La primera vez que fue al programa fue en 2019, y se emitió en enero de 2020. Entonces se presentó como el personaje en el que basa su carrera artística: Jesús Crazy, 43 años, actor, cantante, tik toker y youtuber. Ya tenía miles de seguidores en sus redes sociales.
"Pensé que era un programa con mucha audiencia y que me podía beneficiar de ello, así que lo hablé con mi pareja y lo entendió. Al final me llevé una buena experiencia y una bonita amistad con la chica con la que tuve la cita".
Estas declaraciones las hizo a El Digital de Albacete en noviembre de 2020. Pero Jesús acudió a 'First Dates' tres veces más. La segunda se presentó como Pedro, la siguiente, se transformó en Abilio, un jardinero. La última, David.
El programa se grabó el jueves 27 de enero. Con su pelo ensortijado planchado, la barba teñida, y una voz de pito imposible, explicó a Carlos Sobera que su voz era producto de una enfermedad llamada puberfonía. Lo que parecía una charla amigable cambió en cuanto el presentador le mostró en una tableta las tres veces anteriores en las que había acudido al programa interpretando personajes distintos y le pidió unas explicaciones que no pudo dar.
"Tú te das cuenta de que has jugado con el prestigio de 'First Dates', que nosotros estamos aquí no para hacer tonterías, sino para que la gente encuentre el amor. Has jugado con la gente que ha venido a citarse contigo. Creo que, salvo que estuvieras enfermo, no tienes ninguna justificación", le espetó Sobera.
"Siempre hay voces que dicen que los que vienen son actores y tú, lo único que has hecho ha sido es echarnos mierda encima con tu actitud", recriminó con dureza el presentador.
"Aquí no hay actores, y yo lo he hecho por mi cuenta", respondía Jesús."Esto no se lo va a creer la gente porque lo digas tú, que no tienes ninguna credibilidad, sino que es así porque nosotros lo demostramos día a día, y lo vamos a seguir haciendo. Te invito a salir". Jesús salió. El programa, días más tarde, emitió la tensa escena, que se ha hecho viral.
Quién es Jesús
Para hablar con EL ESPAÑOL abandona su personaje artístico de Crazy y se transforma en Jesús López Reyes. En realidad, asegura, sí tenía una justificación y no era en beneficio de sí mismo. Este albaceteño de 45 años, aclara también que que su intención nunca fue dañar al programa o ponerlo en entredicho. "Pero no me dejaron explicarme".
Lo de ir cuatro veces a 'First Dates', asegura a este periódico, forma parte de un proyecto de concienciación que pilota acompañado de un equipo multidisciplinar "que desarrolla una labor social".
Jesús matiza que ese proyecto "está por encima de todo, incluso de mi alter ego". En él hay "trabajadores sociales y psicólogos". Sé que no es lo políticamente correcto, pero ir a 'First Dates' formaba parte del plan". Acudió por primera vez al programa como Jesús Crazy tras proponerlo a su equipo a finales de 2019.
"Sé que suena un poco transgresor, pero lo vimos como una forma de que nos preguntemos si todo lo que sale en la tele, lo que vemos en las pantallas, es real". A mí me preguntan chavales por la calle que si me pegan los payasos en uno de mis vídeos. Y yo me pregunto, cómo es posible que puedan creer que es verdad". Y el programa de citas encajaba, porque "busca personas peculiares", algo que le viene bien a sus personajes, que interpreta desde la improvisación.
El proyecto
Jesús da charlas en institutos y en centros de educación especial. Colabora muy activamente con Cáritas por la inclusión de la población reclusa, con la Fundación Atenea, para apoyar a las personas en exclusión social y con la Asociación de Familiares y Amigos de Personas con Enfermedad Mental de Albacete (AFAEPS). Ésta última, especialmente, le toca de lleno.
Porque Jesús, antes de convertirse en Jesús Crazy era Jesús López Reyes, un joven hostelero de Albacete que durante años regentó un bar. Estrés, noches de insomnio, cuentas que pagar "durante muchos años". Empezó primero con ataques de ansiedad que derivaron en una depresión que arrastró años. Y entonces, con 40 años, le dio un brote psicótico.
"Estuve ingresado diez días" en el pabellón psiquiátrico del Hospital Perpetuo Socorro de Albacete. "Y cuando salí, me pregunté: cómo he llegado aquí, a esta situación de acabar hasta ingresado".
Lo dejó todo de un día para otro. "Lo vendí todo. Porque no me gustaba mi vida y no sabía cómo salir de ella. Estaba haciendo lo que querían los demás, pero no yo". Vivir de acuerdo con una expectativa que no era realmente la suya.
Con las pantallas ocurre lo mismo. "Los abdominales, los cochazos", apunta. Estar delgado. Ser guapo o guapa. "Todo eso no es real". Genera expectativas que no se cumplen… y eso está generando problemas mentales a la juventud.
Por eso, por lo que le ocurrió, eligió como nombre artístico Jesús Crazy (loco), "que el personaje es el más parecido a mí". Que tenga cientos de miles de seguidores en redes sociales tiene su mérito, porque a sus 45 años se mueve en un sector en el que le saca 25 años de media a sus compañeros.
Pero las cifras están ahí: en los cinco años que lleva en redes sociales, tiene 404.000 suscriptores en YouTube, 501.000 en Instagram, 110.300 en Tik Tok y 17.000 en Facebook. Los contenidos que crea y sube son actuaciones, teatralizaciones, videoclips de sus canciones o charlas motivadoras en directo con sus seguidores.
Exculpa al programa
Jesús advierte que el programa "me han tratado muy bien. Incluso me pusieron un chófer para llevarme al aeropuerto cuando me expulsaron". Aclara que "todo allí es de verdad. Las citas son de verdad, los casting son de verdad y la gente está nerviosa mientras espera". Luego, además, "estás con ellos ya fuera de cámara y son todos muy, muy majos".
Lamenta que lo ocurrido haya podido poner en duda el buen hacer de 'First Dates', y por eso, también lamenta "que no me dejaran explicarme. Sólo pude decir que sabía que iba a llegar este momento, porque también era lo que pretendíamos en el fondo". Quería contar, precisamente ese fondo que cuenta a EL ESPAÑOL.
Jesús se muestra dolido con el programa con una única cosa: que le hayan tildado de timador, de farsante "o de poco más que un delincuente". No es así, asegura, porque nunca hubo ánimo de hacer daño.
Pero, mientras Carlos Sobera le reprendía, "comprendí que no era el momento de hacerlo", porque el presentador estaba realmente enfadado, "no me dejaba hablar", y porque, en definitiva, el programa prefirió desenmascararlo y expulsarlo. Y emitirlo.