A Zenón Recalde no se le escapa ni una. Se encuentra en una fase de máxima concentración controlando y observando con meticulosidad felina cada movimiento que realizan los actores con quienes está ensayando una escena. Este director de teatro se agacha, se incorpora, aconseja a los intérpretes, corre junto a los artistas… todo. Es puro nervio. Quiere que, tras 10 años dirigiendo en España El Rey León —el musical que más tiempo ha permanecido en la cartelera de Madrid—, los espectadores sigan vibrando y soñando igual que el día en el que se subió por primera vez el telón para enseñar la mágica historia de Simba, Scar, Nala o Rafiki.
“En la actualidad, la mayor dificultad es mantener viva la obra. Es el mayor desafío. Nosotros trabajamos cada día para que el musical siga motivándonos y entusiasmando al público. Queremos mantener la obra lo más limpia posible y, sobre todo, que la rutina que se ha desarrollado tras 10 años de interpretación sea lo más sana posible”, se sincera a EL ESPAÑOL Zenón Recalde (Buenos Aires, Argentina, 1974), el director residente del musical de El Rey León en España. Él, de hecho, es incombustible y explica que no se ha planteado “el momento de dejar de dirigir el musical”. “Lo haré siempre que me siga motivando y es algo que ocurre”, puntualiza el director.
Y eso se ve claro. Zenón Recalde sigue viviendo la obra después de una década en la dirección y tras más de 4.000 funciones a sus espaldas. Este medio ha podido asistir en exclusiva a un ensayo. En él, Juan Bey, un actor bilbaíno que interpreta a Zazú, preparaba algunas escenas de Scar, el antagonista de la historia. Bey, ataviado con las vestimentas artesanales del maligno león y una máscara que se mueve de manera mecánica, interpreta los movimientos y diálogos acompañado de Michel Jáuregui, un actor cover de Simba también presente en la escena.
Nos encontramos en una sala sita en la parte de atrás del Teatro Lope de Vega de Gran Vía, la casa de El Rey León en Madrid desde 2011. Allí Zenón Recalde está atento a todo: a la música que debe tocar el pianista; a los movimientos y diálogos de los actores de Scar y Simba; al mecanismo que ha de activar Juan Bey para mover correctamente la máscara de Scar… a todo. Han sido 45 minutos de intenso ensayo. 45 minutos no son nada en 10 años, pero ha parecido que era la primera vez que el director argentino preparaba esa escena por su implicación. Es más, se sabe los diálogos e incluso recita la parte de Sarabi —la madre de Simba— en un triple diálogo ensayado entre Simba, Scar y Sarabi.
El dramatismo es total; la concentración, máxima; y el nivel de autoexigencia, alto. Es por ello por lo que El Rey León lleva una década conquistando la crítica y los corazones de las más de cinco millones de personas que se han dejado caer por las 1.400 butacas del Lope de Vega para disfrutar de la historia de Disney. Un éxito cosechado cada velada por los 150 profesionales de toda índole que trabajan simultáneamente para que el complejo puzle de la obra nacida en la cabeza de Julie Taymor sea algo perfecto.
“Él vive en ti”
Para Zenón Recalde cada parte que dirige de El Rey León es especial. Pero si tuviese que quedarse con un momento de la historia porque “marca un antes y un después” es la escena en la que Simba habla con su padre Mufasa, ya fallecido, mientras suena Él vive en ti, una de las canciones que atraviesan el pecho de los espectadores. “Es un punto de inflexión. Ahí Rafiki le muestra a Simba su camino”, declara el director a este medio.
Puede que sea sólo casualidad, pero si el destino de Simba era ser rey, el de Zenón Recalde era ser artista. El arte vive en él y la casualidad tiene que ver con que empezó su carrera artística en 1994, el mismo año en el que Disney estrenó en los cines El Rey León, la película de animación tradicional más taquillera de la historia. Allí, en su Buenos Aires natal, el director y actor se dio cuenta “de casualidad” de que el mundo dramático era lo que realmente le entusiasmaba “a pesar de estar estudiando la carrera de Economía”.
“No provengo de una familia que se haya dedicado a las artes, sino más bien al mundo de la ingeniería y la economía. Aun así, a mi padre siempre le gustó tocar la guitarra, por eso, entre otras cosas, siempre me gustó mucho la música, el cine… Pero cuando tenía 19 años y estaba empezando mi carrera, asistí a mi primer casting por casualidad. Entonces, tenía una novia que se había apuntado como cantante a la prueba. Ella no pudo ir, así que fui yo. Además, era de música jazz, que me encanta, y después del casting me eligieron”, rememora, aún con cara de asombro, el afamado director de teatro.
Fue en ese momento cuando empezó a germinar la semilla artística de Zenón Recalde. Cuando se dio cuenta de que su destino era el de ser actor, al igual que Simba, en su escena favorita del musical, se dio cuenta de que debía ser rey. Por ello, a la vez que continuó su carrera universitaria en la Universidad de Buenos Aires (UBA), comenzó a formarse en artes escénicas. “Y en 1995 obtuve mi primer papel en El Jorobado de París II, una obra de Pepe Cibrián”, recuerda Recalde.
Tras este papel, las participaciones como actor de Zenón Recalde en diversas obras teatrales de máximo éxito llegaron en cascada. De cover de Gastón en La Bella y la Bestia a Danny Zuko en Grease!. Pero, sin duda, “el papel que me cambió la vida fue el de Marius en Los Miserables. Gracias a él, me dieron una beca para estudiar en la Royal Academy of Music, en Londres”, reconoce. Era la antesala de su llegada a Madrid en 2002, la ciudad europea en la que Zenón Recalde se ha establecido y en donde ha consolidado su carrera ya no sólo como actor, sino como guionista y director.
En la capital de España, como actor, ha interpretado papeles en El Fantasma de la Ópera o Mamma Mia!, pero la vuelta de tuerca en su carrera llegó en 2005, el año en el que el director de El Rey León comenzó a hacer sus pinitos como guionista. “Después de tantos años cuidando la voz y la forma física para ser actor, me empezó a atraer el mundo de la dirección y de la creación”, esgrime. Por ello, “de forma gradual”, el mundo de Zenón Recalde empezó a transitar entre la interpretación y la dirección hasta llegar a la cúspide: ser el director residente de El Rey León en España, un musical que ha batido todos los récords de audiencia en Madrid.
Detrás del escenario
Pese a ello, que un musical se haya mantenido en la cartelera madrileña de Gran Vía durante una década no es sólo mérito del director argentino, sino de todos los actores —pasados y presentes— que han participado en la obra y de todos los profesionales que, detrás del escenario, hacen milagros para que El Rey León sea una historia mágica. Entre este amplio equipo de trabajadores se encuentra José Luis Pereda (Madrid, 1965), uno de los tres regidores del musical. Él ha acompañado a EL ESPAÑOL en un recorrido por las entrañas del Teatro Lope de Vega enseñando todos los secretos que guarda la obra.
El regidor, cuyo trabajo consiste en supervisar y coordinar la labor de la parte dramática y la parte técnica del musical, lo tiene todo en su cabeza. Conoce con profundidad todo lo que se cuece en las alas, el foso y la parte de atrás del escenario. “En este ala, por ejemplo, se encuentra la parte de microfonía o algunos decorados, como El Cementerio de Elefantes, que desciende para que lo podamos empujar hacia el interior del escenario gracias a las ruedas”, explica Pereda mientras señala el cielo del ala del escenario, donde se sujetan con unas cuerdas los decorados utilizados en El Rey León.
En el ala contraria, de hecho, se halla la Roca del Rey, el centro neurálgico donde pasa la vida de Mufasa, Sarabi, Scar, Simba o Nala. “Ésta se mueve mediante un sistema mecanizado debido a que pesa 3.000 kilos, de los cuales 1.000 son sólo de baterías”, cuenta el regidor. Y, por ejemplo, en el caso de que fallase el sistema de desplazamiento de este gran decorado, la labor de José Luis Pereda consiste en pensar rápidamente la solución de este o cualquier otro problema que pueda surgir durante la función.
“Podría solucionarse esperando unos segundos a que vuelva a funcionar o, en el peor de los casos, se puede llegar a detener la función unos minutos para que los espectadores puedan disfrutar la obra con la máxima calidad. Es algo que casi nunca ocurre, pero si pasara, tenemos que tomar decisiones rápidas siempre primando la seguridad de los actores, los bailarines y del propio público”, añade Pereda.
El regidor, con una década a sus espaldas en El Rey León, acompaña a este periódico a continuación a la parte detrás del escenario. En ella están perfectamente predispuestos y colocados los disfraces, “hechos de manera artesanal”; las máscaras, que “en general son de fibra de carbono”; o los puppets, las marionetas mecanizadas en forma de animales que se usan durante el musical y que son parte de la vestimenta de los actores y bailarines. Pereda, en este sentido, muestra cómo funcionan los movimientos de los leopardos, las cebras o, incluso, de Zazú, el pájaro mayordomo de Mufasa, otro de los personajes fundamentales en la historia. Lo sabe todo. Lo controla todo… tras 10 años de trabajo.
“Después de tanto tiempo haciendo el mismo trabajo, tenemos el reto de seguir haciendo excelente El Rey León. Para mí son 10 años, pero siempre tenemos presente que es la primera vez que el público ve la obra y por eso tenemos que darlo todo. Hace poco, por ejemplo, cuando empezó la función, vi que una señora se emocionaba y se le escapaban unas lágrimas. Por momentos como ése es por lo que vale la pena trabajar en este musical. Es algo maravilloso”, concluye José Luis Pereda, que conoce como la palma de su mano todo lo que rodea a la obra de Disney.
Scar, el preferido
Su implicación es tan grande que el regidor también ha estado presente en el ensayo al que ha asistido este diario en exclusiva. Unas escenas en las que, como se ha apuntado anteriormente, Juan Bey, el Zazú titular, preparaba el papel de Scar bajo la supervisión y consejos de Zenón Recalde. “Recuerda, Scar es el amo de la provocación y de la ironía y eso se tiene que transmitir”, le dice el director a este versátil actor, cuidando con minuciosidad hasta el más mínimo detalle y el tono en el diálogo de los actores.
Recalde, de hecho, ha reconocido a este diario que si él actuase en la obra que dirige desde hace 10 años le gustaría interpretar el papel de Scar. ¿Por qué? “Porque es un bombón de papel al ser un personaje tan complejo. No es un malo al uso, sino que es encantador, inteligente, cruel, pero sobre todo, impredecible”, arguye el director que ha visto pasar a muchos actores y actrices por los diversos papeles de El Rey León. Nadie del elenco de hace 10 años sigue en el musical, bien sea por nuevos proyectos o bien sea porque los niños crecen.
“Es bonito ver cómo los niños a quienes ayudé a interpretar sus papeles hace 10 años, hoy en día son auténticos hombres y mujeres con sus propias carreras y sueños”, se enorgullece Recalde, que inició su andadura en El Rey León como director de niños. En todo caso, en ese vaivén en el elenco principal, Recalde ha sobrevivido a más de cinco Simbas y a dos Scars. El segundo de ellos, Pitu Manubens (Tarrasa, Barcelona, 1988), también destaca, al igual que Recalde, el papel que interpreta desde 2019.
“Cuando me presenté quería el papel de Scar porque me parecía muy divertido. Ser el malo es distinto y, además, es de los pocos personajes que sale durante toda la obra, entonces tiene una evolución distinta. Me parecía muy interesante investigar por qué es así”, explica Manubens a este medio.
Preguntado por cómo ha afectado al elenco de El Rey León la pandemia de la Covid-19, el actor reconoce que les “ha afectado mal” y que “ha sido duro”, pero que “el retorno de El Rey León ha sido espectacular”. “Se nota que el público tenía tantas ganas de volver como nosotros”, sentencia el actor. Y es que es posible que ése sea el secreto de que este musical haya estado 10 años ininterrumpidos en la cartelera de Madrid: la simbiosis y la conexión que se genera entre los profesionales de El Rey León y el público.
“Yo creo, además, que la historia conecta y es tan potente porque aunque sea de animales es muy humana”, finaliza Zenón Recalde, el director residente de la obra en España y uno de los principales responsables de que el musical de Disney haya arrasado en este país. Por el momento y sine die, los espectadores podrán seguir disfrutando de la historia en la que participan más de 150 profesionales de manera simultánea.
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