Fortuna

El hombre que hizo de buen samaritano resultó ser el supuesto responsable del mayor varapalo que se han llevado en sus vidas María y Manoli: la muerte de su querida madre. "El repartidor que avisó a un familiar de que había una mujer tirada en el suelo, era la persona que atropelló a mi madre", asegura indignada María a EL ESPAÑOL, sobre el presunto culpable de este terrible suceso, ocurrido en el Barrio de Las Jumillicas de Fortuna, y cuya investigación asume la Guardia Civil.

Esta barriada, próxima al instituto que tiene esta localidad de la Comarca Oriental de Murcia, ocupa unos 14.000 metros cuadrados de terreno, divididos en parcelas, donde levantaron sus casas todos los familiares de la fallecida: Manuela. De modo que sus sobrinos y sus hijas sufrieron en primera persona una historia trágica y rocambolesca: el mismo repartidor que acudió a entregar un paquete a un familiar de Manuela, se convirtió en el presunto verdugo de esta buena señora, de 60 años, siempre sonriente, y dispuesta a ayudar a sus seres queridos.

El martes 22 de febrero, la Parca rompió la calma que habitualmente reina en Las Jumillicas. Aquel martes, sobre las diez y media de la mañana, María estaba preparando café porque había quedado con su madre, Manuela, que vive a escasos veinte metros de su chalé. A esa misma hora, el repartidor de una agencia llegó al barrio para entregar un paquete a una cuñada de Manuela: un gesto cotidiano que se repite millones de veces a lo largo del país, pero que se ha convertido en una tragedia para esta familia, sobre todo, para aquellos como Inmaculada y su marido, Jorge, que se encontraron a la pobre mujer agonizando en el asfalto.

"Poco antes de las once de la mañana del martes, salí al patio de mi casa, porque escuché chillando a mi marido", recuerda Inmaculada, mientras señala a EL ESPAÑOL el punto exacto donde se encontraron tirada a su tía: Manuela. "Estaba tumbada bocarriba, con sangre por la nariz y echando espuma por la boca, así que creímos que había sufrido una caída, un ataque de epilepsia, o un derrame cerebral".

Pensar eso, era lo más lógico en ese momento porque no había ni un alma por el vial que carece de acera y que separa las dos hileras de casas de estilo campestre que tiene cada uno de los miembros de esta familia, cuyos nombres figuran en sus respectivas vallas. De hecho, esa carretera acaba en una de las viviendas y apenas tiene tránsito en días laborables, más allá de los coches de esta prole, cuando entran y salen para trabajar, a recoger a sus hijos, o para hacer algún recado al pueblo.

Inmaculada Piqueras, en el Barrio de Las Jumillicas de Fortuna, señalando el lugar donde yacía tirada Manuela. Badía

"Cuando vimos a Manuela en el suelo, tenía su toquilla debajo del cuello, como si fuese una almohada, y al lado, estaban colocadas sus zapatillas de estar por casa, junto a su móvil y su paquete de tabaco". Tal descripción no obedece a la escena que uno se encuentra cuando una persona mayor sufre una aparatosa caída, pero Inmaculada aclara que en ese momento no le dio importancia porque lo urgente era movilizar una ambulancia: "Ella no reaccionaba del golpe que había sufrido".

Manuela se apagaba sobre el frío asfalto, a solo 22 pasos de la puerta de su chalé y del bonito jardín que cuidaba con mimo, donde tantas tardes tomó el sol junto a su esposo: Miguel. "Mi madre iba a venir a mi casa a tomar café y me la encontré tirada en la carretera, cuando me asomé al balcón al escuchar los gritos de mis primos", tal y como corrobora María, una de sus hijas. "Unos minutos antes nos habíamos mandado mensajes por WhatsApp y yo le estaba preparando un café", insiste, desolada, por el truculento final que sufrió la mujer que la trajo al mundo.

En cuanto la señora fue evacuada al Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia debido a la gravedad de las lesiones que presentaba, sus allegados comenzaron a darle vueltas a lo sucedido. "Nos pareció todo muy extraño porque si te caes, no se quedan tus cosas ordenadas al lado, entonces, decidimos revisar las cámaras de seguridad que un familiar tiene en el patio de su casa", subraya Inmaculada. "Descubrimos que la misma furgoneta vino tres veces a Las Jumillicas".

Tal vehículo era el de la mencionada empresa de paquetería y de inmediato pusieron las imágenes a disposición de la Guardia Civil. "El repartidor entregó un paquete, dio marcha atrás con su furgoneta, y atropelló a mi madre cuando venía caminando hacia mi casa", tal y como denuncia, con la rabia contenida, una de sus hijas: María. "Se bajó del furgón, le colocó su mantilla, y se marchó de aquí sin llamar al 112".

Esa versión es corroborada por todos los familiares con los que se entrevista este diario. Prueba de ello es el relato que ofrece Inmaculada, que junto a su esposo, Jorge, fueron los primeros en auxiliar a la sexagenaria aquella dramática mañana del martes: "El repartidor entregó un paquete en la casa que está enfrente a la de Manuela, la golpeó con la furgoneta, le puso sus cosas en la orilla de la carretera y se largó de aquí".

- ¿Cómo descubrieron que Manuela estaba tirada en la carretera?

- Inmaculada: El repartidor avisó a mi marido.

- ¿Por qué afirma usted eso?

- Inmaculada: Las cámaras no grabaron el atropello, pero sí filmaron a la furgoneta del repartidor viniendo tres veces al mismo sitio y eso no tiene sentido después de haber hecho la entrega. Primero dejó el paquete, atropelló a Manuela, se marchó, y a los cinco minutos regresó porque tenía remordimientos de conciencia. El vehículo lo detuvo al lado de la casa del familiar que tiene las cámaras, sin llegar a entrar a la calle, solo asomó el morro, y cuando vio que ella seguía en la carretera, se volvió a ir, pero se topó con mi marido, Jorge, que regresaba de almorzar en el trabajo. En ese momento, le dijo a mi esposo: 'Hay una señora tirada en el suelo'.

- ¿Cuándo fue la tercera vez que el repartidor regresó al lugar del supuesto atropello?

- Inmaculada: Cuando llegó la Policía Local de Fortuna y una ambulancia con una enfermera para atender a mi tía. Yo le vi, pero no sospeché nada por la preocupación que tenía ante el estado de Manuela. Ella es como la 'matriarca' de todos, la queremos mucho porque organizaba las comidas familiares y celebraciones, como la Noche de San Juan.

Carretera del Barrio de Las Jumillicas en Fortuna donde se produjo el supuesto atropello de Manuela. Badía

La familia no se ha recuperado de las circunstancias en las que sufrieron la pérdida de Manuela, aquel dichoso 22 de febrero. "A mi madre se le juntó todo ese día, todo fue un desastre, porque encima, cuando avisamos a la Policía y emergencias después de encontrarla en el suelo, al no saber que había sufrido un atropello, vino una ambulancia que no estaba preparada para hacer un traslado a Murcia y tuvieron que hacer un transbordo para meterla en una UCI móvil", recuerda apenada Manoli, otra de las hijas de la fallecida.

"No sabemos qué habría pasado con mi madre si no se llega a perder ese tiempo desde el atropello y luego con el transbordo que hicieron para trasladarla al hospital". A las 21.40 horas del martes, el personal médico de La Arrixaca confirmó el fallecimiento de esta vecina de Fortuna, de 60 años, que siempre iba por el pueblo arreglada como un pincel, que tenía aficiones sencillas, como salir a pasear con su hermana, y que disfrutaba de los veranos en las playas alicantinas de Guardamar del Segura.

El repartidor está identificado

La Policía Local de Fortuna instruyó un atestado tras personarse en el Barrio de Las Jumillicas donde se produjo el supuesto atropello. "Parece ser que el repartidor arrolló a la mujer cuando dio marcha atrás con su furgoneta, huyó del lugar, y luego regresó avisando a un familiar de que había una persona mayor en el suelo", según indican fuentes policiales a EL ESPAÑOL, sobre el contenido de la diligencia que entregaron a la Guardia Civil, y que se corresponde con el relato que ofrecen los familiares. 

"Los médicos que atendieron a la fallecida, primero se pensaban que estaba convulsionando, pero después le hicieron unas pruebas en el hospital y detectaron que tenía un fuerte golpe en la cabeza y en el pecho". También presentaba raspones en los pies. "La Guardia Civil asume la investigación tras haber localizado al conductor, un hombre de unos 40 años", concluyen las mencionadas fuentes policiales.

María y Manoli, las hijas de la fallecida, confirman que ya han puesto el caso en manos de un abogado. "Solo queremos saber todo lo que pasó y que se haga Justicia porque nuestra madre siempre nos ayudaba y todavía le quedaban muchos años por vivir".

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