El plan de ahorro energético del Gobierno ha entrado en vigor este miércoles a las 22:00 horas, pero la capital no se ha apagado por completo. A esa hora, con algunos turistas todavía en las terrazas y un grupo numeroso de personas esperando el apagón en Callao, aunque la mayoría ha optado por cumplir, no todos lo han hecho.
En la calle Preciados, Calle del Carmen y Gran Vía, algunos comercios de grandes marcas han optado por mantener sus escaparates encendidos a pesar de que la obligación de que cumplir con la normativa ya había entrado en vigor. Muchos, de hecho, han hecho acopio de aquel dicho de "quien hace la ley hace la trampa" y han mantenido las luces interiores encendidas para que se pudieran ver los escaparates.
Sí se ha mantenido la luz de los monumentos, tal y como queda reflejado en la normativa, en la que se especifica que el alumbrado ornamental de los mismos puede permanecer encendido (salvo que sean edificios públicos que a dicha hora estén desocupados).
En cuanto a los edificios oficiales, ha habido de todo tipo. El Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, a las 23:00 horas, permanecía encendido -aunque el día anterior había apagado sus luces a las 12-. Difícil saber si lo estaba porque había alguien dentro, por voluntad del consistorio o por confusión. Los que sí han apagado son los ministerios, dependientes del Gobierno.
Aires a 27 grados
Pero no han sido las únicas medidas que han tenido que acatar las tiendas. Este miércoles, los comercios –que tienen flexibilidad para aplicar el plan– también han ajustado la temperatura de sus locales, como establece el mismo plan. Desde ahora, se exige a las tiendas que mantengan el termostato del aire acondicionado en 27 grados en verano y en 19 grados la calefacción cuando llegue el invierno.
Estas reglas no las tendrán que cumplir los centros de formación (universidades, colegios y guarderías), centros sanitarios y hospitales, peluquerías y lavanderías, gimnasios, medios de transporte (trenes, barcos y aviones) o las habitaciones de los hoteles (sí en las zonas comunes).
Unas medidas que han creado controversia y disgusto entre algunos clientes y propietarios. “Hay tiendas en las que entras, estás dos minutos y, del calor que hace, al momento ya tienes que salir”, se quejaba Mari Carmen en conversación con EL ESPAÑOL en su ‘visita’ a Preciados para comprar ropa en mitad de agosto. Y lo cierto es que, mientras algunos establecimientos sí han acatado las normas –había hasta ventiladores en algunos comercios– otros los han mantenido alrededor de los 25 grados. Como ha sido, por ejemplo, en La Casa del Libro, Lefties o Mango.
Decisión de última hora
En principio, los edificios que pertenecen a la Comunidad y al Ayuntamiento deberían haber estado apagados -y, de no estarlo, tendrían una justificación-. Tras las acusaciones de Isabel Díaz Ayuso de haber puesto en marcha un plan "inconstitucional", Enrique López, consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, anunció este miércoles que cumplirían y apagarían todos los edificios oficiales.
Aun así, el gobierno regional ha insistido en que cumplirán la ley mientras “la norma esté en vigor a la espera de la convalidación o derogación por parte del Congreso de los Diputados, así como de su ratificación por parte del Tribunal Constitucional, una vez recurrida”, ha explicado.
Además, ha insistido en todo lo negativo que va a suponer para las ciudades adoptar estas medidas. "Esto va a tener repercusiones para los ciudadanos y para muchos empresarios, en un marco de excepcionalidad, inseguridad jurídica y la mala calidad de la normativa”. Aún así, la Comunidad de Madrid cumplirá.
Buena acogida de la hostelería
La mayor parte de las tiendas han cumplido en este primer día subiendo el termostato hasta los 27 grados y también lo han hecho en la hostelería de forma “generalizada y masivamente”, según ha reconocido el presidente de la Asociación Hostelería de España, José Luis Yzuel.
De hecho, los bares y restaurantes han ido adecuando su temperatura en función de la temperatura ambiente, según ha contado el propio presiente. “No es lo mismo tener el aire a 25 si fuera hay 27 o 44”, ha reconocido.
No obstante, su homólogo en la Comunidad de Madrid sí que ha tenido más reticencias y, aunque ha reconocido que se ha cumplido la ley generalizadamente, sí que ha reconocido que la entrada en vigor de la normativa de ahorro energético puede conllevar pérdidas de 250 millones de euros para el sector.