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Conoce a "diputados, ministros, asesores y directores generales de distintos partidos", pasados y presentes, que le han revelado en privado su condición de hermanos de masonería. Pero Antonio Hernández Espinal (Sevilla, 1973) admite que, en este momento, él es el único masón en la alta política española que se atreve a dar el paso de reconocerlo y hablar de ello públicamente, como ahora en esta entrevista en exclusiva con EL ESPAÑOL | Porfolio. Pocos lo conocen fuera del palacio de La Moncloa porque es de esos fontaneros que trabajan a la sombra en la trastienda del poder. Pero el maestro masón Antonio Hernández no es un político cualquiera: consultor especializado en campañas electorales, es el jefe de la Unidad de Estrategia en el Gabinete de Presidencia del Gobierno y, por tanto, persona de confianza de Pedro Sánchez. También es el nuevo secretario de Datos, Análisis y Prospectiva en el PSOE andaluz de Juan Espadas.
Dice que da la cara −"a riesgo de que me la partan", añade metafóricamente− para contribuir a eliminar el estigma que aún pesa sobre estas hermandades liberales semi secretas a las que la dictadura franquista arrasó. Antes que él, sólo recuerda la "salida del armario" de otro socialista, el que fue ministro de Administraciones Públicas y de Educación y Ciencia, alcalde de Las Palmas y presidente de Canarias, Jerónimo Saavedra, nacido en 1936. Hace años que el sevillano Antonio Hernández no oculta tampoco su afiliación masónica, pero ésta es la primera vez que da una entrevista por extenso.
El asesor presidencial sabe que lo habrían fusilado de haber sido masón cuando Franco dio el golpe de Estado de 1936, como les ocurrió a muchos de sus correligionarios que aún yacen en las fosas comunes del cementerio de Sevilla, empezando por su alcalde de entonces, Horacio Hermoso Araújo, del partido Izquierda Republicana y masón de la Logia España y Trabajo, 42, como así se llamaba.
Como homenaje a esa generación masacrada, Antonio Hernández nos cita en un lugar histórico, pero apenas conocido, el número 9 de la calle Lirio de Sevilla, en el céntrico barrio de la Alfalfa. Ésta era la casa donde vivía el presidente de la Segunda República Diego Martínez Barrio, muerto en el exilio en París en 1962, como señala la placa que el Ayuntamiento de Sevilla colocó en el muro. Lo que la placa no dice es que el dirigente de Unión Republicana Martínez Barrio fue también gran maestre de la Logia Regional del Mediodía y del Grande Oriente Español. Y que "celebraba las tenidas, las reuniones de la logia, aquí, en el patio de su casa", informa Hernández.
Perseguidos
Andalucía, y Sevilla como su capital, fue el centro de la masonería española desde finales del siglo XIX. Masones andaluces eran, por ejemplo, el poeta Federico García Lorca o el periodista Manuel Chaves Nogales. "La primera logia sevillana documentada data de 1812 y la trajeron los franceses de Napoleón", apunta nuestro cicerone.
La dictadura de Franco, apoyada en aquel momento por la Iglesia, prohibió la masonería y reprimió a sus miembros reales o supuestos como si fuesen peligrosas alimañas y no ciudadanos pacíficos que, como define Antonio Hernández, propugnan el diálogo, el perfeccionamiento individual, la búsqueda de la verdad y el bien social. Casi medio siglo después de que las legalizaran de nuevo al llegar la democracia, las logias masónicas en España se esfuerzan aún por recuperar el tejido que tenían en su "edad de oro", durante la Segunda República.
Dice que los masones propugnan el diálogo, el perfeccionamiento individual, la búsqueda de la verdad y el bien social
Los miembros activos hoy son pocos, unos cinco mil en toda España, con Madrid, Barcelona y Sevilla como núcleos masones más importantes, calcula el asesor de La Moncloa Antonio Hernández. Él presidió en calidad de "venerable maestro masón" la Logia Obreros de Hiram de Sevilla, llamada así por Hiram, el arquitecto del templo de Jerusalén. Primero tenían la sede en la calle Cuesta del Rosario, junto a la iglesia del Salvador, y luego se mudaron al barrio trabajador del Polígono San Pablo. En ninguna de estas sedes pusieron un rótulo que los identifique, pero aclara que lo hicieron más por precaución para evitar que los señalen o ataquen que por secretismo.
Explica que dejó la actividad regular de debates y rituales por falta de tiempo al asumir en 2018 sus nuevos compromisos como asesor político en el gobierno socialista de Pedro Sánchez, a quien ya había ayudado en sus dos exitosas primarias para alzarse como secretario general del PSOE. Aunque apunta que, estando en Madrid, ha participado en algunos encuentros con sus hermanos de allí. También incluye entre sus señas de identidad la de ser bético.
Para las fotos, acepta posar ante la casa de Martínez Barrio con un compás y una escuadra que le hemos traído. Son dos de los objetos simbólicos de la arquitectura y la construcción que forman parte de los rituales masónicos como los de su antigua logia de Sevilla, junto con la plomada o el martillo. Aluden a las ideas de rectitud personal, equilibrio o esfuerzo constructor del bien común.
Recalca que en su ejercicio profesional en La Moncloa como jefe de Estrategia nada tiene que ver su condición de masón, y defiende que la masonería y la política, al contrario de lo que critica que ocurrió en la Segunda República, deben estar "completamente separadas". "El que se haga masón pensando que va a entrar en una red de poderosos se equivoca, porque no es un lobby de tráfico de influencias", argumenta sin señalar a nadie, aunque la idea evoca el recuerdo de nombres como el del antiguo banquero Mario Conde, que se inició en una logia.
Antonio Hernández es "partidario de que la masonería se abra a la sociedad con transparencia", saliendo de su repliegue de autodefensa. Pero es opaco como el CNI cuando se le pregunta en qué consiste su trabajo en La Moncloa o cuántas personas tiene a su cargo. No suelta prenda. Sólo concede: "Hacemos de todo. No hay dos días iguales en La Moncloa. Me apasiona mi trabajo".
Pregunta.— ¿Cómo y por qué entró en la masonería?
Respuesta.— Cuando nació mi hija mayor, en 2005, sentí que me faltaba algo. Me había informado en Internet sobre la masonería. Había dos logias en Sevilla, y una no admitía entonces a mujeres, por lo que elegí la otra, la Logia Obreros de Hiram. Les escribí un correo electrónico sin mucha fe, pero me contestaron. Me explicaron cómo podía entrar y lo hice. Las personas que conocí me gustaron. Entré por curiosidad y por el momento vital en que estaba, con treinta y algo de años.
P.— ¿Había participado antes en religión, en la Iglesia?
R.— Mi familia es católica y yo hice la comunión. Mi padre fue hermano mayor de la hermandad de Los Panaderos y mi abuela camarera de la Virgen. Pero mi aproximación a la Semana Santa es más profana que religiosa. Mi evolución me había llevado al agnosticismo. Estudié en la Escuela Francesa, que es de educación laica. El sistema francés te imprime carácter.
"Fui aprendiz, compañero y maestro. Luego me nombraron Venerable Maestro, presidente de la logia"
P.— ¿Llegó usted a ser presidente de la logia?
R.— Ascendí los tres escalones: aprendiz, compañero y maestro. Y una vez que llegas a maestro, te encargan que desempeñes "oficios" en el "taller", tareas en las reuniones. Me eligieron para ser "Orador", que es quien cierra el discurso en los debates y es el guardián de la ley, quien interpreta los reglamentos y los estatutos. Otros puestos en la logia son los de "Primer Vigilante" y "Segundo Vigilante", que son como el vicepresidente primero y segundo. Sustituyen al "Venerable Maestro", el presidente de la logia, cuando no está, y se encargan de la formación de las dos "Columnas", como se llama a los grupos de aprendices y compañeros. A los aprendices les enseña el segundo vigilante y a los compañeros, el primer vigilante. He estado también en esos puestos, y me gustaba mucho. Luego mis hermanos me nombraron Venerable Maestro, durante dos años, que es el límite máximo. Coincidió con el treinta aniversario de la reconstitución de la logia después de la dictadura. Éramos unos 40 miembros.
P.— ¿En qué situación está ahora la masonería en España? ¿Cuántos años necesita para recuperar la actividad que tenía en la Segunda República?
R.— La Segunda República [1931-1939] fue la edad de oro de la masonería, la Primera República [1873-1874] fue la edad de plata, y ahora [desde 1975] estamos en la edad de bronce. Son los únicos tres periodos en que no ha estado prohibida. Estamos aún en la fase de reconstrucción después de la dictadura. Aunque han pasado más de cuarenta años desde la muerte de Franco, todavía cuesta vencer muchos prejuicios. El número de miembros creció tras la dictadura pero luego se estancó. En Inglaterra, Francia o Bélgica, vas a una tenida y hay doscientas personas, y en España lo normal es que vayan quince o veinte. Yo estoy comprometido con una visión aperturista.
La unificación pendiente
Explica Antonio Hernández las diferentes corrientes masónicas que hay en el mundo, a partir de la originaria de Inglaterra de la que se separaron la continental de Francia y el resto, y señala el problema de desunión que hay en España, donde las logias locales se integran en dos organizaciones distintas: la Gran Logia de España y la Gran Logia Simbólica Española, la suya, que fue la primera en admitir mujeres y no impone como condición que sus miembros crean en un ser supremo.
Los partidos y los sindicatos prohibidos por el franquismo que mantuvieron su existencia, como el PSOE, pudieron reclamar su patrimonio expoliado al llegar la democracia. Pero, a diferencia de ellos, los masones en España no han resuelto quién tiene la legitimidad de su continuidad histórica. Esa división "nos ha complicado tener personalidad jurídica para solicitar la revocación de las sentencias franquistas y la restitución de los bienes expoliados, porque no hay una única organización que sea heredera inequívoca".
La falta de unidad entre las dos grandes logias de España impide recobrar los bienes expoliados en la dictadura
Por eso, el maestro Antonio Hernández considera que la unificación de la masonería española es una asignatura pendiente. Otra, culminar la apertura, venciendo el temor y el encerramiento que les quedó como reacción refleja por los años de clandestinidad y persecución durante la dictadura, cuando ser masón era un pecado y un delito, y que te llamaran así, un insulto. Pide a sus hermanos (y hermanas) de rito mostrarse de forma natural "como una entidad más de la sociedad civil sujeta al escrutinio público". Aunque la pandemia de Covid "va a pasar una factura generacional" a los masones, avisa, porque ha impedido la convivencia en persona, que es el sentido de su actividad.
La masonería no hace proselitismo pero tiene mucho que aportar, dice Hernández, y recuerda los orígenes de sus logias especulativas en el siglo XVIII como refugio democrático liberal contra el autoritarismo y el dogmatismo, lo que les granjeó el rechazo furibundo de los tradicionalistas y religiosos extremos. Señala que sus valores de fraternidad y solidaridad entroncan con los de la Revolución francesa, que practican el respeto a la diversidad y que han inspirado a otras instituciones filantrópicas, como los ateneos culturales o la Cruz Roja.
P.— ¿No hace falta más influjo de la masonería, por sus principios de diálogo y tolerancia, en un país como España que es, según un reciente estudio, el más polarizado hoy políticamente en Europa?
R.— Creo que una sociedad contemporánea, y España en particular, necesita más valores como los que defendemos los masones, y no sólo los masones, de convivencia pacífica con el diferente, frente a la polarización, el fanatismo y el odio. La masonería defiende los derechos humanos e intenta que los masones seamos buenos ciudadanos. No puede ser buen ciudadano aquél a quien le dan igual sus semejantes.
Cuenta que entre sus hermanos ha tenido seguidores "del PSOE, del PP, de Ciudadanos, del Partido Comunista"...
P.— ¿Y de Vox no?
R.— No conozco ningún caso de Vox ni de ningún partido de extrema derecha. Me extrañaría muchísimo que alguien de Vox pidiera el ingreso y lo aceptaran; su candidatura generaría mucho debate entre los hermanos, porque valores como la igualdad intrínsecos a la masonería no los tiene este partido. La noción humanista, la empatía con el inmigrante están ausentes del ideario de Vox. En Francia no conozco masones que sean del Frente Nacional de Le Pen. Pero hay que juzgar a las personas individualmente. Si alguien solicita entrar, habría que analizar cada caso.
Conoce hermanos masones que son "del PSOE, del PP, de Ciudadanos, del Partido Comunista", pero "ninguno de Vox"
En cuanto a las relaciones con la Iglesia católica, aprecia el avance de que ahora al menos el Vaticano aconseja a los católicos no ser masones, pero no se lo prohíbe ni los excomulga por ello como ocurría antes. La distensión la notó en 2013. "El nombramiento del Papa Francisco me cogió trabajando en Argentina, y los masones de allí me dijeron que cuando era cardenal de Buenos Aires y jefe de los jesuitas tuvo una relación muy tolerante y respetuosa con ellos, hasta el punto de que lo llegaron a acusar de ser masón. Como le ocurrió a Rajoy, que no lo era. Zapatero tampoco, aunque su abuelo sí".
Como dice que conoce a "diputados, ministros, asesores y directores generales de distintos partidos", tanto antiguos como en ejercicio, pero no dice nada de presidentes, se deduce por descarte que Pedro Sánchez tampoco lo es. No da nombres, pues entre los masones "es una falta muy grave revelar la pertenencia de alguien" que quiere mantener el secreto.
Núcleo duro del "pedrismo"
Antonio Hernández dejó el ejercicio activo en la logia y la gerencia de su empresa de consultoría cuando lo llamó Pedro Sánchez al llegar al poder en 2018 tras la moción de censura contra el PP de Mariano Rajoy. No se lo pensó. "Era un sueño, era estar en El Ala Oeste de la Casa Blanca. Jamás me imaginé que iba a trabajar en el Gabinete del presidente español. Quise vivir ese sueño".
Fue una llamada previsible, porque a Pedro Sánchez lo conocía de años atrás. Coincidieron en 2011, rememora, cuando Sánchez, entonces diputado, dirigía la ponencia marco sobre municipalismo en cuya elaboración participó desde el PSOE de Sevilla Antonio Hernández. Luego, socialistas íntimos de Hernández como su hermana Nieves o el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano (a quien él se refiere con familiaridad como "Quico Toscano"), estuvieron en el núcleo duro del "pedrismo" (la expresión es de Hernández) que pidió elecciones primarias en el partido en 2014 y lo aupó como candidato.
Pedro Sánchez ganó y fue secretario general, hasta que en octubre de 2016 se vio forzado a dimitir ante la presión de un sector de la ejecutiva del partido. Y este grupo sevillano volvió a estar a su lado para ayudarlo a recorrer España en su Peugeot 407 y preparar su nuevo asalto a la secretaría general del PSOE en las primarias de mayo de 2017 en las que derrotó a la candidata favorita del aparato de partido, la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, desplazada el año pasado de la dirección andaluza. Antonio Hernández asesoró en la distancia a Sánchez, que apreció sus conocimientos de análisis político llevándoselo con él a La Moncloa.
Con Redondo y Bolaños en 'El Ala Oeste'
En la Presidencia del Gobierno de España, Antonio Hernández Espinal ha sido antes subdirector general de Análisis y Estudios y director de Asuntos Políticos. De este puesto lo relevaron el pasado julio cuando la pugna entre el jefe del Gabinete de la Presidencia, el consultor político independiente Iván Redondo, y el secretario general de la Presidencia, el socialista Félix Bolaños, se saldó con la victoria del segundo, nombrado ministro de la Presidencia, y con la destitución de Redondo y su equipo.
Hernández se quedó, esta vez como jefe de la Unidad de Estrategia, porque no procedía del equipo de Redondo sino del PSOE andaluz, donde es militante desde 1989, cuando tenía 16 años. Cuenta Hernández que su vocación de ser consultor político, en la que coincide con su excompañero Iván Redondo, creció con la mítica serie de televisión El Ala Oeste de la Casa Blanca y se consolidó con el curso Dirección de Campañas Electorales que hizo en la Universidad Pontificia Comillas.
Publicista de formación, desde el PSOE dio el salto al Ayuntamiento de Sevilla para trabajar desde 2007 como asesor primero y director de Comunicación después en el gobierno del alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, donde su hermana Nieves Hernández era concejala delegada de Convivencia y Seguridad, y luego de Hacienda y Comunicación (más tarde, ella sería una de las primeras promotoras de Pedro Sánchez y hoy es senadora). El currículum de Antonio Hernández Espinal incluye que también trabajó de asesor en el gobierno socialista de la Junta de Andalucía.
Cuando en 2011 el PSOE perdió la alcaldía frente al PP de Juan Ignacio Zoido, el hasta entonces asesor municipal Antonio Hernández se volcó en su actividad privada y fundó con dos socios la empresa Dialoga Consultores, de la que, dice, se desvinculó al entrar hace tres años en el Gabinete de la Presidencia del Gobierno. Con su empresa trabajó en campañas electorales en Latinoamérica, de Chile a Uruguay, adonde llevó el software de procesamiento de datos Quilt creado por sus compañeros y logró varios éxitos que les dieron prestigio.
Su método se basa en analizar el territorio, el electorado y su comportamiento a partir de geomarcardores, para segmentar y dirigir los mensajes y acciones políticas a los electores clave. Así, cuenta, lograron que la candidata de la izquierda a la Alcaldía de Santiago de Chile, Carolina Tohá, ganara por sorpresa al alcalde y favorito, el candidato derechista Pablo Zalaket, después de averiguar dónde se concentraban en la ciudad los nuevos electores y dirigirles a ellos la campaña para movilizarlos.
Dice que fue en América Latina donde aprendió de verdad su oficio porque "allí sí hay tradición de consultoría política, por la influencia de Estados Unidos". En sus viajes en solitario al otro lado del Atlántico buscó y encontró la hospitalidad de sus hermanos masones americanos. Antonio Hernández no luce ningún emblema masón en España pero sí lo ha hecho en el extranjero cuando necesitaba conectar con gente amiga. "Llevaba un pin en la solapa con una flor no me olvides, como una margarita azul, que es un símbolo masón". Ese signo lo ayudaba a que masones locales lo reconocieran y se dirigieran a él. Era su contraseña silenciosa.
Lecciones del experto electoral
Aunque, como dijimos, el maestro masón Antonio Hernández es abierto para hablar de masonería y cerrado para lo que tenga que ver con su día a día en la Presidencia del Gobierno, como un iceberg que oculta más de lo que muestra, sí acepta hablar de política en su otra condición como nuevo secretario de Datos, Análisis y Estrategia del PSOE de Andalucía, la mayor sección socialista del país. Para este cargo lo eligió en el Congreso regional del pasado noviembre el exalcalde de Sevilla Juan Espadas, nuevo secretario general andaluz tras las primarias en las que derrotó a Susana Díaz.
Como secretario de Datos, Análisis y Prospectiva del PSOE-A, prepara las elecciones andaluzas frente al PP de Moreno Bonilla
Primer consejo de Hernández, a todos: "Los partidos tienen muchos datos de elecciones pasadas que están desorganizados y pueden ser muy útiles si se integran en una base de datos", dice. Es uno de sus objetivos para su mandato: ordenar los datos del PSOE andaluz, que es "un enemigo temible" para el PP de Juanma Moreno Bonilla en las elecciones andaluzas de este año, porque tiene la alcaldía de "400 de los 700 ayuntamientos de Andalucía" y gran experiencia orgánica. "Una de cada doscientas personas es militante del PSOE, una cifra que no tiene ningún otro partido en España", recuerda sobre la musculatura social del partido.
Otros objetivos suyos serán preparar con datos las próximas elecciones, empezando por las que puede que el gobierno andaluz convoque por adelantado en breve en Andalucía, y siguiendo por las generales y las municipales de 2023.
Al PP de Pablo Casado también le dirige una crítica constructiva: "De situaciones de estabilidad, el PP genera situaciones de inestabilidad. Pedro Sánchez ha transformado el PSOE y ha sabido entender que las mayorías absolutas se han ido por un tiempo y que hay que aprender a tratar con el diferente en un escenario fragmentado. Pedro Sánchez, paradójicamente, sí ha creado estabilidad a partir de la inestabilidad, y lleva ya más de tres años en el Gobierno porque ha entendido eso".
Y añade: "El PP aún no ha cambiado. Cree que el voto del centroderecha es patrimonio suyo, cuando es de los votantes. En una clase que doy en un máster pregunto a mis alumnos, jóvenes la mayoría, quiénes han votado siempre al mismo partido, y no hay ninguno. Entre ellos se ha acabado el voto leal de antes. Tienes que convencerlos".
Tiene dos hijas, de 17 y 15 años. La mayor cumplirá en marzo los 18 a tiempo de votar en sus primeras elecciones, en las autonómicas andaluzas. "Creo que votará al PSOE, pero...", dice su padre dejando la puerta abierta a lo inesperado. Porque él, amante del cálculo electoral, es el primero que advierte a los dirigentes políticos: "¡Cuidado con las elecciones, que las carga el diablo! En los dos meses que transcurren desde que se aprieta el botón de la convocatoria hasta que se vota puede pasar de todo. Dos meses en política son como una era geológica". Y pone como ejemplo del peligro de los cálculos frustrados a su compañera de partido, rival de Pedro Sánchez en aquellas primarias: "Que se lo digan a Susana Díaz, que adelantó las elecciones andaluzas siendo presidenta pensando que iba a ganar y 45 días después perdió la Junta".
Acaba la entrevista y el estratega Antonio Hernández se despide de regreso a su discreto e influyente despacho en La Moncloa. Tiene que seguir planeando batallas.