El termómetro marca un grado bajo cero en la calle, pero la sangre de los vecinos del Barrio de La Charca, en Miranda de Ebro, Burgos, hierve de rabia e indignación. Su vecino, Pompeyo González Pascual, era un hombre cordial, educado, campechano, de aquellos que abría la puerta cuando alguien venía con dos bolsas de la compra o paraba en la esquina de la calle para departir sobre el tiempo. Conversaciones triviales, de barrio. Por eso nadie imaginaba que tras la figura de aquel hombre menudo de 74 años, de poco más de metro sesenta y pelo canoso se escondiera, según fuentes cercanas a la investigación, un amigo de teorías y canales conspiranoicos; un nostálgico de la URSS que apoyaba la invasión de Ucrania y ensalzaba la figura de Vladímir Putin.
Muchos menos se esperaban que el solitario Pompeyo, tipo "sencillo, de perfil obrero, que no se metía con nadie, muy agradable", como lo describe Luis, vecino mirandés, era el presunto remitente de las seis cartas con material pirotécnico destinadas a Pedro Sánchez y a las embajadas de Estados Unidos y Ucrania en Madrid. Estos envíos hicieron sonar las alarmas antiterroristas en el ministerio del Interior en noviembre y diciembre, y hasta el New York Times publicó una investigación en la que aseguraba que autoridades estadounidenses y de varios países europeos creían que la inteligencia militar rusa –concretamente el grupo ultraderechista Movimiento Imperial Ruso– estaba detrás de las misivas.
De momento, no hay rastro de este grupo. El principal sospechoso es un jubilado de 74 años de Miranda de Ebro. De él se conoce que navegaba habitualmente por algunos canales de YouTube. Era seguidor del club de aeromodelismo de Miranda de Ebro y del canal de desinformación venezolano Sin Mentiras, donde habitualmente se analizan vídeos relacionados con la guerra de Ucrania y el Grupo Wagner.
También seguía perfiles como el del humorista José Mota o el diario La Vanguardia. Sin embargo, sus vecinos aseguran que él nunca se había posicionado políticamente en público. "Para nada. Yo nunca le escuché mencionar nada sobre política. Y me habría acordado, porque a mí los políticos...", asegura su vecina de la calle Clavel, Elisa, que vive justo en el piso de abajo. "Imaginar que podríamos haber salido volando por los aires. Qué horror".
La Policía Nacional investigó la casa de Pompeyo durante toda la mañana y la tarde del miércoles 25. Estuvieron hasta siete horas en su domicilio. Fuentes cercanas a la investigación confirman a EL ESPAÑOL que el presunto autor del crimen fabricaba las cartas bomba en su casa. Durante las pesquisas encontraron material idéntico al enviado a Sánchez y las embajadas.
Sin embargo, no era peligroso para los vecinos, ya que no se trataba de paquetes explosivos, sino de materiales precursores, es decir, aquellos elementos que se necesitan para fabricar una bomba de corto alcance. Por separado, es difícil que causen perjuicio.
Enterrador en Vitoria
"Igual se le ha cruzado algún cable", sugiere Luis, vecino de Pompeyo. "A mí me ha extrañado mucho que sea precisamente él. Yo siempre lo vi como una persona muy sencilla. Cuando hablabas con él mencionaba lo típico: el trabajo, el tiempo, en fin, no era muy sociable que digamos. Iba siempre solo. Yo nunca lo vi con nadie. Ni con amigos ni con familiares. Andaba como con prisa a todos lados y era bastante hermético. Cuando mis hijos me lo han comentado... me he quedado acojonado. No imaginaba yo esto. Y menos de él. Si llega a ser alguien más joven, con 40 años, vale, pero de un jubilado de 74 no me lo esperaba".
Serafina, su vecina del 4º, también jubilada, asegura a EL ESPAÑOL que era un hombre muy educado. "Una bella persona. Llevaba muchos años viviendo aquí. Mi hija tuvo cáncer de garganta y siempre me preguntaba por ella. Toda la vida ha vivido en este bloque. También sé que tenía un hermano en Vitoria y una sobrina lo visitaba de vez en cuando, pero no hablaba mucho de todo eso. Ahora, siempre me decía que estaba con ordenadores, aprendiendo de esto y de lo otro".
Todas las fuentes parecen coincidir en los mismos rasgos de personalidad de Pompeyo: cerrado, solitario, poco comunicativo, cordial pero sin llegar a abrirse sobre cuestiones personales. Desvelan que era propietario del 3º C, el piso que fue investigado por las autoridades en la calle del Clavel número 2. Lo compró de segunda mano hace más de una década, que es el tiempo –entre 12 y 18 años, sostienen las fuentes– que llevaba viviendo en la zona. Su rutina, no obstante, es difícil de identificar. No frecuentaba bares. No socializaba en terrazas. Era soltero y no tenía hijos.
Sólo charlaba cuando alguien se tropezaba con él. El único lugar en el que se ha dejado caer alguna vez es el bar Biosfera que regenta Víctor, situado a pocos metros de su domicilio. "Ni siquiera me acordaba de él. Esta mañana me dijeron que estuvo por aquí alguna vez, pero hasta que no he visto la foto no he caído", explica el dueño del local. "Llevo muchos años aquí y conozco a todo el mundo. Él no se relacionaba con prácticamente nadie".
[La Policía detiene a un español por el envío de cartas bomba a Sánchez y a la Embajada de Ucrania]
De su procedencia y familia poco se sabe, aunque su vecina Elisa, de 84 años, asegura que era de Yudego, un pequeño pueblo burgalés cercano a la capital. "Yo le conocía a nivel de vecina", asegura. "Era una persona educada. Estaba muy al día en los pagos. Jamás hizo escándalos. Ni un ruido. Me he quedado flipada. Tenía un hermano en Vitoria y era de Yudego. Un tipo un poquito solitario, que iba a su aire. No era un señor de relacionarse con la gente. Pero era educado, muy educado".
Quienes como Luis, Elisa, Víctor, Serafina o Carlos lo conocieron personalmente, aseguran que Pompeyo había trabajado en el ayuntamiento de Vitoria como enterrador. Esta última fuente afirma que también habría realizado los mismos servicios para el ayuntamiento de Miranda de Ebro hace casi una década.
En la foto de perfil de su WhatsApp aparece la fotografía del famoso puente de la ciudad, justo a la salida del cementerio. "Un día nos los encontramos en un entierro y le pregunté: 'hombre, Pompeyo, ¿cómo tú por aquí?'. No sabíamos que se dedicaba a eso", sostiene Carlos.
De momento, la Brigada Provincial de Información de Madrid, en colaboración con los Tedax y la Policía Científica, investigan el suceso en el marco de la Operación Konvert (que significa, literalmente, 'sobre' en ucraniano). Ellos han sido los encargados de la investigación, detención y posterior registro del domicilio. Está previsto que en las próximas horas el detenido preste declaración ante el Juzgado Central de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional, que está investigando la causa.