Nora ha vivido este miércoles el segundo día más difícil de su vida. El primero fue la muerte de su hermana, Sara, el 1 de enero, a causa de las terribles secuelas que le provocó la lipoescultura que contrató en un centro de estética de Murcia. El segundo ha sido este 30 de marzo, cuando ha tenido que ir a prestar declaración en la causa que se instruye -por homicidio imprudente- contra el cirujano cardiovascular que operó a Sara y el anestesista que le asistió en la Clínica Virgen de la Caridad de Cartagena. Nora ha llegado a los juzgados cartageneros vestida de punta en blanco, mostrando una foto de su hermana y mejor amiga, junto a una cánula, tipo raspa, de 51 centímetros de largo, cuyos agujeros son de anzuelo.
"La cánula raspa se usa mucho en Colombia, no está homologada en España, y creemos que fue la cánula 'especial' de la que le habló el doctor Massó a mi hermana, y con la que le hizo la lipoescultura porque son cánulas muy agresivas: pueden llegar a causar perforaciones", tal y como ha explicado Nora a EL ESPAÑOL, sobre el motivo por el que ha mostrado ese modelo, ante los medios que la esperaban en la puerta de los juzgados. A través de ese posado, la hermana de la difunta ha querido mostrar su disconformidad con las cánulas aportadas a la instrucción que son de punta roma, menos agresivas. "Pensamos que el doctor ha entregado unas cánulas distintas a las que realmente empleó en la operación".
Nora estaba citada a declarar este miércoles debido a una carta que escribió al Ayuntamiento de Cartagena donde relataba todo el sufrimiento de su hermana, antes de morir, con el objetivo de conseguir el apoyo del Consistorio para la iniciativa que impulsa la familia: lograr que el Congreso de los Diputados apruebe la 'ley Sara' para regular las operaciones de cirugía estética en toda España. La citada misiva se filtró a los medios de comunicación, después comenzó a circular por las redes sociales y finalmente acabó en manos de la Fiscalía que solicitó la testifical de Nora dentro del proceso.
"Me he ratificado en todo lo que cuento en la carta", tal y como ha confirmado a este diario, después de prestar declaración durante tres cuartos de hora. En la citada misiva, Nora relata como si fuese la voz en off de Sara, punto por punto, lo que habló con ella cuando pudo entrar a verla el jueves 2 de diciembre, tras ser ingresada en el Hospital Santa Lucía de Cartagena debido a las graves lesiones que sufrió en la Clínica Virgen de la Caridad donde fue intervenida. EL ESPAÑOL ha tenido acceso al documento donde se exponen pasajes realmente duros de lo que supuestamente ocurrió dentro de aquel quirófano:
'Todos murmurando y a la misma vez mirando, como si no pasase nada, mientras mi vida se iba con cada gota de sangre que me dejaron caer y esparcirse por el suelo. Oí al anestesista decirle al doctor, el que debía velar por mí, que parase, que las cifras tensionales iban mal y estaba casi sin constantes vitales. Le decía al cirujano que no podía seguir con la operación, que se detuviera, que estaba todo mal ya que no estaba extrayendo grasa sino sangrado (…) Eran las 14 horas del mediodía. Había cuatro personas conmigo ese día, en ese quirófano, en esa habitación tan oscura y solitaria para mí (...)'.
'Seguía sintiendo a gente correr a mi alrededor, sentía como limpiaban mi cuerpo. Yo no entendía nada. No tenía fuerzas suficientes para hablar y preguntar. Mi peor pesadilla comenzó ahí, cuando escuché que la paciente del quirófano, yo, iba a morir porque mi cirujano me había perforado todos los órganos de mi cuerpo, que no había nada que hacer para estabilizarme y recuperarme (…)'.
'Pasaron más de 3 horas después de esa escalofriante conversación, desde las 14.30 del mediodía hasta las 17.45 de la tarde, cuando estas cuatro personas decidieron llamar al 061. Para terminar mi muerte, dichos sanitarios, me echaron como a un perro en la ambulancia, sola, sin informes clínicos ni médico que me acompañase para informar sobre mi estado y sobre lo que había pasado. Me llevaron al Hospital Santa Lucía de Cartagena, tan solo tardé 7 minutos en llegar'.
'Allí, los sanitarios me esperaban con bolsas de sangre porque iba casi muerta. Solo pude hablar unos minutos, a voz de hilo, con mi familia, para contarles lo que me habían hecho y lo que había escuchado. A mi padre, le dije que no quería morir. A mi hermana, que prometiese que cuidaría de mis dos hijos, yo había escuchado que moriría porque habían perforado todos los órganos de mi cuerpo'.
Durante la declaración de Nora, agente inmobiliaria de profesión, al igual que su difunta hermana, la Fiscalía ha hecho hincapié en los párrafos donde relata la conversación que mantuvo con Sara antes de que su estado empeorase y la derivasen a la UCI. "Mi hermana, nada más entrar a verla, me dijo: 'Me voy a morir, he escuchado una discusión en el quirófano, he visto la sangre, me han perforado los órganos, y les voy a demandar'", según ha explicado Nora a este diario, sobre el contenido del interrogatorio al que ha sido sometida.
La carta prosigue relatando que Sara presuntamente sufrió 27 perforaciones, de entre 0,5 y 2 centímetros de profundidad, en los riñones, duodeno, colon, intestino, hígado y pulmones. 'Pensaron los sanitarios que venía de una reyerta ya que, tales heridas, eran tantas y tan profundadas, que pensaban que era de un arma blanca. Lo que no esperaban ellos, es que venía de otro hospital, de uno privado, de una operación de estética (como ya he dicho atrás, me echaron sin informe médico ninguno). Preguntaron a mis familiares qué operación había sido, no daban crédito a lo que vieron, no encontraban explicación razonable, era imposible que mis lesiones hubiesen sido realizadas por un cirujano y su equipo'.
Tales afirmaciones de la carta han provocado que Nora también haya sido interpelada por el estado de salud en el que se encontró a su hermana cuando pudo entrar a verla en el Servicio de Urgencias del Santa Lucía. "Ella estaba fatal cuando la vi, le habían perforado los órganos y le tuvieron que poner seis bolsas de sangre porque apenas tenía pulso. El médico que la había operado se había marchado a Murcia, con su novia, pero se tuvo que dar la vuelta y regresar al hospital de Cartagena porque le dijeron que estaba fatal".
- ¿Durante su testifical han hecho hincapié en alguna otra cuestión?
- Nora: Me han preguntado por el motivo por el que se operó con el doctor Massó. Yo he explicado que un día antes de operarse, el 1 de diciembre, quedamos a comer y me contó lo de la lipoescultura. Me dijo que ese cirujano era el mejor y me enseñó su cuenta de Instagram con todas las fotos de las intervenciones que había hecho. El Instagram fue el anzuelo y el empujón definitivo fue el descuento brutal que le hicieron en la operación.
Prueba de ello es que la clínica estética de Murcia, el 30 de noviembre, le envió a Sara un recordatorio de visita a la consulta del citado doctor en la que textualmente se hace constar como especialidad: "cirugía plástica". Todo ello, a pesar de que es cirujano cardiovascular y carece de título oficial en la especialidad de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, la cual dura 5 años. "Ella estaba ilusionada con el médico y me explicó antes de operarse que en dos días estaría trabajando".
Otra de las cuestiones que han salido a relucir ha sido la relación que mantenía el cirujano cardiovascular con esta bellísima agente inmobiliaria, de 39 años, y madre de dos hijos. Nora ha remarcado que no guardaban una amistad: "Sara y el doctor Massó tenían una relación profesional, si hubiesen sido amigos, yo le conocería también porque mi hermana era mi mejor amiga y salíamos juntas. Además, existen conversaciones de WhatsApp donde se dirige a él hablándole de usted".
Este miércoles también han hecho el paseillo por los juzgados otros dos testigos en la causa: unos celadores. De momento, sigue sin fecha la declaración más importante de la causa: la del cirujano cardiovascular que practicó la lipoescultura mortal a Sara y el anestesista que le asisitió durante aquel trágico jueves 2 de diciembre.