Alberto Luján se pasa horas y horas dibujando pequeños símbolos en un folio en blanco mientras escucha cómo asesinó a su novia Cristina la madrugada del 3 de diciembre de 2021 tras asestarle 30 puñaladas y provocarle 60 heridas mientras se desangraba.

Alberto tiene una mirada perturbadora y no se inmuta por nada, ni siquiera cuando escucha a los testigos a tres metros de distancia declarar sobre la relación y su carácter controlador. "Ella me llegó a decir que estaba agobiada y eso le estaba incomodando. Estaba preocupada porque la intensidad que tenía él no era como la de ella y estaba dándose un tiempo".

El jurado popular -cuatro mujeres y seis hombres- que juzga al único acusado por el asesinato de Cristina, una joven valenciana de 30 años, retomó este martes el juicio con los interrogatorios a testigos y los agentes de la Policía Nacional que acudieron en primer lugar al domicilio de la calle Conde de Altea donde se produjeron los hechos, en el selecto barrio de L'Eixample de Valencia.

[Alberto se ensañó con el cuerpo de su novia Cristina: más de 60 heridas con una piedra, cuchillos...]

"Recuerdo la sangre en las paredes y la cama deshecha. Había mucha sangre y Cristina tenía un cuchillo clavado en la sien", narró al jurado el primer inspector que entró en la escena del crimen.

La defensa de Alberto ha reconocido el asesinato y el jurado valorará si existe o no un móvil, si fue premeditado y si se fundamenta la agravante de género.

Cristina era una joven empresaria muy querida en el barrio. Tenía un futuro prometedor: había conseguido tres másteres y hablaba 4 idiomas. Le encantaba viajar, practicaba escalada y ahora pasaba por un buen momento tras superar la depresión que sufrió por la muerte de su padre en un trágico accidente de tráfico ocurrido en 2012.

La joven murió desangrada después de que su novio, al que había conocido solo tres meses antes a través de un amigo de la aplicación Tinder, le asestase treinta puñaladas en el ático que tenía alquilado en el centro de Valencia. Para asegurarse de que no sobreviviera, Alberto le colocó un cinturón de albornoz alrededor del cuello y la asfixió.

No estaba enamorada

Su perfil no es el más común entre los asesinos machistas, pero confirma que cualquiera puede ser un monstruo. Su aspecto actual no tiene nada que ver con el de aquel joven abogado interesado por el mundo de las finanzas y que se movía por los barrios acomodados de la ciudadCon aspecto desaliñado y algo desorientado, el acusado sigue el juicio sentado junto a su abogado y custodiado por policías.

Alberto Luján en el juicio sentado junto a su abogado.

Alberto es un abogado de 36 años que ha pasado por grandes despachos de la capital valenciana. Hijo de médico, está especializado en casos familiares y era profesor asociado de Criminología y Derecho de la Universidad de Valencia.

Todo era muy normal en la vida de Alberto y Cristina: quedaban a jugar al pádel con amigos, organizaban cenas en casa, participaban juntos en las actividades de la falla de Cristina... Todo iba muy rápido, pero ella estaba "ilusionada".

"Ella estaba contenta porque él la cuidaba y ella necesitaba eso en ese momento", aseguró en el juicio una de sus amigas. Pero algo pasó las semanas previas al crimen.

"Era muy difícil quedar con ella. Cristina no tenía la necesidad de tener pareja. Ella lo veía muy enganchado y necesitaba su espacio, se dejaba fluir. Un día estábamos cenando y Alberto estaba literalmente encima de Cristina. Prácticamente no habló y me llamó la atención su postura, me sentí incómoda".

Según declaró la terapeuta de Cristina, "nunca me dijo que estaba enamorada, solo que estaba a gusto y que lo trataba bien". La joven acudía a terapia cada cinco o seis semanas, pero el 1 de diciembre, un par de días antes del asesinato, pidió adelantar la cita porque necesitaba hablar con su psicóloga.

"Cristina venía cada mes y medio. El 1 de diciembre me escribió para pedirme una cita y le dije que claro. No llegamos a hablar del motivo ni a vernos más. Había pasado poco tiempo desde que había venido a la consulta y pensé que era inusual. Era inusual que pidiera cita a las dos semanas de la última sesión".

Del robo al homicidio

La Policía se encontró en la vivienda con una escena monstruosa. Así lo relató el inspector en el juicio este martes.

"Me encontré a la víctima en el suelo, inmóvil, junto a un gran charco de sangre y con un cuchillo de grandes dimensiones clavado en la sien. La habitación estaba llena de sangre y comprobé que no había nadie más".

A continuación, el inspector se dio cuenta de que "había pisadas secas de una persona descalza entre los restos de sangre. Las huellas se dirigían a un baño y en la ducha también había restos de sangre diluida". La Policía halló la ropa de Alberto mojada dentro de la ducha y en la terraza "había una sombrilla tirada en el suelo y estaba desordenada, como si allí hubiera pasado algo".

"Llegué a pensar que el autor de los hechos se había suicidado", respondió el agente. Alberto se lanzó desde el séptimo piso por el patio interior tras asesinar a Cristina a las tres de la mañana y el techo de uralita de un restaurante italiano amortiguó la caída y sobrevió.

El acusado simuló que estaba robando y fue trasladado al hospital doctor Peset de Valencia sin que en un principio los agentes sospecharan porque el cuerpo de Cristina todavía no había aparecido. Cuando el inspector preguntó a los vecinos si habían escuchado algo la noche del crimen, el autor del supuesto robo se convirtió en el principal sospechoso.

"Una vecina me dijo que para qué volvíamos. Me sorprendió y me contó lo del robo. El cocinero del restaurante me facilitó una foto de la persona que había entrado el día anterior y el hermano de Alberto lo reconoció enseguida, unimos rápidamente ambos casos".

Operarios del retén fúnebre sacan el cadáver de Cristina, de 30 años de edad. EFE

Otros dos agentes se trasladaron de inmediato al hospital porque Alberto no estaba detenido y podía fugarse en cualquier momento. El joven permanecía ingresado en la UCI, estaba consciente y no mostró ninguna reacción a la detención.

"Estaba tranquilo y no hizo ningún comentario cuando le informamos de sus derechos y le comunicamos que estaba detenido por un delito de homicidio", declaró uno de los policías.

Posesivo y machista

Los forenses de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) de Violencia de Género de la Ciudad de la Justicia de Valencia elaboraron un informe en el que concluyen que Alberto es un maltratador con características de psicopatía. Era consciente de lo que hacía en todo momento -no consumió drogas ni bebió alcohol- y no se arrepiente ni parecen importarle las consecuencias de sus actos

Su perfil corresponde al de un hombre controlador, posesivo y con rasgos machistas. Una persona insegura, con complejo de inferioridad y frustraciones, que no ha mostrado ninguna reacción emocional al dolor causado a la familia de la víctima o a la suya propia. 

El expediente destacó su gran capacidad "de manipulación" o la "imposibilidad de ponerse en el lugar de los demás", así como falta de empatía "y respuesta afectiva en relación a los hechos que se le imputan".

El jurado tendrá que determinar si aplica al acusado el agravante de género y esta es la clave del juicio: determinar el móvil. La defensa de Alberto reconoce el asesinato, pero niega que se trate de un crimen por cuestión de género y atribuye los hechos a una "explosión" emocional temporal por no verse lo suficientemente bueno para ella.

La Fiscalía de Valencia tampoco aprecia este agravante y cree que no ha quedado fundamentada la discriminación que sufrió Cristina por ser mujer, y ello con independencia de que llevaran tres meses de relación o su carácter controlador.

No obstante, el Ministerio Público solicita de igual modo la máxima pena para Alberto, 25 años, al considerar que se trata de un caso de "ensañamiento de libro" por las 60 heridas que presentaba el cuerpo de la chica.

 

Está previsto que a partir de este jueves los forenses que examinaron al acusado declaren en el juicio y ratifiquen el contenido del informe que le describe como un hombre posesivo con rasgos machistas. Está previsto que Alberto Luján declare en último lugar.