Podría ser una multinacional o una empresa del IBEX-35, pero no. Se trata de una modesta compañía con sede en Gijón que está viviendo una expansión sin precedentes en el competitivo sector de la construcción deportiva: Cubinor. Especialistas en la instalación de las pistas de pádel, tenis, frontones y cubiertas autoportantes, además de asesores principales de clubes deportivos profesionales, promotores e inversores del sector, se ha convertido en una empresa referente con más de 600 obras a la espalda, 1.000 pistas de pádel construidas y una estimada facturación anual millonaria, de la que prefieren no dar detalles. Eso sí, con 40 empleados “ultraespecializados”, la unión de diversas pequeñas empresas y casi 25 años de trayectoria, garantizan que nadie ha ejecutado más proyectos deportivos en España que ellos.
Sus orígenes se remontan a finales de los años 90, momento en el que un grupo de ingenieros decide enfocar su actividad profesional hacia el cubrimiento de naves industriales en un momento de amplia demanda. Una tendencia a contracorriente, pues la mayor parte de empresas tradicionales, referentes en el sector, se focalizaron en la construcción residencial. Sin duda, esta idea que finalmente conformó la actual Cubinor acabó resultando una apuesta visionaria teniendo en cuenta la posterior crisis del ladrillo que tumbó las expectativas del sector inmobiliario en España. En este sentido, la entidad siempre ha destacado por su resiliencia y capacidad de adaptación, que se ha ganado la fidelidad de los clientes más exclusivos.
Las acciones centradas en el revestimiento industrial acabarían derivando en la implementación de cubiertas para instalaciones deportivas y su posterior especialización en este ámbito. Así lo cuenta el director general de la empresa, el ingeniero Javier Llaneza, en una conversación con EL ESPAÑOL: “El sector deportivo demandaba cada vez diseños más atrevidos y menos convencionales, por lo que a nuestra oficina técnica se le planteaban retos continuamente”, explica. “Gerentes de clubes deportivos, inversores… ellos se fijaron también en nuestros trabajos y quisieron contar con nosotros en sus actuaciones.”
La constructora elige
A pesar del creciente reconocimiento y el poder de referencia en su campo, prefieren huir de calificativos como “líderes”, manteniéndose fieles a su marca discreta y humilde. Y al contrario de lo que suele pasar, fue el éxito quien les alcanzó primero y no al revés. “Realmente no decidimos apostar por el sector, sino que fue el sector quien decidió apostar por nosotros…”, confiesa Llaneza. ¿Su secreto? Saber elegir sus proyectos y sobre todo, sus clientes. Y para ello no les importa rechazar obras millonarias. “Cribamos muchísimo, de cada 10 contactos que nos llegan, decimos que no al 70%.” expone. “Hacemos pocas obras pero las hacemos muy bien. Los resultados han sido tan satisfactorios que nos han permitido mantener la confianza de quienes la depositaron en nosotros, y por eso nos gusta decir que detrás de cada obra dejamos un amigo, cuestión que sin duda es la que más orgullosos nos hace sentir”, afirma.
A pesar de su criterio de elección altamente selectivo, Cubinor ha conseguido llevar a cabo una amplia variedad de obras reconocidas, desde las instalaciones de la Ciudad de la Raqueta -las más amplias en el ámbito del tenis y pádel a nivel nacional- y el exclusivo Real Club Puerta de Hierro en la capital madrileña, hasta su destacado paso por el ámbito educativo ejecutando obras en la Fundación San Pablo CEU y la Universidad Camilo José Cela. Cabe destacar su trayectoria en el marco del deporte profesional, trabajando para diferentes clubes como el Club de Tenis de Pamplona y el Club Monteverde en Toledo, e incluso realizando encargos particulares para el entorno del tenista Rafa Nadal.
Otro de los aspectos de los que se ha beneficiado la compañía para hacerse un hueco en el mundillo, de acuerdo con Llaneza, es la falta de una competencia especializada. “Nuestros hipotéticos competidores son constructoras generalistas, que con nuestro mayor respeto, lo mismo te ofertan una vivienda unifamiliar, la ejecución de un tramo de carretera o el cubrimiento de unas pistas de pádel.”, admite. “Las constructoras ofrecen todo tipo de construcciones a sus clientes y eso no es correcto, debemos de aprender de los médicos que se especializan, y nunca te encontrarás a un dermatólogo tratando enfermedades que no sean propias de su especialidad”.
En este aspecto, ni siquiera la gigante Dragados del Grupo ACS, presidido por Florentino Pérez y empresa referente en el IBEX 35, ha conseguido ejecutar tantas obras especializadas en el ámbito deportivo como la compañía de Llaneza. “Cubinor Soluciones Deportivas [entidad parte de la marca de Cubinor] es la única consultoría especializada en construcciones deportivas en este momento”, reafirma.
El ingeniero también admite que en el sector de la construcción existe una amplia “temeridad inmobiliaria”, especialmente en lo que respecta a la ejecución de obras públicas, donde las instituciones seleccionan proyectos priorizando su asequibilidad y acaban aceptando “presupuestos suicidas”. Esta situación se ha agravado en los últimos años, y especialmente en los meses recientes, con una creciente paralización del sector ya anunciada por la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) el pasado enero, que ha provocado que más de 500 licitaciones por valor de 230 millones de euros se queden desiertas. Algo derivado de la escalada del precio de materias primas y la crisis de suministros que alarmaba a la población el pasado diciembre.
El imparable auge del pádel
El éxito de las empresas como Cubinor también tiene mucho que ver con la expansión del pádel en Europa. En 2018 la construcción de pistas especiales para practicar este deporte aumentó un 400% únicamente en Italia y Francia, construyéndose en total 1.400 instalaciones distribuidas por todo el viejo continente. En 2020 y a pesar de la pandemia y un notable atropello del ocio deportivo y los encuentros profesionales, el interés por el pádel volvió a incrementarse, finalizando el año con la implementación de más de 11.000 nuevas pistas y la creación de 2.400 clubes europeos. Como bien preveía ya el deportista argentino Fernando Belasteguín: “El pádel es el deporte del futuro”.
El negocio también ha experimentado un gran crecimiento en el ámbito de las competiciones deportivas. En este sentido, el World Padel Tour (WPT) representa el campeonato de pádel profesional más importante del mundo, donde las inversiones en el deporte continúan incrementándose. En pleno auge de la crisis sanitaria del Covid-19, la empresa gestora del circuito pasó de tener 16 competiciones en tres países a 25 torneos en 11 territorios distintos, llegando a multiplicar por seis las inversiones de sus sponsors y aumentando sus ganancias en un 40%. Recientemente, y perfilando una destacada rivalidad, la Federación Internacional de Pádel (FIP) y la Asociación de Jugadores (PPA), contando con la alianza estratégica de Qatar Sports Investments (QSI) -también propietaria del Paris Saint-Germain- siguen explorando nuevos horizontes de negocio con la propuesta de crear un nuevo Tour Mundial Oficial de este deporte, que verá la luz este 2022.
Cubinor no se ha quedado atrás en este aspecto y ha trabajado ampliamente su proyección internacional en diferentes países. “Nuestro mercado principal es el nacional, aunque hemos tenido participación en numerosas obras fuera de nuestras fronteras”, explica Llaneza. En la actualidad, la entidad trabaja en proyectos con colaboradores que llevan las soluciones deportivas a países como Dinamarca, Suecia, Finlandia, Francia e Italia, donde ya tiene contratos firmados y obras en ejecución.