Iván e Isabel se presentan en las casas de los ancianos como técnicos de una compañía eléctrica para revistar -de cabo a rabo- la instalación de su domicilio. Sin embargo, solo son técnicos especialistas en desplumar a sus víctimas desvalidas en apenas unos minutos. EL ESPAÑOL ha accedido a las diligencias de la investigación de la Policía Nacional que ha sacado de circulación a estos supuestos estafadores que han generado alarma social entre los jubilados de Coslada y San Fernando de Henares.
El desparpajo con el que actuaban dando palos a los pensionistas era fruto de la dilatada trayectoria de ambos: Iván B. G. (1982, Madrid) atesora la friolera de 21 reseñas policiales, mientras que Isabel M. E. (1980, Madrid) suma 8 reseñas. De forma que se presentaban en los domicilios de jubilados, como técnicos de la compañía eléctrica, demostrando la misma soltura que un actor en el rodaje de una película.
Valga como botón de muestra lo que le ocurrió al pobre Antonio, de 92 años, cuando se disponía a acceder al portal de su bloque en la Travesía Curtidor de Coslada y fue abordado por esta pareja, interpretando su papel de técnicos de una compañía eléctrica. Así lo recogen las diligencias policiales: "Había dos individuos, un varón y una mujer, esperando en la calle, en la puerta del bloque. Y le dicen a Antonio: 'Le estábamos esperando, somos revisores de la luz y vamos a revisar los contadores de todas las viviendas, empezaremos por la suya'".
El papelón de Iván e Isabel prosigue acompañando al pobre anciano por las escaleras para entrar en su piso. "En ese momento, mientras uno de ellos se dedica a distraer a Antonio, el otro deambula por las dependencias de la vivienda, fuera del alcance de la vista de Antonio". Casualmente aquella mañana del 3 de noviembre de 2022, el jubilado recibió la visita de una de sus hijas y en cuanto sonó el telefonillo del piso, los dos técnicos de la luz se esfumaron con el botín: 600 euros que cogieron de la mesita de noche y una cruz de oro de Caravaca.
Este modus operandi se repite en cada inspección que realiza esta pareja. Llaman a la puerta y se presentan como técnicos, sin mostrar acreditación, ni indicar el nombre de la compañía para la que trabajan. Solo tiran de palique y advierten a los ancianos de que están haciendo revisiones para evitar incendios: unas veces aluden a un chequeo rutinario de los enchufes, otras a los radiadores... Tal preocupación le causan a los jubilados que al final permiten entrar a su casa a dos perfectos desconocidos.
Una vez dentro del inmueble, comienzan la 'inspección' en el recibidor, en el tradicional cuadro eléctrico que hay con los plomos, y acto seguido le piden a la víctima que les lleve a la cocina, con la falsa excusa de comprobar el funcionamiento de la vitrocerámica. A partir de ese momento, Isabel se encarga de darle conversación al anciano o la anciana, con el objetivo de permitir a Iván que peine cada palmo de las habitaciones para buscar dinero y joyas.
Prueba de ello es lo que narra el hijo de Justa, una señora de 90 años, a la que desvalijaron en su domicilio de la calle Bolivia de Coslada, una fría mañana del 29 de noviembre. "Mi madre abrió la puerta de la vivienda, pensando que se trataba de técnicos de la luz, entró una pareja, y mientras la mujer desconocida entretuvo a mi madre por la zona de la cocina, la otra persona desconocida, un varón, aprovechó para dirigirse a la habitación de Justa y llevarse una caja fuerte que se encontraba en el interior de un ropero".
El botín que se llevaron ascendió a 1.800 euros y numerosas joyas: un par de pulseras de oro, una decorada con cuatro esmeraldas y otra con rubís, una cadena de oro con la imagen de la Virgen del Pilar, varios anillos de oro... En otras ocasiones, para entretener a las víctimas, Isabel les hacía comprobar los equipos con ella, mientras Iván registraba las habitaciones. Eso es lo que le pasó al pobre Alfonso en su piso de la calle Virgen del Templo, en San Fernando de Henares. Así lo narró a la Policía Nacional:
"Dos personas accedieron a mi domicilio, un hombre y una mujer: debían realizar una revisión de la instalación eléctrica. La mujer permaneció conmigo, en el salón, encendiendo y apagando los radiadores, mientras el hombre accedió solo a todas las habitaciones de la casa. Después de unos minutos, me comunicaron que la instalación estaba correcta y se marcharon". En este chequeo, Iván e Isabel se embolsaron 400 euros.
El goteo de denuncias hablando de los técnicos de la luz era constante y la Policía Nacional ató cabos. Así lo reflejan las diligencias a las que ha accedido EL ESPAÑOL: "Por parte de esta Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Coslada-San Fernando de Henares, se inicia investigación en relación a los hechos que se vienen produciendo desde el mes de octubre de 2022, por hurtos en domicilio, cometidos por falsos revisores de la compañía eléctrica que se identifican como tal, para acceder a domicilios de personas vulnerables, de edad avanzada, para entretener a la víctima y sustraer efectos personales, tales como joyas y dinero en efectivo".
Los investigadores no tardaron nada en establecer la dinámica que seguían las falsas inspecciones y el perfil de sus víctimas: "Personas jubiladas, de avanzada edad, vulnerables, que prácticamente en todos los casos se encuentran solas e indefensas, y que en los diez minutos que aproximadamente estos individuos están en su casa, terminan sintiéndose intimidadas, ya que la mujer que realiza la función de entretenerlos en la cocina, les impide el paso al resto de la vivienda para que no se percate de la sustracción de efectos que está produciendo el varón".
La Policía Nacional comenzó a indagar sobre la identidad de los dos técnicos sospechosos con la descripción física que ofrecían las víctimas y que se repetía como un bucle: un hombre de entre 30 y 40 años, de complexión gruesa, pelo corto, moreno, y una mujer, de entre 30 y 40 años, complexión delgada, y pelo largo, negro.
Tal era la alarma social generada entre los pensionistas de Coslada y San Fernando de Henares, que algunos ya estaban en guardia en sus domicilios. De hecho, en una de esas 'campañas de revisiones' que hacían por los barrios, Iván e Isabel, un vecino alertó a la Policía Local y les pillaron a bordo de un Seat León. La patrulla logró anotar la matrícula del coche sospechoso, aportó los datos a la Policía Nacional y los investigadores cantaron bingo: localizaron al propietario de ese turismo.
"Se comprueba por parte de esta Brigada de Policía Judicial que este vehículo figura a nombre de Iván B. G. [...] con numerosos antecedentes por hurtos y allanamientos de morada, cuyo modus operandi concuerda con los hechos que se vienen produciendo y que están siendo investigados, un falso revisor de la compañía de la luz que accede a viviendas de personas vulnerables, de avanzada edad, para sustraer joyas y dinero".
El siguiente error que cometieron Iván e Isabel fue ser filmados por las cámaras de seguridad de un negocio, nada más salir de un bloque donde le quitaron joyas y 100 euros a una señora a la que, como siempre, le dijeron que iban a revisarle a fondo la instalación eléctrica. Las imágenes les captaron de espaldas, pero los investigadores comprobaron que su físico coincidía con la descripción ofrecida por todas las víctimas.
"Se dispone de unas grabaciones de cámaras instaladas en un negocio, junto al portal de la calle Parque Centro de Coslada, en la que se ve a los autores de espaldas, coincidiendo con las características físicas aportadas en todas las denuncias, así como las personas reconocidas como autores en reconocimientos fotográficos efectuados". La Policía Nacional comprobó que Iván e Isabel contaban con numerosas reseñas y ni siquiera llegaron a detenerles: directamente les citaron en Comisaría.
"Los autores de los hechos identificados, Iván B. G. e Isabel M. E., tienen numerosos antecedentes policiales, muchos de ellos, detenidos actuando juntos, como falsos revisores de la luz, en hurtos y allanamientos de morada, en domicilios de personas vulnerables y de avanzada edad". Incluso consta que Iván está registrado en la base de datos de un local de compraventa de oro, como cliente al que no deben comprar género porque en alguna ocasión se lo intervino la Policía.
En el momento de acudir a la Comisaría de Coslada y San Fernando de Henares, la Policía Nacional atribuía a la pareja, siete supuestos delitos de hurto y allanamiento de morada a domicilios de ancianos, ocurridos entre octubre y noviembre, aunque no descartaban que hubiese muchas más 'revisiones' de instalaciones eléctricas sin denunciar por parte de otras víctimas de Iván e Isabel.
EL ESPAÑOL ha podido saber que la pareja se ha buscado a abogados reconocidos, como el penalista murciano Eduardo Muñoz Simó. A pesar del historial de ambos, tanto Iván como Isabel están en libertad.