Murcia

Izan le escribe a diario por WhatsApp a su madre, Sara, para contarle lo que hace con sus amiguitos. A sus tiernos diez años no encaja que la mujer que le trajo al mundo, su fan número uno en el fútbol, y su compañera de aventuras y juegos cuando se iban al Valle a hacer senderismo o a bañarse a la playa de la Azohía, se debate entre la vida y la muerte en una UCI. "Mi hijo está sufriendo mucho y ampliaré las acciones legales en su nombre", subraya Ezequiel Nicolás, padre de Izan, expareja de Sara, y portavoz de la familia de esta paciente que atraviesa horas críticas tras someterse a una lipoesculta que pagó a una clínica de Murcia.

Hasta el momento, los familiares de Sara Gómez solo habían denunciado al cirujano cardiovascular que hizo la lipoescultura, por un delito de lesiones por imprudencia profesional, pero Ezquiel ha decidido ampliar esa denuncia: "Desde el principio mantengo que aquí no solo se ha producido una supuesta negligencia por parte del cirujano, por perforar el cuerpo de Sara, sino que hay más irregularidades en este caso. Por eso presentaré una acusación particular en nombre de Izan contra el médico, la clínica de Murcia donde Sara contrató la lipoescultura y la clínica de Cartagena que puso el quirófano y al personal sanitario asistente".

Ezequiel ha adoptado esa decisión después de que la familia de Sara haya revisado el historial de conversaciones que mantuvo por WhatsApp antes del 2 de diciembre, cuando entró al quirófano de una clínica de Cartagena tras contratar una lipoescultura en un centro de Murcia que se publicita como un referente internacional en alta cirugía plástica y medicina estética. "Aquí se están echando las culpas unos a otros, porque la clínica de Murcia externalizó la cirugía contratando a un cirujano que es autónomo", denuncia indignado el padre de Izan.

EL ESPAÑOL ha accedido a un pantallazo de la primera conversación que la bellísima agente inmobiliaria mantuvo con el médico y donde le preguntó si era compatible la abdominoplastia que ella se realizó en 2019, con una lipoescultura para volver a sacarse grasa abdominal y transferirla a los glúteos. El guaseo tuvo lugar el 9 de noviembre y se aportará a la ampliación de la causa judicial que la familia ha abierto a través de la Asociación del Defensor del Paciente. 

- Sara: Hola, Alejandro. Estoy alucinada con tu trabajo y quería pedirte información. ¿Estás trabajando en Murcia?

- Cirujano: Sí.

- Sara: ¡Pues genial! A ver, he visto que haces marcación abdominal. Yo llevo una abdominoplastia: ¿Se podría hacer la marcación?

- Cirujano: Sí se puede. Perfectamente.

- Sara: Pues dame cita para que me des información. ¿Qué precio tiene?

- Cirujano: Mira, tienes que pedir cita.

- Sara: Vale.

- Cirujano: En la clínica X. Los martes. Y que quieres verme a mí.

El cirujano que operó a Sara en Cartagena. Cedida

Un fondo de capital 

"Sara tuvo dudas de someterse a la lipoescultura y por eso le preguntó al cirujano si podía realizarse la operación después de una abdominoplastia", se lamenta Ezequiel en alusión a la citada conversación, donde su expareja se interesa por el trabajo de este cirujano, en cuyas redes sociales suma miles de seguridores, y que tiene por costumbre publicar fotos de sus intervenciones. Incluso se presenta así en su perfil: 'International Board Certified in Cosmetic Surgery', 'Body Contouring Expert' y 'médico de cirugía estética facial, corporal y vascular'.

"Ella contactó con el cirujano por todo lo que colgaba sobre su trabajo en redes sociales y cómo lo exponía. El pago de 5.700 euros por la lipoescultura se produjo a la clínica de Murcia porque el cirujano no tenía quirófano donde operar, entonces la clínica externaliza el servicio de cirugía en un autónomo, que en este caso es el médico que la operó: ahí está el entramado y por eso se echan las culpas unos a otros".

Prueba de ello es que Ezequiel ha averiguado que pertenecen al mismo propietario, tanto la clínica de Murcia donde Sara abonó la lipoescultura, como la clínica de Cartagena que puso el quirófano y al personal sanitario que asisitó al cirujano durante la intervención. Se trata de un fondo de capital extranjero que es uno de los mayores operadores de medicina privada en la Región de Murcia.

- Si tuviese la oportunidad de hablar con un representante de ese fondo de capital extranjero que está detrás de las dos clínicas: ¿Qué mensaje le trasladaría?

- Me gustaría preguntarles qué tipo de controles hacen en sus centros y sobre los especialistas que trabajan para ellos. Al cirujano que operó a Sara, según ellos, lo conocían de un solo día. No verificaron nada. Él hablaba de que usaba unas cánulas especiales para la lipoescultura y unas técnicas especiales que no quería que se las copiasen. Y mira cómo acabó todo.

- ¿Cómo piensa argumentar la acusación particular que presentará en nombre de su hijo contra las dos clínicas?

- Con un perito estamos analizando si los tiempos fueron los adecuados y si fue correcta la técnica de lipoescultura empleada en el quirófano. Estamos investigando para averiguar si, además de la intervención del cirujano, hubo otros factores que ayudaron a que esta supuesta negligencia ocurriese: como la clínica de Murcia donde Sara contrató la lipoescultura, la clínica de Cartagena donde se produjo la intervención, y la propia normativa sanitaria que permite que estas operaciones sean practicadas por cirujanos que no tienen la especialidad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.

- ¿Ha pedido alguna explicación a la clínica privada de Murcia a la que su expareja contrató la lipoescultura?

- Sí. Ellos me dijeron que conocían al cirujano de un día y que lo llevó Sara allí, pero he comprobado que no es así. La persona que empezó las negociaciones por la lipoescultura fue el médico con la clínica de Murcia. El primer presupuesto de la clínica fue de 8.500 euros. Parece un mercadillo. Hay un mensaje de la clínica preguntando qué cobraba la competencia y bajan la operación a Sara a 5.700 euros. En la clínica de Murcia se lavan las manos diciendo que el cirujano es autónomo y lo conocen de un día.

- Imagino que también se habrá dirigido a la clínica de Cartagena que puso el quirófano y el personal sanitario que asisitó al cirujano en la lipoescultura...

- Ellos no dieron ninguna explicación de lo que pasó en su quirófano. Fueron totalmente herméticos. Tardaron días en darnos la documentación de Sara. En una reunión con el gerente nos preguntó irónicamente: '¿Qué problema había?' A lo que yo le pregunté si el personal que estaba en el quirófano era propio, a la vista de que el cirujano es autónomo y de que su novia entró a la sala de operaciones y publicó fotos en redes sociales, vestida con ropa con el logotipo de su clínica, sin ser personal de ese centro de Cartagena, pero el gerente evitó darme una respuesta.

Sara paseando de la mano de sus dos hijos.

- ¿Por ese motivo han solicitado a la Fiscalía la acreditación profesional de la novia del cirujano que operó a Sara y su relación contractual con las dos clínicas?

- Sí. Es un hecho que queremos que se esclarezca porque no sabemos si esa mujer es camarera de una discoteca o es auxiliar de enfermería. También queremos que se aclare si podía estar, o no, dentro del quirófano de la clínica de Cartagena, qué papel desempeñó durante la lipoescultura, por qué motivo le dejaron hacerse fotos en la sala de operaciones y por qué ella fue la persona que iba informando a la pareja de Sara de cómo iba la intervención.

- ¿Ha hablado con el cirujano que le hizo la lipoescultura a Sara?

- Sí, al día siguiente de la operación: el viernes 3 de diciembre. Le llamé para preguntarle qué había pasado y él venía de Alicante de hacer otra cirugía. Me dijo que la operación había salido muy bien, pero Sara simplemente se empezó a inestabilizar un poco y decidieron llevarla a la UCI del Hospital Santa Lucía de Cartagena. 

- ¿Considera que el cirujano actuó de forma diligente?

- Yo no dispongo de conocimientos médicos para poder valorar esta situación y atribuir responsabilidades, sin más. Pero lo que tengo claro es que la madre de mi hijo entró para estar mejor, para verse mejor, y se está debatiendo entre la vida y la muerte. ¿Qué ha pasado para llegar a esa situación? Eso es algo que la Justicia tendrá que aclarar. Nosotros vamos a poner a disposición de la Fiscalía y del juzgado todo lo que tenemos sobre la información que se le dio a Sara, las expectativas que se le pudieron crear, y si hubo, o no, mínimizacion de riesgos dado su historial médico por la abdominoplastia a la que se sometió en 2019. En definitiva, todo esto lo hago para saber si se podría haber evitado esta situación a la madre de Izan.

Escrito a la Sociedad de Cirugía

El padre de Izan detalla que la ofensiva que iniciará en representación del hijo de Sara, debido a que es menor de edad, también irá dirigida a la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética: "Enviaré un escrito a la SECPRE porque todavía no se ha pronunciado. Le voy a pedir que exprese públicamente su apoyo a la familia de Sara y que adopte medidas cautelares contra el cirujano que le hizo la lipoescultura a Sara para que deje de operar porque supuestamente ha cometido una negligencia y puede volver a cometer otras. Queremos que la Sociedad Española de Cirugía no esté tan callada porque ya han pasado tres semanas".

- ¿Qué opina de la postura que ha mantenido hasta ahora el Servicio Murciano de Salud con el caso de Sara?

- Al Gobierno regional también le vamos a dirigir un escrito para que investiguen si la clínica de Cartagena tenía el quirófano en perfectas condiciones y si la clínica de Murcia podía hacer esa intervención con un cirujano cardiovascular que no tiene los cinco años de especialidad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética.

Izan se evade de la realidad

Ezequiel fue elegido como portavoz de los padres y hermanos de Sara en el proceso judicial por dos motivos. El primero: su experiencia corporativa como empresario. El segundo: la buena relación que mantiene con su expareja, Sara, con la que tuvo al pequeño Izan.

De hecho, Ezequiel fue informado de que Sara ingresó en la UCI del Hospital Santa Lucía el mismo jueves 2 de diciembre, cuando se complicó la lipoescultura en la clínica de Cartagena. Desde aquel día, este empresario, de 36 años, no ha parado de investigar todo lo sucedido antes y después de contratar esta intervención estética, con el objetivo de aportar información valiosa a la familia en las acciones legales que han emprendido con la Asociación del Defensor del Paciente. 

- ¿Cómo encaja un niño de 10 años que su madre está en una UCI?

- A mi hijo no le conté lo sucedido hasta el sábado 4 de diciembre, cuando a Sara la calificaron paciente 'Cógido Cero' para recibir un trasplante de hígado. Ese mismo día, Izan me había preguntado si le pasaba algo a su madre porque llevaba dos días sin responderle por WhatsApp. Cuando le conté lo que pasaba, Izan me hizo prometerle que su madre estará bien. Mi hijo sigue guaseando con Sara a diario, enviándole fotos, para contarle cómo está y lo que hace. Según me ha dicho un psicólogo, lo que hacen los niños es evadirse de la realidad. Izan se refugia guaseando con su madre, a la espera de recibir una respuesta. Esto es muy duro para mi hijo.

Sara y Ezequiel, cuando estaban juntos entrenando en el gimnasio. Cedida

- ¿Qué indemnización piensa reclamar en nombre de su hijo al cirujano, a la clínica de Murcia y a la clínica de Cartagena?

- Para mí esto no se resuelve con una indemnización económica. Se trata de reclamar Justicia en nombre de Sara, de su hijo, Izan, y de su hija, Sara.

La discoteca de 2009

Este empresario va a iniciar una cruzada judicial, por su expareja, porque no olvida todo lo vivido con la madre de su hijo desde que la conoció en abril de 2009. "Yo estaba pasando un momento complicado y unos amigos me llevaron a una discoteca de Murcia para animarme: Sara trabajaba allí y cuando entré, la vi bailando, y me quedé prendado". Ese fue el inicio de diez años de convivencia, un hijo en común, Izan, y un vínculo emocional muy fuerte con la hija que tenía de una relación anterior: "Cuando la conocí, ella ya tenía a su hija, Sara, con 6 años, y ahora me llama papá".

Ezequiel tiene que contener las lágrimas al rememorar su relación con la agente inmobiliaria. "Pasamos muchísimas cosas juntos, malos momentos económicos, incluso hambre, pero siempre salimos adelante". Un buen ejemplo es lo sucedido en 2010, cuando este empresario casi pierde una mano por un petardo que le explotó en la celebración de la victoria de España ante Paraguay en el Mundial de Sudáfrica. "Ella estuvo junto a mi cama, día y noche, mientras estuve hospitalizado, y lo que es la vida, ahora me toca estar a su lado", reflexiona tratando de no derrumbarse.

"La verdad es que después de separanos, siempre que teníamos un problema, por más lejos que estuviésemos, Sara y yo nos llamábamos. Si tengo que levantar la alfombra y sacar toda la mierda que hay en este sector, lo voy a hacer por mis hijos: nadie me va a parar. Voy a por todas".

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