Coger un tren con origen o destino a Extremadura continúa siendo un suplicio para los resignados viajeros. Los retrasos continúan estando presente en esta ruta que, entre otros apodos, ya se la conoce como “el tren de la vergüenza”. El último incidente se ha producido a los pocos minutos de abandonar Madrid. Concretamente en la estación de Leganés.
Allí, un incendio en uno de los vagones, obligó a desalojar a unos pasajeros que volvían a ser ‘víctimas’ del deficiente servicio. La hora de salida desde Atocha fue las 18:15 horas del día del jueves y la llegada estaba prevista a las 21:15 horas. En este último caso, los pasajeros tuvieron que esperan dos horas y media hasta que Renfe les dio una solución.
Más allá del susto inicial, la incidencia volvió a provocar demoras y retenciones en una línea que sigue sin funcionar a pleno rendimiento pese a que el Gobierno llegó a venderla como el ‘AVE a Extremadura’ el pasado 18 de julio tras la inauguración de una conexión.
Más incidencias
El propio Gobierno rectificó esta invitación donde aparecía la palabra AVE para calificarlo después como “la primera fase de la línea de alta velocidad Extremadura”. Un primer paso al que le faltan otros muchos, ya que hay tramos en los que se sigue circulando por la vía ferroviaria antigua sin electrificar.
Ese 18 de julio lo que sí entró en servicio fue un tren rápido Alvia S730 de Larga Distancia, 'actualizando' unos convoyes que estaban obsoletos y que se estropeaban más de la cuenta para disgusto de los sufridos viajeros.
A pesar de esta ‘inauguración’, los problemas han seguido siendo el pan nuestro de cada día en la línea entre Madrid y Extremadura. Incluso al día siguiente de la misma, de los cuatro trenes con las características antes descritas que prestaron servicio, tres de ellos acumularon incidencias. Pero ha habido más.
Por ejemplo, salir de Badajoz con temperaturas superiores a los 40 grados y sin aire acondicionado. Tal era la indignación, y el sofoco de los pasajeros, que optaron por tirar del freno de emergencia para intentar que arreglaran el problema.
Un resultado que no es "admisible".
En otras ocasiones, no es cuestión de un material desfasado, sino que el maquinista no se presenta. El sustituto no tiene permiso para conducir el convoy (un Alvia) y el servicio se retrasa 40 minutos. Por si fuera poco, el tren de reserva (para el que el conductor reserva si tenía carné), tenía menos capacidad, por lo que algunos pasajeros tuvieron que hacer el trayecto de pie.
Los ceses de directivos tras las incidencias no están siendo la solución para una línea que está acabando con la paciencia de los usuarios. A modo de curiosidad, el viaje inaugural de esa línea vendida como alta velocidad (con las autoridades como pasajeros) si llegó puntual.
Entre esas autoridades estuvo la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana: Raquel Sánchez. Días después de la puesta en marcha del nuevo servicio afirmó que el resultado no era "ni el esperado, ni el que los usuarios y usuarias merece". De ahí que su departamento trabajaba para revertir la situación de los trenes "lo antes posible". Entre otras razones porque la situación no era "admisible". El incidente de Leganés sigue siendo una muesca más.