Erick vivía deprisa. Demasiado deprisa. Con solo 21 años ya sabía lo que era pasar una temporada privado de libertad en un centro de menores y conocía la paternidad. "Tenía muy buen corazón, era un gran chico, pero con malas amistades", sentencia con sinceridad y entre sollozos su abuela, Martha Cecilia. Esta ecuatoriana, afincada en Mazarrón, accede a atender a EL ESPAÑOL tras la muerte violenta de su nieto, Erick, para mandar un mensaje a las autoridades que llevan la investigación: "Lo único que quiero es que se haga Justicia con la persona que lo ha matado".
Sebastián, alias 'El Chabolín', es el supuesto autor de este homicidio que ha indignado tanto a los vecinos de esta localidad del litoral murciano que algunos se han concentrado en el cuartel de la Guardia Civil donde permanece el detenido en los calabozos. Los amigos del fallecido -muy afectados- han mostrado pancartas en memoria del joven: 'Todos somos Erick', 'Descansa en paz, hermano mío: vuela alto'…
Martha Cecilia admite a este diario que las últimas horas las ha pasado "tomando sedantes", pero ningún medicamento calma el dolor de su alma. "Me vuelvo loca sin el cuerpo de Erick", se repite con amargura.
La agresión mortal del veinteañero se produjo este lunes, en el Barrio de Playa Sol: una zona conocida por los lugareños como el 'Barrio de Arriba' por la existencia de garitos de venta de drogas.
"Andaba con malas compañías", insiste desolada Martha Cecilia porque no puede evitar sentirse culpable por el truculento final de Erick, debido a que en 2019 optó por mudarse con su nieto a un piso de esta barriada, donde EL ESPAÑOL comprueba que el bien y el mal conviven puerta con puerta: unos se ganan el pan en el campo, en la obra o recogiendo chatarra, mientras que otros trapichean, tienen gallos de pelea...
"Yo crié a mi nieto", recuerda emocionada esta mujer que emigró de Ecuador con tres bocas que alimentar de 5, 10 y 15 años, pero que pronto se convirtieron en cuatro en la mesa porque su hija, Ingrid, se quedó embarazada tras instalarse en Mazarrón. "Erick era un hijo más para mí porque mi hija lo tuvo siendo menor de edad, solo tenía 17 años".
Martha Cecilia es una mujer de educación recta, que se ha deslomado trabajando en el campo y en la hostelería para sacar adelante a toda su prole. Cuando Erick comenzó la adolescencia la relación entre ambos se deterioró porque al chico le perdía callejear con algunas personas con un currículum turbio. "Le dije que se fuera: 'si tanto quieres a tus amigos, pues quédate ahí'". Ella solo pretendía apretar al chico para reconducirle por el buen camino, pero este veinteañero recogió el guante abandonando el piso de su abuela para instalarse con los miembros de un clan, en la calle Emilia Pardo Bazán del Barrio de Playa Sol, en una casa cuyo 'sistema de seguridad' es un American Stanford: un perro catalogado como raza peligrosa.
"Era un chico callejero y gamberrillo, pero si te faltaba algo te lo daba", tal y como corroboran un par de amigas del difunto, resumiendo en una frase que en la personalidad de Erick convergían el yin y el yang: la oscuridad y la luz. "Siempre ha tirado hacia la mala vida y su familia le ha dado muchas oportunidades". También intentó enderezarlo su novia, Delia, una bella rumana con la que tuvo una hija nada más salir del Centro de Menores La Zarza -situado en Abanilla-.
"Estuvo ingresado un año en un centro por acumulación de sentencias: por quitar una bicicleta, entrar a una casa a robar, meterse en peleas...". Cuando Erick volvió a respirar aire fresco, su hija se convirtió en la brújula de su vida: el único motivo por el que no volver a delinquir.
Y este año lo consiguió, trabajando una temporada en la Cafetería El Muelle del Puerto de Mazarrón y en la cadena de apuestas O'Clock Sport Bar. Así lo atestigua su excompañera de barra, la colombiana Tatiana: "Se veía un buen chico, era trabajador, atento con los clientes, y estaba muy orgulloso de su hija, siempre enseñaba fotos de la niña, hablaba de ella, y se notaba que se responsabilizaba de su cuidado".
Todos los vecinos que conocían a este veinteañero, de nacionalidad española, y ascendencia ecuatoriana, coinciden en resaltar a este diario que era un chico "con buen fondo", que "se desvivía por sus amigos", y "era muy querido por todo el mundo", pero daba tumbos laborales, acababa juntándose con quien no debía y desaprovechó las oportunidades que le dio su abuela, Martha Cecilia, y su madre, Ingrid, que le acogió en su casa cuando dejó embarazada a su novia, Delia, siendo menor de edad.
Se instaló con un clan
El último techo donde Erick buscó cobijo fue la vivienda de un clan donde algunos de sus miembros son familia de Sebastián: 'El Chabolín'. "Erick se fue a esa casa en verano", tal y como afirma su abuela, Martha Cecilia. En la calle Emilia Pardo Bazán del Barrio de Playa Sol se levanta una escombrera frente a las viviendas, las moscas campan a sus anchas, algunos perros viven atados con cuerdas a una valla, una rulote destartalada, recubierta por telas, ejerce de chabola, y un bajo cerrado a cal y canto, con un portero automático, delata que allí algo se cuece.
En el último domicilio conocido en el que residió Erick antes de morir, la puerta está abierta, el periodista se asoma y un perro de raza peligrosa gruñe desde el salón: cualquier movimiento en falso puede provocar una mala reacción del can. Al fondo del inmueble, al que no le falta un solo detalle y que contrasta con el ambiente marginal del exterior de la calle, se escuchan gallos y gallinas, cuando de repente, aparece una mujer que pertenece al citado clan: "Nosotros acogimos a ese chico porque es amigo de uno de mis hijos: estamos fatal por lo sucedido".
La mujer admite que el supuesto homicida, Sebastián 'El Chabolín', es familia de su difunto esposo: "No está bien de la cabeza". Pero la entrevista se acaba en cuanto aparecen en escena otros familiares y el periodista se dispone a preguntar qué empujó a 'El Chabolín' a arrebatar la vida de Erick. "¡Aquí no se va a hablar de nada!", advierten.
En la casa de al lado, Pedro, jardinero de profesión, está más parlanchín porque no se quita de la cabeza lo que presenció este lunes, en el solar que hay frente a su domicilio. "Cuando vine de trabajar me encontré el pastel: Erick se estaba desangrando en el suelo, tapándose la herida que tenía en cuello con una mano", tal y como explica Pedro a EL ESPAÑOL. "Entré corriendo a mi casa para coger 'toballas' para taponarle la herida".
- ¿Quién atacó a Erick?
- Pedro: El 'zagal' estaba paseando al perro del amigo que le había acogido en su casa, entonces, vino un loco, y le dio una puñalada por detrás. 'El Chabolín' no está bien de la cabeza porque hasta hace poco ha estado encerrado en un psiquiátrico y Erick no abrió la boca para nada. 'El Chabolín' vino por detrás y le pinchó en el cuello. En mi vida he visto tanta sangre.
- ¿Le dijo Erick algo antes de que llegase la ambulancia?
- Pedro: Solo me pidió una cosa: 'Dile a mi hija que la quiero mucho'.
- ¿Qué hizo 'El Chabolín' tras perpetrar supuestamente la agresión?
- Pedro: Se marchó corriendo.
El personal sanitario desplazado al 'Barrio de Arriba', a las 16.33 horas, de este lunes, no pudo hacer nada por salvar a este joven, de 21 años, que murió sobre un solar mugriento. Sebastián, el hijo de Pedro, corrobora la versión de su padre: "'El Chabolín' venía del psiquiátrico, no se medica, y apuñaló en el cuello a Erick cuando paseaba a los perros del amigo que le acogió porque su familia le echó de casa por meterse en líos".
Precisamente, este lunes, el veinteañero había trabajado en una obra en la barriada para sacar un dinero honradamente con el objetivo de volver a encarrilar su vida: ya no podrá hacerlo. Tampoco podrá volver a llevar al parque a su princesa, Elisa, de 3 añitos. Y todo por la presunta culpa de Sebastián, 'El Chabolín', de 34 años, que fue localizado por la Guardia Civil a las 20.30 horas del lunes, escondido en un inmueble de esta turística localidad de 32.988 habitantes.
¿Tiene problemas mentales?
"A ese hombre no le tenían que haber soltado del psiquiátrico porque está 'pillado' de todo lo que se ha metido", lamenta Diego, pescador, de 38 años, mientras apura una Coca-Cola en el O'Clock Sport Bar. Allí se formó Erick antes de empezar a trabajar en verano para esta cadena de apuestas. "'El Chabolín' es conocido por ir en bicicleta por el pueblo y criar perros de presa: hace unos meses salió del manicomio".
Cada uno de los vecinos consultados por este diario afirma que el supuesto homicida había estado ingresado una temporada en el Hospital Psiquiátrico Román Alberca de El Palmar: "Tiene esquizofrenia", "sufre brotes psicóticos"... Pero un portavoz de la Guardia Civil ni confirma ni desmiente este dato sobre los supuestos problemas de salud mental del detenido: "Hay una investigación en marcha y se está tomando declaración a los testigos para esclarecer las causas de esta muerte violenta".
Por el pueblo, la tesis más repetida entre los parroquianos es que Erick y 'El Chabolín' mantuvieron una discusión antes de la brutal agresión. De momento, la Guardia Civil no ha encontrado el arma homicida. En la calle Emilia Pardo Bazán unos especulan con que 'El Chabolín' le atravesó el cuello a Erick con un cuchillo, otros con un objeto punzante, incluso con el mango de madera de una pala. En las próximas horas se espera que el detenido sea puesto a disposición de los juzgados de Totana.
La madre del chico, Ingrid, y su pareja, muy conocidos por regentar el Pub El Macaneo del Puerto de Mazarrón, no quieren pronunciarse sobre la muerte de Erick. La única que lo hace es su abuela, Martha Cecilia, para lanzar una reflexión demoledora contra 'El Chabolín'. "Ese hombre está mal de la cabeza: ¿Van a dejar que por la locura vuelva a quedar suelto y mate otra vez? Si está loco, que lo dejen de por vida interno".