No se sabe a ciencia cierta cuándo se creó la salsa de tomate frito. Lo que sí sabe es que nació en España durante la Edad Moderna, después de que Hernán Cortés comenzara a importar tomateras desde México y de que su fruta roja empezara a ser utilizada por los españoles como alimento. Uno de sus derivados, por supuesto, es el tomate frito y se ha convertido en una salsa básica de la gastronomía de este país debido a su gran versatilidad. Se usa para pastas, arroces, pescados… y un sinfín de platos. Y es que su receta tradicional, compuesta por tomate, aceite de oliva, cebolla y ajo, permite ser encajada en muchas elaboraciones culinarias.
Sea como fuere, esta salsa en España tiene éxito y es rara la despensa que no contenga tomate frito, ya que puede salvarnos la vida en alguna ocasión aderezando, por ejemplo, unos macarrones. En este país, de hecho, en general triunfan las frutas y hortalizas transformadas, la categoría alimentaria dentro de la que se circunscribe este derivado del tomate. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, sólo en 2020, cada español consumió de media 14,49 kilogramos de este tipo de alimentos y, por supuesto, el tomate frito ha desempeñado un importante papel en esta cifra.
Por ello, EL ESPAÑOL, en una nueva entrega de El catador de productos, ha querido comparar las salsas básicas de tomate frito de Mercadona, Dia, Carrefour, Lidl y Alcampo. De ahí que este medio haya contactado con el chef Rubén Príncipe, un experimentado profesional de la cocina, para que pueda valorar y comparar cada una de las salsas de tomate. Así, el cocinero ha recibido a este periódico en la Escuela de Hostelería y Turismo de Alcalá de Henares (Madrid), el lugar en el que ejerce como docente en la actualidad. “Un trabajo que me encanta y me da calidad de vida”, confiesa el chef.
Rubén Príncipe (Madrid, 1988), en este sentido, ha vuelto como profesor al lugar que le vio nacer como profesional culinario. Fue en esta misma escuela en donde se graduó como chef en 2011. Desde entonces, se ha formado en cocinas de profesionales de la talla de Paco Roncero o en grandes restaurantes como La Terraza del Mercado en Alcalá de Henares. Entretanto, al cocinero le ha quedado tiempo para ganar premios como el Certamen Nacional de Gastronomía en 2015 o de ser finalista en el Bucuse d'Or en 2019, lo que le ha llevado a competir a nivel europeo defendiendo la gastronomía española. Ahora, abre las puertas de la Escuela para realizar esta particular cata.
—Rubén, ¿qué criterio va a tener en cuenta a la hora de valorar los cinco tomates fritos?
—En primer lugar, a nivel visual analizaré su color. Un tomate frito casero no tiene un tono rojo intenso, por lo que será mejor que no tenga una tonalidad oscura, sino más anaranjada. También, en el recipiente se verá si en la receta se han excedido con el nivel de aceite, algo que es común en los productos industriales. Y, por supuesto, valoraré el sabor, que debe ser lo más natural posible y debería evocarnos a aquellos tomates fritos caseros que podía preparar nuestra abuela.
Mercadona
Tras explicar los criterios, el chef Rubén Príncipe se coloca al pie de una mesa en la que están dispuestos ante sí los cinco botes de tomate frito de marca blanca. Los posicionamos completamente al azar y el primer de ellos, el que está a su derecha, corresponde al de Hacendado, la marca blanca de Mercadona. En este caso, el bote de 560 gramos ha costado 0,75 euros.
El cocinero, con habilidad, abre el tarro y echa un poco de salsa en un pequeño cuenco de color blanco para poder analizar mejor el producto. “A nivel visual, tiene un rojo muy intenso, lo que puede indicarnos que contiene algún concentrado de tomate, algo que es menos positivo. Sin embargo, no se ve muy graso. El nivel de aceite está bastante bien”, valora Rubén mientras observa la salsa y la remueve con una cuchara. La misma que usará para probar el tomate frito de Mercadona.
—¿Qué tal le sabe?
—En boca está bien. Es un producto equilibrado y carece de sabores artificiales. La textura quizá esté algo densa, pero por lo demás es un producto que está bien aunque no pueda decir que su sabor se asemeje al de un tomate casero.
Sin embargo, cuando EL ESPAÑOL le pide a Rubén Príncipe que elabore un ranking al final de la prueba, el chef lo ha clasificado en segunda posición.
Carrefour
“Visualmente, me gusta más el color de este segundo tomate frito, pues es más anaranjado, como si fuera casero”, declara Rubén Príncipe nada más abrir el bote de 550 gramos de tomate frito de Carrefour, cuyo precio es de 0,71 euros. Tras verter el producto en un cuenco blanco y removerlo con una cuchara, el cocinero declara que le gusta mucho su textura porque “es más fluida que la del anterior”.
Así, la cata del tomate frito de Carrefour comenzaba con valoraciones positivas, pero la cascada de buenas calificaciones continuaría cuando Rubén se lleva una cucharada de tomate a la boca: “El sabor es muy equilibrado, no tiene subidas de azúcar y tiene un toque de acidez, que es algo bueno porque eso significa que tiene un buen contenido de tomate. Además, detecto que tiene un fondo de verduras que me parece muy agradable”.
Este hecho lo confirma el chef al leer en el etiquetado que contiene cebolla y ajo, una circunstancia que le ha gustado al profesional y que ha provocado, entre otras cosas, que Rubén Príncipe haya declarado al tomate frito de Carrefour como el mejor de la prueba.
Dia
El siguiente tomate de la cata es el de Saborea Cada Dia, la nueva línea de conservas del supermercado con el mismo nombre. En este caso, el bote de 550 gramos ha costado 0,68 euros, lo que supone unos céntimos de ahorro respecto a sus competidores, pero pagando el precio por otro lado: al chef Rubén Príncipe ha sido el que menos le ha gustado por sus escasas virtudes. Veamos por qué.
“Para empezar, el color de este tomate es rojo intenso, algo que es poco natural y denota que se le han añadido concentrados de tomate. No tiene el tono de un tomate frito natural y casero”, valora el chef Rubén. De hecho, toma el bote y lee en su etiqueta algo que no le agrada: “Pone que el primer ingrediente es, precisamente, el concentrado de tomate”. Unas malas primeras valoraciones que, incluso, empeoraron en la fase gustativa.
—¿Cómo le sabe este tomate frito?
—Tiene un sabor artificial. No me ha seducido en absoluto y, además, este producto tiene una textura demasiado densa, que indica que contiene un alto contenido en almidón. También es el más dulce de todos, un aspecto que a mi juicio es negativo.
Al final de la prueba, el chef Rubén Príncipe clasificaría al tomate frito de Dia en la última posición del ranking que ha elaborado a causa de las notas negativas.
Lidl
“En este tomate frito se puede apreciar la capa de grasa nada más abrirlo”, explica con disgusto el chef Rubén nada más abrir el tomate frito de Freshona, marca blanca de Lidl, cuyo bote de 570 gramos ha costado 1,19 euros. “Creo que en este producto se ha pecado de exceso de aceite”, continúa.
Aunque pareciera que la primera valoración a nivel visual no era positiva, “el color menos intenso” ha salvado a este tomate. ¿Por qué? “Porque tiene un color más anaranjado, lo cual indica que contiene un mayor porcentaje de tomate natural”, indica el chef. “Además, observo que tiene trozos de tomate y cebolla, algo que considero positivo porque denota naturalidad”, añade.
—¿Qué tal le parece este tomate en boca?
—Aunque me ha parecido que es algo dulce, tiene sabor a tomate y, además, sabe a verduras, por lo que puede asemejarse al conseguido por un tomate frito casero. El producto, en definitiva, está bien, pero si tuviese menos azúcar, desde mi punto de vista, mejoraría bastante.
Por estas valoraciones intermedias, en última instancia, Rubén Príncipe colocaría al tomate frito de Lidl a mitad de tabla. Concretamente, en la tercera posición.
Alcampo
La cata finalizaba con el bote de 560 gramos de tomate frito de Auchan, la marca blanca de Alcampo. En este caso, el bote del derivado de tomate ha valido 0,65 euros. “Tiene un color rojo intenso, que es un aspecto negativo porque el tomate natural no tiene esa intensidad. Además, se ve una fina película de aceite, que no es exagerada, pero algo se nota”, explica Rubén Príncipe mientras remueve con una cucharilla el recipiente blanco donde se alberga el tomate.
—¿Cómo es el sabor del tomate frito de Alcampo?
—En general, es muy equilibrado. No obstante, le falta el sabor tradicional y el toque del fondo de verduras que tenían algunos de sus competidores. Eso sí, no es muy dulce y tiene un punto de acidez que me gusta mucho.
Pese a ello, esa “falta de sabor tradicional” acabó penalizando al tomate frito de Alcampo, ya que el chef Rubén Príncipe, al final de la cata, lo clasificaría en cuarta posición. Eso sí, el cocinero ha puntualizado que “ninguno ha sido brillante”.
El 'ranking' final
Tras finalizar la prueba, EL ESPAÑOL pide al chef y profesor de la Escuela de Hostelería y Turismo de Alcalá de Henares, Rubén Príncipe, que haga un ranking de los mejores tomates fritos probados durante la cata. Y la conclusión del experto no deja lugar a dudas: “El mejor ha sido el de Carrefour, de lejos; el segundo, el de Mercadona, que no estaba mal y; en tercer lugar, el de Lidl”.
En el cuarto lugar de la clasificación, el experto Rubén ha clasificado al de Alcampo y, en última posición, al de Dia por tener un “sabor artificial”.
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