Cataluña impone una clase afectivosexual para menores de 6 años: 20 asociaciones, en contra
La Generalitat ha incorporado este tipo de educación en el currículo de infantil con el objetivo de que los más pequeños puedan "reconozcan su identidad sexual".
10 febrero, 2023 03:22La polémica ha estallado una vez más en Cataluña y, de nuevo, el origen ha sido la aprobación de una nueva modificación del currículo educativo en la región. El Govern de la Generalitat dio luz verde el pasado martes a la incorporación de un nuevo tipo de educación que ha sido muy cuestionada en los últimos meses. Se trata de la educación afectivosexual, que con su reciente aprobación en Cataluña, comenzará a impartirse en las aulas de los niños de entre 0 y 6 años.
El objetivo principal de incorporar este tipo de contenidos es que, en los tiempos que corren, los niños que estudian en las escuelas catalanas puedan reconocer su identidad sexual en edades tempranas, teniendo la oportunidad de "explorar los diferentes roles de género a través del juego". Y aunque para algunos sectores, como la Consellería de Feminismes, el anuncio ha sido celebrado como una auténtica victoria, lo cierto es que son muchas las asociaciones que han mostrado su disconformidad al nuevo decreto de ordenación de las enseñanzas de educación infantil.
Es el caso del Foro Español de la Familia, una federación integrada por más de 20 asociaciones y que tiene como principal objetivo propagar y defender en la sociedad los valores esenciales de la persona y la familia. Su presidente, Ignacio García Juliá, ha atendido a EL ESPAÑOL días después del anuncio de la modificación curricular. Y lejos de pensar igual que algunos de los sectores que aplauden que los más pequeños vayan a poder desarrollar una educación afectiva y sexual saludable, el máximo responsable de la organización se ha mostrado contrario a una modificación que considera “ideológica”.
La noticia no ha sorprendido y es que, tal y como asegura, “en los tiempos que corren ya estamos curados de espanto”. “Los mayores experimentos, sobre todo en materia de sexualidad e infancia, nos los podemos esperar. Si se observan las últimas leyes de la legislatura hay una verdadera obsesión con el tema sexual en general. Es todo una obsesión sexual”, expresa.
Por ello, desde el Foro Español de la Familia consideran que un aspecto tan íntimo para los más pequeños como es su sexualidad no puede caer en manos de aquellos que se rigen únicamente por aspectos ideológicos. “Hay que dejarla en manos de los que menos van a manipular. Todos los demás tienen algún interés propio. Los colegios, las consejerías, los ministerios, todos pueden tener un sesgo ideológico mejor o peor”.
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Entre sus exigencias se encuentra la de “dejar en paz” a los niños y permitir a las familias que puedan elegir cómo quieren educar a sus pequeños. Pero además de rebelarse contra lo que consideran un “robo” de sus funciones como padres, critican la sobrecarga de trabajo que este nuevo tipo de educación generará en el profesorado. “El colegio está para enseñar y, si quieren, se puede enseñar hábitos saludables, cómo comportarse, respeto… Pero esa educación tan íntima y de una persona tan tierna no. No es responsabilidad suya y no debemos cargar esa responsabilidad sobre sus hombros”, cuenta Ignacio.
La propia guía de aplicación del nuevo currículo, elaborada por la Consellería de Educación, establece que los niños que estudien en las aulas catalanas y que comprendan las edades de entre 0 y 6 años deberán a partir de ahora tener la oportunidad de “explorar los diferentes roles de género a través del juego y de su cotidianidad".
Del mismo modo, se propone que sea la propia escuela la encargada de corroborar que en el ambiente donde viven los niños se reflejen todas las variedades de perspectivas de género existentes y, además, se contribuya al acompañamiento de forma respetuosa de la identidad que desarrollen los menores. Para cumplir con todo ello, los juegos, los cuentos y el material didáctico se configuran como herramientas esenciales para "positivizar la diversidad en un marco de normalización".
Unos puntos con los que las asociaciones contrarias a estas ideas no están del todo de acuerdo. Tal y como cuenta Ignacio en conversación con EL ESPAÑOL, ni los centros de enseñanza, ni los ministerios, ni las propias consejerías pintan nada en la educación sexual de los pequeños. “Pintarán las familias y el individuo en el ejercicio en su propia red de libertad y responsabilidad”, sentencia.
Y es que, tal y como él mismo afirma, introducir algunos términos a ciertas edades muy tempranas podría generar confusión a los más pequeños. “El profesor puede decirme que Pi es 3,14 y que yo no le diga que es 3,15. Vale, de acuerdo. Es algo que no es discutible. Pero en materia afectivo sexual, que pertenece a un ámbito tan íntimo y que además no hay una receta única de cómo comportarse…”.
Otro de los puntos polémicos del nuevo decreto es el acompañamiento de las familias. Desde la Generalitat se pretende que sean también los padres los que formen parte de la vida de la escuela, con el objetivo de convertir a los colegios en espacios de educación comunitarios. Pero, ¿qué ocurriría si alguno de estos progenitores se mostrase en contra?
“Tendría que prevalecer un derecho fundamental que está en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea y que, además, está en la propia Constitución, que es que los padres ostentan el derecho a educar a sus hijos en función de sus propias convicciones. Debe prevalecer este derecho”, explica Ignacio.
Durante su comparecencia después del Consejo Ejecutivo, la portavoz del Govern, Patricia Plaja, recordó que existen estudios de la Unesco que remarcan la importancia de la educación afectivosexual desde la primera infancia. Por ello, desde la Generalitat creen que la medida será positiva y que ayudará a “identificar las relaciones sanas y las que no lo son, y también a prevenir violencias machistas y posibles acosos en el futuro".
Entre otros aspectos, se busca romper los estereotipos de género, que no se definen hasta los 6-7 años; introducir la diversidad de familias y de roles dentro de ellas; el conocimiento del propio cuerpo y diferenciar los límites entre las relaciones de amistad y las de amor. Se considera que todos estos aspectos “forman parte también del día a día de los niños”.
Pin parental
En los últimos años, el concepto “pin parental” se ha convertido en uno de los términos más sonados en cuanto a polémicas educativas se refiere. Se trata de la propuesta que permite a los padres o tutores legales de un alumno prohibir que este pueda participar en actividades escolares que no se incluyan en el plan de estudios.
Se convirtió en una de las propuestas de oro de Vox, el partido liderado por Santiago Abascal, y se configuró con el único objetivo de acabar con talleres o charlas en las que se trataran temas de feminismo o identidad de género, consideradas por algunos sectores como una manipulación política.
Y aunque el hecho de ser propuesto por Vox es lo que, según indica Ignacio, hace que se tenga una percepción negativa sobre el término, lo cierto es que desde el Foro Español de la Familia entienden el pin parental como una medida que ha existido siempre. “Los padres dan su consentimiento para que el alumno haga una determinada actividad. Si mis hijos tenían que ir de excursión a mÍ me llegaba un papel la tarde anterior donde yo tenía que dar consentimiento. ¿Por qué voy a dar mi consentimiento a que mi hijo entre en una charla si no estoy de acuerdo?”, explica.
Por ahora, el nuevo concepto de educación afectivosexual tan solo ha llegado para quedarse a Cataluña. Pero la realidad es que algunos partidos, como es el caso de Podemos, han registrado en los últimos meses en el Congreso algunas Proposiciones No de Ley sugiriendo que a los niños se les ofrezca este tipo de contenidos a partir de los tres años. De hecho, la propia ministra de Igualdad, Irene Montero, defendió en el Congreso el derecho de los niños a recibir educación afectivosexual.
Por ello, desde el Foro Español no descartan que la medida pueda llegar a extenderse por el resto de comunidades autónomas. “En los tiempos que están corriendo parece que hay una especie de huida hacia adelante. Parece que vamos a intentar meter todo tipo de leyes, de normas y de reglamentos que cambien la percepción de la persona. No nos sorprende nada porque nos parece que estamos en una carrera a ver si antes de las elecciones podemos colar todo lo que podamos”.