El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, ha vuelto a ser noticia. Y, como suele pasar, ha sido creando polémica. Esta semana participaba en un programa de la televisión pública canaria. Y soltó la bomba, tras ser preguntado si la homosexualidad es un pecado mortal.
“Para que una cosa sea pecado mortal hace falta que la persona sea consciente de que es pecado, que lo haga libremente y que no esté condicionada por nada, pero que sepa y que tenga conciencia de que lo que hace está mal”, empezaba diciendo Álvarez.
Y seguía: “A pesar de que saben que está mal, lo hacen, sin ser condicionados por nada. Es como la persona que bebe y cuando bebe hace cualquier disparate. Claro, lo que tiene que hacer es no beber”.
Álvarez comparaba así a las personas que mantienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo de manera voluntaria con aquellas que pierden el control de sus acciones por culpa del alcohol.
Se metía así el obispo de la Diócesis Nivariense de La Laguna en un jardín que ha alcanzado a todos los medios nacionales y que podría terminar en la Justicia.
Todo esto pasaba el miércoles. Al cierre de esta edición no se conocía ningún tipo de rectificación o aclaración por parte del propio Álvarez, de su Diócesis, de la Conferencia Episcopal o de la Iglesia católica.
Polémica con la vacuna
Hace casi un año, Bernardo Álvarez también rondaba los medios de comunicación. Era principios de enero. La vacunación para la Covid-19 acababa de dar los primeros pasos. Todas las fotos se dedicaban a los primeros vacunados, que iban siendo pinchados en función de su edad.
Sin embargo, hubo algunos “listos” que se colaron en la lista para ponerse la vacuna. Personas que quisieron inmunizarse antes de tiempo, sin respetar la cola. Uno de ellos fue el obispo que ahora compara al colectivo LGTBI con los borrachos.
Álvarez recibió la dosis el pasado 13 de enero en la Residencia Sacerdotal San Juan de Ávila como el resto de residentes y personal sanitario del centro, incluidos en la lista de la primera fase de la Consejería de Sanidad por tratarse de un centro de mayores y cumplir el protocolo estipulado entonces.
Él, entonces, aludió que estaba incluido en la lista y había sido vacunado por tener residencia en el centro Sacerdotal de San Juan de Ávila. Sin embargo, el obispo no vivía allí. Ni siquiera tiene contacto con los internos. Mintió, lo que paradójicamente sí que es un pecado.
Bernardo Álvarez en realidad vivía a unos 100 metros de la Residencia Sacerdotal, en una casa terrera. Y, aunque ambos inmuebles comparten patio interior, son independientes el uno del otro. Tampoco tiene contacto con los residentes, pues tienen prohibido salir desde el comienzo de la pandemia. “El obispo no vive aquí, sino en otra casa. Tampoco desayuna, ni come, ni cena. No tiene contacto con los internos”, confirmó entonces una monja a un periódico local de Tenerife.
Él, por lo tanto, no debía haber sido vacunado junto al resto de residentes y personal del centro Sacerdotal. Tras esta información, el Obispado respondió con un comunicado defendiendo a Bernardo Álvarez: “El obispo recibió la primera dosis junto a los sacerdotes mayores que viven en la Residencia Sacerdotal San Juan de Ávila, las religiosas, responsables del centro, personal de la casa y de la empresa externa que se ocupa de la limpieza. El prelado nivariense estaba incluido en el listado enviado a las autoridades sanitarias”.
No obstante, todo eso, según se demostró, era falso. El obispo constaba en el padrón como residente en el centro de Sacerdotes, pero en realidad vive en una casa independiente que sólo se comunica por un patio interior con la mencionada residencia.
Los niños “provocan”
Pero sin duda, el mayor escándalo hasta la fecha de Álvarez ocurrió en 2007, en una entrevista con un periódico local. Hacía pocos años que se habia destapado el enorme escándalo de los miles de casos de pederastia en la Iglesia en Estados Unidos. Y el ya entonces obispo de Tenerife dijo lo siguiente:
"Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece".
En aquella ocasión, el vicario general del obispado sí salió al quite y matizó sus palabras: "El obispo en sus palabras no pretende justificar ni comprender un fenómeno absolutamente rechazable como es el abuso de menores".
En cuanto a la homosexualidad, Álvarez ya tenía opiniones conflictivas. Aseguraba que es un tema que "perjudica a las personas y a la sociedad" y afirmaba, asimilándola a las agresiones sexuales, que "la persona practica [la homosexualidad] como puede practicar el abuso de menores".
Críticas y petición a la Fiscalía
El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres (PSOE), ha instado al obispo de Tenerife a que "rectifique" sus "inaceptables" declaraciones sobre la homosexualidad. En declaraciones a la SER, Torres invita al obispo a "salir" y ser "consciente de en qué mundo vive".
"La homosexualidad y la heterosexualidad son semejantes en respeto, ninguna está por encima ni por debajo de la otra. Hemos caminado mucho y nos ha costado mucho conseguir derechos de igualdad para que diga ahora que es una enfermedad o un pecado mortal. Creo que debería rectificar, sinceramente, poco favor hace a la Iglesia estas declaraciones", ha añadido el presidente.
Comisiones Obreras ha instado a la Fiscalía a que investigue a Bernardo Álvarez por sus declaraciones sobre la homosexualidad al considerar que "pueden ser tipificadas como delito de odio".
Comisiones Obreras recuerda que no es la primera vez que Bernardo Álvarez hace declaraciones de este tipo pues en otra ocasión defendió en una entrevista que "hay menores que desean el abuso e incluso te provocan" y afirmó que "el fenómeno de la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y a la sociedad".
"Las reiteradas actuaciones y declaraciones de Bernardo Álvarez, obispo de Tenerife, son totalmente inaceptables y suponen un ataque frontal a la igualdad efectiva, la dignidad y la libertad individual que son derechos humanos adquiridos e inamovibles para todas las personas. No se puede permitir que se menoscaben los derechos de ninguna persona y mucho menos por su orientación sexual", asegura.
El sindicato sostiene que las declaraciones del obispo, por su reiteración, "gravedad" y carácter "infame" pueden ser tipificadas como delito de odio, por lo que hace "un llamamiento a la Fiscalía provincial para que actúe en consecuencia".
"Nuestra sociedad continúa avanzando en derechos e igualdad y debe continuar esa senda para que la igualdad entre las personas sea real y efectiva en todos los ámbitos y desde CCOO continuaremos trabajando para ello, enfrentando los intentos de quienes pretenden imponer su modelo heteropatriarcal y criminalizando con total impunidad a las personas del colectivo LGTBI", añade.
La asociación Diversas ha reaccionado a las declaraciones del obispo y ha exigido a las autoridades eclesiásticas su cese “inmediato”. Diversas acusa a Álvarez de “reincidencia” homófoba y de que su opinión “no es un pecado sino una muestra de odio” que vulnera los derechos humanos.
Más allá de temas relacionados con la sexualidad, Álvarez saltó a los medios de comunicación al trascender que se había saltado el protocolo de vacunación y que había recibido la primera dosis cuando no le tocaba.