Valencia

Vistabella del Maestrat está a unos 138 kilómetros de Valencia, en el interior de Castellón, uno de los territorios de España en riesgo de despoblación. En esta época del año no viven más de 150 personas y está situado en la cima del Peñagolosa, la cumbre más emblemática de la Comunidad Valenciana.

La mayoría de sus habitantes son personas mayores. Es un lugar de paz en el que se escucha perfectamente el silbido del viento y te permite conectar con la naturaleza y huir del estrés. A 1.246 metros de altura sobre el nivel del mar, Vistabella es el municipio valenciano de mayor altitud. La Guardia Civil se pasea de vez en cuando por allí para comprobar que los vecinos están bien y se ha convertido en un reclamo turístico por su riqueza patrimonial y natural.

Este entorno fue el que permitió pasar desapercibido durante más de 20 años a Antonio G., el tío Toni, el líder de la sórdida secta que abusaba de los adultos y menores con los que convivía en una finca tras captarlos en pueblos castellonenses. La semana pasada fue desmantelada por la Policía Nacional en una operación dirigida por la titular del juzgado de Instrucción 6 de Castellón.

Hasta su detención, allí vivió Antonio G. sin levantar la más mínima sospecha. En elpueblo pensaban que era una especie de curandero que lideraba una comuna formada por varias familias. O al menos es lo que dicen sus vecinos. Pero todo apunta a que en realidad dirigía una secta destructiva de carácter sexual que sometió a varias generaciones de mujeres.

Una de las calles de Vistabella del Maestrat (Castellón).

"Una cosa es pensar que llevaban una vida en común, o que podrían estar relacionados con un asunto de drogas, y otra que abusaba de niños. De imaginarlo, nadie en el pueblo lo hubiese permitido", explican a este periódico vecinos de Vistabella.

EL ESPAÑOL ha viajado hasta el refugio del tío Toni, una inmensa masía de más de 700 metros situada en el kilómetro 28 de la carretera CV-179, que conecta el interior con la costa de Castellón.

La casa se llama La Chaparra, un inmueble histórico de la comarca de l'Alcalatén, y sigue habitada estos días. Sus actuales moradores se mantienen en silencio a la espera del avance de las diligencias. "Gracias, pero no vamos a hablar", responden al periódico desde el interfono.

Masía La Chaparra, en Vistabella del Maestrat.

Lo primero que llama la atención es que ni el inmueble ni sus accesos están escondidos. Se encuentra a pie de carretera, a plena vista, junto el camino rural que lleva a un depósito contra incendios forestales de la Generalitat Valenciana. Las Administraciones públicas de la zona conocían la existencia de este grupo de familias que compartía alojamiento, pero subrayan que jamás percibieron la más mínima sospecha o petición de auxilio.

La investigación, declarada secreta, está abierta por los supuestos delitos de agresión y abuso sexual, tanto contra adultos como contra menores de edad, trata de seres humanos con fines de dominación doméstica y sexual y exhibición de pornografía a menores, entre otros.

Enviado de Dios

El tío Toni es un hombre de unos 64 años que ha vivido toda su vida en la zona. Personas que han tenido algún contacto con él recuerdan que su apariencia era absolutamente normal. En Vistabella y el resto de municipios de la zona todavía están conmocionados con lo que ha sucedido.

En voz baja y sin querer identificarse, los vecinos cuentan que el tío Toni tiene una salud frágil y dificultades para caminar. Solía ir con muletas, un sombrero de color negro y collares con motivos religiosos.

Se había autodenominado a sí mismo como un "enviado de Dios" y así es como se presentaba ante sus feligreses. En la zona, aunque no tuviesen un trato directo con él y el resto del grupo, todos conocían su particular estilo de vida. Salía a almorzar a bares de Atzeneta o La Vall d'Alba, camino a Castellón, y se desplazaba en un vehículo SUV de color verde.

Entorno natural en el que se encuentra la casa de la secta desmantelada.

Todo lo que rodeaba al tío Toni y a sus seguidores resultaba en estos pueblos un tanto extraño. "Últimamente no se dejaban ver mucho por aquí, pero cuando llegaron hace 20 años se relacionaban bastante con la gente del pueblo. Aquí le llamábamos el jefe de La Chaparra", explican.

Los vecinos cuentan que en los años 90, los menores que vivían en la masía iban a la escuela a Vistabella, pero después los escolarizaron en otros municipios cercanos. Cuando pasaban al instituto, los menores se desplazaban todos los días en autobús a La Vall d'Alba. Los niños llevaban una vida normal con sus familias.

"Iban con mis hijas al instituto. Los recuerdo como adolescentes normales, se les veía bien. Somos los primeros interesados en saber qué ha pasado ahí dentro", razona otra vecina, propietaria de una tienda a la que solían acudir a comprar.

"Ellos no hablaban demasiado y tu no preguntabas por qué, más allá de la vida en común que llevaban, nunca dieron la sensación de ser una secta de estas características. Todos portaban una cruz y mucha gente creía que se trataba de algún tipo de comunidad cristiana. Sin más. Eran personas normales con su profesión. Electricistas, panaderos...", añaden.

Y es que, al parecer, de la actividad real de la secta del tío Toni no se enteraban ni sus propios feligreses. Antiguos seguidores de esta comunidad pedirán pruebas de paternidad de varios niños ante la sospecha de que el verdadero padre biológico sea el líder de la organización, según publicó el diario Levante-EMV. Las mujeres habrían aceptado someterse sexualmente ante la creencia de que así se reforzaba el poder sanador del tío Toni.

Negocios locales

Vistabella, al igual que otros municipios del interior de Castellón, desplegó un plan contra la despoblación. El Ayuntamiento se dirigió a los moradores de La Chaparra para animarles a que se empadronaron en el municipio porque conocían que vivían varias familias juntos con niños. El grupo de La Chaparra, de trato cordial pero discreto y reservado, rechazó la invitación, confirmaron fuentes municipales.

No obstante, miembros de la comunidad sí aceptaron gestionar la panadería del pueblo en un local del Ayuntamiento. Pagaban los costes y un canon a cambio de que el pueblo no se quedara sin pan. Durante años se encargaron de esta panadería. "Nunca hablaban de lo que estaría pasando allí dentro", cuenta su actual inquilino.

El grupo pretendía continuar a día de hoy con estos negocios locales. Unas semanas antes de desarrollarse la operación policial, miembros de la comunidad del tío Toni se volvieron a dejar ver por Vistabella. "Estaban a punto de abrir otra panadería con servicio de catering en el local de la antigua cooperativa", explican en el pueblo. Desde el Ayuntamiento de Vistabella indicaron que informaron de su intención, pero estaban a la espera de recibir la documentación necesaria para la apertura. 

Local donde el grupo iba a abrir una pendería en Vistabella.

Por entonces, la Policía ya seguía el rastro del tío Toni. La investigación arrancó hace un año después de que varios de sus integrantes se armaron de valor y presentaran la denuncia tras ponerse en contacto con un experto en sectas. 

El patrimonio

La dirección de la casa corresponde al domicilio fiscal de una empresa, La Chaparra SL. Las personas que figuran como administradores aparecen vinculados a su vez con otro conglomerado de empresas.

Según figura en el Registro Mercantil, la empresa se creó en el año 1999 y cuenta con un capital social de más de 288.000 euros. El tío Toni no aparece en el consejo de administración. La actividad comercial de la empresa es el alquiler de bienes inmobiliarios por cuenta propia.

Entre los activos con los que cuenta está la propia masía. Con una superficie total de 222 hectáreas, dentro del perímetro de la parcela se encuentran una zona con parque infantil, corral, un pajar, un cobertizo para el ganado, un pozo de 22 metros de profundidad, un depósito de agua con capacidad para 21.000 litros y la masía de tres plantas destinada a vivienda. Solo en la planta baja hay 17 habitaciones.

Puerta de acceso a la finca.

Según consta en el Registro de la Propiedad, entre las cargas de la casa consta una hipoteca de 240.000 euros formalizada en 2003 y otra de 66.000 euros. El nombre del tío Toni tampoco aparece en estas operaciones.

Los investigadores estuvieron registrando la casa durante varias horas en busca de pruebas. La Policía encontró dentro de la masía una ingente cantidad de material fotográfico, así como cintas de vídeo y aparatos de grabación.  

Además, dentro de la casa se intervinieron joyas, dinero, artículos de lujo, juguetes sexuales y elementos de doctrina religiosa, propia del culto que profesaban en este círculo cerrado y sectario. 

Las víctimas

Todavía no se ha podido calcular el número de personas afectadas, pues la actividad de la secta se habría extendido durante muchos años. El grupo estaba manipulado por la voluntad de su líder, quien llevaba años sometiendo a prácticas sexuales a menores y a adultos a los que habían convertido en adeptos del clan.

El tío Toni logró ganarse la confianza de sus víctimas entre mensajes divinos y sexuales. También ofrecía sus servicios a través de comercios situados en la ciudad de Castellón. Decía que podía curar el cáncer o limpiar el espíritu de los niños y les invitaba a vivir en La Chaparra. Los investigadores buscan ahora a sus víctimas por todo el país.

La Policía arrestó en total a 9 personas. La jueza que dirige el caso ha acordado el ingreso en prisión provisional del líder y el de otras dos personas más. Los otros seis han quedado en libertad provisional con medidas cautelares de alejamiento y prohibición de comunicación respecto a las víctimas.

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