Nada queda de la camaradería que durante años imprimieron a su relación Pablo Iglesias y Yolanda Díaz. Dos jóvenes con pedigrí militante que alternaron por primera vez en una escuela de formación del Partido Comunista de España a finales de 1990, que ahondaron en su amistad a partir de la campaña gallega de 2012, que desembarcaron juntos en el primer gobierno de coalición de la democracia. Iglesias nombró unilateralmente a Díaz como su sucesora al frente del espacio de Unidas Podemos en marzo de 2021 y el vínculo comenzó a agrietarse. Sumar −el proyecto político con el que Díaz articula su candidatura− es ahora el zepelín ingobernable para Podemos que sobrevuela todo el espacio a la izquierda del PSOE.
¿Qué sucede entre ellos? Iglesias explotó contra la vicepresidenta segunda el pasado domingo en la Uni de Otoño de Podemos, exigiendo un "respeto" que asegura negado hacia la formación que fundó. ¿Por qué no abraza Yolanda Díaz el proyecto servido en bandeja por Podemos? Los morados defienden haber tapizado con pétalos su camino hacia la candidatura pese a sus vacilaciones. Iglesias desliza "cantos del sirena" del PSOE para que concurra a las elecciones sin su partido, para que se emancipe y domestique ese nicho por el que pasa cualquier opción de pacto postelectoral. La viñeta la dibujan fuentes cercanas a la dirección de Podemos: "Uno le escupe al poder mientras la otra le hace carantoñas".
Pero, ¿cuándo nacieron los recelos? Si las llamadas telefónicas entre uno y otro fueron diarias durante los 14 meses en los que Iglesias fue vicepresidente, si la nombró su heredera pese a no militar en el mismo partido, si de ella dijo que sería la primera presidenta del Gobierno de España. La fecha parece clara: 13 de noviembre de 2021. Aquel acto celebrado en Valencia hace justo un año y bautizado como 'Otras políticas' en el que Díaz compartió cartel con Ada Colau (Barcelona en Comú), Mónica Oltra (Compromís), Mónica García (Más Madrid) y Fátima Hamed (Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía). Una escena marcada por las ausencias de Irene Montero y Ione Belarra.
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El encuentro sirvió para que Díaz mostrara la primera carta de una nueva estrategia afectiva. "El comienzo de algo que va a ser maravilloso", según dijo. "La política española está concentrada en torno a muchas masculinidades aunque sean mujeres las que los lideran", había manifestado ya en una entrevista radiofónica. Un misil a la línea de flotación de Podemos y a sus dos cabezas visibles. Con Montero jamás hubo química, con Belarra hubo tiempos mejores.
Las ausencias de las ministras de Igualdad y Derechos Sociales supuso una afrenta imperdonable para su ex secretario general. "Compañera, te hemos hecho vicepresidenta, te hemos hecho ministra, ¿por qué no está Ione Belarra a tu lado?", reavivó el pasado lunes en los micrófonos de la Ser. La respuesta esquiva de la vicepresidenta segunda fue que no le debía "nada a nadie". Sin embargo, aquel 13 de noviembre, como ha podido saber EL ESPAÑOL, la relación entre ellos ya llevaba rota un mes.
El desmarque de Yolanda Díaz
Sucedió el 11 de octubre de 2021. El Periódico de España publicó el mismo día que celebraba su fiesta de fundación que Yolanda Díaz acudiría al acto organizado por Oltra −un cadáver político desde junio− y amparado por Colau, una de las principales bazas de la dama roja durante el último año. El sursuncorda de Podemos, revelan las fuentes, preguntó a Díaz sobre la información publicada y esta contestó con evasivas a un Iglesias que acabó enterándose por la prensa de su presencia.
La noticia cayó como un jarro de agua fría sobre su nuca y se puso en contacto con ella. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo no toleró la llamada a filas de Iglesias y cortó tajantemente la reprimenda. "No me tuteles, Pablo", cerró la conversación. Las fuentes aseguran que desde ese día la relación entre ambos desaparece, pero también la comunicación entre Yolanda Díaz y el partido en torno al que se orquesta el espacio que configura Unidas Podemos. "Decide dejar aún más en el ostracismo a Podemos", acusan. También de que encabece un "movimiento ciudadano" alguien que lleva "20 años viviendo de la política".
Yolanda Díaz, desafecta a las sopas de siglas ["yo soy amiga personal de Pablo Iglesias y no me gusta nada la vida interna de los partidos", declaró en 2020], ajena a los movimientos internos de los partidos, se desmarcó de Podemos y emprendió su camino desposeída del altar de sacrificios del que Iglesias le suponía portadora. Que jamás haya secundado la cruzada contra "poder mediático" ideada por Iglesias −herido por una serie de tramas judiciales urdidas a diferentes niveles y con Antonio García Ferreras en el centro de la diana−, seguida también por la dirección de Podemos, es visto por los morados como una estrategia mediática. Una manera de dulcificar su imagen, erigida en la némesis de un Iglesias desgastado por una frenética y embarrada brega política.
Un mes antes de la llamada a filas y dos de la emancipación de Podemos consumada en Valencia, en septiembre de 2021, el ex líder de Podemos aterrizó en las tertulias radiofónicas y en las tribunas de los periódicos. Lejos de una vida monacal, comenzó a teledirigir la acción política de Podemos desde La base, su pódcast diario en Público. Entre ambas fechas: la retirada del escaño a Alberto Rodríguez el 22 de octubre por parte de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. También aventaron las turbulencias en la vida interna del Gobierno de coalición las negociaciones para la reforma laboral.
Iglesias, mientras, desde RAC1, desde La base, desde la Ser, desde sus columnas en los periódicos, comentaba atentamente cada paso que daban los suyos. También los movimientos de su sucesora, a quien nadie de Podemos avisó cuando anunciaron que presentaban una querella contra Batet. La vicepresidenta segunda, lejos de adherirse a la actitud belicosa de los morados, pidió públicamente "bajar la tensión". "Dejemos de generar más ruido en nuestro país y trabajemos por lo que tenemos que trabajar", afeó.
Rodríguez, absolutamente independizado del partido donde fue secretario de Organización, forma parte ahora de la órbita de Díaz y hace dos semanas presentó Proyecto Drago junto a Héctor Morán, uno de sus más estrechos colaboradores. Una plataforma de "obediencia canaria" que sumará con Podemos en las municipales y autonómicas de mayo solo sí renuncia a los "egos partidistas".
Una ingrediente más capaz de disgregar ese bloque histórico al que, en términos gramscianos, apela Iglesias. El de la unidad ideológica y electoral conseguida por Podemos frente al resto de fuerzas políticas. Recuerda el propio Pablo Iglesias en su libro Verdades a la cara. Recuerdos de los años salvajes (Navona, 2022), escrito por el periodista Aitor Riveiro tras una decena de entrevistas en profundidad con el ex vicepresidente, que fue la creación de "un núcleo de confianza en el espacio de Unidas Podemos" la principal consigna que le dio a Díaz tras cederle el testigo.
El 30 de septiembre de 2021, en una entrevista en los mismos micrófonos amarillos donde se expresa habitualmente el ex líder de Podemos, Díaz se quejó de estar "rodeada de egos". "Nunca me he peleado por estas razones ni lo voy a hacer, como suceda esto o exista ruido es probable que yo me vaya", avisó. Su proyecto de país, su proceso de escucha, parecía ya lejano, en un espacio más bien sideral respecto de Podemos.
"No os peleéis"
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias recorrieron miles de kilómetros de sinuosas carreteras gallegas en el Volkswagen Golf de la líder de Sumar en 2012. El caldo de cultivo de una amistad vigorosa durante casi una década. El desembarco del por entonces asesor de Cayo Lara en Izquierda Unida fue crucial para diseñar la Alternativa Galega de Esquerda. Una fusión entre Anova −escisión crítica del BNG− y Esquerda Unida que cosechó nueve diputados autonómicos. Una machada para un espacio hasta entonces sin representación autonómica. Díaz elevó su perfil político en los careos parlamentarios contra un Alberto Núñez Feijóo que comenzaba su segunda mayoría absoluta.
La campaña supuso un horizonte experimental para el fundador de Podemos. "La primera traducción electoral del 15M no fue Podemos, fue AGE y Xosé Manuel Beiras. Sin la experiencia de AGE, probablemente, no existiría Podemos", reconocería años después. En 2015 también capitanearon la alianza entre Podemos y Las Mareas para las elecciones municipales. Una fórmula imaginativa con la que clavaron su pica en ayuntamientos como Santiago de Compostela, La Coruña o el Ferrol. Y que afianzó una amistad política con cada vez más colmillo y poder. Iglesias, confiesa, sabía desde el verano de 2020 que sería Díaz quien tomaría las riendas.
Yolanda Díaz se enteró limpiando los cristales de su casa de que iba a ser ministra de Trabajo el 11 de noviembre de 2019. "Siéntate", le recomendó Iglesias al otro lado del teléfono, según se reveló en Yolanda Díaz. La dama roja (Ediciones B, 2022). En La coalición frente a la pandemia (Península, 2020) se cuenta cómo en julio, antes de la repetición electoral, había mensajeado a Iglesias "desconsolada" por el veto de Pedro Sánchez y el PSOE a que formara parte de un Gobierno de coalición. "Igual te toca ser ministra, así que a trabajar", le anunció.
De que sería la sucesora al frente del espacio político se enteró por el vídeo publicado por Iglesias el mismo día que abandonó el Gobierno y se alistó en el enésimo no pasarán contra el PP en Madrid. La victoria apabullante de Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo de 2021 que firmó su epitafio político. Otras fuentes consultadas insisten en que Yolanda Díaz, si bien no estaba avisada del momento, sí sabía que iba a suceder a Iglesias. No lo sospechaban, pero era el comienzo del fin de una amistad hasta entonces sólida. Esa que terminó con un "Pablo, no me tuteles".
La anécdota la rememora Iglesias en su libro. "Recuerdo una reunión en el Círculo de Bellas Artes poco antes de la Marcha del Cambio, en enero de 2015, en la que estábamos Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre, Íñigo Errejón y yo. Y entonces Carolina nos contó el mensaje que le habían dado los compañeros de Venezuela era: 'No os peleéis, no os peleéis, porque si os peléais, es el fin de todo'". Monedero era el único junto al líder en el escenario el pasado domingo en la Uni de Otoño. Los demás acabaron peleados.
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