Hubo quien dio un respingo de sorpresa cuando la vio levantarse con los folios en la mano, con el corazón en un puño. La madre de Claudia, aparentemente serena por fuera, se levantó del sitio que ocupaba en la primera fila de la parroquia Corazón de María de Gijón, junto a su hijo pequeño, para dar un último adiós a su hija Claudia, cuyo cuerpo sin vida fue hallado el pasado sábado en Gijón tras haber desaparecido el viernes.
La madre de la joven, que se quitó la vida señalando a quienes le habían acosado en el colegio La Asunción, expuso un discurso emotivo que hizo saltar las lágrimas de los familiares y amigos que se congregaron en la iglesia. Unas 200 personas rompieron en un enorme aplauso cuando cerró su carta apuntando que su hija era la luz que les guiará para siempre.
Ella bajó del altar y se fundió en un enorme abrazo con el padre y el hermano de Claudia. Otros familiares se unieron en ese emotivo momento. Ahora se ha hecho pública la carta íntegra que la mujer dedicó a su hija:
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Me gustaría decir unas palabras para que todos podamos despedir a mi hija como se merece, como una auténtica campeona que luchó con todas sus fuerzas para salir de la depresión que sufría desde hacía muchos años.
Yo no sé escribir tan bien como ella lo hacía, esas bonitas dedicatorias que daba a sus personas queridas con tanto sentimiento, porque ella era una persona con una sensibilidad especial y con dones artísticos para la escritura y la pintura que casi todos conocéis.
Todos los que aquí estamos la adorábamos. Su familia, de la cual ella se sentía tan orgullosa. Para mí, la mejor hija del mundo, mi hija, mi confidente y mi amiga. Su papá, al que a ella le proteggustaba er. Su súper hermano que tanto la cuidaba; quería pintar tan bien como el abuelo Ico. Le encantaba jugar con sus primitos y su adorada perrita Danita. Sus titos y titas, sus otros Titos y Titas… y las súper madrinas. Y su querida abuela Cova, y cómo no, Gloria, a la que también adoraba. Hacer las excursiones a la playa conmigo, con su perrita y con Javier. Ella decía que era la mejor familia del mundo, una gran y unida familia que la adoraba.
Su maravilloso novio Javi, con el que pasó sus últimos días tan ilusionada y feliz. Por supuesto sus adorados y maravillosos amigos —Pablo, Alba, Cristina, Valeria…, y tantos que no puedo enumerar porque estaría dos horas hablando— que tanto la ayudaron hasta el último momento, en el que ninguno llegamos a tiempo.
Y qué voy a decir de sus compañeros del Dojo. Vuestra Yumi para siempre. Allí encontró otra maravillosa familia, donde ella se esmeraba y lo daba todo. Llegó allí de la mano de una persona muy importante que le devolvió a la vida en algunos de sus momentos más duros: su querido médico Eduardo, mucho más que un medico, una gran PERSONA con mayúsculas. Y allí con su admirado Sensei con Megumi, Diego y todos los demás compañeros de Ninjitsu —que me perdonáis, pero no recuerdo el nombre de todos—. Cada vez que volvía machacada de la lucha volvía feliz... había encontrado algo en lo que se sentía realizada.
Todos nosotros sabemos la gran persona que era, siempre pensando antes en los demás que en ella misma, cariñosa, alegre, servicial…, y como uno que está aquí me dijo, siempre recogiendo por el mundo gatitos heridos en su afán de ayudar a la gente.
Lástima que en su corta edad, cuando su personalidad se estaba formando, un grupo de gente malintencionada, que por supuesto no se encuentran dentro de todo este maravilloso y cariñoso grupo que estáis aquí acompañándola, le cortara las alas para seguir siendo ella misma, y le anularan por completo su autoestima y su autoconfianza, y la hicieran sentirse inferior para siempre. Algo que no la dejó disfrutar de lo maravillosa que era, y no le permitió convertirse en la espectacular mujer que podría haber sido, tanto por sus aptitudes como por sus sentimientos.
Aquí nos deja unos maravillosos recuerdos de 20 años compartiendo con ella, una hija muy deseada y muy querida y a la cual llevaremos en nuestro corazón siempre, y de la cual su madre su padre y su hermano nunca van a permitir que nadie la olvide.
Como no se cansaron ayer de decir tus amigos, Claudia, eres un ángel de luz que nos guiarás para siempre. Te querremos siempre, cariño.