Para quienes vivieron durante la llamada guerra fría, la amenaza nuclear era una de esas constantes recurrentes con las que se encontraban en medios y que hasta marcaban la agenda política. Tanto a un lado como a otro del telón de acero existían armas nucleares, que uno y otro bloque no dudaban en emplear como elemento disuasorio.

Quienes ya no vivieron en la Europa de bloques o nacieron en la recta final (y tienen escasos o nulos recuerdos de esa época), las armas nucleares –por mucho que siguiesen existiendo– parecían una de esas cosas del pasado. Al menos, lo parecían hasta ahora.

Desde que hace ya algo más de un mes empezara la guerra en Ucrania, las armas nucleares se han convertido de nuevo en una amenaza. A finales de febrero, y tras la primera oleada de sanciones contra Rusia, Vladímir Putin ordenó a sus Fuerzas de Disuasión Estratégicas ponerse en "estado especial de combate".

La decisión se leyó como un aumento del riesgo de guerra nuclear y, aunque desde entonces los analistas han matizado la probabilidad real de que algo así ocurra, se ha desatado una cierta paranoia entre la población europea, que se pregunta cómo sobrevivir a una bomba nuclear.

¿Está entonces España preparada ante un hipotético ataque nuclear o una emergencia nuclear? Hacerse la pregunta implica entrar en el escenario de las hipótesis y no se debe caer en el alarmismo. Como ha señalado recientemente la profesora de la Universidad de Navarra, Mónica Chinchilla, "la probabilidad es mínima, es muy remota".

Determinar quién sería en España el organismo que gestionaría la respuesta ante un ataque nuclear no es exactamente sencillo, al menos desde los medios. Aun así, se puede asumir que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tendría un cierto papel como expertos en la cuestión.

El CSN, organismo competente

En España, el CSN tiene, entre otras funciones, "el asesoramiento a las autoridades competentes en la elaboración de los planes de emergencia exterior" vinculados a las "instalaciones nucleares y radiactivas", como se lee en su web oficial. Así, propone normas básicas de respuesta, establece criterios sobre los que basar los planes de emergencia o crea guías y recomendaciones sobre cómo se deben hacer e implantar esos planes.

Ejemplo de un búnker en Estados Unidos. Undergroundbuilings.com

Pero más allá de quién se encargaría de qué, la población se pregunta –ocurre cada vez que un tema ocupa espacio noticioso– qué puede o debe hacer ella misma. Y, al final, lo que todo el mundo sabe gracias a la cultura popular –y al éxito reciente de series como Chernóbil– es que en caso de emergencia nuclear se necesita yodo y que mejor refugiarse en un búnker.

Pico de interés en búnkeres

La gráfica de búsquedas de Google Trends es una de las vías que permiten explorar el subconsciente colectivo y, en el caso de los búnkeres, dice bastante sobre las preocupaciones de los españoles. Las búsquedas de la palabra 'búnker' crecieron tras el confinamiento y, sobre todo, se han disparado tras el estallido de la crisis en Europa del Este.

Con la guerra en Ucrania, los españoles están buscando muchos más búnkeres en Google, como se puede comprobar comparando los patrones de búsqueda con los que protagoniza 'ataque nuclear'. Sus picos van en paralelo.

Buscar el término en páginas como MilAnuncios también arroja resultados: ahora mismo, hay más de 300 anuncios de venta o de construcción de búnkeres en la plataforma para toda España. En tiendas online como Amazon, se pueden comprar hasta medidores de radioactividad.

Otro ejemplo de un búnker atómico. Undergroundbuildings

Pero ¿existe un interés real por estos elementos de protección ante una emergencia nuclear? "Si", aseguran a EL ESPAÑOL desde Underground Buildings, una empresa especializada en la construcción de búnkeres, explicando que sí reciben muchas más peticiones de información.

Poniendo en cifras cuánto ha crecido este interés de la ciudadanía, hablan de un "99,9%". La guerra en Ucrania ha sido el catalizador de la subida, un interés que, además, se registra en toda España. No hay, por tanto, comunidades autónomas que estén más preocupadas por la amenaza nuclear que otras.

A cuatro metros de profundidad

Para construir un búnker se necesita contar con el espacio y el dinero necesario para afrontar los costes, como indican desde Underground Buildings. No se puede estimar cuánto cuesta un búnker de forma media, porque la construcción parte de propuestas a medida, pero sí hay que tener en cuenta ciertos factores indispensables.

Por ejemplo, para resistir a un ataque nuclear, un búnker debe estar a "un mínimo de 4 metros bajo tierra". También debe contar con filtros de aire –un respirador para una sola persona se mueve entre los 10.000 y los 15.000 euros– y acceso a agua potable.

Desde la compañía ABQ, que nos remite a la información ya publicada en su página web, hablan de un sobrecoste de 55.000 euros para construir un refugio para unas veinticinco personas, precio a sumar al coste convencional que podría tener una obra nueva.

Más allá de esos puntos, el resultado final puede ser todo lo lujoso que uno quiera y esté dispuesto a pagar. Por existir, pueden existir hasta búnkeres con piscina o con espacio para plantar y quedarse allí durante largo tiempo, como explican desde la industria.

Saber cuántos de estos búnkeres –sean lujosos o no– existen en España no es tarea fácil. Cuando se habla con las empresas que fabrican estos refugios recuerdan que la construcción está protegida por contratos de confidencialidad. Tampoco es que exista un registro fácilmente localizable de búnkeres en el territorio español.

La construcción de un búnker atómico requiere un mínimo de 4 metros de profundidad. ABQ

En España, no existe una normativa como la de Suiza, país en la que la ley federal obliga, cuando se construye un edificio, a crear también un espacio de refugio y a mantenerlo equipado y en buen estado. Aunque otros países contaban con normas parecidas que eliminaron tras el fin de la guerra fría, Suiza la ha mantenido. Una cuenta de hace una década estimaba que la cobertura era entonces del 114% de la población: esto es, ya tenían más plazas en refugios que habitantes en el país.

Búnkeres de la Guerra Civil y la guerra fría

Eso no quiere decir que no existan refugios y búnkeres en España: como ocurre con las sirenas antiaéreas, sobreviven también unos cuantos ejemplares construidos durante la Guerra Civil. Hay búnkeres y refugios en Madrid, Barcelona, Valencia o Alicante y ahora son miradores, espacios visitables o lugares olvidados. En Navarra cuentan igualmente con una red de búnkeres construidos justo después de la guerra por el régimen franquista ante el temor de una invasión desde Francia, que ahora forman parte de una iniciativa cultural llamada Fronteras de Hormigón.

Un ejemplo de búnker cuyo acceso está al aire libre. ABQ

Aun así, los búnkeres de los años 30 o 40 serían una opción cuestionable en caso de una emergencia nuclear o un ataque bacteriológico –como lo serían también, por otra parte, sótanos o bodegas– ya que no están preparados para resistir este tipo de ataques. Desde Underground Buildings señalan que las construcciones del pasado tendrían que ser restauradas, impermeabilizadas y adaptadas a estas potenciales circunstancias. Esto es, tendrían que ser preparadas para resistir a los efectos específicos de un ataque nuclear o a uno con armas biológicas.

Más reciente que esos ejemplos de principios del siglo XX – y más preparado para las emergencias nucleares– es el búnker situado en los bajos de un hotel en Talavera de la Reina y que es considerado el mayor búnker privado de España. Como explica su propietaria a EL ESPAÑOL, el temor de su abuelo a un ataque ruso fue la razón de su construcción en los años 80. En las noticias que se publicaban en prensa tras su inauguración en 1983, se explicaba que había sido un trabajo de la empresa ABQ y que el dueño del hotel había hablado con Protección Civil para pedir consejo.

La no-fiebre del yodo

Además del búnker, las series de televisión y las películas han enseñado a la ciudadanía que, en caso de emergencia nuclear, necesitan yodo. Esto ha creado en las últimas semanas un cierto pánico en Europa. Las noticias sobre europeos comprando pastillas y farmacias avisando de que no tienen ya más cantidad disponible han ido llegando desde diferentes países europeos, más o menos cercanos geográficamente tanto a Rusia como a Ucrania.

¿Ha llegado la fiebre del yodo también a España? Desde el Consejo General de Farmacéuticos dejan claro que no. Como asegura Iván Espada, su responsable del Área de Información del Medicamento, "no está habiendo una crisis social". Sí se han producido consultas en farmacias, pero ha sido de forma excepcional, "en algunas farmacias y en algunas localidades". Por tanto, se puede concluir que en España no se está produciendo, ni de lejos, ese panorama de fiebre por el yodo que se está viendo en otros países europeos.

Aun así, el yodo que se distribuye en farmacias poco podría servir en caso de una emergencia nuclear. En las farmacias españolas solo se puede vender el yodo que está autorizado como medicamento, que implica una dosis de entre el 0,1 y el 0,3% y que solo deben tomar aquellas personas a las que, por una razón o por otra, se lo ha indicado un profesional médico. "La dosis para un incidente radiológico es mucho mayor, se tendrían que tomar unos mil comprimidos diarios", ejemplifica Iván Espada.

En caso de que la población española necesite esas elevadas cantidades de yodo, la producción estaría en manos de la Farmacia Militar y el reparto en las de Protección Civil. ¿Podrían ayudar las farmacias españolas en esa hipotética situación? Desde el Consejo General de Farmacéuticos recuerdan que "como en pandemia", las farmacias españolas siempre están dispuestas a colaborar cuando es necesario.

De todos modos, Iván Espada lanza un mensaje tranquilizador. Los españoles no deben dejarse llevar por el pánico o el alarmismo. Espada recomienda "consultar información de fuentes oficiales y no tomar precauciones necesarias". Que a nadie se le ocurra tomar yodo por su cuenta y riesgo o hacer apaños propios con productos que tengan yodo. Si no se lo han recetado, "el yodo no tiene ningún beneficio y no está exento de problemas", como al final cualquier medicamento.

Por tanto, a la pregunta de si España está preparada para una guerra nuclear, la respuesta es clara: no. Ni lo está ni lo puede estar. ¿O alguien estaba preparado para una pandemia o una invasión alienígena? 

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