Ha pasado una semana desde el fatal accidente: las esperanzas de encontrar con vida al multimillonario Rainer Schaller, a su novia, a sus dos pequeños hijos -de cinco y seis años- y al piloto suizo de su avión privado estrellado en aguas de Costa Rica ya son radicalmente nulas. El paisaje resulta desolador. Han aparecido algunos trozos del pequeño aeroplano mutilados, desperdigados por el mar, pero nada del esqueleto del aparato ni de la caja negra, que aclarará las causas de la catástrofe. Sólo se sabe, hasta ahora, que han sido hallados en el radio de búsqueda dos cuerpos sin vida, el de un hombre adulto y el de un niño, pero aún no han trascendido sus identidades.
El mundo entero está conmocionado por esta tragedia, que en su crueldad parece diseñada para generar a un lado y al otro del charco una zozobra insoportable: un hombre exitoso y querido -que cargaba, además, con el trauma de haber ocasionado la muerte de 21 personas por una estampida en su festival de música electrónica Loveparade, en Duisburg-, una familia encantadora, unas semanas de vacaciones a las que ni él mismo estaba acostumbrado por la presión de su trabajo, unos críos ilusionados por pasar tiempo con su padre y por poder conocer a los pingüinos rey, todo un imperio en el aire y una ruta de ensueño por México, Costa Rica y Chile.
"Schaller había sobrevivido este agosto a un grave accidente de tráfico"
Schaller podía considerarse un superviviente, porque este mes de agosto había sufrido un grave accidente de tráfico que podía haber acabado con su vida, pero que finalmente se canjeó sólo con unas heridas leves. El empresario viajaba en su Lamborghini a mucha velocidad cuando una tormenta sobrevenida hizo que perdiese el control y que diese varias vueltas de campana. El coche quedó completamente destrozado. Él salió vivo del siniestro. Entonces se consideró un tipo con mucha suerte.
Una mansión para Cristiano
Rainer era un hombre enormemente popular y apreciado dentro y fuera de los ambientes deportivos. Ahora sabemos, por ejemplo, que además de ser socio de Sergio Ramos, mantenía también una muy buena relación con Cristiano Ronaldo, a quien le alquiló este último verano su lujosa mansión en Mallorca -en la isla, numerosos amigos del empresario lloran ya su previsible pérdida, porque Schaller frecuentaba bastante ese pequeño paraíso y parecía haber creado lazos con el vecindario de Bunyola-.
Se trata de una finca extraordinaria rodeada de viñedos, con capilla, gimnasio, una colosal piscina trufada de palmeras, jacuzzis, una cancha polideportiva para jugar al fútbol o al baloncesto y una cancha de arena preparada para el voleibol playa. Y algo más curioso aún: la casa cuenta con una enorme sala erótica subterránea. En ese paraje de élite se alojó Cristiano Ronaldo con su familia hace escasos meses, y allí celebraron el 12 cumpleaños de su hijo mayor: desde Valencia trasladó dos vehículos para disfrutar de la isla, un Bugatti Centodieci, valorado en ocho millones de euros, y un Mercedes todoterreno.
Sergio Ramos también conoce de primera mano la finca porque en otras ocasiones había sido uno de los inquilinos predilectos de Rainer Schaller. Todo el mundo se pregunta ahora qué será de esta propiedad y de tantas otras que tenía en su haber. Lo cierto es que su impresionante labor como dueño de los gimnasios McFit le había consagrado como la cabeza visible, ¡el número uno! de toda Europa en el sector y le había consagrado como uno de los más destacados empresarios a nivel mundial.
[Las últimas 72 horas del socio de Sergio Ramos y dueño de los gimnasios McFit antes de estrellarse]
Una fortuna de 250 millones
Se estima que su fortuna alcanza los 250 millones de dólares, y eso que el chico arrancó siendo un emprendedor desde lo más pueril y doméstico. En los años noventa instaló un gimnasio en el ático de sus padres y dejaba a sus compañeros entrenar allí por 15 marcos de la época, es decir, unos ocho euros.
Esa visión de negocio la trasladaría al resto de su vida. Siempre ofreció servicios pensados para un público masivo, popular y humilde económicamente. Siempre pensó en toda la gente de clase trabajadora que no podía permitirse que hacer deporte dejándose un ojo de la cara, así que sus precios siempre fueron de lo más competitivo, poniéndole las pilas a sus adversarios. Era el rey de los ‘megachollos’, como hoy recuerda su página web, que ofrece hasta tres meses de entrenamiento por un euro al mes. Así forjó un imperio.
Se profesionalizó en 1997, cuando consiguió reunir suficiente dinero para comprar un vetusto salón de muebles en Wurzburg y convertirlo en un gimnasio moderno. Ese fue el primer McFit de la historia. En la actualidad, el Grupo RSG (iniciales de Rainer Schaller Group) es un imperio internacional. Tiene más de 1.000 gimnasios en 48 países y 6,4 millones de clientes, lo que la convierte en la número uno del mundo en el campo del fitness.
Amasa más de 21 marcas, incluidas McFit (con 250 estudios en toda Europa), High5 Gym y la marca de moda Marcell von Berlin y la agencia de modelos McFit Models. En 2020, Schaller se hizo cargo del legendario Gold's Gym con más de 3 millones de miembros y 600 estudios en todo el mundo: esa transacción, clave en su carrera, le costó nada más y nada menos que 100 millones de dólares. No le fue nada mal, de hecho, contó con el apoyo de embajadores tan transversales y célebres como el actor y político Arnold Schwarzenegger, que se ha dejado fotografiar en numerosas ocasiones con la camiseta de Gold's Gym.
Rainer también poseía la marca JohnReed Fitness, la firma de gimnasios de lujo con la que el futbolista Sergio Ramos abrió un centro en Madrid a principios de este año y que este periódico visitó con el jugador del Paris Saint Germain.
El plan secreto de Schaller
¿Qué será de nosotros?, se preguntan ahora los numerosísimos trabajadores de Schaller. ¿Qué será de su imperio?, se plantea el resto de Occidente. Lo más impactante del asunto es que el magnate alemán se había hecho antes que el resto del mundo la pregunta de a dónde iría todo su patrimonio si un día, súbitamente, él faltara. Así que elaboró con mucho cuidado un plan secreto, como ahora ha podido saberse gracias al diario berlinés Bild, el más leído de su país.
Antes de partir a su último viaje, como acostumbraba, Rainer dejó instrucciones por escrito a sus empleados de confianza, toda una estrategia que ellos debían seguir en casos de emergencia. En esta ocasión, según han revelado esas fuentes cercanas, sus trabajadores recogieron un documento sellado en la base de operaciones del Grupo RSG, propiedad de Schaller, con sede en la Franconia, al sur de Alemania.
"Rainer dejó instrucciones por escrito a sus empleados de confianza, toda una estrategia que ellos debían seguir en casos de emergencia"
Es importante matizar algo: Schaller era el único accionista del Grupo RSG. Eso sí, cuatro de sus empleados ‘íntimos’ cuentan con un poder notarial que les permitiría hacer negocios. Entre esos nombres sabemos que figuran los de Michaela Müller, la exnovia de Schaller, y Vito Scavo, que fue presentado hace menos de cuatro años como un posible sucesor del magnate. Según informaciones de Business Insider, Schaller ya habría cedido el negocio al italiano en 2018 para que fuera familiarizándose con su organización.
Tiene sentido, teniendo en cuenta que Scavo ya había emulado en Italie el concepto McFit -allí llamados ‘Happy Fit’-, y que en 2014 el propio Schaller le había comprado el negociado, lo había transferido a su grupo y le había dado a cambio un puesto directivo en RSG. Cuando vio la inteligencia de su adversario italiano, prefirió tenerlo con él a contra él.
Sólo un cabo suelto más: teniendo en cuenta la muerte de toda su familia y potenciales herederos con él, queda una pieza suelta. El padre de Schaller, llamado Dieter, sería ahora su único heredero legítimo y podría intervenir en el asunto para quitarle el poder a Scavo. Iremos viendo.