La cabo Mamen Hurtado, primera mujer en saltar en paracaídas en el día de las FAS: "Luché en Afganistán"
La gran protagonista del Día de las Fuerzas Armadas es una soldado alicantina de 38 años. "No me considero mejor que nadie; sólo soy una más".
4 junio, 2023 02:38La historia de Mamen Hurtado es la de una profesional del Ejército que dinamita estereotipos y revienta techos de cristal. Esta soldado alicantina de 38 años ha sido la gran protagonista del Día de las Fuerzas Armadas que se ha celebrado este sábado en Motril, Granada. La militar, perteneciente a la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (PAPEA), se ha convertido en la primera mujer en saltar en paracaídas durante un desfile. En su espalda cargaba con un doble peso: el físico, el de los 15 kilos de bandera de España, y el psicológico, el de dejar el listón alto entre sus compañeros.
"Hasta ahora he tratado de mantenerme al margen para estar tranquila", confiesa la cabo Hurtado a EL ESPAÑOL, abrumada por la fama repentina y las decenas de solicitudes de entrevistas que le han llegado en pocas horas. "Lo hemos mantenido en secreto hasta el final. Nadie sabía que iba a ser yo. Este tipo de eventos siempre nos causan nerviosismo. Todos tienen miedo aunque digan lo contrario. Pero yo soy a la que más se le nota". Ríe a carcajadas al otro lado del teléfono.
"En realidad, nuestro mayor enemigo era el mal tiempo, y encima daban una meteorología terrible. Pero mira, ha respetado. De todos modos, más allá de ser la primera soldado en saltar en un Día de las Fuerzas Armadas, a título individual, como paracaidista, ha sido un paso muy importante en mi carrera. Lo he disfrutado enormemente".
El DIFAS 2023 marcaba dos hitos. Por un lado, era el primer desfile de la historia en el que una soldado se lanzaba con la gigantesca rojigualda de 24 metros cuadrados; por otro, este año las FAS conmemoraban el 35 aniversario de la inclusión de la mujer en el Ejército. Un avance, el de la igualdad militar, cada vez más palpable, pero aún insuficiente: tal y como explicó EL ESPAÑOL | Porfolio este fin de semana, de los 126.000 efectivos que conforman las tres ramas del Ejército, sólo 16.000 son mujeres, un 12%, mientras que los 110.000 restantes, el 88%, son hombres.
Eso no ha impedido a la cabo convertirse en una de las puntas de lanza del Ejército del Aire. Además de bordar su salto frente a Felipe VI, Letizia y la ministra de Defensa, Margarita Robles, Hurtado ya había cosechado anteriormente varios logros importantes en su carrera profesional. El primero, ser una de las pocas mujeres en recibir la 'boina verde' del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC). El segundo, haber sido pionera en formar parte de los equipos operativos de fuerzas especiales del EA en terreno internacional.
Bautismo de fuego y aire
Esa vocación de servicio público es lo que llevó a la cabo a lanzarse al uniforme hace diecisiete años. Hurtado entró en el Ejército en la promoción de 2005, con 20 años, y juró bandera uno después, en 2006. En 2008 fue enviada a Herat, en Afganistán, en su primera misión, donde formó parte del destacamento de helicópteros Súper Puma del HELISAF. "Mi función era la de mantener la seguridad del helicóptero desde dentro. Nos activaban cada vez que había un atentado. Volábamos, íbamos al accidente y evacuábamos al personal".
Después participó en otras cinco misiones en territorio afgano en calidad de TACP (Equipos de Control Aerotáctico), que son quienes solicitan apoyo aéreo desde dentro de un convoy en caso de sufrir algún ataque. Fue ahí, en las entrañas de Afganistán, cuando la cabo Hurtado experimentó su 'bautismo de fuego'.
"Vi volar un BMR delante de mi coche. Pisó una mina y desapareció. Se deshizo. De mi equipo no perdí a nadie, pero del Ejército de Tierra fallecieron dos compañeros. También tuvimos una emboscada de varias horas. En esos momentos sólo te queda seguir trabajando, ayudar en lo que puedas; no puedes permitir ponerte a pensar y darle vueltas. Lo importante es seguir...".
Tras casi una década al servicio del equipo de zapadores y de curtirse a fuego y sangre en uno de los territorios más violentos del mundo, Hurtado decidió que era tiempo de hacer un cambio profesional. Corría 2016 y ella ya sumaba 31 años. "Tuve la oportunidad de entrar como miembro del EZAPAC en la PAPEA. Me presenté... y fui seleccionada". Desde entonces, forma parte del equipo de la patrulla acrobática. La única mujer del escuadrón.
Desde 1978, la PAPEA, con sede en la Base Aérea de Alcantarilla, en Murcia, representa a España y al Ejército del Aire en exhibiciones y competiciones de paracaidismo, tanto nacionales como internacionales. "Lo que hacemos habitualmente son 'saltos de precisión'. Es lo que entrenamos: ser precisos. De hecho, tenemos unos paracaídas especiales sólo para eso. Nos lanzamos desde 1.000 metros, generalmente desde los aviones de transporte táctico C-212 Aviocar, y tenemos que caer en una cosita redonda que llamamos 'tortilla'. Quieras o no, eso te ayuda a lidiar con este tipo de saltos, que no dejan de ser saltos de precisión".
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"Nosotros somos una patrulla más, como la Águila", continúa la militar. "Nos dedicamos a hacer exhibiciones". La PAPEA compite en varias disciplinas: precisión en el aterrizaje, que son saltos a 1.000 metros cuyo objetivo es aterrizar en el suelo en una diana colocada en el centro de una colchoneta; y vuelo en formación, cuatro paracaidistas que saltan a 3.500 metros de altura y, durante 35 segundos de caída libre, deben hacer una coreografía de figuras en el aire e intentar hacer el máximo número de veces esa coreografía en ese tiempo.
Finalmente, la PAPEA también ejecuta saltos de relativo campana, que son lanzamientos a 2.000 metros de alturas en el que los paracaidistas no hacen caída libre, sino que salen del avión y en un par de segundos despliegan el paracaídas y realizan maniobras en las que se unen varios paracaidistas para realizar stacks, espejos e invertidos". "Esta última disciplina se entrena porque es lo que realmente se hace en las exhibiciones. Las otras dos son competiciones, aunque el salto del sábado no deja de ser un salto de precision al uso", completa la cabo Hurtado.
Una forma de vida
Antes de convertirse en una leyenda de nuestro Ejército, la cabo Hurtado no gozaba de una tradición familiar militar. Lo suyo es pura vocación; una rara avis. Si acabó en el Ejército fue gracias a una amiga de su tierra, Elche, junto a la que trabajaba en una fábrica de zapatos.
"Ella se metió en el Ejército y empezó a hablarme de las posibilidades que ofrecía. Me interesó y probé. Me flipó. Hice un cambio de vida radical, pero fue la mejor decisión que tomé [...] Ser militar es una forma de vida. A lo mejor no todo el mundo está dispuesto a dejar a su familia por un trabajo. Te tiene que gustar [...] Sacrificas mucho: he perdido bodas, comuniones, eventos familiares, pero ganas otra familia. En mi caso, la de la PAPEA".
Esta semana, la cabo Hurtado ha demostrado de nuevo que el Ejército del Aire es una de las joyas de la corona de nuestras Fuerzas Armadas. Sus tres saltos en las exhibiciones previas al desfile, y la cuarta, la del sábado, la más importante, han sido perfectas, lo que demuestra que el palmarés del escuadrón acrobático merece la fama que precede a la patrulla acrobática. "Y quiero dejar clara una cosa", insiste, humilde, la paracaidista: "Yo sólo he demostrado que soy una más. Que soy igual que mis compañeros".