Cuando de pequeña le preguntaban qué quería ser de mayor, su respuesta era clara y contundente. “Quiero ser astronauta”, decía a todo aquel que le planteaba la cuestión. A día de hoy, a sus 25 años, Xunqueira Ézara sigue ofreciendo la misma respuesta a los que le preguntan, includo EL ESPAÑOL. Cuando cumplió su mayoría de edad, esta joven gallega dejó atrás su localidad natal, Redondela, para iniciar una nueva vida en Madrid, donde el abanico de posibilidades laborales en el mundo de la aeronáutica y el sector aeroespacial era mucho más amplio.
Tras cursar Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Carlos III y, posteriormente, un Máster habilitante en Ingeniería Aeronáutica, Xunqueira comenzó su trayectoria profesional en SENER, empresa para la que trabaja en la actualidad. “Empecé como becaria, después me volví a Galicia, trabajé en un proyecto de drones y volví a SENER como miembro de la plantilla hasta ahora. Aquí llevo ya más de un año”, cuenta a este periódico.
Sin embargo, lo que esta joven gallega no se esperaba nunca era que iba a ser una de las integrantes de uno de los desafíos más pioneros de la Agencia Espacial Europea (ESA). “Cuando volví y entré en SENER en plantilla estuve en otro proyecto que se terminó. Yo sabía que SENER había conseguido el proyecto AERIAL y pregunté si podía estar en él. Después de un tiempo que lo valoraron me dijeron que sí”, cuenta.
Desde entonces, Xunqueira y su equipo trabajan en el diseño de un prototipo de dron que sea capaz de volar en condiciones marcianas. “Nuestro objetivo es hacerlo volar y sacar datos aerodinámicos, propulsivos, ver si es capaz de volar y así ser un primer prototipo para un dron que ya vuele en Marte”, explica a este medio. Tal y como ella misma asegura, se trata de uno de los proyectos más innovadores del sector aeroespacial a nivel europeo de la actualidad.
Hasta ahora, tan solo el dron ‘Ingenuity’ de la NASA ha sido capaz de volar en Marte. Sin embargo, el dron que la gallega y sus compañeros de equipo diseñan en la actualidad cuenta con algunas diferencias respecto a este. “El Ingenuity tenía dos motores y el nuestro tiene seis. Así tenemos posibilidad de que el dron siga volando incluso si fallan uno o dos motores, tenemos redundancia”, señala.
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Pionero y complejo
Además de definirlo como “pionero”, Xunqueira destaca el grado de complejidad del proyecto. Entre las mayores dificultades se encuentra en el diseño de las palas del propio dron. “Las palas típicas de drones están pensadas para volar en Tierra y la atmósfera de la Tierra es muy diferente a la de Marte. Que Marte tenga atmósfera quiere decir que se puede volar a través de hélices con palas y eso es un beneficio, pero es diferente. Unas palas típicas que servirían para un dron aquí, no sirven allí”, explica. Por ello, junto con su equipo, trabaja horas y horas con el fin de crear uno nuevo específico y con tan solo una referencia: la del Ingenuity.
Y es que, aunque es complejo establecer fechas concretas para determinar el fin del proyecto, desde SENER aseguran que será dentro de unos meses cuando empiecen a realizar los primeros tests. “Es un proyecto muy complejo y tiene limitaciones como de tiempo como presupuestarias. La ESA prefiere que un proyecto se termine antes, hay límites de tiempo y presupuesto”, añade. Por ello, ante estas limitaciones presupuestarias, Xunqueira hace un llamamiento a las autoridades españolas para que brinden más apoyo a este tipo de proyectos. “España como país podría liderar en el marco europeo la exploración marciana. Y eso sería super importante”.
Entre las cosas que mas destaca Xunqueira durante la entrevista es el valor y la importancia del trabajo de sus compañeros. Aunque ella es la única mujer dentro del equipo, no se olvida nunca de ellos y resalta constantemente las horas de esfuerzo y trabajo que dedican al proyecto. Si sale adelante, asegura, no será solo cosa suya. Juan, Guillermo y Rafa también formarán parte como los autores de una hazaña que podría llegar a considerarse histórica.
Su etapa estudiantil
Para ella, formar parte de un proyecto de tal envergadura con tan solo 25 años le hace sentir orgullosa. “Desde que empecé a trabajar siempre son muchas ‘primeras veces’ que cuando estaba en la carrera no me imaginé que haría. Llevo trabajando todo este tiempo en proyectos de espacio y para mi el dron marciano es un orgullo”, asegura. Pero todo ello ha sido fruto de su esfuerzo y sacrificio durante su etapa como estudiante. Lanzarse a la aventura de cursar una ingeniería es un reto al que no todo el mundo está preparado.
“Te dicen que las ingenierías son duras y, sobre todo, que cursar Ingeniería Aeroespacial es muy duro. Pero llegas a primero de carrera y excede las expectativas de dificultad”, cuenta. Ella misma ha podido experimentarlo en primera persona. Los alumnos que se matriculan en ingenierías acceden a la universidad con unas notas de Bachillerato muy altas y con ciertas aptitudes y resultados que les diferencia del resto.
“Luego te metes en Ingeniería Aeroespacial, todo el mundo es muy bueno, los profesores son muy exigentes y las asignaturas son muy exigentes también. El primer año te llevas un poco de susto, pero luego te vas haciendo al hábito de las cosas”, explica. Pero la dificultad de la carrera no fue nunca un obstáculo para ella. Xunqueira tenía claro su deseo de ser astronauta y vio en la Ingeniería Aeroespacial una oportunidad perfecta para conseguirlo.
Ser mujer ingeniera
A pesar de que España es el país de Europa con mayor número de científicas e ingenieras, los resultados de un estudio realizado recientemente por Eurostat arrojó que tan solo el 25% de las personas matriculadas en ramas de ingeniería en las universidades españolas son mujeres.
Un hecho que ha vivido en primera persona la propia Xunqueira. “Cuando estaba estudiando, un 70% de los alumnos aproximadamente eran hombres”, cuenta. Sin embargo, a pesar de los datos, la gallega reconoce que desde que inició su trayectoria profesional en SENER ha observado un cambio en la tendencia en lo relativo a los contratos laborales.
“Se está contratando a mucha gente joven, de mi edad, y está habiendo muchos más contratos a mujeres. Eso para mi es un aliciente”, comenta orgullosa. Aunque si bien es cierto que asegura que la mayoría de los ingenieros de categoría senior continúan siendo hombres, lo cierto es que cada vez son más las mujeres que logran este tipo de contratos.
Quiere ser astronauta
Para ella, haber conseguido un contrato en una empresa como SENER y poder formart parte del proyecto AERIAL ya es todo un logro. Sin embargo, la gallega no desiste con su deseo de llegar a ser miembro de una tripulación a bordo de una nave espacial. “Me presenté a la convocatoria que ha habido hace poco, pero fui rechazada”, cuenta.
A pesar de que no cumplía de antemano con algunos criterios, como tener tres años mínimo de experiencia laboral previa, Xun — como le gusta que le llamen — no tiró la toalla y decidió seguir persiguiendo su sueño.
Es consciente de la complejidad del proceso y del tiempo que pasa desde una convocatoria a otra. “La última fue hace diez años”, comenta. Sin embargo, Xunqueira lo tiene claro: se presentará a la próxima. “Si vuelve a haber otra dentro de diez años me volveré a presentar. Se que es una cosa muy difícil de alcanzar porque se presentan muchas personas, pero es mi sueño”, concluye.
Tras la entrevista, despide al periodista, quien le desea suerte en el proyecto y en su futuro profesional. Entre risas, ella hace una promesa. Si llega a ser astronauta, será al primero al que concederá la entrevista.