La desesperación y la precariedad están detrás del peculiar asalto que vivió, el pasado jueves, el ayuntamiento de Bilbao, cuando un grupo de trabajadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Comisiones Obreras Vizcaya interrumpió el pleno del consistorio mostrando sus pechos. Las protestantes reclamaban más derechos y un convenio digno. Los 29 concejales que estaban presentes, así como el personal de seguridad del salón plenario, se quedaron atónitos ante el reclamo de esta organización, que acoge a mujeres dedicadas a la atención de personas dependientes.
"Llevamos ocho años sin convenio", denuncia Alicia Graña Sanz, responsable del SAD de CCOO Vizcaya, que participó en la manifestación. "Queremos un incremento salarial y que se nos reconozca el kilometraje. Hay trabajadoras que ganan 1.000 euros por jornadas que empiezan a las seis de la mañana y acaban a las nueve de la noche. Otras tienen contratos parciales que no llegan a superar el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Yo puedo tener un servicio de 8:00 a 10:00, otro de 15:00 a 16:00 y un último de 20:00 a 21:00. Entonces, no puedes trabajar en otro sitio; siempre debes estar disponible", critica Graña.
Ella fue una de las mujeres que se levantaron la camiseta. Fue un acto de desesperación. Unos días antes, Graña y miembros de su colectivo se habían reunido con la socialista Idoia Mendia, vicelehendakari y consejera de Trabajo y Empleo regional, que les había prometido darles una respuesta inmediata a su reclamo. "Es una vergüenza. Mendia nos dijo que esta semana nos diría algo, que estuviésemos tranquilas porque se iban a poner en contacto con las patronales. Era jueves y nadie había hablado con nosotras. Entonces, supimos que había pleno en el ayuntamiento de Bilbao, que el PP iba a hacer varias mociones y decidimos ir a escuchar".
A pesar de ser un sector feminizado que engloba a alrededor de 1.500 trabajadoras en condiciones precarias y de llevar ocho años reclamando una subida salarial, las autoridades gubernamentales vascas hicieron oídos sordos a sus peticiones y les dieron largas. Gota a gota, se colmó el vaso. "Todo surgió muy deprisa", explica la responsable del SAD. "Dijimos: 'En este país tan ultracatólico y de derechas, ¿qué es lo que le puede mover a esta gente?'. Entonces se nos ocurrió levantarnos las camisetas y que nos visualizasen. Lo hicimos desde la rabia, porque llevan años tratándonos con condescendencia. ¡Que nos miren! Es lo que queríamos decirles. Que estamos aquí. Que no nos hablen como si fuésemos cualquier ciudadana. Somos guerreras y somos valientes".
"Si fuésemos hombres no ocurriría"
El Servicio de Ayuda a Domicilio es un colectivo de mujeres que atiende a personas dependientes dentro de sus domicilios, desde ancianos con movilidad reducida hasta personas que sufren de problemas neurodegenerativos o psiquiátricos. "Vamos a casa de todo aquel que necesite ayuda. Yo me he encontrado con usuarios totalmente abandonados. Gente perdida cuyos vecinos han tenido que avisar a los servicios sociales. Personas con síndrome de Diógenes, enfermos mentales, menores desprotegidos, drogodependientes. De todo. Y el problema es que muchas de nosotras no llegamos siquiera a fin de mes". No existe una correlación entre las condiciones salariales y la calidad y cantidad de trabajo.
Todas las mujeres que forman parte de SAD, asegura Graña, tienen una formación altamente cualificada, ya que son auxiliares de ayuda a domicilio tituladas a través de Formación Profesional. "Algunas somos indefinidas a jornada completa y otras tenemos jornadas parciales. Pero como nuestro trabajo depende mucho de los usuarios y usuarias y de los plannings de las empresas, no puedes coger otro trabajo". Las personas dependientes, recuerda, no tienen horarios preferenciales para necesitar atención.
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"Cualquiera de nuestras compañeras sigue siempre la misma rutina: se levanta y va al domicilio de una persona dependiente, lo asea, le hace el desayuno, lo levanta, controla su medicación, le pone en contacto con sus seres queridos y con la sociedad, le hace la compra y la comida, etcétera. Es una atención personalizada. Pero ya estamos acostumbradas a cuidar, porque somos mujeres. Lo bueno es que nuestros usuarios y usuarias nos apoyan. Nos dicen: 'Con lo que tú vales'".
Alicia Graña recuerda que el SAD es un sector feminizado, un colectivo de mujeres, y que es precisamente por eso, según ella, que llevan ocho años sin convenio. "Mira, se acaba de firmar hace un par de semanas el convenio con el sector del metal, que está masculinizado. Si fuésemos hombres sería otra cosa", asegura. "Somos las eternas olvidadas, aunque a todos, incluso al Gobierno, se les llena la boca al hablar de cuidados. Pero cuando hablen de cuidados deberían hablar con los sectores que verdaderamente los hacen".
Además, recuerda que durante la pandemia el Servicio de Ayuda a la Dependencia tuvo una labor esencial, ya que fue de esos colectivos que estuvo al pie del cañón sin contar con ningún tipo de medida de prevención en residencias u hospitales, y que tuvo que crear una red de trabajadoras para elaborar sus propias mascarillas de forma artesanal.
"Empezamos a negociar en 2015 quejándonos de que el precio que pagaban los ayuntamientos era muy justo y no daba para hacer grandes incrementos salariales. Nos ofrecieron un aumento del 2% o del 3%. Tras la pandemia, nos sentamos a negociar de nuevo desde otra base. La dotación para el SAD había subido un 23% y pensamos que eso daba para hacer incrementos. Si en 2015 ofertaban un 3% y ahora un 23%, entiendo que ahora nos pagarían mejor. Pero la patronal buscó una excusa absurda para ausentarse, y entonces es cuando empezamos a salir a las calles en movilizaciones". "Alguien se beneficia de las subidas y no son las trabajadoras", argumentaba, en la misma línea, el edil de Elkarrekin Bilbao Xabi Jiménez.
Una "vergüenza" muy "antinatural"
Hartas de ser relegadas a un segundo plano, las mujeres del colectivo SAD estallaron cuando el edil del Partido Popular en el ayuntamiento de Bilbao, Carlos García, exponía algunos de sus argumentos. El pleno estaba debatiendo si las empresas contratantes y los sindicatos de la Sociedad de Ayuda a la Dependencia de Vizcaya debían firmar un nuevo convenio entre ellos o si el consistorio regional debía mediar de alguna forma en la negociación, que es el reclamo del SAD.
Las mujeres, que se encontraban en los bancos reservados para el público, comenzaron a proferir gritos exigiendo un convenio digno que mejorase sus condiciones laborales. Entonces, el alcalde pidió a las autoridades que desalojaran el recinto. Fue ahí cuando el grupo de integrantes de CCOO decidió levantarse sus camisetas y mostrar sus pechos a los 29 concejales, en un acto que causó un auténtico revuelo en la sala. Segundos después, fueron expulsadas. "A mí me da vergüenza que tengamos que hacer esto para que toda la opinión pública y los medios nos miren y se pongan en contacto con nosotras", asegura Graña.
Después de desalojar al grupo de protestantes, el alcalde tomó la palabra para reconocer que es "absolutamente anormal y antinatural" que el SAD lleve ocho años sin un convenio. Asimismo, ha propuesto añadir al acuerdo inicial "instar" a sindicatos y empresas del SAD a firmar un convenio y, si no fuera posible, a que soliciten la mediación de la Dirección de Trabajo del Ejecutivo Vasco.
Por su parte, la concejala de EH Bildu Alba Fatuarte ha dicho que el ayuntamiento debe "asegurar" que las trabajadoras vean "mejoradas sus condiciones laborales" porque "están hasta las tetas, como hoy se ha visto, y no les faltan razones".
La respuesta, en cualquier caso, no ha satisfecho a Alicia Graña ni a sus compañeras del SAD, que hasta que no vean resultados no creerán en la palabra de los políticos. "El alcalde lo que dijo es que iba a hablar con las patronales, que es lo mismo que ya había dicho, para sentarse a negociar, y que iba a instar al gobierno del País Vasco para que mediase. Eso ya lo habíamos oído. ¿Nos lo tenemos que creer de nuevo? No. Esto no va a parara aquí. Las de Comisiones Obreras somos bravas y valientes. No tengo ni idea de qué más vamos a hacer, pero ahí seguiremos".