Tan solo se llevan dos años de diferencia, pero los caminos de estos dos hermanos madrileños se separaron durante un tiempo por motivo de sus trayectorias profesionales. Daniel, el pequeño de los dos, trabajó en retransmisiones deportivas, creó su propia productora y, con el paso de los años, se mudó por amor a Miami, donde llegó a trabajar para grandes medios como Bein Sports. Quique, por su parte, siempre tuvo clara su pasión por la gastronomía. Pero fue gracias a la apertura de un restaurante en Azerbaiyán como consiguió dar el salto a lo que sería su trabajo de futuro: la cocina privada para Casas Reales en Dubai, Abu Dabi, Catar e incluso Arabia Saudí.
Y aunque lo que siempre había llamado la atención de Daniel era el mundo de la televisión, guardaba una pasión oculta: elaborar paellas. Desde que llegó a Estados Unidos de la mano de su mujer venezolana las preparaba con frecuencia para sus amigos y siempre tuvo el gusanillo de montar un negocio relacionado con este plato tan típico de la gastronomía española. Y fue precisamente así como nació lo que a día de hoy se conoce como 'Don Enrique', un restaurante de arroces situado en Downtown Miami donde los hermanos Franco venden paellas de todo tipo.
Al principio, trataron de mantener la esencia de los arroces tradicionales de nuestro país: secos, de un dedo de arroz, con punto y mucha vida. Pero la realidad es que, a pesar de ser uno de los manjares favoritos de los españoles, dichas elaboraciones no fueron bien recibidas por el público americano. Por ello, decidieron darle la vuelta al negocio y comenzar a dirigir sus elaboraciones directamente al gusto de los gringos. "Ahí fue cuando decidimos sacar la paella de hamburguesa, de costillas barbacoa e incluso de las típicas alitas picantes que se comen aquí", cuenta Quique a EL ESPAÑOL.
El restaurante lleva abierto desde el mes de septiembre del año pasado, pero el proyecto empresarial, tal y como señalan los dos hermanos, comenzó hace aproximadamente un año. "Quique estaba por Maldivas trabajando en unos hoteles y le dije que tenía esa idea y que por qué no montabamos un restaurante de paellas aquí", cuenta Daniel en conversación con este periódico.
Lo llamaron en honor a su padre, Enrique, se pusieron manos a la obra con las elaboraciones y, con los meses, acabaron abriendo lo que a día de hoy es su gran proyecto de futuro. Un concepto híbrido entre restaurante y 'ghost kitchen' donde los clientes pueden consumir las paellas que elaboran tanto en el propio local como pedirlas a domicilio en forma de delivery.
Y aunque llevan poco tiempo desde su apertura, lo cierto es que su idea de negocio ya está siendo todo un éxito. Y todo ello a pesar de que juegan con una elaboración muy delicada como es la paella y en un territorio donde la gastronomía se caracteriza por la comida rápida y precocinada.
"Hay mucha gente aquí que no está acostumbrada a la paella española y se asusta. Te dicen que está seca y cruda. Es por esto por lo que tuvimos que pensar en abrirnos, porque había mucha gente que no le gustaba la paella española", cuenta Quique. Por ello, se lanzaron a la aventura y, además de vender arroces típicos de nuestro país, apostaron por ofrecer paellas muy variadas y con ingredientes que nadie jamás pensaría que se podrían incluir en un arroz.
De 'cheeseburger', de costillas barbacoa, de alitas de pollo picantes, de rabo de toro e incluso su suculenta elaboración conocida como 'Son de Don Enrique'. "Si nos dan palos por la paella de hamburguesas... Esta lleva panceta, bacon, chorizo, cerdo, platanos dulces por encima y una especie de judías típicas de Puerto Rico, los gandules". Una elaboración muy criticada por muchos pero que, tal y como sus propios creadores aseguran, "es una locura". "Es una bomba de paella, pero a la gente les gusta porque están acostumbrados a comer esa locura. Aquí a la paella le ponen a veces hasta piña o aceitunas", confiesa.
Pero la realidad es que, por raro que parezca y aunque muchos no lo crean, sus platos funcionan. Ejemplo de ello fue el pasado 13 de febrero, día en el que se celebró la Super Bowl y en el que las ventas de paellas de alitas de pollo picantes de 'Don Enrique' se dispararon. "Vendimos paellas de esas que flipas. La gente quería comer una cosa diferente y en vez de pedir alitas al Buffalo Wings pedían paella de alitas", cuenta Daniel.
— ¿Cuál es la que más vendéis?
— La que más vendemos yo creo que es la de rabo de toro. Es una paella en la que hacemos el típico rabo de toro que cocinamos durante medio día, lo desmigamos, lo reducimos en su propia salsa y queda completamente bañado en un glass. Luego con el caldo de la cocción del rabo se hace el arroz y va acompañado de unas alcachofas que traemos de España, que las ahumamos en el horno
Y es que, aunque muchos no lo crean, todo tiene una explicación. Durante seis meses aproximadamente, los dos hermanos permanecieron "encerrados" elaborando posibles caldos, sofritos, recetas y calculando todo tipo de medidas y reducciones para ver las posibilidades a las que podrían abrirse. "Esto no ha sido dos tarados que se han puesto a echar hamburguesas encima del arroz", asegura Daniel.
El resultado fue una carta muy variada en la que dividen sus platos en cuatro partes: viejo mundo, nuevo mundo, arroces deluxe y el sello de Don Enrique. Los primeros son los arroces tradicionales españoles, como la paella marinera, el arroz negro o la paella vegetal, mientras que los segundos son elaboraciones adaptadas al Caribe. "Una especialidad de esta parte es el arroz tropical, que es una inspiración jamaicana y costarricense con camarones, una especie de ceviche, leche de coco, jalapeños, cilantro, lima... Si pruebas esa paella se te saltan las lágrimas de lo deliciosa que está", afirman.
Pero no solo eso. Su carta también incluye los arroces deluxe, que se elaboran con productos más caros como la trufa, el pato o el pulpo y las paellas del sello de Don Enrique que, tal y como el pequeño de los hermanos define, "son estas locuras que ha creado Quique para los americanos".
Productos naturales
Además del local con el que cuentan a escasos metros del estadio de los Miami Heat, los dos hermanos centran su modelo de negocio en los pedidos a domicilio. De hecho, una de sus particularidades, además de que un robot te entrega la paella, es que regalan a los clientes las paelleras en las que se preparan las elaboraciones. "El arroz que tú te vas a comer te lo damos en una paellera completamente nueva que te la regalamos para tu casa. Además, va metida en una caja como el formato de pizza. Muchos españoles nos dicen que parecen ensaimadas".
Si hay algo que caracteriza a los platos de 'Don Enrique' es el origen natural de todos sus productos. Y todo ello en un país donde es más que complicado encontrar materias primas frescas y de calidad. "Nos cuesta la vida encontrar gamba entera para utilizar la cabeza y la piel para los fumés. Compramos los mejillones de Nueva Zelanda porque aquí nos cuesta mucho encontrarlo en el supermercado. El gringo no quiere ver cabezas o pieles, en el supermercado no encuentras los pescados completos, quieren el lomo del pescado, la cola de la gamba y las cabezas de las langostas", asegura.
En cuanto a la forma de elaboración, todas las paellas se preparan al horno y gracias al preciado Elvis, un horno muy potente al que los hermanos definen como el rey de la cocina y en el que pueden preparar hasta 40 paellas para dos personas a la vez. Aunque no tienen unas cifras fijas, Dani y Quique calculan que venden más de 20 paellas al día, aunque depende mucho de la ocasión.
Los precios varían no solo en función de los productos que incluya, sino también del tamaño de las paelleras. Una ración individual puede rondar los 30 dólares y las familiares desde los 115 dólares hasta los 200 que costarían las conocidas como "paellas gourmet", que incluyen productos como trufa, pato o pulpo, con un precio muy elevado en Estados Unidos.
Y es que si algo tenían claro estos dos hermanos era crear el concepto de paellas 'gourmet' en tiempos de 'fast food', lo que fue en un inicio su lema. Es decir, que el público pudiera encargar paella para un gran número de personas y que estuviera lista en apenas una hora. "Tu aquí cuando vas a pedir una paella para muchas personas tienes que pedirla 48 horas antes. Tu aquí me llamas por la mañana y me dices que quieres paella para 40 persona y te la tengo lista en una hora", asegura Dani.
Su clientela
Si algo caracteriza a Miami es el lujo, algo que han experimentado de primera mano los hermanos Franco. Algunos de sus clientes se han podido llegar a gastar hasta 1.600 dólares en paellas. Y no solo eso, les ha llegado información de que algunas personalidades conocidas no se han podido resistir a probar sus arroces.
"A una persona que le gustó mucho nuestras paellas fue a Luis Fonsi", confiesa. Pero no solo pasan por su restaurante famosos, sino también gente de a pie y, muchos de ellos, españoles. "Ayer mismo hemos tenido a unos comiendo fideuá. Una chica era valenciana y me dijo que estaba muy buena", cuenta.
Pero eso sí, desde fuera tienen que hacer frente a las críticas, no solo de sus elaboraciones, como hizo el otro día la propia presentadora Nuria Roca en su programa, donde aseveró que no se podía llamar elaboración a ese tipo de paella, sino también por sus precios. "En España te dicen que estás loco por pagar 70 euros por un plato de paella, pero es que aquí los productos son muy caros".
A pesar de todo ello, estos dos hermanos tienen claro cómo quieren que sea su futuro. No entra en sus planes regresar a España, al menos de momento, aunque sí les gusta de vez en cuando visitar a su familia y tocar "tierra firme". De los dos, Quique lo tiene más claro todavía. "Yo quiero comprarme un gorro de vaquero y tener un 'Don Enrique' en Austin, Texas", explica entre risas.
Pero mientras tanto, seguirán haciendo crecer su proyecto, el que esperan expandir por todo el mundo en los próximos meses. "Tenemos plan para abrir otra segunda ubicación en Miami, estamos en conversaciones con gente de México y un cliente de Arabia Saudí nos dijo si habíamos pensado llevarlo a allí". Su sueño es replicarlo y, quien sabe, poder hacer que, algún día, el sello 'Don Enrique' y sus arroces lleguen a todos los continentes.