En algunas de sus obras literarias como El Coloquio de los Perros, Miguel de Cervantes dejaba claro que los grandes vinos de aquella España del siglo XVI eran los de Ribadavia (Galicia), los de Ciudad Real y los de San Martín de Valdeiglesias (Madrid). Pero el paso de los siglos fue provocando que el foco del mapa enológico de nuestro país virase hacia La Rioja o la Ribera del Duero. Hasta ahora. Un vino madrileño llamado Libro Once.Las Luces, de la añada de 2011, acaba de recibir el galardón Gran Bacchus de Oro, colocando de nuevo a la viticultura de la Comunidad de Madrid en la vanguardia de los vinos tintos españoles.
Y como no iba a ser de otra manera, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha celebrado que este vino de San Martín de Valdeiglesias haya obtenido el galardón internacional Gran Bacchus de Oro, el único concurso de España reconocido por la Organización Internacional de la Viña y el Vino. “Los vinos de Madrid siguen imparables. Cada vez son más reconocidos y valorados en las mesas y cocinas de restaurantes y hogares. Siempre estaremos con ellos”, ha tuiteado la líder madrileña en referencia al Libro Once.Las Luces de 2011. Este vino se puede comprar en supermercados como Carrefour o El Corte Inglés –u otras tiendas especializadas– a un precio de entre 30 y 36 euros.
Madrid, en todo caso, es mucho más que la urbe, con su ajetreada vida y prolija actividad, puesto que el sector primario cada vez gana mayor peso y prestigio. “Al fin y al cabo, la política inunda todo y que la administración apoye las iniciativas de las zonas rurales es interesante para que la gente no abandone los pueblos y nos empuja a hacer mejor las cosas. Por ello, en los pueblos madrileños podemos producir garbanzos, ganado, vino… de muchísima calidad. De hecho, hace nada hemos celebrado San Isidro, el patrón de Madrid, que era labrador”, ha dicho a EL ESPAÑOL el director del grupo Enate, Luis Nozaleda (Ciudad de México, 1955).
Este grupo vinícola es el que está detrás de la bodega Las Moradas de San Martín, situada desde 1999 en un enclave privilegiado del municipio de San Martín de Valdeiglesias, en la vertiente madrileña de la sierra de Gredos. De esta bodega ha salido el premiado vino tinto Libro Once.Las Luces de 2011, que ha triunfado en un certamen en el que se ha presentado más de 1.700 referencias y cuyo jurado ha sido de primer nivel. Estos jueces, españoles y de otros países, son enólogos, sumilleres, Masters of Wine, prescriptores y periodistas especializados.
“Para nosotros es un orgullo que nuestro vino haya conseguido el Gran Bacchus de Oro, el galardón más importante a nivel nacional. Nosotros, desde hace tiempo, queríamos poner a los vinos de Madrid en su sitio, pues eran los que tradicionalmente bebía la realeza, la corte, etc. Eran de calidad. Y nos enorgullece haber conseguido un premio que nos pueda dar visibilidad para que la gente empiece a confiar en los vinos de Madrid”, expresa a este diario Isabel Galindo, enóloga y directora técnica de Las Moradas de San Martín. Esta bodega y otras 50 de la región, de hecho, forman parte de la D.O.P. Vinos de Madrid.
Años de trabajo
Que el vino Libro Once.Las Luces haya obtenido el Gran Bacchus de Oro no es producto de la casualidad. Detrás hay muchos años de trabajo, esfuerzo e inversión. Desde 1999, en Las Moradas de San Martín se comenzó a trabajar con cepas de garnachas centenarias que crecen desde el siglo XII en estas zonas de la sierra de Gredos. “Es un proyecto bonito y romántico, porque consiste en recuperar variedades en una zona que históricamente tuvo peso. Por ello, durante seis años hicimos un estudio de suelos y terrenos para mejorar nuestra materia prima”, explica Galindo.
No obstante, el paso de Las Moradas de San Martín cambió profundamente hace 15 años. Entonces, el grupo Enate, de la mano de Luis Nozaleda, adquirió la bodega. “La bodega la inició un amigo, Martín Aramburu, y en un momento se nos presentó la oportunidad de comprarla y plantear la producción de otra manera”, recuerda Nozaleda. Y así pasaría aquella pequeña bodega especializada en uvas garnacha y albillo a manos del grupo Enate, cuyas sedes principales se hallan en la D.O.P. Somontano, al sur de los Pirineos.
“Compramos en Madrid porque pensamos en el potencial que tenía abrir una bodega en esta Comunidad. Hacerlo en La Rioja, por ejemplo, hubiese sido más complicado por la tradición que tienen, pero en Madrid empezar iba a ser menos difícil. Además, es un paraje espectacular, muy cerca de donde vivimos. Fue lo que me empujó a apostar por el proyecto”, desgrana Nozaleda.
Pese a ello, gran parte de los suelos que sustentan estos viñedos son “pobres”, según Galindo, por lo que el trabajo ha sido clave para poder dar a luz a un vino de calidad. “Al final hemos apostado por la autenticidad. Es un proyecto romántico porque han sido años de gastos hasta que en 2011 conseguimos una añada excepcional por el clima, la maduración, la planta y los suelos. La materia prima era perfecta. La uva era un diamante que había que pulir y de ahí ha salido el vino”, añade la enóloga.
–Isabel, ¿los consumidores qué deben de esperar de este vino? ¿Cuáles son sus notas de cata?
–Primero, hay que decir que es un vino de 2011, es decir, entrado en edad. Por ello, ha perdido aromas frutales, pero ha ganado en complejidad. Quienes lo prueben se encontrarán con todo tipo de matices, sobre todo en boca, porque tiene mucha armonía y elegancia. Para mí, la elegancia es que esté equilibrado. Además, es un vino que sorprende por su volumen y cuerpo en boca y el sabor es mineral y balsámico. Es un vino muy gastronómico.
Futuro de Las Moradas
Sea como fuere, el crecimiento de bodegas como Las Moradas de San Martín y su trabajo ponen en valor el producto madrileño. Por ello, el futuro que espera Luis Nozaleda para su bodega es prometedor: “Queremos seguir trabajando y hacer un vino mejor que los demás y que se pueda consumir en Madrid. Debería ser su mercado natural, pero cuesta trabajo venderlo ahora porque los madrileños buscan muchos tipos de vino y nos encantaría que también se consumiese el de Madrid. Por ello, hay proyectos para introducirlo más en el mercado o de enoturismo, para que la gente pueda visitar la bodega”.
Entretanto, lo que está claro es que el Gran Bacchus de Oro conseguido por Libro Once.Las Luces otorgará “mayor visibilidad” a los vinos de Madrid. Una visibilidad que ya ha recogido la presidenta Isabel Díaz Ayuso apoyando y celebrando el galardón de este vino. Y es que no hay que olvidar: Madrid antaño fue tierra de vino.
“De Atocha a Alcobendas eran todo viñedos. Es más, las Cavas Baja y Alta eran los mercados naturales de los vinos de Madrid, pero desde la Guerra Civil se perdió la tradición vinícola”, explica Isabel Galindo. Ahora, la victoria de este vino con D.O.P. Vinos de Madrid puede ser la piedra angular para la recuperación de esta cultura centenaria.
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