Jose María Oleaga nació en 1963, en Bilbao. En la actualidad es senador por el PSOE y gracias a ello es miembro de la comisión permanente de la Cámara Alta. También participa en seis comisiones del organismo, entre ellas Justicia, Defensa o Interior. Txema, como lo conocen sus “hermanos” es, además, el Gran Maestro de los masones españoles desde el pasado 12 de marzo.
“Prefiero no participar”. “En este sentido no voy a hacer comentarios”. “Es mejor que hable él, tenemos que respetar los resultados de las elecciones”. Estas tres frases, casi idénticas, y pronunciadas el mismo día, corresponden a tres masones rivales de Oleaga. Ninguno ha querido hablar.
El hermetismo que siempre ha rodeado a la masonería también se transmite en el respeto que se tienen entre los miembros de la Logia. La candidatura del socialista supone un “rupturismo” respecto al anterior Gran Masón, Óscar de Alfonso Ortega. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Oleaga busca realizar cambios en la masonería española, empezando por una reforma de su constitución.
La Gran Logia Española lo eligió hace una semana como su líder. Fue un proceso de 10 días llevado a cabo de manera telemática por la Covid-19. “Antes se hacía en un hotel, donde se colocaban urnas por provincias, y votaban los Venerables Maestros”, explica un miembro de la ‘ejecutiva saliente’. Estas personas son masones con un gran recorrido que a su vez han sido elegidos por sus “hermanos” para que les representen. Una suerte de comisario en los partidos políticos.
Este año se encargó del recuento la empresa App Asamblea Online Voting, una tecnológica bilbaína que facilita votaciones online verificadas, secretas e inalterables para organizaciones. Según un comunicado de la Logia, un total de 813 Venerables Hermanos ejercieron su derecho al voto en estas elecciones a las que se presentaban cuatro candidatos.
Txema Oleaga cosechó 376 votos (46%), José Antonio de Haro se hizo con 306 votos (38%), Adolfo Alonso (otro miembro del PSOE conocido por ser el primer abogado del ex marido de Juana Rivas, Francesco Arcuri) tuvo 81 votos (10%) y Luis Alcaina sacó 50 votos (6%).
La Gran Logia de España es la Obediencia masónica regular en el país, y por tanto el cuerpo masónico que mantiene lazos de amistad y reconocimiento con todas las Grandes Logias de todo el mundo. Se trata del único cuerpo masónico al que pertenecen la totalidad de los masones españoles. Y que no admite mujeres, lo que no parece una contradicción para un socialista.
Familia "de derechas"
José Maria Oleaga Zalvidea viene de una familia obrera, de clase media original de Gorliz, un municipio costero al norte de Bilbao. En su familia ya había precedentes de masones. “Yo creo que a quien él lo introduce en temas de masonería es su hermano mayor, Fernando”, explica a EL ESPAÑOL una de las fuentes consultadas.
El “hermano” Oleaga es abogado de profesión. Tiene incluso su propio bufete, del que se ha desligado cada vez que ha entrado en política. Se licenció en Derecho por la Universidad de Deusto, y se convirtió en experto en Responsabilidad Civil, Derecho del Seguro, Derecho Penal y Derecho de la Circulación.
El ahora senador socialista dio sus primeros pasos en la militancia política con la llegada de la democracia a España, en los primeros años de la década de los 80. Es de ese grupo de “jóvenes” que encontraron en el PSOE un respaldo a sus ganas de libertad y nuevos tiempos.
“Creo que, como yo, su familia viene de una tradición muy a la derecha. Me da la impresión de que se afilió por lo mismo, como reacción a todo eso”, explica un histórico del partido de Oleaga, que ha compartido con él buenos y malos momentos.
Militante activo
Militante activo, el ahora senador participaba como uno más en las calle en los repartos de octavillas y rosas. “Parecía que a cada persona a la que se lo daba le soltaba un mitin individualizado, como que los conocía”.
Oleaga pertenece a la agrupación de Recalde, en Bilbao. Desde el principio fue uno más en las asambleas, hasta que le llegó el momento de saltar a la política institucional. Lo hizo animado por Dimas Sañudo, candidato socialista a gobernar Bilbao en 1999. Aquel año entró en la corporación local como concejal, y en las siguientes elecciones relevó a su mentor y se convirtió en cabeza de lista.
Lideró el partido socialista bilbaíno hasta que renunció al cargo en 2011. Sus resultados no han sido los mejores: elección tras elección el PSOE perdió apoyos en la capital de Vizcaya. Con la llegada de Patxi López a la Lehendakaritza formó parte del equipo como encargado de participación ciudadana.
“Se encargó de hacer los contactos con las asociaciones de vecinos, con los distintos colectivos, con las empresas. Teje alianzas con muchos grupos que no estaban acostumbrados a que el lehendakari les atienda. Es una persona muy afable, muy alegre, que empatiza rápido con la gente”, cuenta un miembro de la ejecutiva socialista actual.
Amigos entre los rivales
Sus rivales masones no quieren pronunciarse sobre Oleaga, pero los políticos sí que han querido hacerlo. Cristina Ruiz fue concejala del Ayuntamiento de Bilbao en 2007 por el Partido Popular. En 2011 fue proclamada candidata de los ‘populares’ y, por tanto, rival didrecta de Oleaga.
“Si lo tengo que definir te diría que es buena persona. Afable, de muy buen trato. Una persona inteligentísima”. La relación entre ambos fue más allá de las paredes del Ayuntamiento. “A día de hoy seguimos siendo amigos, nos llamamos alguna vez. La última vez que nos vimos fue en Madrid, en la presentación del libro de Borja Sémper y Eduardo Madina”. El acto tuvo lugar en octubre de 2021.
Durante su paso por la política local “nunca ocultó” su pertenencia a la masonería española, aunque sí es cierto “que tampoco presumía de ello ni hacía ostentación de ello”. A ninguna de las fuentes consultadas le sorprendió leer en los titulares del fin de semana pasado que Txema era masón.
En su equipo, la gente de la que se rodeó en la primera legislatura en la que fue candidato, se enteró en una comida de final de curso político. Al terminar el almuerzo, Oleaga “se levantó y empezó a hacer una especie de ritual, como un juego”. Entonces repartió una especie de juguetes entre los presentes. Una escuadra, un cartabón, una plumada…
-Txema, ¡tú eres masón —le espetó una colaboradora que mantiene amistad con él todavía. Él le respondió con una risa socarrona, sin llegar a confirmarlo, pero tampoco a negarlo. “Al tiempo me vino y me dijo que sí, que claro que lo era”. A esta amiga, según su relato, la ha llegado a llevar a uno de los templos masones que hay en su ciudad, Bilbao.
Su hija, su devoción
Porque decir “su ciudad” no sirve únicamente para referirse al sitio donde nació, creció y desarrolló su carrera política Txema Oleaga. “Es una de sus dos devociones”. La otra es su hija, Maria Eugenia, una veinteañera que, según cuentan a este periódico, estudió Matemáticas en Madrid. Una profesión que al que sepa leer entre líneas no le dejará indiferente.
“Es un padrazo”, recuerda Cristina Ruiz, su rival del PP. Desde que es senador, Oleaga puede pasar mucho más tiempo con “la niña de sus ojos”. Varias fuentes recalcan que tiene buena relación con la madre de su hija. “Es imposible llevarse mal con Txema”.
En la familia de los Oleaga hay una historia que se cuenta de generación en generación. Según explican allegados del masón, cuentan que la familia desciende de piratas, y que hay un secreto, un tesoro más bien, que se transmite únicamente entre las mujeres del ‘clan’. Según esta leyenda, hasta su fallecimiento este secreto lo guardaba Begoña, la hermana del socialista. Antes de dejar esta vida, se lo habría contado a Maria Eugenia, su hija.
Sea como fuere, y volviendo a la política, Oleaga dejó sus cargos en 2013, cuando abandonó la presidencia de Metro Bilbao por la llegada del PNV al Gobierno Vasco. Se retiró y volvió a su bufete de abogados. “Es un grandísimo jurista, un muy buen abogado”, recalca tanto Cristina Ruiz como el histórico socialista mencionado con anterioridad.
En 2019 “lo repescan” porque “es una persona válida, respetada en el partido y con experiencia y trabajo en distintos niveles de la administración”. Entre sus funciones está la de ser portavoz de la comisión de Justicia, lo que le lleva a preguntar a los distintos ministros, entre los que está Fernando Grande-Marlaska, de Interior.
Oleaga y Marlaska se conocen desde hace tiempo. Uno como abogado y el otro como juez, pero ambos en Bilbao. “Se da la casualidad de que Txema nunca ganó un juicio con Fernando como magistrado. Ahora lo recuerdan y se lo toman bien”.
Los que conocen bien a Txema siempre lo recuerdan “sonriendo”: “Es de esas personas que siempre es optimista con lo que venga, hasta cuando perdía elecciones”. Ninguno de los entrevistados sabe muy bien cómo funciona la masonería, ni en que consiste el nuevo papel de Oleaga, pero sí tienen claro que “llevará alegría a donde quiera que vaya”. Y avisan: “Que se preparen, que donde va Txema es para trabajar”.