Núria utilizaba las burbujas para hacer congresos y demostraciones de productos. Por el tipo de material del que están hechas, se convirtieron en el elemento idóneo para que nadie pudiera dañar los artículos relacionados con el laboratorio y la medicina. Su marido tenía una pequeña empresa de artículos de montaña y ella se volcaba de lleno en el mundo de los congresos. Sin embargo, cuando el éxito de éstos comenzó a caer en picado, se replantearon su futuro.
“Los fundadores de los alojamientos de cabañas en los árboles, que son amigos y los conocemos desde hace mil años, nos dijeron que montáramos cabañas y que ellos nos ayudaban. Pero pensamos que dos cosas iguales tan cerca era un poco tonto. Y mira, nos decidimos a hacer burbujas habitables”, cuenta. Así, ella y su marido se convirtieron en los primeros en crear un hotel burbuja en España. El inicio de una tendencia que ha ido aumentando con el paso de los años y que se ha convertido en todo un ‘boom’, hasta el punto de, en su caso, no contar con reservas disponibles para fin de semana hasta el próximo año.
Tal y como ella misma cuenta, los inicios no fueron fáciles. “Había que agujerear todo el suelo para el agua, la luz, la electricidad. Prever que se caiga el suministro… Eran muchas cositas”, cuenta. Sin embargo, poco a poco y de forma progresiva, ‘Mil Estrelles’ se ha convertido en todo un referente para los amantes de la naturaleza que desean disfrutar de una noche romántica mirando las estrellas desde la cama.
“Empezamos con tres burbujas y poco a poco, porque el montaje evidentemente es dinero y queríamos ver cuál era la reacción de la gente. Poco a poco ahora ya tenemos diez y tres habitaciones en la masía. Fue jugarnosla a todo. Normalmente son los hijos los que vienen con ideas de bombero y los padres los miramos con recelo. A nosotros nos pasó al revés”, cuenta entre risas.
Ella se encarga del ‘front office’ ya que, tal y como asegura, se le da mejor el trato con la gente y las relaciones públicas. Su marido, por su parte, al que define como “alguien más de números” se encarga de la parte administrativa. “Evidentemente, todas las decisiones las tomamos en conjunto pero hemos dividido el trabajo. El que piense que sabe hacer de todo se equivoca”, afirma.
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La ubicación de los alojamientos es idónea. Se encuentra situado en el pequeño pueblo de Cornellá de Terri, cerca del Estany de Bañoles, en Girona. “Nos gustó mucho esta zona porque el clima es bastante suave. La visualización es perfecta y también la ubicación. Nos encantó que tuviera una masía del siglo XIII porque era el contraste que buscabamos entre lo efímero y una fortaleza militar como esta”, explica Núria en conversación con este periódico. Pero además de su perfecta ubicación, la cercanía de cara a las experiencias que pueden disfrutar los clientes es otro de sus principales atractivos. “Tenemos muchas cosas bonitas para visitar cerca: playa, montaña o lagos. Si la gente de Madrid quiere visitar Barcelona, en media hora están. Es un sitio privilegiado y estratégico”, añade.
— ¿Esperaban tener este éxito?
— Suena feo lo que te voy a decir, pero yo sí. Le pusimos muchísimo trabajo y dedicación. Hoy en día cuando vas a un establecimiento o a un hotel parece que molestas, todo es internet. Nosotros hemos querido retomar la parte humana y eso la gente lo agradece muchísimo. Nosotros ayudamos a hacer sorpresas, peticiones de mano, reconciliaciones, lo que haga falta. Esa parte humana los clientes lo agradecen y son ellos los que nos recomiendan. Si te vas contento lo recomiendas a tu círculo. Aquí ayudamos, recomendamos restaurantes, actividades, paseo. Es ayuda para que la gente se sienta como en casa pero cuidado y mimado.
Toda una experiencia
Desde que abrieron al público sus alojamientos burbuja en el año 2012, cientos de visitantes han pasado por las instalaciones de 'Mil Estrelles'. Además de las propias cápsulas, que permiten la posibilidad de disfrutar de una vista nocturna directa e inmejorable a las estrellas sin salir de la cama, las experiencias complementarias son otro de sus principales puntos fuertes. Las habitaciones cuentan con flotarium, zona de relax y jacuzzi, para aquellos que busquen la relajación y el descanso. Sin embargo, para los más aventureros, se ofrecen alquiler de bicicletas para realizar rutas en plena naturaleza.
“Cada vez más la gente busca experiencias y cosas diferentes. Quien más y quien menos ya ha ido a un hotel, pero nosotros ofrecemos cosas diferentes. Imagínate estar en una burbuja con tu pareja, tu música romántica y tu privacidad y te llevamos la cena y el desayuno en tu espacio”, cuenta Nuria. Y, además, el plato fuerte: un encuentro astronómico. “Se trata de una sala especial donde el astrónomo les cuenta cosas en una pantalla y luego salen fuera con el telescopio profesional para que puedan disfrutar del cielo”, añade.
Dicha actividad es una de las más demandada. A pesar de ello, Núria confiesa que la particularidad de flotarium que ofrecen también logra captar cada vez a más clientes. “El nuestro además no es el prototipo, que es individual. Nosotros lo hemos hecho para la pareja. Normalmente el techo es muy bajo y no tiene puertas y es bastante claustrofóbico. El nuestro es para la pareja, techo alto, estrellas, música y puerta abierta, lo que hace que la gente pueda descargar todo lo que le oprime de una forma fácil y cómoda y sin sentirse agobiado o estresado”.
La competencia
Se convirtieron en los primeros, pero no han sido los únicos. Tras el éxito de ‘Mil estrelles’ han sido muchos los que se han sumado a la instalación de este tipo de alojamientos en todo el territorio nacional. Núria habla sin tapujos de ello y confiesa que entiende que si algo funciona bien, la gente se vaya a sumar.
— ¿Qué les diferencia del resto?
— Nuestras burbujas se hacen aquí, no vienen de China, la calidad es muy diferente. Lo único que hemos podido patentar han sido los toldos. Nadie tiene toldos. Me han comentado clientes que otros no tienen detalle con que sean totalmente separados. Nosotros podríamos poner más burbujas pero queremos la privacidad total. Es incómodo que vengas a pasar una noche romántica con tu pareja y estés escuchando la conversación de los de al lado.
Su público es muy variado, pero predominan las parejas. Desde jóvenes de 18 años hasta un perfil más adulto. Nadie se queda fuera de esta nueva tendencia, incluso los más mayores. “El otro día llamó un señor de 93 años diciendo que quería dormir debajo del cielo con su mujer. Hicieron una reunión con el astrónomo y salieron encantados. Da gusto ver que la gente no se frena por la edad y que tienen ganas de hacer cosas diferentes y que nunca han hecho”, explica.
En cuanto a las nacionalidades, Núria asegura que reciben mucho turista extranjero. “Hace poco vino un cliente de Canadá y me dijo que ellos las tienen completamente naturales. Me dijo que me iba a enviar clientes a punta pala porque esto era completamente diferente”, cuenta. Sin embargo, no sólo llegan del otro lado del charco, sino también de diferentes partes de Europa e incluso Asia, de donde proceden un gran número de visitantes chinos y japoneses. “Hace poco también tuvimos un chico belga que se quedó aquí una semana y decía que se sentía como en casa”.
Lleno en fin de semana
Desde su apertura, conseguir una reserva para alojarse en ‘Mil Estrelles’ ha sido siempre una tarea complicada, sobre todo los viernes y los sábados. En la actualidad, no cuentan con reservas disponibles para pasar una noche del fin de semana hasta el próximo año 2023. Y todo ello a pesar de la crisis económica que asola a la sociedad española. “No sabemos qué pasará. La economía está como está y la gente está preocupada. No paran de hablar de catástrofe económica y todo esto de la subida de la luz y el gas se ha notado”, añade.
En cuanto al precio, varía en función del tipo de alojamiento, aunque ronda entre los 250 y los 350 euros por noche, en temporada alta. Concretamente, “la burbuja del bosque”, más apartada, con jardín de 400 metros, minibar y bicicletas tiene un coste de 317 euros por noche. Por su parte,” las del jardín”, rondan los 273 euros. Eso sí, todas ellas incluyen desayuno y cena en la habitación.
En la masía cuentan con otras tres habitaciones, una experiencia por la que también apuestan muchos de los clientes que pasan por las instalaciones. “Hemos querido cuidar mucho la estructura del S.XVIII y es una sensación increíble poder dormir en una fortaleza del S.XVIII. Solo tenemos tres habitaciones para reiterar la tranquilidad y la privacidad. Les hemos puesto un proyector de estrellas, música especial que hemos buscado con detalle y está en Spotify. Son pequeños detalles, tienes todo el cielo estrellado, velas, música adecuada”.
Sobre el futuro, Núria lo tiene claro, al igual que sabía desde los inicios que el negocio tendría éxito. Ante la pregunta de si cree que continuará teniendo el mismo éxito que en la actualidad, responde de forma franca: “Yo creo que sí. Así como es verdad que la economía está complicada, la gente está desesperada por salir, olvidarse de los problemas”. Tal y como afirma, un lugar de paz y tranquilidad. Algo que, hoy en día, la gente agradece.