La ginecóloga, tras negarle a Ana 10 horas una cesárea para salvar a Paula en Yecla: 'Tu hija está muerta'
EL ESPAÑOL accede en exclusiva a la denuncia del abogado David Fernández contra todo el personal médico del hospital que asistió ese parto.
16 marzo, 2023 02:51Las anotaciones manuscritas sobre las gráficas de monitorización fetal que le hicieron a Ana, justo antes de perder a su hija, Paula, durante una cesárea, presagian un terremoto judicial sin precedentes en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla: todo el equipo médico que se ocupó del parto de Ana ha sido denunciado. No se libra nadie: empezando por la ginecóloga, M. E. V. B., pasando por el matrón y cada una de las enfermeras que pasó por la sala de monitores, por planta y por el paritorio.
EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva a la querella de 17 folios tramitada por el letrado David Fernández, del bufete Ardura Abogados, en representación de Ana y Nacho: los padres de la difunta Paula. La acción penal que ha emprendido la pareja, "por homicidio por imprudencia grave", se dirige en primer término, contra la ginecóloga, y a continuación, contra todo el personal que la asistió aquel trágico viernes 3 de marzo.
La denuncia contiene párrafos demoledores contra la atención que recibió Ana, durante diez horas interminables, desde que ingresó en el Hospital Virgen del Castillo, para someterse a una inducción del parto porque le habían diagnosticado una preeclampsia: hipertensión arterial. El penalista carga las tintas contra un monitor fetal presuntamente defectuoso que le pusieron a Ana, para medir la frecuencia cardíaca de Paula. Y también ataca el supuesto control negligente que realizaron a los latidos de la bebé.
"La monitorización del feto puso de manifiesto el grave sufrimiento fetal que estaba padeciendo, y el comportamiento totalmente omisivo, tanto de la ginecóloga denunciada como del resto del equipo médico, ante las continuas llamadas de atención por parte de los padres por la ausencia de latido de la bebé, y que éstos se achacaban a un fallo técnico, siendo valorada tal situación en tres ocasiones por parte de la doctora Valiente, sin que tomara la decisión correcta que hubiera sido la de practicar la cesárea que hubiera evitado el trágico suceso".
La querella incluye varias capturas de gráficas de monitorización fetal, con el objetivo de que el juez confronte las que se realizaron con un equipo en buen estado, desde las 9 hasta 13 horas, con las realizadas con el supuesto aparato defectuoso que le pusieron a Ana, a partir de las 16 horas: "En esa sala de monitorización, la denunciante se encuentra sola y empieza a observar cómo el latido cardíaco del bebé, recogido en el monitor fetal, comienza a detenerse durante unos segundos en varias ocasiones".
El monitor fetal juega un papel clave en el parto: su transductor se coloca en la barriga de la embarazada, informando sobre la frecuencia cardíaca del bebé. Tales datos se reflejan en una pantalla y se imprimen en papel, mientras que se escuchan los latidos del bebé. Esta información de bienestar fetal o sufrimiento fetal guía al equipo médico, pero en el caso de Ana, supuestamente, ni el monitor funcionaba bien ni se hizo un buen control de las constantes vitales de Paula. Así lo expone el abogado David Fernández:
"Preocupada, como no puede ser de otro modo, por el hecho de dejar de escuchar el latido de su hija, la denunciante se lo pone de manifiesto a las enfermeras, cada vez que esto ocurría, siendo la respuesta de éstas cuanto menos sorprendente y lamentable. La respuesta no es otra que decir que el monitor fetal no funciona correctamente y que cada vez que no oiga el latido del corazón, lo que tiene que hacer es golpearse en el estómago, y apretar los sensores que tenía colocados sobre su estómago".
Todo ello, provoca que este letrado valenciano le lance al juez una conclusión lapidaria: "No se realizó ningún tipo de control o exploración, ante esta situación, ni por parte de las enfermeras, ni de la ginecóloga, ni del matrón que se encontraban en ese turno de trabajo".
Pasadas dos horas, sin verificar presuntamente si esas interrupciones en los latidos de Paula eran fruto de un fallo técnico del monitor fetal o de una alteración cardíaca de la bebé, el personal médico permitió a Nacho, el novio de Ana, que entrara a hacerle compañía porque estaba nerviosa: la inducción del parto no avanzaba. Esta joven, de 27 años, ni sentía contracciones, ni la oxitocina había logrado que dilatase más allá de dos centímetros.
La preocupación de Ana y Nacho crecía conforme pasaba el tiempo: "Es importante destacar que tanto el padre como la madre, le pidieron de manera reiterada a la ginecóloga denunciada, la señora Valiente, que le hiciera la cesárea, toda vez que mi representada no dilataba ni un solo centímetro y no les convencía la respuesta que se les daba a las múltiples paradas de latido de corazón del bebé".
"La respuesta de la ginecóloga, la señora Valiente, a esta petición, se les quedará grabada de por vida a los padres cuando de manera literal les dijo: 'Vas a parir de manera natural, sí o sí. Tú como estás gorda y tienes caderas anchas, tienes que parir por tus partes: sí o sí'. Un tono ciertamente despectivo y que pone de manifiesto la escasa moralidad y empatía de la denunciada [la ginecóloga M. E. V. B.]".
"Ante esta respuesta de la ginecóloga y encontrándose ya ambos padres en la sala de monitorización, continuaban las paradas del latido del corazón de la bebé, según las enfermeras, por un mal funcionamiento del monitor".
"El padre se quejó, al menos, durante 5 o 6 veces, en el periodo de tiempo que transcurre desde que entró a la sala de monitorización hasta el fatal desenlace, esto es, aproximadamente una hora. Y en todas las ocasiones, se actuaba igual por parte del personal médico, entraban las enfermeras y el matrón y le daban la misma respuesta: 'El monitor no funciona bien'. Llegando incluso las enfermeras a cerrar la puerta de la sala en la que se encontraba la denunciante, lo que sin duda hacía imposible que el personal médico escuchara los resultados del monitor fetal".
Párrafo a párrafo, apoyado en los informes clínicos de Ana, el letrado denuncia la supuesta negligencia médica que sufrió esta joven de Jumilla desde que llegó al Virgen del Castillo: "Ingresa a urgencias para inducción de parto por preeclampsia". Tal patología se traduce en una presión arterial alta, que aumenta el riesgo de desprendimiento de la placenta y puede suponer la muerte de la madre y del bebé durante el alumbramiento.
Eso supone que no se podía perder el tiempo con esta embarazada, pero eso es lo que supuestamente hizo la ginecóloga y su equipo, ya que la bebé que venía en camino, precisamente murió por un desprendimiento placentario agudo. Tan luctuoso desenlace para la primera hija que esperaban Nacho y Ana se produjo tras diez horas de espera, a pesar de que su ingreso se produjo de urgencia y padecía preeclampsia.
"No es hasta un poco antes de las 19 horas, cuando nuevamente se vuelve a dejar de escuchar el latido del corazón de la bebé, apareciendo esta vez un signo de interrogación en el monitor fetal, momento en el que nuevamente el padre de la bebé acude a avisar al personal médico, y esta vez, sorprendidos por la indicación de que aparecía un signo de interrogación en el monitor, acudieron de manera apresurada tanto la ginecóloga denunciada, como el matrón y las enfermeras, trasladando de urgencia al paritorio a la madre, señora López, para practicarle la cesárea. Ya era demasiado tarde. La bebé había fallecido dentro del seno materno".
Llegado este punto de la denuncia, el letrado comienza a aportar las gráficas del monitor fetal supuestamente defectuoso. Todo ello, con el objetivo de poner de manifiesto que la bebé Paula estaba sufriendo presuntas complicaciones cardíacas, sin que la ginecóloga decidiese cambiar su hoja de ruta: recurrir a una cesárea de urgencia, en vez de mantener la inducción del parto para la joven Ana.
El abogado apoya esa teoría en las distintas anotaciones manuscritas que hay en varias gráficas y que a su juicio prueban que la ginecóloga fue advertida de incidencias fetales, por parte de algunos de sus asistentes: "Valorado por obstetra de guardia (dra Valiente)". De hecho, el penalista David Fernández acompaña cada captura de un análisis, para demostrar que "el latido del corazón de la bebé no es tan constante", durante la monitorización de la tarde, con el equipo que presuntamente funcionaba mal.
"Es a partir de las 18 horas, cuando empiezan a recogerse las complicaciones a las que se hace mención en el presente documento". "Entre el periodo que transcurre de las 18 horas a las 18.10 horas, hay ausencia de latidos y pulsaciones por debajo de las 120 por minuto".
"Entre el periodo que transcurre de las 18.10 horas a las 18.30 horas, hay ausencia de latidos en múltiples ocasiones, constando anotación a mano, suponemos de las enfermeras, de que ha sido valorada tal situación por parte de la denunciada, la doctora Valiente".
"Entre el periodo que transcurre desde las 18.30 horas hasta las 18.50 horas, la gráfica muestra una actividad inusual, con continúas falta de latido, siendo nuevamente valorada tal situación por la ginecóloga denunciada, según la anotación que consta".
"En el periodo que transcurre desde las 18.50 horas hasta las 19 horas, aparece reflejada la ausencia de latido definitiva, a las 18.57 horas, avisando a la ginecóloga denunciada, a las 18.58 horas, y al pediatra de guardia, a las 19 horas".
El historial clínico refleja que esta veinteañera, a las siete de la tarde de aquel viernes, fue sometida a una cesárea abdominal urgente, por bradicardia grave de su bebé. La intervención se produjo diez horas después de su ingreso en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla, pero Paula ya estaba muerta. A raíz de que Nacho y Ana anunciasen en este diario que iban a emprender acciones legales, la Inspección de Sanidad del Servicio Murciano de Salud abrió una investigación que ahora podría quedar en suspenso si el juzgado abre diligencias judiciales.
El letrado del bufete Ardura Abogados espera que la querella se acepte a trámite, en base al historial clínico de Ana, las gráficas de monitorización fetal, las anotaciones manuscritas por el personal médico y el relato de la pareja. De hecho, el penalista David Fernández sostiene que en el testimonio de Nacho y Ana hay indicios de veracidad:
"A expensas, de los oportunos informes periciales, se puede extraer el hecho ciertamente importante de que las manifestaciones que realiza la denunciante y su pareja son totalmente ciertas, llamando poderosamente la atención que a pesar de que conste valorada la situación por la denunciada, en al menos 3 ocasiones, durante un periodo de una hora, la última sólo 7 minutos antes de que falleciera la bebé, no tomara la decisión médica que recomendaba: la práctica inmediata de la cesárea, ante el continuo sufrimiento fetal que padecía la bebé, como muestran las gráficas".
Hasta en dos ocasiones, el abogado arremete contra la intervención de la ginecóloga: "Los padres le pidieron en varias ocasiones que le practicara la cesárea, en un estado de verdadera alarma, ante la situación que estaban padeciendo, pero nuevamente la denunciada hizo caso omiso, no valorando las gráficas, las continúas alteraciones de ritmo cardíaco y la pérdida del latido del bebé, que indicaban la necesaria extracción inmediata mediante cesárea. Su decisión fue la de que pasara el tiempo hasta que finalmente el feto murió en el seno materno".
"Con independencia de la valoración que más adelante se realizará sobre los hechos denunciados, no podemos dejar pasar nuevamente la falta de empatía de la ginecóloga denunciada, la cual acompañada de dos miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, se acercó a la pareja de la denunciante para decirle textualmente: 'tu hija está muerta', sin ni tan siquiera una disculpa, una explicación o una muestra de sentimiento".
Tales argumentos y pruebas llevan al abogado a exponer al juzgado que "existen indicios suficientes", para abrir un procedimiento contra las personas denunciadas, para depurar responsabilidades penales y económicas. De hecho, le pide al juez que requiera a la dirección del Hospital Virgen del Castillo que "comunique" el nombre de todo el personal sanitario que asistió a la ginecóloga: desde el matrón a las enfermeras.
Además, el letrado solicita al magistrado que designe a un perito judicial para que elabore un informe que determine cómo se debería haber procedido con el parto de Ana, en atención a su preeclampsia, y a sus antecedentes clínicos, por obesidad mórbida. El letrado pretende demostrar que a su clienta la debieron someter a una cesárea y para ello también pide la comparecencia de un ginecólogo del Virgen del Castillo que estuvo con ella cuando ingresó la mañana del 3 de marzo:
"En un primer momento, estando en una sala del hospital es visitada por la ginecóloga denunciada, la señora Valiente, y otro ginecólogo del hospital del que solo conocemos su nombre, Jonathan. Tras preguntarle mi representada si le iban a practicar una cesárea, la denunciada contesta: 'Vas a parir de manera natural'. De esta afirmación, discrepa el ginecólogo señor Jonathan, que indicó que debido a que mi representada tiene el cuello uterino largo y estrecho debería realizarse una cesárea".
A partir de ahora, el último 'diagnóstico' lo tendrá que hacer la Justicia.