estado sigue siendo crítico", insiste Martínez. Este letrado especializado en derecho sanitario está escudriñando las historias clínicas de Sara y no acierta a entender cómo no se detuvo la lipoescultura en el quirófano de la Clínica Virgen de la Caridad: "El ángulo de la entrada de la cánula fue brusco, el cirujano supuestamente se metió en el peritoneo y lesionó las vísceras, entonces tú no sacas grasa, sino sangre y aire".
De momento, la Fiscalía no se ha pronunciado sobre las diligencias solicitadas por la Asociación del Paciente. Una de ellas consiste en practicar un test de estupefacientes a los tres responsables de lo que ocurría en la mesa de operaciones aquel 2 de diciembre: el cirujano que dirigía la intervención, el cirujano ayudante y el anestesista. La previsión inicial es que la toma de declaraciones a los implicados en este caso, por un supuesto delito de lesiones por imprudencia profesional, no se tome hasta abril de 2022.
Tensión por los suelos
"La hemoglobina debe estar en un valor mínimo de entre 16 y 11,8, pero en la Clínica Virgen de la Caridad la llegó a tener solo por encima de 4: eso significa que se estaba desangrando", precisa el abogado Ignacio Martínez: "Sara entró en urgencias del Santa Lucía con un shock hipovolémico, el nivel de hemoglobina lo tenía en 7,8 y la tensión estaba absolutamente por los suelos".
Los próximos dos días, Nochebuena y Navidad, serán claves para la evolución de Sara. La familia sigue rezando para que el personal del Hospital Santa Lucía de Cartagena logre el milagro de revertir el parte de guerra con el que ingresó esta madre de dos hijos: "Necrosis de pared abdominal anterior (...). Gran edemación y congestión gastrointestinal, con múltiples perforaciones intestinales de 0,5 a 2 centímetros (...). Peritonitis biliar (...). Laceraciones hepáticas múltiples. Hematoma renal izquierdo (...)".
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