El gran éxito de los zapatos para niños de Laura y Héctor: ya venden 25.000 al día online y facturan 4 M
Zapato Feroz, una marca de calzado infantil nacida en 2016, ha mejorado tanto que ya vende hasta 25.000 pares al día. Cuestan entre 45 y 55 euros.
25 septiembre, 2022 08:22Corría el año 2015 cuando nació el bebé de Laura García y Héctor Nebot. Entonces, ella trabajaba en Gabor, una marca alemana puntera de calzado y sus compañeros, como barriendo hacia casa, hacia el gremio, decidieron regalarle al recién nacido unos pequeños zapatitos. Lo que Laura no sabía en ese momento es que esa pequeña anécdota cambiaría su vida para siempre. Ahora dirige junto a su esposo Zapato Feroz, una marca valenciana de calzado infantil que está siendo un auténtico éxito entre los padres de toda España y que ya factura más de cuatro millones de euros anuales.
Pero vayamos poco a poco, al origen de un producto tan exitoso que el pasado 6 de septiembre marcó su propio récord con la venta online de 25.000 pares. “Cuando nació mi hijo y me regalaron aquellos zapatos yo sólo los miraba y pensaba ‘qué poca suela tiene; yo creo que se podrían mejorar haciéndoles esto. Lo otro’. Así empezó la idea de fabricar zapatos infantiles…”, desvela a EL ESPAÑOL Laura García (Las Palmas de Gran Canaria, 1979), una ingeniera de diseño industrial cuyo ojo clínico detectó las carencias del calzado para su hijo. Como si fuera un halcón, a la primera y sin miramientos.
Fue cuando Laura y Héctor (Valencia, 1980) comenzaron “como hobbie” a desarrollar un proyecto para confeccionar zapatos infantiles de calidad –su precio: de 45 a 55 euros–. Pero era sólo eso: una afición, pues ambos se mantenían en sus puestos de trabajo. Ella seguía en su empresa y él, ingeniero de telecomunicaciones de profesión, trabajaba para una empresa valenciana. Así, con la filosofía de realizar unos zapatos “con estándares muy altos” que sólo le pondrían a su “peque en sus pies” comenzaron a desarrollar el producto.
“Mi marido y yo hicimos un cálculo del que dedujimos que vendiendo 30 pares de zapatos diarios nos daría para vivir. Era con un sueldo de 1.500-2.000 euros. Nunca hemos sido muy ambiciosos”, cuenta la cofundadora de Zapato Feroz a este diario. Era ya 2016 cuando el matrimonio comenzó a ejecutar el proyecto. “Al principio los cosíamos en un sitio a 35 kilómetros de casa y los acabábamos en casa poniéndolos en horma, metiéndolos en su tarro… todo. Los hacíamos al 100% y las primeras clientas venían a comprarlos a mi casa”, rememora Laura.
–¿Por qué decidieron llamar a la marca Zapato Feroz?
–Mi marido es ingeniero, por lo que es una persona muy práctica y empírica. Entonces, decía que el nombre tenía que contener la palabra zapato para que la gente nos pudiese encontrar y, luego, feroz, porque la idea de nuestros zapatos es que los niños sientan el suelo y se sientan más seguros. En este sentido, queríamos ir en contra de la filosofía del miedo a los niños, a quienes les ponen el lobo feroz para asustarlos. Por ello, en las primeras ilustraciones que hacíamos salía el lobo feroz huyendo del niño. Los niños son los feroces, los que no tienen miedo a nada. Era una manera de empoderarlos.
Apostarlo todo por la marca
Lo que no imaginaban Laura y Héctor es que los zapatos que habían empezado a fabricar y vender iban a tener tanto éxito. El poderoso boca a boca entre las madres y padres valencianos provocó que, de pronto, el matrimonio se encontrara ante una disyuntiva: apostarlo todo por la marca o no. “Pero a mí marido le apetecía un cambio laboral, así que decidió emprender el proyecto”, recuerda Laura.
Pronto se uniría a ella, que tardó algo más en dar el paso porque llevaba trabajando ya 11 años en Gabor, una empresa alemana de calzado líder en el país teutón. De hecho, esa amplísima experiencia que había cosechado la ingeniera de diseño industrial durante tantos años en una empresa puntera de zapatos fue la misma que aplicó a la hora de diseñar el calzado de Zapato Feroz: “La diferencia entre otros diseñadores y yo es que no sólo busco la estética y la apariencia, sino la técnica y la tecnología para desarrollar un buen calzado”.
Eso, evidentemente, ha incidido en el aumento paulatino de la clientela y en el continuo crecimiento de la marca. Y es que han pasado de vender 30 pares al día a 25.000; de ingresar unos 1.500 euros al mes a facturar más de cuatro millones de euros en un año; o de trabajar sólo el matrimonio en casa a tener una empresa de ocho personas que fabrica en Portugal, pese a que la pareja sigue sin moverse de Paterna (Valencia).
–¿Por qué ahora fabrican el calzado de Zapato Feroz en Portugal?
–Por una razón muy simple. Yo llevaba toda mi vida trabajando en Portugal, por lo que ya tenía un nombre hecho en el sector del calzado. Entonces, era más fácil conseguir proveedores, porque ya conocían mi manera de trabajar y que era una persona seria. Es decir, ha sido una cuestión práctica.
Pese a ello, la pequeña empresa de la cual depende Zapato Feroz, Creaholic S. L., sigue teniendo su domicilio social en Paterna (Valencia), por lo que la facturación sigue siendo en España. Es más, Laura García cuenta a este medio que los proyectos futuros de la marca pasan por esta ciudad: “Nosotros vivimos en La Cañada, el bosque más cercano de Valencia, y allí hemos comprado una parcela en la que construiremos una oficina y un espacio para la comunidad. Será también nuestra primera tienda física y queremos que sea como un pobladito para que los niños jueguen y estén seguros, como la filosofía de nuestra marca. Esperamos que esté listo para la primavera de 2023”.
Unos zapatos 'de poder'
Laura García, de hecho, durante su conversación con EL ESPAÑOL habla continuamente de “la comunidad”. Y es que para ella y para Héctor, sus clientes son más que eso, pues dice que han desarrollado vínculos y amistades porque son padres que comparten un mismo modelo educativo: la filosofía Pikler. “Es una metodología de una pediatra húngara que defiende tratar a los niños como adultos. Educarlos desde el acompañamiento y no con condescendencia. Hay que educarlos, claro, pero no tratarlo como marionetas”, dice la cofundadora de la marca.
“Y esa es la filosofía de Zapato Feroz”, añade. De ahí que cuando ella habla de comunidad, habla de los padres que están de acuerdo con esa forma de educar. Por ello, son clientes habituales porque estos zapatos, que cuestan de 45 a 55 euros –en función de la talla y la edad–, han ganado éxito entre los padres que persiguen dar autonomía al bebé o niño a la hora de moverse. “Creemos que nuestro calzado ayuda al desarrollo y empoderamiento de los niños”, opina Laura.
–¿Qué características hacen especiales sus zapatos frente a los de las otras marcas?
–Pienso que no son los zapatos en sí, porque hay otras marcas que los pueden fabricar igual. Influye que hemos creado comunidad. No solamente proporcionamos calzados, sino que ofrecen un trato muy personalizado al cliente. Asesoramos mucho e incluso nos negamos a vender un producto a un niño si no le va a venir bien. Por ejemplo, si nos piden un zapato de la gama pie fino, pero el niño lo tiene gordito, aconsejamos que no lo compren. Pensamos que es el zapato el que se tiene que adaptar al pie y no al revés.
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No obstante, puede que la empresa necesite un refuerzo porque cada vez tiene más éxito. Así lo atestigua una cola virtual de más de 70.000 personas que se formó el martes 6 de septiembre. Ese fue el día de ventas récord. Laura, sin embargo, dice que siempre “ha sido así”, que siempre han tenido más demanda que oferta. “Pero aunque ya tengamos capacidad para fabricar y vender 300.000 pares por temporada en lugar de los 100.000 que hacemos, a mí me preocupa seguir controlando la calidad de nuestro producto y el trato personalizado que hacemos a los clientes. No queremos renunciar a la experiencia de trato personal que ofrecemos al usuario”, explica Laura García.
Sea como fuere, Laura García y Héctor Nebot sí que aspiran ya a seguir creciendo, eso sí, sin renunciar a sus valores. Pero, de momento, seguirán trabajando como lo han hecho hasta ahora. “Hemos crecido tanto no en busca de ganar más y más dinero, sino de querer y respetar a nuestros clientes y de trabajar mucho”, concluye la cofundadora de Zapato Feroz.