La escultural Alejandra se hizo una foto el 2 de diciembre, uniformada, dispuesta a entrar al quirófano de la Clínica Virgen de la Caridad donde Sara Gómez se iba a someter a una lipoescultura. El selfi lo acompañó de una frase: 'De buena mañana'. Probablemente, todavía siga arrepintiéndose de esa imagen en redes sociales porque aquella intervención de estética le costó la vida a Sara y esa publicación situó a Alejandra en la diana de los familiares de la fallecida: solicitaron que testificase en la causa, por un supuesto homicidio por negligencia profesional, que investigan los juzgados de Cartagena.
Los allegados de Sara Gómez querían saber qué hacía Alejandra en la clínica aquel 2 de diciembre y qué papel desempeñó durante la intervención, porque la información que ellos tenían era que una camarera de una discoteca de Murcia estuvo dentro del quirófano. EL ESPAÑOL ha podido saber que en su declaración en sede judicial, Alejandra pudo incurrir supuestamente en un delito de falso testimonio: negó la existencia de un audio que ella misma difundió tras la lipoescultura que dejó a Sara postrada en una cama de la UCI del Hospital Santa Lucía de Cartagena.
Tal grabación obra en el juzgado y es el único punto del testimonio que ofreció Alejandra que podría cambiar su rol: de testigo en el caso de la lipoescultura mortal, a investigada en otra causa por supuesto falso testimonio. Pero todo ello dependerá de que lo solicite la Fiscalía o alguna de las dos acusaciones particulares tras confrontar el contenido de su declaración con el audio al que ha accedido en exclusiva este diario.
Alejandra admitió ante la magistrada que ella entró al quirófano del Virgen de la Caridad, tal y como confirman fuentes ligadas al caso. Aunque matizó que solo lo hizo "para ver" cómo se llevaba a cabo la lipoescultura a Sara Gómez. Esta joven, que arrasaba en Instagram cuando publicaba alguna foto suya, explicó que su presencia en el quirófano se debía a que "se estaba formando como instrumentista", con el objetivo de trabajar en la clínica de estética que iba a abrir el cirujano cardiovascular que llevó a cabo la citada intervención que ahora se investiga por homicidio imprudente.
Durante su declaración detalló que había hecho un grado formativo de auxiliar de enfermería en el verano de 2021, para dejar el mundo de la restauración, y reengancharse en el de la estética, donde ya contaba con experiencia en una clínica de Lorca. En esta ocasión, la oportunidad laboral le llegó de la mano de este cirujano cardiovascular que pasaba consulta en la sanidad privada de Murcia y que en 2022 tenía previsto abrir su propio centro de cirugía estética en Alcantarilla, donde por una ironía cruel del destino reside la familia de la difunta Sara Gómez.
"Ella aseguró que no se había higienizado para participar en la intervención y que solo estuvo en una esquina del quirófano durante la lipoescultura: no vio las cánulas que se utilizaron". De hecho, por más que le preguntaron las acusaciones particulares, Alejandra sostuvo que "no vio nada" de la operación y negó que hubiese un encontronazo entre el cirujano cardiovascular y el anestesista porque durante la 'lipo' -supuestamente- las cánulas no estaban sacando grasa, si no sangre de los órganos de la pobre Sara. "Ella negó que se produjese una discusión".
El problema legal que le podría deparar su testifical surge cuando fue preguntada por un audio de un minuto y cincuenta y tres segundos. Su contenido pone los pelos como escarpias porque Alejandra sabe que Sara está ingresada en la UCI y a pesar de ello, afirma que la lipoescultura ha salido "exagerá". El archivo se lo envió esta aprendiz de instrumentista a una amiga y en el mismo ofrece detalles sobre el resultado de la intervención de estética por la que están siendo investigados tanto el cirujano cardiovascular como el anestesista:
"La verdad, nena, es que estoy mal. Ahora ya me toca trabajar, me va a preguntar bastante gente y no me apetece hablar del tema porque hemos pasado unos días supermal. Yo me estoy formando como instrumentista para trabajar con Javier [el cirujano cardiovascular que hizo la lipoescultura]. Yo estuve en la intervención, pero no trabajé, estuve viéndolo. La intervención salió muy bien. La 'lipo' quedó exagerá, pero, se ve que Sara, al tener dos partos, una abdominoplastia, y creo que una 'lipo' anterior, la pared abdominal estaba dañada y hay veces que cuando te sometes a tantas cosas, pues se hacen como pequeñas grietas en la pared abdominal, y entonces, quizás, la cánula se pudo colar y golpeó algunos órganos".
"Lo que pasa es que yo esto no lo puedo hablar, al final, es cosa de médicos y tal. Pasa una de cada mil veces o de cien, o yo que sé, y tuvo la desgracia de que fue Sara. Encima, es una persona que Javi conoce, le tiene mucho aprecio, tienen muchos amigos en común, y por desgracia le ha tocado a ella. Parece que está estable, está respondiendo, ayer estuvimos otra vez en la UCI. Él subió a verla, estamos constantemente hablando con los médicos, se va a recuperar y nada, lo primero es que se recupere, y ya después, el plano estético pasa a una segunda parte. Nada tía: ¿Qué te voy a decir? Estoy hecha una mierda y él peor todavía [el cirujano cardiovascular]".
No acertó Alejandra en su pronóstico: Sara, una bellísima agente inmobiliaria, madre de dos hijos, muy aficionada al deporte, a viajar y a investigar todo sobre los pingüinos, no se recuperó de las supuestas heridas que sufrió en sus órganos -riñones, intestino, hígado…- y acabó muriendo el 1 de enero, tras agonizar 29 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Santa Lucía.
El contenido de ese archivo pone en un brete judicial a esta aprendiz de instrumentista, tal y como apuntan las citadas fuentes ligadas a la causa judicial: "Ella en su declaración dijo que la lipoescultura había salido bien y dijo que no había enviado ningún audio". Sin embrago, se sospecha que el mensaje de voz lo envió un par de días después de la intervención y su contenido evidencia que no fueron bien las cosas en el quirófano de la Clínica Virgen de la Caridad.
La Fiscalía o cualquiera de las dos acusaciones particulares, apoyándose en este archivo, podrían solicitar diligencias para comprobar si Alejandra ha incurrido en un supuesto delito de falso testimonio, castigado con multas, de 3 a 6 meses, y penas de cárcel, de 6 meses a 2 años.
Al margen de lo que pueda ocurrir con esta testigo, lo cierto es que el contenido del audio complica el interrogatorio al que será sometido próximamente el cirujano cardiovascular que practicó la lipoescultura a la agente inmobiliaria. Todo ello, a la vista de que su asistenta ofrece datos sobre presuntas intervenciones de estética a las que se sometió previamente Sara, que puede que hiciesen recomendable que el médico que la operó le desaconsejara volver a pasar por el quirófano.