El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número dos de Tenerife ha archivado este miércoles el caso de las niñas Anna y Olivia, de uno y seis años, respectivamente, asesinadas por su padre Tomás Gimeno el pasado abril. El auto del Tribunal publicado esta semana ha revelado que el infanticida envió un último mensaje a su pareja de entonces, antes de matar y deshacerse de los cuerpos de las niñas que había tenido con su ex, Beatriz Zimmermann. "Recuérdame por lo que era, no por lo que hice, porfi", dijo el homicida -según el auto- a su novia, a quien también le entregó un sobre con 6.200 euros en efectivo.
De esta forma, a Gimeno le preocupó más mantener su reputación más que el crimen que iba a cometer y el cual iba a manchar su fama para siempre. El auto ha aportado y confirmado más detalles del caso, como que Gimeno actuó solo sin la ayuda de terceros. Además, el Juzgado justifica que su cadáver no haya aparecido hasta ahora por la acción de las mareas y las corrientes. La principal hipótesis que sostiene el Tribunal es que Gimeno se quitó la vida y se arrojó al mar después de haber hecho lo propio con las dos pequeñas.
"Tomás Gimeno es con toda seguridad el autor material del homicidio de las menores, víctimas que no tuvieron la capacidad de defensa a la vista de sus edades ni sospecharon que la agresión procediera de su padre (...)", recoge el documento judicial. La no aparición del cadáver y de nuevas pruebas es lo que ha impulsado a la jueza a archivar el caso. Este se reabrirá si se da con el paradero del cuerpo o restos del homicida.
Quería huir
A pesar de que la principal y única hipótesis apunta a que Gimeno se suicidó, el auto ha desvelado que quitarse la vida no era su plan inicial. Gimeno intentó activar una línea de crédito con un banco online pero no pudo, lo cual habría fustrado su huída y le abocó a arrojarse igualmente al mar después de hacerlo con sus hijas.
Anna y Olivia fueron sedadas y asfixiadas en la casa familiar. Luego, Gimeno las tiró por la borda dentro de dos bolsas deportivas atadas al ancla de su embarcación, en una primera salida desde el puerto deportivo de Santa Cruz de Tenerife. Tras haberse deshecho de los cadáveres, Gimeno volvió a tierra, donde le paró una patrulla de la Guardia Civil en un control rutinario en plena noche. Los agentes no le detuvieron, a pesar de que la madre de las pequeñas ya había dado la voz de alarma al Instituto Armado por la desaparición de ambas.
En casa de sus padres, Gimeno había dejado a su perro Otto y dos tarjetas de crédito operativas. También sacó otros 2.700 euros en efectivo. Pero al no poder abrir una línea de crédito y, presumiblemente, sobrepasado por la situación tras cometer el crimen, regreso a puerto y salió una segunda vez a alta mar. No se volvió a saber de él.
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